Capítulo VIII

La joven Len no paraba de tocarse el trasero debido a los golpes que le había proporcionado Katakuri durante todo el recorrido en Whole Cake hasta llegar a la puerta que daba acceso a la salida a la pequeña ciudad del reino. Los hermanos de Katakuri no paraban de reírse ante la desgracia de Len que, de vez en cuando, los miraba con una cara de pocos amigos. El comandante sweet solo sonreía para sí mismo muy feliz por lo que ha hecho. En realidad, no se arrepiente de nada. De verdad, no sabe que le está haciendo esa chica, pero está haciendo que saque su lado divertido.

La gente de la ciudad inclinaba o saludaba a los hijos de Charlotte con mucho respeto. Eso a Len le sorprendía; aunque era normal, después de todo son los hijos de Big Mom. Y se diría que son los más fuertes de la familia, o eso cree la joven. Y la cuestión: ¿a dónde piensan ir? La verdad es que lo desconocía, solo se dejaba llevar por el destino siendo seguido por los cuatro adultos. Sin embargo, se gira para verlos mientras camina hacia atrás recibiendo la atención de los cuatro sobre todo de Katakuri sorprendido.

—¿A dónde vamos?

—¿No te lo había dicho? —alza la ceja Oven.

—Realmente no porque salimos con prisa del castillo mientras tu hermano el pedófilo no paraba de dar palmadas en mi trasero —infla los mofletes muy molesta ante tal atrevimiento.

—No tengo culpa que una hobbit como tú tenga un trasero tan pequeño y que no tenga dificultad alguna.

—Katakuri, cada vez me estás sorprendiendo. —La cara de Cracker era de sorpresa ante lo que escuchaba.

—Algo te ha hecho esa chica para que te comportes de esa manera. —Daifuku también estaba sorprendido.

Len saca la lengua para volver ante sus andadas esquivando a la gente antes de que chocase con alguno de ellos. Los cuatro no tenían ningún problema en evitar a la gente ya que eran altos, aunque deben tener cuidado por si pisan alguno.

—Estaba pensando de que a lo mejor te interesaría ir a la costa. —Ahora habla Oven ya un tanto tranquilo.

—¿Y por qué querría ir a la costa? —pregunta Len rodando los ojos como pensando que sería aburrido.

—Porque hoy es el Festival del Chocolate.

Los pasos de Len se detienen en seco cuando escuchó esas tres palabras: Festival del Chocolate. Oven y Daifuku no sabían del porque se detuvo, pero Cracker y Katakuri sabían ese significado. Uno de los trillizos se acerca a ella para ver si se encontraba bien y sus ojos se abren completamente al ver aquel rostro. Los ojos de la joven destelleaban con ilusión y sus labios formaron una "o" de agrado hasta creo que se le estaba cayendo la baba.

—Deja de poner esa cara de estúpida —comenta Daifuku notando como una gota va resbalando por su sien.

—Hermano, te presento a la amante del chocolate —ríe Cracker con una sonrisa amplia ya imaginándose la cara que ha puesto la chica.

—Pues me da hasta miedo.

—Oh, vamos si es una lindura. —El amante de las galletas se acerca a la joven estando ya a su lado.— ¿Te quedarás ahí o vamos a la costa? —pregunta viendo que Len no reaccionaba.

—¡Vamos a la costa! —grita con fuerza donde todos se estuvieran quietos al ver qué pasaba.

—Pues síguenos si no quieres perderte. —Oven comienza a caminar seguido por sus hermanos Oven y Cracker mientras que Katakuri se pone al lado de la joven.

—No creo que pueda perderme ya que ustedes sois muy altos.

—Normal, eres una pequeña hobbit —escucha la voz del comandante sweet que hasta le dieron ganas de pegarle.

—Y tú un pedófilo de mierda.

—Tú me diste la oportunidad de darte un mote. —¡Len cero, Katakuri uno!

—Idiota.

No siguieron discutiendo ya que los tres estaban adelantados, así que era mejor ir hacia donde estaban ellos. Len prefiere estar cerca de Katakuri porque, de alguna manera, le hace sentir segura ante las atentas miradas de sus hermanos, aunque debe admitir que él también es un pervertido por lo ocurrido de antes. Pero él es muy diferente, es como si realmente deseaba tener algo con ella. ¿Será eso o son imaginaciones suyas? Es difícil saber que es lo que piensa ahora mismo.

En cambio, Katakuri estaba relajado mirando al horizonte viendo a sus hermanos que hablaban de sus cosas. ¿No se supone que quieren intentarlo con la chica? Parece que se están divirtiendo con algo. ¿Qué será? Es difícil de saber y de predecir con su Haki de Observación. Le gustaría adivinarlo, pero lo sabrá muy pronto. Mira de reojo a la joven que se le veía emocionada en querer ir a la costa para ver ese festival.

Casi todos los meses se celebraba algún tipo de festival ya sea donuts, galletas... Básicamente cualquier tipo de dulce. Y éste es del chocolate; no obstante, puede haber alguna tienda que venda otro tipo dulce que no sea el chocolate. A Katakuri le encantan los donuts, no podía evitar dejar de mirarlos y pedir alguna que otra caja, pero no se los come ahí. Prefiere comerlos en su casa con tranquilidad sin que nadie le esté mirando.

Y, finalmente, llegaron a su destino que estaba lleno de gente. El ambiente era amigable y muchos empleados gritaban para vender cualquier tipo de dulce. Hasta Len tenía los ojos puestos en la fuente de chocolate. El corazón le iba a mil por tanto olor.

—Hay más gente que la última vez.

—Mamá comentó que iba haber un concurso de chocolate —comenta Oven mirando a su hermano Daifuku que estaba sorprendido.

—¿Ah sí? ¿Y cuándo se decidió eso?

—No lo sé, son negocios de mamá.

—Si hay un concurso, ¿qué gana el ganador? —pregunta Cracker subiéndose al barandal para observar mejor el ambiente.

—Pues esa fuente de chocolate que ves ante tus ojos.

—Pues el ganador se va a atiborrar de tanto comer chocolate. —Una sonrisa se forma en los labios de Daifuku que mira a su hermano Katakuri.— Por cierto, ¿dónde está la chica?

—Está aquí mismo... —Katakuri clava la mirada en donde supuestamente estaba Len, pero había desaparecido delante de sus ojos que hasta la busca con la mirada.— ¿Dónde se ha metido?

—¡¿No me jodas que ya se perdió?! —Se pone de pie Cracker poniéndose en posición para buscar a la chica.— Mira que es impaciente cuando se trata de chocolate.

—¡Chicos! —escuchan la voz de Len que estaba ahí abajo al lado de una especie de tablón junto con otras personas más.

—¡No desaparezcas así sin más! —riñe el amante de las galletas acercándose a donde estaba la chica.— Di por lo menos a donde quieres ir y así no te perdemos la vista porque, luego, mamá nos echará la bronca.

—... ¿Eres el niño de mamá acaso?

—¡No te burles de mí, mocosa!

—Cálmate Cracker. —La mano de Katakuri se posa en el hombro de su hermano para tranquilizarlo.— ¿Por qué desapareciste?

—Como escuché a Oven que había un concurso de chocolate y al ganador se le recompensaba con una fuente de chocolate, pues me acerqué y me apunté.

—Ah... Espera... ¡¿Qué?! —Los ojos de los cuatro eran como platos.

—¡Se supone que íbamos a dar una vuelta! —riñe Oven calentándose demasiado.

—El chocolate es mi prioridad —cruza los brazos molesta de que aquel tipo le esté riñendo por una tontería.— Si no te gusta mis gustos, ya te puedes ir yendo por donde has venido.

Oven iba a decir algo, pero se mantuvo callado por un buen rato. Tenía razón, si quería llegar a algo con la joven Len tiene que saber sus gustos y no enfadarse por tonterías como esas. Hasta si hubiera un concurso del plato que le gusta, él se hubiera apuntado.

—¡Vamos Katakuri!

—¿Mm?

Len da un salto tremendo cogiendo la mano de Katakuri obligando a que éste inclinase un poco el cuerpo hacia delante y siendo tirado por la joven. Y esta vez no utilizaba la fuerza bruta, más bien, se dejaba llevar por ella. Es un milagro, ¿no? O más bien le gustaba la sensación de que estuviese cogiéndole la mano como si fuera una niña pequeña. Le hacía recordar buenos momentos con sus hermanos pequeños.

Y detrás de ellos, les seguían los otros que miraban a regañadientes hacia la pareja que parecía que lo estaban pasando bien. Cracker estaba sintiendo celos de su hermano, ya le gustaría esta en su posición y reírse con ella. Realmente Katakuri solo estaba teniendo una conversación agradable con ella, y a saber de qué es. Hasta que se detiene enseguida viendo unas pequeñas muestras de donuts. Oh no, su tentación ya estaba apareciendo.

Si tuviera una boca normal podría comer pacíficamente, pero le era imposible. Solo da un pequeño suspiro de frustración volviendo hacia las andadas; sin embargo, nota que algo o alguien la detiene. Sus ojos se clavan en el suelo y era Len quien lo detuvo. ¿No me digas que le tuvo que ver en ese estado? Mira a un lado evitando la vergüenza que estaba sintiendo ahora mismo.

Len se acerca al mostrador para ver los tipos de donuts que había. Hay de todo tipo de sabores, pero prefiero uno que tenga chocolate. Mira de reojo a Katakuri como averiguando que es lo que quería. Es difícil saberlo. Pero por un momento vio que deseaba comerse aquella comida que le llamaba mucho la atención. Len pide unos cuantos al vendedor sintiendo la mirada atenta del comandante sweet. ¿Qué es lo que pretendía la joven?

Ya con la bolsa llena de donuts, se gira hacia él para decirle:— Si tenías tanta vergüenza en pedirlas, no tenía ningún problema en pedirlo yo.

—No tenías que haber hecho eso. —Se acomoda la bufanda ocultando sus mejillas algo sonrojadas. ¿Se preocupa tanto por él?

—Si quieres, podemos comérnoslas juntos.

—... Eso es imposible.

Len no entendía que es lo que ocultaba Katakuri debajo de la bufanda. ¿Es qué es demasiado hermoso que si las chicas le ven se desmayarían? ¿O era al contrario? Recordando la situación de Pudding, tal vez aquel hombre de cabellos de color granate tendría miedo de que la gente le viese con miedo. Len se acerca lentamente hacia él para acariciar lo que podía alcanzar, una de sus piernas.

Recibe la atención de aquel hombre que la miraba confuso.

—Katakuri... —habla suavemente, pero que era entendible a oídos de aquel hombre. Es como si estuvieran los dos a solas,— sabes que yo no...

—¡Señora y señores! ¡Niños y niñas de Totto Land! ¡Informo de que el concurso está a punto de empezar! ¡Que los participantes se acerquen, por favor!

—Será mejor que vayas allí. Ya luego hablamos.

No quería irse. Deseaba quedarse un poco más para seguir hablando con Katakuri. Aún así, suspira levemente y asiente para luego caminar hacia donde estaban los participantes siendo seguido por el hombre, ya que tenía que conseguir un sitio para ver el espectáculo. 

Len estaba demasiada tranquila cuando llegó al sitio, mirando fijamente a cada uno de los participantes. Algunos eran obesos y otros con pinta de ser cocineros y especialistas en comer chocolate. Lo curioso es que es la única chica del concurso algo que le ha molestado la joven que simplemente cruza los brazos. Pero se relaja al ver de reojo a los cuatro hijos de Charlotte que la miraban impacientes.

Y muy cerca de allí, se encontraba Flampe quien no dejaba de reírse ya teniendo una idea maléfica para dejar en ridículo esa chica y que su hermano Katakuri le tenga un odio profundo. Solo tenía que esperar el momento. La condenada se estaba riendo porque no podía esperar el momento.

—¡Bienvenidos al Festival del Chocolate! ¡Hoy daremos inicio a uno de los concursos más importantes de todo Totto Land! ¡Y aquí tenemos a nuestros participantes!

La gente vitoreaba hacia los concursantes que éstos simplemente saludaban orgullosos menos Len que los miraba con cara de pocos amigos o de desinterés. Tan solo quiere empezar ya a saborear ese delicioso dulce que tanto ansía y poder ganar aquella fuente de chocolate. Ya con solo pensarlo se lamía los labios.

—¡El concurso consta de veinte platos llenos de diferentes dulces! —dice el presentador mostrando en cada mesa de cada concursante los veinte platos mencionados.— ¡Los concursantes solo tienen treinta minutos para comerlos! ¡Quien más platos tenga vacíos, será el ganador!

—¿Y podrá con todo esto? —pregunta Daifuku con la mirada fija en Len.

—Si hemos aprendido Katakuri y yo estando en Isla Cacao de que sea chica puede con todo, podrá con éste. —Cracker estaba muy seguro de la victoria de la joven.

—¿Es que acaso comía demasiado?

—Es una golosa como mamá —comenta Katakuri muy tranquilo.

—¡Participantes, ¿estáis listos?!

—¡Sí!

—¡Que comience la cuenta atrás!

Al dar un leve disparo en el aire, el cronómetro comienza a su labor y los participantes empiezan a devorar la comida. Los cocineros expertos hacían algún que otro truco para que su estómago esté vacía y puedan comer más. Los obesos utilizaban agua para retener aquella comida y seguir comiendo.

Todos gritaban despavoridos hasta algunos animaban con fuerza al más preferido. Y lo curioso de todo es que las mujeres gritaban a la única chica que participaba en ese evento. Era Len quien estaba ya manchada por el chocolate y comienzo sin parar. Hasta le daba igual estar sucia y comer con mala educación.

—¡Venga mocosa! ¡Qué tú puedes! —grita a todo pulmón Cracker.

—Como... come...

—Es peor que mamá cuando se trata de dulces.

—Os lo dije, es una golosa —sonrie Katakuri divertido de ver las expresiones de asombro de sus hermanos.

Flampe miraba con repulsión hacia la chica cada vez que comía. ¿Como puede comer así tan panchamente y que no le dé ni una pizca de vergüenza? Sacude la cabeza no queriendo pensar en ello ya que estaba a punto de atacar. Ella se le conoce por tener una buena puntería y que sus disparos pueden causar un gran efecto en la persona, como, por ejemplo, dejarle inmóvil durante unos segundos.

La joven ríe como si hubiera ganado la batalla y va inflándose lentamente cogiendo su arma a punto de tirar su chicle en la joven. Solo un poco más y estaba a punto de realizar su tiro majestuoso. Y ya teniendo a su objetivo a la vista sopla con fuerza viendo como aquella bola va directa hacia la joven. «Esta vez mi hermana la odiará porque hará un desastre en todo el festival. Y yo recibiré todo su atención», pensaba la chica con mucha ilusión.

Sin embargo, no se esperaba que el presentador se metiera entre Len y el disparo, y aquella bola le da de lleno haciendo que éste gritara de dolor. La cara de Flampe era de sorpresa que hasta ni se creía que su plan iba a fallar.— Eso no es lo que quería que ocurriese.

Len mira al hombre que tenía enfrente con una ceja alzada. El presentador tuvo que apoyar una de sus manos en la mesa aguantando dicho dolor. ¿Tendrá dolor de lumbares? Detuvo un momento la comilona para acercarse hacia él.

—¿Se encuentra bien?

—No... no lo sé, me siento raro. —Y, de repente, aquel hombre sin saber cómo, empieza a inflarse ante las atentas miradas de la gente que miraban con asombro la transformación del presentador.

Hasta los participantes tuvieron que detenerse al ver aquello. El hombre no paraba de inflarse como un globo que hasta destrozaba todo aquello que tenía en su paso. Len tuvo que agarrarlo como pudo ya que lo estaba arrastrando. Pero ¿qué le estaba pasando? ¿Estaba enfermo?

—Señor, ¿podría parar? Está complicando mucho la situación.

—¡¿Y como quieres que pare?! —Se estaba poniendo nervioso y, sin darse cuenta, estaba empezando a volar con Len agarrándolo.

—¡¿Qué cojones?! —La joven no tuvo más remedio que agarrarse a una de las piernas de aquel hombre y que el viento los lleve.

—¡¿Cómo puede haber ocurrido eso?!

—¡Dejad de pensar en eso y moved el trasero! —Katakuri dejó atrás a sus hermanos para perseguir al globo humano.

Por su parte, Len intentaba por todos los medios inmovilizar al hombre o llegar con sus pies algún sitio que pueda agarrarse, pero era imposible estaba muy lejos del suelo. Espera... ¡¿Tan lejos estaban ya?! Mira que quería volar, pero no de esta manera.

Busca con la mirada algo cercano hacia ellos porque si siguen así puede que incluso acaben en el mar. Alza la vista hacia abajo a ver si veía a alguien que la ayudase y, como no, estaban los cuatro Charlotte detrás de ellos. Y menos mal que no llevaba falda en ese momento porque todo el mundo le veía las bragas.

—¡Chicos! ¡Lanzadme algo pesado! —grita a todo pulmón Len.

—¡¿Algo pesado?!

—¡Un ancla! ¡O algo!

«¿Esta niña se quiere matar?», ese era el único pensamiento que tiene en ese mismo instante Katakuri que miraba de un lado para otro. Buscando algún objeto clave. Aunque su propósito no era hacerla daño.

La única manera que podía hacer es utilizar su habilidad para cogerla. Con ese pensamiento, estira su brazo ya convertido en mochi y va a por ella. Lo malo, es que no se esperó que el viento complicase la cosa. Katakuri gruñe a regañadientes con un solo pensamiento: «Mierda».

«¿Es que no entiende de qué tiene que lanzarme un objeto pesado?», una gota resbala por la sien de la joven Len intentando aguantar toda la rabia y gritarle. Pega un grito al sentir como el viento los llevaba a ambos lejos de la costa, pero no muy cerca del mar. Esto no le gustaba demasiado, tiene que pensar en una idea y rápido antes de que se choquen contra algo.

—¡Aguante buen hombre! ¡Algo se me ocurrirá!

—¡No siento mi cuerpo!

—¡Pues no hablemos de mis brazos!

Gira un poco su cuerpo para ver a dónde se dirigían y sus ojos se clavan en un bosque que se encontraba alrededor del todo el castillo. Solo espera a que no se choquen si no a Big Mom le dará un ataque y no dudaría en matar a cualquiera. Sin embargo, nota algo raro como si estuvieran cayendo. Y, efectivamente, el hombre comenzó a desinflarse, algo que no le estaba gustando a la joven Len.

—¡Mierda! —¡Tenía que pensar y rápido!— ¡Chicos! ¡Vamos a caer!

—¡¿Cómo?! —grita Cracker fijándose bien que lo que decía era cierto. Aquel hombre comenzaba a perder aire.

—¡Separaos, puede que caigan en algún sitio!

Los tres hermanos a Katakuri y cada uno va por un camino diferente; sin embargo, el comandante sweet sigue todo recto sin quitar la vista en Len y el hombre de globo. ¿Ese hombre tiene algún tipo de enfermedad? No, su Haki de Observación ya se lo había advertido. Alguien había disparado desde una posición y su objetivo era la chica y no al presentador. Pero, la cuestión es: ¿por qué? ¿Len tendrá algún enemigo?

Quiere dejar de lado esas cosas y centrarse lo que tiene enfrente de sus narices. Len no paraba de decirle al presentador que todo estará bien, pero parecía que aquel hombre no iba a colaborar. Y cada vez que se ponía nervioso, peor era la situación ya que perdía más aire. Su Haki no le predecía nada cuál será el siguiente movimiento. Solo desea que no se chocaran en cualquier edificio como el del castillo.

Hasta que su Haki se activa viendo como el hombre pierde definitivamente el aire y va cayendo de golpe al suelo con Len. Katakuri comienza a correr con más rapidez que antes hasta utilizaba su mochila dándose prisa antes de que ocurriese.

Y ocurrió. El hombre empezó a desinflarse con rapidez descendiendo para dar de lleno el suelo junto con Len. Katakuri daba leves zancadas para llegar hasta ellos. Por alguna extraña razón, no quería que la joven se diese un buen golpe por la caída. Estaba tan centrado en ella que ni se había percatado que había perdido algo importante. Algo que cubría una cosa. Una cosa que era objeto de burla.

Pero ya estaba enfrente de ellos con los brazos abiertos para recibir a la chica y al hombre. El golpe fue bastante duro por lo que apretó el suelo con los pies conteniendo esa fuerza. Hasta el presentador salió disparado cuando Len le soltó. Lo curioso es que en la zona donde estaban no había nadie, ya que estaban cerca de la entrada del bosque.

Len estaba a salvo. Aunque algo raro pasaba. Siente como sus labios habían chocado con algo y no sabía el que. Abre los ojos lentamente para encontrarse con los de color granate de Katakuri. Y su mayor sorpresa es que estaba besando al comandante. ¡Los dos se estaban besando y no había nada interponiéndose entre ellos!

Sus cuerpos se quedaron tensos por el ambiente que se estaba formando entre ambos. No había alrededor, solo estaban ellos probando los labios del otro. Len se separa un poco para contemplar aquello que temía tanto Katakuri y realmente le pareció de lo más normal del mundo. La cicatriz que le recorre por las mejillas terminan en su boca que estaba formado por unos cuantos colmillos. La mandíbula de aquel hombre era demasiado atrayente.

Iba a decir algo; sin embargo, un largo suspiro sale de sus labios al sentir la lengua de Katakuri pasar por su boca, retirando aquellos restos de chocolate que se dejó la joven. «Dios, hasta tiene su lado dulce», los pensamientos de Len iban más allá cada vez que aquel hombre repasaba sus labios con la lengua dejándola limpia.

Y otra vez esa conexión que solo ambos pueden entender. Unas chispas destelleaban en sus ojos como queriendo más. Un contacto físico bastante íntimo. Qué la pasión los abrace con su manta y que se deseen como es debido, ya que llevaban días en que se deseaban. Y ahora más aún.

La magia se esfumó cuando Katakuri abre completamente los ojos por lo que ha hecho. Alza la mano hacia su supuesta bufanda y el miedo lo domina completamente. ¿No se había dado cuenta que había perdido su prenda? ¿Alguien le ha visto? Y Len le estaba mirando. ¿Qué estaría pensando? ¿Pensará que es horrible su rostro?

La joven Hirawashi notó como los brazos de Katakuri temblaban al darse cuenta de lo que estaba pasando. Iba a animarlo, y una vez detrás de aquel hombre de cinco metros, aparece.

—¡Katakuri-sama! —era el presentador quien intentaba salir de los arbustos.

El miedo lo tenía petrificado, no sabía qué hacer. Gritar o huir.

No obstante, todo se desvanece cuando siente unas manos detrás de su nuca y atrayéndolo con fuerza. Len cubre el rostro de Katakuri con todo su cuerpo rodeando el cuello con las piernas y abrazándolo. Es un modo de protección para que nadie le viese. Mira alrededor a ver si encontraba alguna salida y no tenía más remedio que preguntarle.

—Katakuri, ¿en el bosque hay gente? —No hubo respuesta del mayor.— Katakuri, responde.

—Solo hay hommies.

—Pues vamos, yo te guío.

¿Le estaba ayudando? Eso es nuevo para el comandante sweet. No tenía tiempo para discutir con ella porque tenía que salir de ahí antes de que el presentador los vea en ese estado y haga preguntas. Escucha la voz de Len acatando sus órdenes.

—¡Katakuri-sama! ¡Quiero agradecerle por lo que ha...!

Ya era demasiado tarde. Las dos personas que saben la verdad han huido. Solo esperemos que la bufanda no haya volado porque si no ¿cómo se los apañará Katakuri al regresar a su hogar? ¿Con Len en la cara?

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La peor pesadilla de Katakuri ha vuelto. Ahora tiene a Len como sustituto de su bufanda. ¿Qué pasará entre ellos dos al descubrir la verdad? ¿Fue casualidad que la bufanda haya ido volando?

Nos vemos en el próximo capítulo, ¡chau!

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