Capítulo II
Los gritos de la gente se hace presente en el show de Funtime Circus. No podían faltar las risas claramente. Los que más disfrutaban eran los niños sobre todo de la Familia Charlotte que quedaban asombrados por las habilidades únicas que tenía cada miembro de la tripulación. La más favorita fue Luciel, una joven de estatura media que hacía aparecer dulces con sus manos y los lanzaba al aire para que cualquiera los cogiese. Incluso hizo uno muy especial para Big Mom: un caramelo gigante de sabor a fresa y nata. La madre de los niños no se resistió en comerlo de un bocado.
Bailarines, cantantes, payasos... Todo era mágico para toda la gente de Sweet City. El único que lo veía un poco aburrido era Katakuri, esas cosas la suele cualquiera pensaba. Le molestaba la idea de que toda esa gente se pensaba que son especiales por tener un talento único. Es como decir que eres el único espadachín del mundo y no es verdad. Hasta una de sus hermanas canta mejor que esa mujer lagarto.
Sin embargo, le gustaba escuchar las risas de sus hermanos pequeños. Disfrutaba verlos así, tan felices de ver algo por primera vez desde que nacieron. Aunque no se notaba debajo de la bufanda, sonreía al verlos en ese estado. Siente como alguien se acerca desde su hombro y era su hermana Brûlée.
—Me dan ganas de arrancar la cara a esas chicas —dice la hermana de Katakuri al ver que esas chicas eran más bellas que ella.
—No dejes que los celos te dominen, Brûlée.
—¿Cómo sé que no estás mirando a una de ellas?
—¿Quién se va a fijar en un monstruo como yo? —dio en el clavo el comandante dejando a Brûlée sin comentarios.
Detrás de las cortinas, estaba Len que hacía flexiones sin parar intentando tranquilizar todo su cuerpo de una manera natural. Sabe que es su turno porque era la gran estrella del circo. Lo sabe por el gran cartel que siempre pone Lurke mostrando una silueta de una mujer que nadie conoce. Solo se la conoce como "la chica más fuerte de Grand Line" o "La Quebrantahuesos". Prefiere la primera realmente, ya que la segunda suena como que revienta cráneos o huesos de cualquier persona.
Realmente, no era bonito tener ese nombre pero muchos se lo pusieron por miedo a ella. Es una mujer con un carácter fuerte. Su amigo el fornido, Bishock, está a su lado viendo como la joven entrenaba.
—Lo harás muy bien.
—Lo sé, pero no puedo fallar a Lurke —apoya las manos en el suelo haciendo elevar su cuerpo quedando en una posición firme y recta donde hace flexiones.
—Él confía en ti.
—Lo sé, pero esa familia que tanto he escuchado debe ser terrible. —Sin importarle mucho, la falda resbala por sus piernas mostrando así sus bragas, algo que al pobre Bishock casi le da un ataque. Sin embargo, está acostumbrado ya que su amiga no le importaba demasiado. Es como si quisiera provocar a alguien.
—Len no es por molestarte, pero... ¿no es mejor que te pongas un pantalón o algo?
La joven al escuchar eso, deja de hacer el pino para luego mirar a su compañero con una mirada de pocos amigos. Bishock sintió que estaba a punto de morir en ese instante.
—¡¿Por qué lo dices?! ¡¿Te molesta que lleve falda?! —Estaba claro que no le gustaba que alguien le diese lo contrario con respecto a su ropa.
—N-No, es que... —Bishock busca una manera para que la chica no pensara mal—, a lo mejor puedes distraer a alguien.
Un golpe fuerte es lo que recibió el fornido por parte de la joven Len. Un gran chichón surgió de su cabeza. Se lo merecía por hablar mal así de las pintas que llevaba la joven. Iba a decir algo, pero eran interrumpidos por Lurke que los llamó.
—Chicos, dejad de pelear. Os toca salir.
Len sacudió sus ropas e hizo tronar todos sus huesos liberando toda la presión en ella. Estaba lista para el gran show y su amigo el fornido también. Iba a demostrar lo que sería capaz una chica de baja estatura.
Lurke, por su parte, salió detrás de las cortinas recibiendo los grandes aplausos de la gente. Él hizo reverencias dando las gracias sin dejar de sonreír como un bellaco. Pero se estaba poniendo nervioso porque estaba recibiendo mucha atención por parte de la familia Charlotte. Vamos tú puedes, se decía así mismo. Cogió el gran micrófono para dar su discurso.
—¡¿Cómo se lo están pasando!
—¡Muy bien! -gritaron los niños de Linlin que aplaudían con fuerza queriendo más.
—¡Me alegra escuchar eso! —carraspeó un poco su garganta para luego seguir—. ¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas de todas las edades! ¡Estamos llegando a la recta final de este circo! ¡Detrás de esas cortinas se encuentra lo más misterioso que he encontrado durante toda mi viaje en Grand Line!
Flampe sonrió ampliamente al escuchar eso. Supo perfectamente lo que iba a pasar. Tenía tantas ganas de ver a esa persona ver si realmente es cierto.
—¡A mi derecha, se encuentra el hombre más fornido de North Blue! ¡Mide 3'50 metros y pesa más 500 kilos! ¡Dad un aplauso a Bishock!
El nombrado salió detrás de la cortina con unas pesas en las manos. La gente no estaba impresionada porque realmente habían verdaderos monstruos en Sweet City; sin embargo, le aplaudieron por hacer presencia en el acto.
—¡Y a mi izquierda, se encuentra lo más especial y la estrella de Funtime Circus! —El pueblo escuchó atentamente las palabras del capitán—. ¡Mide 1'59 y pesa 57 kilos! ¡Se la considera como la mujer más fuerte de Grand Line!
—Espera... ¿1'59 solo? —comentó Oven alzando la ceja.
—Interesante... —Smoothie sonrió, quería ver a esa enana.
—¡Dad un gran aplauso a nuestra maravillosa y guapísima Hirawashi Len!
Las cortinas se abriern dando paso a Len llevando consigo dos pesas que debían pesar más de una tonelada, y no era lo único, también en su cabeza y en su boca. ¡Estaba soportando más de diez toneladas de peso! Todo el pueblo se quedó con la boca abierta hasta los niños. La familia Charlotte no podía creer lo que estaba viendo, incluyendo a Katakuri.
Len se acercó a su compañero Bishock e hizo señas de lo que tenía que hacer. El hombre fornido lo entendió perfectamente. Se puso detrás de la joven mostrando de nuevo las pesas a la gente para que observen lo que hará. Posó un pie encima del hombro de la joven y de un impulso saltó posando el otro pie en el otro extremo. Eso dejó una figura: Bishock encima de Len estando de pie mientras que la joven soportaba todo ese peso en sus hombros.
Y lo más creíble de todo, es que ni estaba sudando ni parpadeaba en cada momento desde que salió. Lurke miraba a cada uno del pueblo y sonrió satisfecho de que todos estaban impresionados. Sin embargo, siempre tiene que haber alguna voz que lo estropeaba todo.
—¡Eso es falso! —gritó un hombre—. ¡Esa chica no tiene pinta de ser fuerte! ¡Mirad su tamaño en comparación con el fornido!
Bishock saltó quedando enfrente de la joven y suelta las pesas para apoyar las manos en sus caderas, un tanto molesto por el comentario. Realmente la que se estaba molestando era Len, pero estaba siendo ocultada por el fornido para que no haga ninguna estupidez.
—Oh vamos, señor. Si acaba de ver lo que puede ser capaz la señorita.
—Seguro que se comió una Fruta del Diablo para tener esa fuerza sobrehumana.
—¡Señor, le puedo asegurar de lo que dice usted no es cierto! —corrigió con prisa Lurke, interponiéndose entre el fornido y el hombre—. ¡La madre naturaleza la creó así y ha entrenado duramente para tener unas capacidades físicas sobrehumanas!
—¡Las pesas están infladas de aire!
—¡¿Quiere comprobarlo usted mismo?!
Todos miraron al bocazas mientras que éste, con decisión, se acercó al escenario ante la atenta mirada de todo el pueblo y de la familia Charlotte. Iba a demostrar que esta joven era una farsa al igual que esta estúpida obra. Len, con su típica mirada que quería asesinar a alguien, dejó las pesas a un lado menos una.
Ya teniendo de frente al hombre, alzó el brazo en dirección a éste para que cogiese la pesa. El hombre solo sonrió cogiendo cada extremo de la pesa. Len también sonrió, y en cuando soltó la pesa, ésta cae al suelo junto con el hombre. ¡No eran de goma! ¡Ni siquiera estaban infladas con aire! El bocazas miró a la joven Len impresionado que haya una mujer con una fuerza tan antinatural.
—Eso te pasa por ser bocazas —dice uno para luego reírse de su amigo, y todos hicieron lo mismo. Ese pobre hombre quedó en ridículo.
—¡Aún así estoy seguro de que su fuerza proviene de una Fruta del Diablo!
—Señor... —La voz de Len resonó por todo el lugar, como si era el único sonido que se escuchara perfectamente—. ¿puede decirme su nombre?
—... Zoku... —Por su voz se notaba inseguro.
—Zoku Zoku Zoku... —La morena giró alrededor de ese hombre tocando casi los puntos de éste, por ejemplo el hombro—, veamos ¿por qué dice eso? ¿Acaso piensa que una mujer no puede ser más fuerte que un hombre?
—P-Pues...
Len pudo notar que los ojos de aquel hombre mostraban miedo, era algo habitual en ese sitio tener miedo a algo. Sin embargo, era un temor mucho más nuevo de lo que uno podía imaginarse. La morena suspiró levemente alejándose de aquel hombre. Sus pasos eran firmes donde sus botas resuenan por todo el sitio hasta llegar a su compañero fornido que solo la miraba con curiosidad.
Todos la miraban con curiosidad. ¿Qué era lo que tramaba esa mujer de ojos avellanas que tanto hipnotizaban a cualquiera? Len va detrás de las cortinas cogiendo un cubo lleno de agua y se pone en primera posición mostrando a todo el mundo el contenido. Y de un movimiento rápido, se lo echó encima dejando que sus ropas se mojen y dejen algo de visualización detrás de sus ropas. Hombres comprometidos o no, casi se mueren por derrame nasal al ver tal insinuación de aquella chica.
Los hijos de Big Mom solo sonríen divertidos ante la escena. Sin embargo, Katakuri no mostraba sentimiento alguno. Es más, alzó una de sus cejas curioso de lo que ha hecho esa mujer. ¿No le daba vergüenza hacer eso delante de todos los hombres hambrientos?
—Dame un puñetazo en la cara. —Dio una orden Len dirigiéndose a aquel hombre que solo la miraba con sorpresa e incredulidad.
—¿Quieres que te golpee?
—No, a que me des un beso -—dramatizó posando las manos en sus caderas—. ¡Por supuesto!
Ese hombre no estaba seguro si era correcto lo que iba hacer. Nunca se atrevería a pegar a una mujer. Sin embargo, Len se lo estaba proponiendo. La joven no paraba de mover la cabeza esperando a que ese gusano le diese un puñetazo en la mejilla. Se estaba impacientando y se notaba en la vena que le crece en la sien.
Sin más remedio, aquel hombro echó atrás su brazo para luego propinarle un puñetazo en toda la cara. Ni se inmutó de su sitio. El pueblo solo podía hacer una cosa: abrir la boca con sorpresa al ver tal acto. No sangraba. No tiene un moretón. Ni se quejaba. El hombre se alejó de ella con miedo a que la hubiera hecho daño de verdad.
—L-Lo siento, creo que me pasé...
—Oh, descuida... —La voz de Len fue calmada que simplemente sonríe.
Aquel hombre no se esperaba esa respuesta. Solo sonrió un tanto nervioso por lo que ha sucedido. La joven Len aún mantenía esa sonrisa mostrando lo pacificaba que estaba en ese instante. No obstante, todo cambió. Un golpe era lo único que recibió aquella persona de ella. Y no un golpe cualquiera. Un golpe que era capaz de romper tus huesos y dejarte inmovilizado por meses.
Un golpe bajo en el estómago dejando aquel pobre hombre sin habla y escupiendo sangre en la boca. Todo se veía a cámara lenta. Las facciones de la chica mostraban que era un verdadero demonio, furioso por el comentario que ha hecho esa persona. La cámara lenta se esfumó dando paso al gran empujón provocado por aquel golpe. El hombre chocó contra un edificio traspasando a través de ella y unos cuantos edificios hasta que paró en una gran torre.
Las caras de la gente de la ciudad era más bien de sorpresa y de miedo. Esa chica ha golpeado a ese hombre y ha hecho que hiciera unos cuantos agujeros en cada edificio dejándolo inmovilizado. Como si fuera un simple vegetal sin vida. Len miró a cada uno de ellos, señalándolos con orgullo.
—¡Como alguien diga que mi fuerza es provocada por una Fruta del Diablo, pasará un mal rato!
De hecho, quería comprobar que, aunque estuviera mojada, no poseía ningún tipo de fruta ya, que aquellos usuarios que consuman dicha fruta tendrán una única debilidad y es el agua. En cambio, ella no ha mostrado signos de cansancio o de debilidad por echarse el balde en su cuerpo. Todos los presentes, menos la familia Charlotte, estaban con la boca abierta no creyendo que esa chica sea un verdadero monstruo.
—¡Ya habéis visto lo que es capaz nuestra gran estrella! —comentó Lurke un tanto nervioso de que su amiga se haya pasado—. ¡Que algún médico acuda a su ayuda porque creo que estará por mucho tiempo en la camilla!
—Si que es interesante la mocosa. —Daifuku estaba impresionado por la fuerza monstruosa de Len.
—Imagínate tenerla como esposa. —Casi todos los hermanos miraron a Oven por hacer tal comentario—. Ahí si que sería un verdadero monstruo.
—Ya te gustaría a ti tenerla de esposa, así estaría detrás tuya para que no gandulees en tu puesto —rió Cracker viendo como su hermano mayor le miraba molesto.
—O tenerla de guerrera. —Amande exhaló el humo de su cigarro mostrando interés alguna en la chica.
—La quiero... —Escucharon como su madre habló finalmente—. La quiero... —No paraba de decir esa frase—. ¡La quiero! —Sus ojos brillaron con mucha intensidad. Sus hijos la conocían demasiado, cuando le interesaba algo va a por ello y no hubo nadie quien se lo impide—. ¡Tú! —Su grito se hizo presente en toda la plaza poniendo tenso a la gente de la ciudad e incluso al capitán Lurke—. ¡Esa chica es muy interesante! ¡Se ve que es un verdadero monstruo en cuanto a su naturaleza! —¿Eso era un halago?— ¡¿Cuánto cuesta?! —Eso ya dejó desconcertada a Len cuando dijo eso.
—... ¡¿Acaso quiere comprarla?! —Lurke estaba sorprendido.
—¡Claro que sí! ¡Se ve que será una gran guerrera dentro de mi tripulación! ¡Y puede que a lo mejor case a uno de mis hijos! —Una vena creció en la sien de la joven Len, ya no gustándole la idea—. ¡Tendría unos nietos muy poderosos!
—S-Sí, en eso le doy la razón... —Len no podía creer lo que acaba de escuchar por la boca de su capitán y no fue la única.
—¡¿Cuánto quieres por ella?!
—Pues... —La tripulación conoció muy bien a su capitán. Era tan avaricioso que por el dinero haría cualquier cosa.
—¡Ni hablar! —gritó la joven sujetando a su capitán por los hombros para que le mirase—. ¡Si haces eso te aseguro que te romperé la crisma!
—¿Qué te parece cincuenta mil berries? —Esa cifra era tentador para los oídos de Lurke.
—¡Lurke, piensa en lo que vas hacer!
—¿Cien mil berries? —¿Lo estaba haciendo a propósito?
Lurke posó los brazos de la joven para que se calmara un poco ante la situación. La cara de Len se calmó intentando averiguar que era lo que le rondaba la cabeza al capitán. Por su parte, el hombre de estatura mediana se dirigió hacia Charlotte con un semblante pacífico, pero a la vez seria. Juntó las manos a modo de pensar ante la propuesta. Era mucho dinero, lo supo perfectamente.
Sin embargo, si quería negociar con Big Mom, lo hará encantado extendiendo una gran sonrisa.
—Pienso yo que con cien mil berries no es suficiente.
—¡¿Por qué no?! —La paciencia de Big Mom se estaba consumiendo por dentro. Se la conocía por tener poca paciencia con gente tan vulgar como Lurke.
—Oh vamos gran emperatriz. Ha visto su fuerza y lo que es capaz con un hombre con un solo puñetazo. ¿Cree que ella vale esa cantidad? No, mi señora. Ella vale un billón de berries.
La familia Charlotte se quedó estupefacta ante tal cantidad que le estaba pidiendo el capitán. ¿Cómo se atrevió a negociar con su madre de esa manera? Los dientes de Big Mom rechinaban de tal manera que pareció que estaba a punto de romperse los dientes. Era un maldito avaricioso.
Aunque deseaba tener a esa chica en su tripulación como sea. Charlotte Linlin lo conseguía todo y nadie le rechistaba. Dulces, armas, objetos valiosos... todo. Hasta incluso una alianza con diferentes razas. Y una chica que tenía enfrente suya que vale más que eso. Era hermosa y al mismo tiempo un monstruo. Sus futuros nietos saldrían a la madre. Como la envidiaba por tener tal belleza y encima con una fuerza de mil demonios. Se tragó sus palabras y solo sonríe ampliamente.
—¡Muy bien! ¡Te daré un billón de berries a cambio de la chica! —sentenció al fin Big Mom.
—¡Trato hecho, gran emperatriz!
—¡Ya tengo en mi poder a la chica más fuerte de toda Grand Line! ¡Mamamamama! —No era una buena señal para todos los ciudadanos de Totto Land.
—Capitán... ¿qué ha hecho?
—Lo hice por el bien de nuestra tripulación. Nos estamos quedando sin dinero, Bishock —reprendió Lurke girando sobre sus talones. Se puso muy pálido al ver a Len con la cara furiosa donde sus ojos chispeaban con rabia. Ahora sí que estaba furiosa—. V-Vamos Len, no te pongas así. Estarás al cuidado de Big Mom y, además, te casarás con uno de sus...
No terminó la frase porque ya estaba volando por los aires provocado por la gran patada que le propinó la joven Len. La falda danzó con el viento haciendo que se viera la ropa íntima de la mujer, algo que le daba igual prácticamente. Estaba realmente furiosa como para darse cuenta de que habían muchas miradas clavadas en la joven.
—¡Eres un puto avaricioso de mierda!
A Katakuri le hizo mucha gracia ver a esa chica ponerse de mala baba cuando no le gustaba. Sin embargo, no confiaba en ella. En absoluto, era una desconocida para él y para toda su familia. Aunque tenía que hacer feliz a su madre. Y si ella estaba feliz en tener a esa chica en su tripulación, también lo estará él. Pero cuando su propia madre habló de casarla... Ahí era cuando puso más interés en esa joven.
¿Una dama con una bestia? ¿O dos bestias? Mejor la segunda opción ya viendo lo que era capaz esa joven. Pero la diferencia de edad era mucho mayor. ¿Qué edad tendría? ¿Dieciocho años? Él le multiplicaba el doble. Además, ¿quién se fijaría en un monstruo como él? Es lo que era. Un ser creado para matar y acatar las órdenes de su madre sin poner ningún tipo de excusa.
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Al atardecer, todos los ciudadanos de la ciudad volvieron a sus respectivos hogares dando finalizada el gran show de Funtime Circus. Estaban felices de haberlo disfrutado. Sin embargo, cierta persona no estaba muy contenta. Refunfuñaba por todo el camino mientras estaba siendo guiada por unos soldados. La estaban llevando hacia el castillo que sería su nuevo hogar. ¿Hogar? Más bien será una cárcel para ella y encima aguantar a esa mujer y a sus hijos.
Con los críos no tendría ningún problema porque le encantan, y con las mujeres tendría una buena charla. El único problema de aquí son los hombres. Es cierto que puede llevarse bien con ellos, pero cuando Big Mom habló sobre casarse con uno de ellos ya no le gustaba la idea. Seguro que todos ellos son unos pervertidos que no dejarían de mirarte e intentar adivinar que hay detrás de esa ropa. Pero, oye, estamos hablando de Len. Es una chica que no le preocupa eso, al fin y al cabo, son humanos.
Era como si en algún momento tendría una misión con ellos y habría que darse un baño. Ella no tendría ningún problema con ello ya que lo ha hecho varias veces siendo pequeña. Hasta casi lo hace con Lurke aunque éste negó rotundamente.
Las puertas del gran castillo se abrieron dando paso a un gran pasillo decorado de lámparas, cuadros y alfombras. Y enfrente, se encontraba Charlotte Linlin junto con sus hijos mayores ya que los pequeños estaban en la hora del baño. La cara de Len era de pocos amigos y se notaba demasiado. Los soldados la empujaron para que caminase a lo que ella gruñió con desaprobación. Unos cuantos pasos más y ya estaba enfrente de la gran emperatriz de Totto Land. Te aseguro que el pensamiento de Len es matar a Lurke antes de que se marchara por venderla de esa manera.
—¡Bienvenida a mi hogar, querida! ¡Mamamama! —saludó gentil pero con un toque de maldad Big Mom—. Seguramente habrás oído maravillas de mi.
—Oh, por supuesto. —Sonrió falsamente algo que se percató el comandante.
—Oh, pequeña ahora viéndote pareces una chica frágil y débil.
Una vena creció en la sien de la joven dando entender que no le gustó para nada lo que dijo Big Mom de ella. Le daban ganas de arrancar la cabeza a esa mujer. Tranquila Len, respira hondo. No lo estropees todo, pensaba ella.
—No lo soy —dice a regañadientes aún mostrando esa sonrisa.
—Claro que no lo eres —dice Charlotte con una gran sonrisa—. Como bien dice un dicho: "nunca subestimes a alguien por su tamaño". Y tú eres un claro ejemplo de ese dicho.
—Eso me halaga mi señora.
—Serás una gran soldado dentro de mi tripulación. —Linlin comenzó a imaginarse a esta chica dirigir a toda su tripulación y masacrando a sus enemigos sin piedad—. ¡Eres el mayor tesoro que no puede obtener uno en millones de años!
—Si usted lo dice... —dice en voz baja pero parece ser que Linlin la escuchó—. Quiero decir... eso me han dicho muchos.
—Pero también tengo planes para ti. —La gigante de ocho metros se levantó para luego acercarse a la joven y comenzar a girar alrededor suyo. Len solo pudo tensar su cuerpo ante tal presencia. ¿Es a esto lo que se refería Lurke de ella?—. Eres tan bella que si no fuera por mi, mi hija Brûlée ya hubiera desgarrado tu rostro —Escuchó una risa proveniente de la nombrada—, sin embargo, tu belleza y tu fuerza monstruosa te convierten en alguien sumamente atractiva. Y es algo que busco en mis hijos. —La mirada de la joven se clavó en los varones que no dejaban de mirarla con una sonrisa, hasta siente como esa mujer posa la mano en su hombro—; aunque realmente no sé a quien casarte ya que todos son especiales y fuertes.
¿Especiales y fuertes? Era verdad que escuchó que todos sus hijos son fuertes, pero ¿especiales en qué? No lo sabe con exactitud, pero tenerla cerca la estaba poniendo nerviosa. Demasiado. Por primera vez, siente como su corazón bombea con fuerza pero del miedo.
—Pienso yo que debería descartar a los más horribles. —Se escuchan sonidos de frustración por parte de sus hijos—, y también a los que son inmaduros.
Big Mom hizo señas como queriendo apartar aquellos que ha nombrado que no sirven para nada como futuros esposos de la joven Len. La gran mayoría de ellos se alejan yendo al otro lado donde están sus hermanos. Solo quedaron cinco.
Cinco hombres con pintas de ser muy mayores, aunque uno de ellos lo destaca y aparte eran demasiado altos para su gusto. Esos cinco eran Cracker, Daifuku, Oven, Katakuri y Perospero.
—Ahora solo falta...
—Un momento mi señora —interrumpió Len sintiendo como aquella mujer clava las uñas en su hombro. Aguanta el dolor como una campeona—. ¿No cree que es mejor que yo elija a uno de sus hijos?
Todos los hijos pusieron cara de espanto. ¿Cómo se atrevía esa mocosa a cuestionar sobre la decisión de su madre?
—No es que quiera decir que no quiera casarme con sus hijos, pero hacer un matrimonio forzado sin que haya sentimientos en medio no sería una esposa... feliz.
Linlin se sorprendió ante las palabras de la joven. ¿Ser feliz con uno de sus hijos? La verdad era que siempre que presenta una candidata a sus hijos los asustan por sus estupideces o por sus monstruosidades. La gran mujer sonríe ampliamente y ríe descaradamente.
—¿Y piensas que ellos quieran tener sentimientos hacia ti? —A Big Mom esto le divertía demasiado.
—Un hombre haría cualquier cosa por conquistar a una mujer —dice Len ahora con una sonrisa sincera—. Le propongo una cosa: si uno de sus cinco hijos me conquista en un mes haré matrimonio con él. Y si no... usted elegirá con quién casarme.
—¡Estupendo! ¡Guardias llevadla a sus aposentos!
Los guardias hacen una reverencia y se llevan a la joven Len a su respectivo cuarto. Los demás hijos se retiran dejando a solas a su madre en su trono. Sin embargo, Katakuri al ver el futuro con su Haki detuvo a sus cuatro hermanos.
Supo perfectamente que era lo que le iba a decir su madre por lo que giró sobre sus talones para verla. Perospero estaba intrigado.
—¿Quiere decirnos algo madre? —preguntó el más mayor de todos.
—Sí —dice la mujer sentándose en su trono y con una mirada de pocos amigos dice—, si alguno de ustedes asusta a la joven no saldrán con vida de ésta y eso te incluye a ti Katakuri. —Señaló a su hijo amenazante—. ¡Ni se te ocurra quitarte la bufanda delante de ella!
—... No lo haré madre.
Ahora la joven Len tenía que aguantar a cinco hombres, pero ¿el segundo comandante tiene interés en conquistar a esa mujer?
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¡Segundo capítulo hecho! Espero que os esté gustando porque de verdad me estoy esforzando mucho.
Nos vemos en el próximo capítulo, ¡chau!
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