Capítulo XII

Len estaba maldiciendo en sus adentros a Katakuri por dejarla casi inválida. No sentía sus piernas, estaban gelatina. Cuando le vea, le dará un buen golpe en la cabeza y le daba igual si le dejaba k.o. Aunque debe recordar que él tiene una extraña habilidad que le permite predecir sus movimientos. ¿Será algún tipo de Haki? Escuchó rumores de que existía uno llamado "Haki de Observación". ¿Katakuri tendrá eso?

Muchas dudas surgen en la cabeza de Len y su único propósito era ir hacia donde estaba él. No se lo iba a perdonar, le pagaría caro. Sin darse cuenta, había chocado contra alguien y alza la mirada encontrándose con una bruja. Quiero decir, con Brûlée. La mujer se gira y la ve y lo único que puede hacer es:

—¡¿Qué le has hecho a onii-chan para que se pusiera así ayer?!

—Eso pregúntaselo a él —contesta pacíficamente no queriendo alarmar escándalo.

—Nunca le he visto de esa manera. —Vaya, eso le ha sorprendido a Len.

—Es igual, ¿sabes dónde está él?

—¿Para qué? ¿Para que vuelva a ponerse así?

—No, solo quiero decirle una cosa.

Brûlée no se fiaba de esa chica. Le daba mala espina. Aunque pequeños recuerdos van apareciendo en su memoria. Len ha hecho un gran esfuerzo en dormir a sus hermanos pequeños. Quería ayudar realmente a su hermano ya que, como dijo ella, se le daban bien a los niños. ¿Y si realmente quería hablar con Katakuri? A lo mejor ya se le haya ido el cabreo de ayer.

—Te llevaré a dónde está él, pero si haces algo indebido no dudaré en despedazar tu cara bonita.

—Tomaré eso como una amenaza.

—¡Es que lo era!

Brûlée y Len empiezan a caminar por todo el castillo en busca del hombre de cinco metros: Charlotte Katakuri.

________

—Hermano, por enésima vez, pídele matrimonio.

—Y he dicho que es demasiado pronto.

Los tres hermanos están intentando todo lo posible en convencer a Katakuri para que pida la mano a Len. No le quedaba tiempo. El trato de mamá con Len se iba a terminar dentro de unas semanas y si Katakuri se deja llevar por el tiempo, ya sería demasiado tarde. No les gustaría que mamá daría su último ultimátum y que esto le afectase a su hermano mayor.

—Katakuri.

—No seas pesado, Cracker. —Ya el mayor se estaba hartando un poco de las exigencias de sus hermanos.

—¿A qué le digo que no la quieres? —amenaza Daifuku.

—Yo creo que si se lo dices, se llevará una paliza del siglo —comenta Oven no imaginándose la situación.

—Os he dicho que no...

Todo el mundo se calla al escuchar las puertas abrirse. Miran quien era y era Brûlée junto con la futura prometida de Katakuri. El comandante sweet se puso nervioso, pero mantiene su mirada sería y dura. Verla sin el moño le producía una felicidad absoluta y eso demostraba que le estaba haciendo caso. Parece una diosa con una fuerza descomunal. Pero ¿qué hace aquí?

Len se acerca con decisión ya alejándose de Brûlée y su mirada estaba clavada en la de Katakuri. No sé, pero tiene la ligera sensación de que algo malo va a suceder. Esa mirada calmada de ella no le daba buena espina.

—¡Buenos días, chicos! —saluda cordialmente a los tres hermanos que notan algo raro en ella.

—Len... ¿te has hecho algo en el pelo? —pregunta Cracker posando la barbilla en su mano.

—No, más bien me lo dejé suelto ya que Katakuri me lo pidió.

«¡¿Qué Katakuri que?!», la cara de Brûlée era un poema al escuchar las palabras de Len. ¡Su hermano no pediría algo así! ¿O sí?

Len ya estaba enfrente del grandullón que hace un gesto con la cabeza para que se agachase. Los hermanos estaban atentos al movimiento de la chica porque no sabían que es lo quería de Katakuri. Él, en cambio, obedece estando a su altura. Tenerla cerca ya estaba empezando a imaginarse un montón de cosas que le producía hacer. Tal vez vino para darle un beso o para darle todo el cariño del mundo, algo que Katakuri no lo rechazaría.

No obstante, no era así. No se esperó que Len, con el puño alzado, golpee con fuerza su cabeza. Brûlée y los tres chicos estaban con la boca abierta. ¿No se suponía que vino feliz? Vaya chica mas rara. Katakuri, por su parte, no entendía a que vino eso. Estaba llorando por dentro.

—Esto por dejarme inválida. Casi no puedo caminar.

«¿Qué no puede caminar?», Oven, Daifuku y Cracker ya entendían esa frase. Katakuri se ha pasado de la raya con la chica en cuanto al sexo.

—Ya te he pedido una disculpa.

Brûlée no estaba entendiendo nada. Miraba a los chicos que tenían cara de "eres un bruto Katakuri". Pero sus ojos se agrandan cuando ve a Len bajarle poco a poco la bufanda de Katakuri. La Charlotte se lo iba a impedir; sin embargo, Cracker la sujeta con fuerza y le dedica una pequeña sonrisa, como si no iba a pasar nada. Brûlée no sabía si creerlo, ¿y si esa chica se iba a asustar? Pero lo curioso es que Katakuri no se lo impedía.

Len lo bajó del todo y le da un pequeño beso en los labios del grandullón en donde éste se sonroja como nunca. Brûlée tenía la boca abierta como no creyéndoselo. Los otros tres solo reían por la cara que ha puesto su hermano.

—Y esto por ser demasiado lindo.

—¿Lindo? —Aún al pobre no se le terminaba de quedar en la cabeza.

«¡¿Lindo!?», ahora sí que Brûlee estaba en shock. No podía creer los que sus oídos están escuchando y que sus ojos están viendo. Len trataba con cariño a Katakuri y no se asustaba de su aspecto. Y su hermano lo aceptaba con gusto. Hasta parecía no importarle la presencia de sus hermanos o estaría muy embobado con Len que ignoró la presencia de todos ellos. Solo estaban él y ella, nadie más.

La Charlotte se acerca a sus hermanos como queriendo que les explicase que estaba sucediendo. Porqué su hermano se comportaba de esa manera. ¡Quería saber qué pasaba!

—Ayer estaba furioso con ella. ¿Qué ha pasado?

—Oh claro, no estás al tanto. —Oven mira a su hermana Brûlée.— Pues digamos que nuestro hermano ha ganado.

—¿Ganado?

—Será quien se casará con la chica —sigue explicando Daifuku para que Brûlée entendiese la situación.

—Fíjate bien. —Cracker hace que su hermana mire a esos dos tortolitos.— Ese comportamiento que tiene con ella, ¿no te recuerda un poco al Katakuri que todos conocemos?

Sus ojos se agrandan con sorpresa al ver un Katakuri feliz y despreocupado.— Sí... —Los ojos de aquella mujer empiezan a brillar con ilusión y con muchas esperanzas.— Oh, onii-chan.

—Oh mira, hasta te has puesto colorado. —Bueno, vamos con los dos tortolitos haber que están haciendo.

—Porque no paras de decirme esas cosas. Me da vergüenza.

—¿Quien es el comandante más lindo del mundo? —empieza a acariciar con ternura por debajo de la barbilla de éste como si fuera un gatito.

—Len, por favor. —Al pobre le iba a dar un ataque con tanto mimo, pero no sé podía quejar. Le estaba gustando.

Aunque, eso termina, al escuchar las risas de sus hermanos. Echa un vistazo y los ve que no podían aguantarlo más y se echaron a reír. Brûlée no paraba de reñirles uno a uno por romper algo tan bonito. Katakuri no dice nada, simplemente se avergüenza cubriéndose el rostro con la bufanda. A Len le molestó que les haya interrumpido. Se quita los zapatos y los lanza golpeando a Oven y a Daifuku. Cracker se ha salvado.

—¡¿Por qué has hecho eso?! —gritan al unísono.

—¡Porque os estáis riendo de él! —Len, con sus brazos, rodea el cuello de Katakuri a modo de protección.

—Es que me hace gracia verle así —confiesa Cracker y su cuerpo se tensa al recibir una mirada asesina de Len.

—¡Volved a burlaros de él y os juro que no saldréis con vida!

La mujer Charlotte estaba tan contenta de ver a su hermano feliz con esa chica y más aún al ver que Len lo estaba protegiendo de sus hermanos. Veía una esperanza en ella. Sería quien acabaría con la pesadilla de Katakuri. Aunque él seguirá ocultando su verdadero rostro y carácter ante todos.

Por su parte, Katakuri dejaba a Len encargarse de sus hermanos. Cuando se enfadaba era imposible detenerla. Apoya la mano en su espalda donde lo acaricia lentamente a modo de darle su gratitud. Ella le mira y le sonríe para darle otro beso y esta vez en la mejilla, en la zona donde se ve aquella cicatriz. Ese beso le dio un escalofrío tremendo en la columna vertebral de Katakuri. 

—¿Damos una vuelta, grandullón?

—Ya no me dices pedófilo. —Esto a Katakuri le sorprende.

—Solo te llamaré así para molestarte —ríe la chica,— además, tú harías lo mismo.

—Tal vez.

—¡Espera! —Brûlée los detiene a tiempo.— Quisiera hablar con Katakuri.

Len ladea la cabeza queriendo saber de qué querría hablar, pero no puede negarle tal cosa.— Está bien, estaré fuera.

—No. —Ahora si que la chica la mira con confusión. Lo que no se esperó es que la Charlotte crea un espejo acordé al tamaño de la chica y la mete ahí dentro llevándola al Mundo Espejo.— Quédate ahí hasta que termine con onii-chan.

—¡Brûlée!

No le dió tiempo de exigir una explicación ya que la nombrada cerró el portal solo dejando ver el reflejo de la chica. Por su parte, Katakuri miraba a su hermana cómo queriendo que le dé una explicación del porqué hizo eso. Y no le estaba gustando demasiado. Brûlée mira seriamente a su hermano para luego sonreír ampliamente mientras aplaude.

—¡Onii-chan se te ve muy feliz con ella!

—¿A qué sí? —dice Daifuku.

—¡Hay que comentárselo a mamá que tú y ella os casaréis!

—¡No! —gritan al unísono los tres hermanos.

—¡¿Cómo que no?!

—Len quiere que Katakuri le proponga matrimonio —explica Cracker moviendo las manos de un lado para otro.

—Pero el idiota de tu hermano dice que es muy pronto —alega Oven sin dejar de mirarla.

Brûlée intentaba procesar toda la información que les ha dado y al escuchar lo último solo dijo una cosa:— ¡¿Cómo que es muy pronto?!

—Aún no estoy preparado para pedirle matrimonio.

—Pero onii-chan, el trata de mamá con esa chica está a la vuelta de la esquina.

—No me lo hagas recordar.

—Onii-chan. —Lo llamo recibiendo la atención de éste— Tú cuando ves a esa chica, ¿qué es lo que sientes?

Oh vaya, ha entrado en terrero peligroso y Katakuri no sabía reaccionar. ¿Qué es lo que siente cuando la ve? Eso no lo había pensado realmente. Cruza los brazos para empezar a pensar. La verdad es que en un principio le parecía una cría que no ha tenido una buena educación. Y con una fuerza sobrenatural que, según Len, nació así sin haber entrenado en ningún momento.

Sin embargo, empieza a recordar los momentos íntimos con ella. Aquella conexión que solo conocen ellos dos, aquel cambio de palabras para molestarse, aquel beso accidentado, aquel momento íntimo entre los dos... Su rostro rudo se vuelve un tanto angelical y protectora que no se atrevía a hacerle daño ni siquiera a una mosca. Paz, armonía, cariño... esos sentimientos llenan a su corazón entendiendo que Len es la única que pudo derretir aquel hombre.

Cubre su rostro aún más sintiendo como sus mejillas se tornan ese color que es difícil de ver en aquel hombre de cinco metros. Brûlée entendía ese gesto y solo sonreía ante aquella actitud. No era el Katakuri que todos conocen. Serio, frío y dominantes. Era el Katakuri que conocía cuando eran niños. Lindo, despreocupado y alegre. Se acerca lentamente hacia él y acaricia el brazo de éste, aprovechando que estaba agachado.

—Onii-chan sé que no eres un hombre que expresa sus sentimientos así porque sí. Pero, mírate, te has sonrojado. Esa chica me supongo que hace que tu corazón se derrita cada vez que piensas en ella.

—No sabes cuánto —ha confesado Katakuri.— Y al ver mi rostro no sintió miedo sino sentía curiosidad y no paraba de acariciarlo, mimarlo y...

—Onii-chan, mi gran consejo es que le pidas matrimonio —dice Brûlée animando a su hermano.— Si se acaba este mes y mamá decide que Len se case con otro que no seas tú, pues se te partirá el corazón.

Brûlée tenía razón en eso. No podría soportar que mamá elija a otro que no sea él. Siente un dolor desconocido en su pecho al pensar en ello. ¿Será miedo de perderla? Katakuri, definitivamente te gusta esa chica, reconócelo. Aunque sea una cría para tus ojos era una gran mujer. Una gran y futura esposa. Y una buena madre que puede cuidar, criar y mimar a sus hijos. Algo que no les haría falta.

Katakuri se levanta ante la atenta mirada de sus hermanos, queriendo saber qué es lo que tramaba su hermano. El de cabellos granates asiente con decisión mirando a sus hermanos, pero:

—Hay unos cuantos problemas: ¿donde conseguiré el anillo? ¿Y que tipo de anillo?

Un disco rayado suena en la cabeza de los cuatro hermanos ante la pregunta de Katakuri. «Buena pregunta », pensaron al unísono.

—El anillo le puedes preguntar a Chiffon, ya que Bege le consiguió el anillo de matrimonio en esta ciudad. —Le recomienda Brûlée.

—Y cual le puede gustar, bueno, tú la conoces más que nosotros.— En eso tenía razón Oven.

—Aunque yo creo que a ella le va lo simple —especula Cracker.— Ya sabes, que la joya no sea grande ni demasiada pequeña.

Katakuri suspira teniendo un gran problema serio.— Esto hará que me retrase.

—No te preocupes, hermano. Con calma, todo se hace.

Mientras en el Mundo Espejo.

—¡Brûlée!

Len seguía gritando con todas sus fuerzas hacia el espejo donde desapareció la chica. ¿Por qué la mando ahí? A lo mejor no quería que la chica estuviera pegada a la puerta y escuchara la conversación. Y lo entiende. Lo único que podía hacer es quedarse ahí sentada y esperar a que se abra el portal.

Lo único que no se percataba es que no estaba sola en ese mundo creado por Brûlée. Una gran y pequeña figura observaba a una Len un tanto despreocupada y aburrida. Al escuchar que Brûlée la envió a este mundo, supo que esta vez iba ser su gran oportunidad. Flampe observaba a la chica sin protección alguna y una idea cruel se le pasa por la cabeza. Y está vez, su cometido se cumplirá.

—Acabaré contigo de una vez por todas —dice muy bajito que no pudo contener esa risita característica de ella.— Este chicle especial contiene una toxina muy potente que la dejará tiesa como una estatua. Fluirá por sus venas hasta que llegue a su corazón, matándola. Y yo Flampe conseguirá la atención de onii-sama.

Ya comenzó a imaginarse que todos se olvidarían de Len incluyendo a Katakuri y la única que puede consolarlo es Flampe. Sentirá el cariño y la aprobación de su hermano y ya no recordará el nombre de esa chica. Bien, estaba listo. Se infla llevando su gran arma y apunta con precisión para clavarle aquel mini torpedo en la nuca de Len.

«¡Está vez no escaparás!», escupe con fuerza viendo que su ataque da de lleno en su objetivo. Len se queja de dolor como si hubiera recibido un pinchazo en el cuello. No quería darle importancia ya que seguramente es un mosquito. Sin embargo, empieza a sentirse algo extraña. Nota como su respiración le fallaba y no podía mover ninguna parte de su cuerpo. «¿Qué es lo que?», no estaba entendiendo es que lo que pasaba.

Se desploma al suelo ya no aguantándolo más. El dolor era tan inminente que no podía hacer nada. Puede sentir que algo malo estaba pasando en su cuerpo. Como si unas cuantas agujas estuviesen pasando por sus venas. Quería mantener los ojos abiertos. Su cuerpo se vuelve frío y pálido como si fuera un cadáver.

«Katakuri...», pedía ayuda a la única persona que se le vino en mente y cierra los ojos definitivamente, quedándose dormida y dejar que aquel veneno la esté matando lentamente.

Fuera en el Mundo Espejo.

¡Ya verás que todo saldrá bien! —anima Brûlée a su hermano mientras va preparando el espejo para abrir el portal.

—Venga hermano, alegra esa cara. —Daifukj golpea levemente la espalda de Katakuri.

—Quiero que os calléis un rato para pensar con claridad.

—Que agresivo. Solo intentamos ayudarte.

Ya Brûlée había abierto el portal.— Len, ya puedes salir.

Pasaron unos segundos y no hubo respuesta de la chica. Los cuatro hermanos se miraron entre sí, extrañados. ¿Habrá ido a dar una vuelta?

—Len —llama de nuevo la mujer y no recibe respuesta.— ¡Len, te dije que no te movieras en tu sitio! —mete la cabeza para buscarla, pero...— ¡Oh Dios mío!

—¿Qué ocurre Brûlée? —pregunta Oven ya preocupado.

—¡Len! —Brûlée entrando del todo ya haciendo que Katakuri se preocupase y entrase. Grave error.

Su corazón dejo de palpitar por unos segundos al ver aquello que temía que pasara. Ver a una Len moribunda como si estuviera muerta. Su mundo se le vino abajo enseguida volviendo a recordar su pasado. No protegió a Brûlée. Y ahora... no pudo proteger a Len.

Miedo, pánico, horror... Todos esos sentimientos han vuelto en el ser que todos conocemos. Su respiración se vuelve pesada como si le fallaran los pulmones. No podía creer lo que estaba viendo. Ella no. Todo menos ella.

Camina con rapidez hacia donde estaba aquel cuerpo sin vida y la abraza sosteniendo su cuerpo. El de él estaba temblando como no creyendo lo que acaba de ocurrir. Quiere exterminar aquel desgraciado que hizo daño aquello que amaba. Clava la mirada hacia atrás donde estaba Brûlée.

—¡Abre un portal hacia el médico! ¡Ya!

No hay tiempo que perder. La vida de Len está en peligro.

__________

¡Maldita Flampe! Ahora Len está envenenada y la única opción es llevarla a un médico. ¿Podrá curarse?

Nos vemos en el próximo capítulo, ¡chau!

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