Last spring

La historia comienza aquí; en los inicios de la primavera del 2018. Uno de sus padres adoptivos le había mencionado sobre una kermés de inicios de primavera y por eso aquí se hallaba. No por su gusto. Si fuera por él, hubiera aprovechado su tiempo libre para salir al parque a hacer un poco de ejercicio; pero básicamente sus padres lo obligaron a ir con ellos, de lo contrario no podrá salir con Gally -su mejor amigo- en verano. Minho no podía arriesgarse a perder la oportunidad de viajar a Florida para surfear un poco.

—¿Dónde dejo estas canastas, papá Fishy?

Dymas alzó la mirada para centrarse en su hijo, le sonrió dulcemente diciéndole que las dejara en el suelo mientras seguía podando las ramas de un cedro limón. Minho no dudó en acatar su petición para después apoyar su cabeza en el hombro de su papá. Estaba cansado y el sol estaba terrible a estas horas de la tarde. Podía notar que Dymas también estaba acalorado así que no dudó en acercarle una botella de agua que guardaban en la hielera.

—Gracias bebé. Ahora dime, ¿dónde demonios se ha metido tu padre?

—Ni idea. La última vez que lo vi estaba soplándoles burbujas a los niños en la fuente.

Oyó que papá Fishy reía nada sorprendido. Su papá Spencer era un amante de los niños, más aún si se trataba de jugar con ellos a soplar burbujas. Lo sabe por experiencia propia porque jugaba a lo mismo con él cuando era pequeño.

—Seguramente. Iré a buscarlo, mientras tú te quedas aquí por si llega algún cliente, ¿de acuerdo?

—¿Tengo opción acaso? —Rodó los ojos recibiendo un golpe en su coronilla—. Shuck, ¿ahora qué hice?

—Recuerda tener una buena actitud —Le advirtió Fishy antes de irse con una sonrisa. Una de esas que no auguraban nada bueno, menos cuando un viaje de verano estaba en juego.

Así que intentó sonreír igual, aunque no estaba ni por asomo tan contento como su papá con su empleo. Pero es que a él no le gustaban las flores ni la primavera, ¿cómo iba a poder sentirse tan entusiasmado si no tenía motivo para estarlo? Ni siquiera sus vacaciones con Gally le entusiasmaban tanto para sonreír radiante. Ni modo, tanto Dymas como Spencer iban a tener que conformarse con su mediocre sonrisa.

—¿Minho, eres tú? ¡Hola MinMin!

Bueno, nada le entusiasmaba tanto como la bonita sonrisa de Newt. Ni tampoco nadie lograba que su corazón brincara de pura alegría. ¡Es Newt! Tantos meses sin verlo y seguía tan hermoso como siempre, aunque no es nada nuevo si estamos hablando de Newt; el chico británico de maravilloso cabello dorado, ojos chocolate encantadores y un cuerpo endemoniadamente bello. Joder.

—Hey, Newt —Sonrió tan tontamente que muy dentro de sí estaba avergonzado—. Hasta que me das el placer de verte, hermoso.

El rubio se rió enternecido y le sonrió aún más. Minho se habría quedado mirándolo embobado de no ser que alguien carraspeó a lado de Newt. Un chico castaño, escuálido y sin gracia; nada significativo. Por alguna razón, el chico lo miraba molesto, casi sacando humo por las orejas. No lo culpaba, él también estaba enfadado gracias a que el tipo interrumpió su charla con Newt.

—Te perdí de repente, Newtie. ¿Qué haces —El castaño lo miró con desagrado—... aquí?

—Estoy hablando con un amigo, Tommy. Él es Minho. ¡MinMin!, te presento a Tommy. Es un sobreprotector de lo peor, ¿a que sí, Tommy?

Pero el dichoso Tommy no contestó, simplemente se mantuvo observándolo con recelo y con algo de enfado. Minho no se echó para atrás y respondió al reto manteniendo su mirada en él. No sabía por qué, pero el tipo no le agradaba nada. Algo en su pecho se retorcía furiosamente queriendo rasgar la cara del castaño.

—Ah, ya veo, ¿entonces son novios? —Ni siquiera sabe por qué lo preguntó si es bastante obvio.

Newt se rió con ganas, lo que hizo que ambos chicos miraran al rubio. ¿Qué le resultaba tan divertido? Esperaba que no hubiera notado la guerra de miradas que se habían echado hace un momento atrás. Pero entonces comprendió todo cuando Tommy bajó la mirada avergonzado y con un sonrojo en sus mejillas.

—¿Qué tonterías dices, MinMin? Tommy es mi mejor amigo y jamás podría verlo como algo más. Es como mi hermanito menor —Besó la mejilla del castaño—. Iré por un helado, Tommy, ¿me esperas aquí? Sirve que se hacen amigos Minho y tú.

Cuando Newt se hubo ido, fue el turno de Minho para carcajearse. ¿Quién hubiera pensado que ese niño iba a morir en la friendzone? Al menos él sí tenía esperanza con Newt, lo cual le hacía sentirse demasiado superior en comparación del pobre Thomas; el que se mantendrá en la zona del mejor-amigo-casi-hermano hasta la eternidad. ¡Qué bonito es lo bonito! Ya se encargaría de darle la invitación de la boda que tendría con Newt a ese pobre infeliz.

—Cállate. Sólo cállate, maldición —farfulló Thomas apretando la mandíbula—. Lo disfrutas demasiado.

—No te haces ni una maldita idea —canturreó divertido, logrando que Thomas lo fulminara con la mirada—. Acomódate en esa zona del amigo, que nunca saldrás de ahí.

—Te equivocas.

—¿Quieres ver como tengo razón? Bien, sólo que después no quiero que lloriquees como niña pequeña.

Los ojos amielados de Thomas enardecieron. Eran fuego puro por la ira que lo hicieron retroceder un poco. No por miedo, pues tiene la complexión suficiente para meterse en una pelea y no fracasar en el intento, sino por la intensidad que hizo estremecer su espina dorsal al mirarlos. Miedo, tristeza, enfado, frustración. ¿Cómo es que unos ojos pueden demostrar tantos sentimientos en una mirada?

—Te tragarás tus palabras.

—Quiero ver eso, garlopo.

Thomas sonrió. Y Minho también. Pero esto no era el inicio de una amistad ni camaradería. De hecho, ni siquiera ellos saben que esa sonrisa significaría todo; y con eso, la escritura de una nueva historia.

¿Amor? Sí, pero es más que eso.

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