Capitulo 43: Arrepentimientos


-Templo maldito, Tercer piso inferior: Selva de Atenea-

Dolor... Y frustración, es lo único que puedo experimentar en este momento. En este árido y destruido escenario donde una complicada batalla se llevó a cabo. No hay jubilo ni gritos de victoria, no hay sonrisas ni felicitaciones entre nosotros, ya que no hay motivos para tales ánimos.

La que fue una misión imposible desde un principio logró completarse de forma correcta, habiendo sido eliminada la amenaza de alto nivel, y salvando de este modo a la gente de la superficie, quienes han de estarse regocijando con lágrimas de alegría. Pero aquí abajo, donde el gran final tuvo lugar, las lágrimas son de dolor y de completa desdicha.

Ya que el precio que se tuvo que pagar para conseguir esta victoria, fue la vida de nuestra importante y valiosa compañera de equipo. La vida de la primera que dio un paso al frente para realizar esta misión sin esperar nada a cambio, la que se arriesgó más al final y a la vez tuvo el mayor crecimiento de todos los presentes.

Fue la vida de Sephirina la que se perdió al final de esta fatídica batalla. Siendo arrebatada por la simple mirada de la Medusa olímpica, un monstruo tan despreciable que además es la jefa del tercer piso inferior de este calabozo.

Fue ella quien nos arrebató algo valioso e irremplazable, solo por su deseo de vernos sufrir y derrotarnos al bajar nuestra moral, lo cual no le terminó funcionando. Ahora aquel despreciable monstruo no se encuentra presente, estando en su lugar un pasaje subterráneo, cuya escalinata inferior nos llevaría al cuarto piso inferior de este calabozo.

Pero no teníamos el deseo ni la voluntad de seguir avanzando, y si puedo hablar por mí mismo, no quiero volver a luchar ninguna batalla en un largo tiempo, no quiero desenvainar mis armas y hechizos contra otro adversario, porque hacer eso, fue lo que le arrebató la vida a mi querida amiga.

Muchos dirán que no me lo tome a pecho, que es normal entre aventureros perder la vida, que es algo que termina pasando tarde o temprano. Y tienen razón, esa es la realidad que enfrenta todo aventurero, la posibilidad de no poder volver con vida al explorar un sitio peligroso. Sephirina quizás estaba preparada para este riesgo, mentalizada para el peor escenario... O quizás no...

Quizás ella tenía una fe inquebrantable en mí, creyendo que siempre saldríamos victorioso de cada batalla, y que siempre encontraría el modo de salvarlos a todos, sin importar cuan mala fuera la situación, o que tan difícil o poderoso fuera el enemigo. Si fuera así... Si ella pensaba de ese modo... Entonces el día de hoy le terminé fallando, y de la peor forma en que era posible hacerlo.

En este momento desearía dejar de pensar, dejar de sentir este dolor, sumergirme en la oscuridad y abrazarla para no volver más, este sentimiento se apoderó de mí, el de querer dormir para nunca despertar, y así no recordar que, por mi falta de poder, perdí a quien consideraba irremplazable.

Ha pasado media hora desde que la batalla terminó, y ahora todos estamos ya libres de heridas y ataduras, reunidos en el mismo lugar que nuestra amiga caída. Sephirina terminó siendo totalmente petrificada, lo cual en este mundo significa muerte real, un estado donde el cuerpo no responderá a ninguna magia o poción para despetrificar, volviéndose una estatua por la eternidad.

En su momento de petrificación, ella quedó en una posición que le permitió mantenerse de pie aun en su estado de estatua, sin otras heridas que los orificios provocados por el ataque de la Medusa. Si era capaz de ignorar tales orificios, entonces podría ver a una copia exacta de nuestra compañera.

... No lo puedo creer aún, no lo quiero creer... Que ella...

¡SMASH!

Sintiendo mi ira desbordarse por un segundo, golpeé un fragmento de roca que estaba a mi alcance, con tanta fuerza que el mismo terminó volviéndose una pila de escombros... Ya no tenía deseos de gritar, ni tampoco podía, me había quedado afónico después de tanto gritar y maldecir a la Medusa durante la media hora que había pasado.

Para tratar de mitigar el dolor que sentía, me había quitado mis guanteletes para sentir dolor al romper y golpear todo a mi alrededor, y así poder distraerme del dolor que inundaba mí pecho. Pero por mi nivel y mi alta defensa, lo que sufría un mayor daño era el entorno en vez de mis puños, quedando solo con leves raspones después de tanta violencia sin sentido.

Ahora ya no tenía ánimos de continuar, así como Valupla, quien se mantenía cabizbaja abrazando sus piernas y susurrando maldiciones en saerusiano, o Vorg, quien estaba de pie sin decir palabra alguna mientras trataba de entender el cómo esto pudo ocurrir mientras él estaba inconsciente.

Ninguno sabía que hacer o que decir, porque ninguno esperó que perdiéramos a alguien luego de esta batalla... Nadie esperaba esta clase de resultado. Quizás... Quizás debimos esperar un poco más, tratar de nivelar más y mentalizarnos mejor antes de entrar en este templo.

Nos apresuramos y fuimos descuidados, yo más que nadie lo fui en esta ocasión. Lidié contra un oponente que normalmente podría haber superado solo con gran dificultad, pero en mi estado petrificado, esas posibilidades se habrían visto reducidas enormemente. De no ser por ellos, no creo que hubiese podido ganar en esta ocasión.

Pero el precio por esta victoria fue alto... Demasiado para que lo pudiese aceptar, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. No puedo cambiar el pasado, no puedo revivir a los muertos, no cuando se encuentran en este estado, donde no están muertos, pero tampoco vivos.

La petrificación completa es uno de los peores estados en los que alguien puede terminar, ya que no se puede revertir con los métodos ya conocidos. Aun cuando muchos lo intentaron, no existe aún magia humana, élfica o draconiana que pueda revertir este mal en su estado completo.

Muchos asumen que se debe al hecho de que una vez vueltos estatuas, la muerte les llega, y no se puede curar a un muerto de un estado alterado, solo a los [No muertos] ya que poseen voluntad.

Extraer el alma de Sephirina por medio de un ritual como lo hice con el maestro no serviría, ya que su alma no se manifiesta en el interior de esa estatua, es más como si siguiera prisionera y estuviese esperando a salir.

Si rompiera su cuerpo petrificado, hay una pequeña posibilidad de extraer su alma de la piedra, pero de fallar, Sephirina desaparecería para siempre... Y no tengo el valor ni la voluntad para atreverme a provocar siquiera un simple rasguño a lo que es ahora su cuerpo petrificado.

Era un milagro que ella siguiera intacta después de la batalla, dando la impresión de ser tan frágil como las estatuas comunes y corrientes hechas de piedra sólida...

Ahora... No sé qué hacer... No sé cómo proceder en este instante, si retomar el camino por donde ya pasamos, o esperar una oportunidad para que el maestro nos devuelva con uno de sus portales.

-Maestro... Siempre tuvo la razón...

Dije en susurro una vez me aparté de los demás, esperando que este apareciera como siempre lo solía hacer cuando hablaba solo, ya que quería hablar con él y decirle que tenía razón, que debí comprender sus advertencias y que soy el mayor idiota por no esperar un poco más.

-Yo... Perdí a alguien valioso... Y no sé cómo traerla de vuelta... ¿Qué debería de hacer maestro?

Miré hacia arriba al cielo nublado, dejando que más lagrimas salieran de mis ojos y así pudiese expresar mi dolor, esperando que el maestro apareciera para revelarme algún método para salvar a mi amiga. Pero este ni siquiera se manifestó.

Por primera vez en mucho tiempo, Astaroth no tenía una respuesta a esta situación. Y eso solo podía significar una cosa... Que no había forma de corregir ni cambiar este final. Y que tendría que soportar este dolor si quería mantenerme en pie.

-Sí tan solo... No hubiese sido derrotado...

-Si no hubiese perdido mi arco... Ella no habría...

Vorg y Valupla, quienes estaban enfrentando el mismo dolor, seguían lamentándose de no haber podido impedir este trágico resultado. Y yo como el líder, tenía que ofrecer unas palabras a ambos, palabras que pudieran darles los ánimos para levantarse y seguir, para soportar esta terrible perdida para todos.

Pero no era capaz de pensar en nada que decir, porque yo tampoco encontraba motivos para ponerme de pie... El conseguir un arma propia, el vivir mi propia aventura, tales motivos que me hicieron emprender este viaje con ellos y esta misión se convirtieron en algo tonto y ridículo, que no valían el perder algo que era mucho más importante que estos.

-... No podemos cambiar lo que pasó, aun cuando lo deseemos... Los muertos no revivirán... Solo podemos vivir con esto... Y seguir viviendo... Hasta donde nuestras vidas nos permitan hacerlo.

Sé que no fue mi mejor discurso motivacional, pero nadie me podría culpar si toman en cuenta que mi ánimo esta por los suelos. Ahora solo queda volver a la superficie, para así revisar el estado del pueblo Doko, y así seguir nuestro camino.

Ya que, aunque perdimos algo valioso... Hay una promesa que debemos mantener, una promesa a nuestro amigo Vorg, que teníamos que cumplir a como dé lugar. Y aun cuando nadie tenía los ánimos para continuar, poco a poco aceptaron que nada lograríamos al quedarnos aquí llorando por la pérdida de nuestra querida amiga. Teníamos que ponernos de pie, teníamos que hacerlo ahora.

-Vámonos... Volvamos a la superficie.

Dije esto con una sombría mirada y una pizca de decisión, puesto que quedarnos aquí solo nos haría perder más tiempo del que nos queda en realidad. Ya que cada segundo que perdamos aquí es un segundo que el hogar de Vorg no tiene de sobra. Pero antes de salir... No la puedo dejar aquí.

Caminé a donde estaba ella, petrificada y sin rastros de vida, siendo imposible de leer su estado con [Lectura de estado enemigo]. No importa cuántas veces lo intente, no cambia el resultado. Entonces me atreví a usar la habilidad que no quería utilizar sobre ella para empezar... Porque volvería en una realidad, aquello que no quería creer aún.

[Lectura de objetos]

Maldición... ¡Maldición!

Apreté con fuerza mis puños y mis dientes, tratando de limpiar las lágrimas de mi rostro mientras sentía mi pecho arder en dolor, sintiendo otra vez el deseo de arrodillarme en el suelo y gritar. Pero tenía que soportarlo, tenía que hacerlo si quería salir de este lugar y de esta situación.

-HABILIDAD RESISTENCIA AL ESTRÉS MENTAL LV 7-8-

... No es algo que me pueda alegrar en este momento, y la verdad es, que ni siquiera quiero revisar los resultados obtenidos tras las batallas que realizamos hasta llegar aquí, o si Vorg y Valupla habían vuelto a subir de nivel luego de derrotar a esta despreciable mujer serpiente. Porque sin Sephirina presente... Mucho de esto pierde ya sentido.

- ¿Qué hará con ella... Amo?

Valupla, quien se llevaba lamentando desde hace ya un tiempo, se paró detrás de mí cabizbaja y esperó a ver qué haría con nuestra compañera caída. La verdad... Es que no estoy seguro de que hacer con ella... Solo sé que no puedo dejarla en este lugar...

-Entramos los cuatro juntos... Y nos iremos los cuatro también.

Dije esto a la vez que estiraba mi mano en frente de ella con algo de indecisión, no estando seguro de si era lo correcto el hacerlo. Pero esta es, sin lugar a dudas, la forma más segura de transportarla.

[Almacén de objetos]

Con un dolor que me era imposible de describir vi a Sephirina... A la estatua de Sephirina desvanecerse para quedar guardada dentro del espacio dimensional del almacén de objetos, donde el tiempo no existía, y el espacio la mantendría siempre en perfecto estado. Ahora estaba segura... Y lo estaría siempre... No dejaría que nada malo le fuera a pasar...

Sephirina... Es hora de irnos de este lugar.

-Volvamos a la superficie muchachos.

-Varias horas después-

-Entrada al calabozo del olimpo sangriento, Tierras de Ebelmonte-

Han pasado algunas horas desde que abandonamos el tercer piso inferior, y con algo de dificultad encontramos el camino de regreso al primer piso inferior, el cual seguía siendo un pasaje sin monstruos ni ninguna otra presencia dentro. Al volver enfrentamos diversos desafíos, en especial al salir del tercer piso inferior, pero la verdad es, que no tengo el deseo de explicar mucho que sucedió.

En resumen, maté cada cosa que se puso en nuestro camino sin vacilar, sin tiempo para verlos defenderse, sin darles ninguna oportunidad de escapar. Liquidé a todo monstruo que quiso interponerse en nuestro camino. Sin importar si buscaban pelea o no.

Me desahogué un poco haciendo esto, hasta que llegamos de vuelta a la superficie. Fue ahí cuando vi la luz del sol que mi pensamiento autónomo se apagó, y mi consciencia volvió a mí para así percibir todo a mi alrededor. Y así darme cuenta, de que un nuevo día estaba dando inicio.

Se podía sentir en el aire frio, en la temperatura que iba en aumento, y en las sombras de ambas lunas desapareciendo del cielo de mañana. Es por ello que me sentí desubicado cuando entendí que habíamos perdido todo un día dentro de este calabozo.

-Ya es de día joven maestro... ¿Qué deberíamos hacer ahora?

Así como Vorg, también me percaté de la ausencia de nuestra carreta, la cual dejamos al cuidado de la señorita Ruriel... Sin embargo, ha pasado demasiado tiempo desde que entramos al calabozo, por lo que lo más probable es que ella volviera al pueblo para asistir a su padre y a la gente del pueblo, quienes seguramente estaban ahora en una mejor condición que cuando nos fuimos.

Es imposible saber si logramos derrotar a tiempo a la Medusa, pero a lo sumo debimos conseguir vencerla antes de que la mayoría de los afectados fuesen petrificados. El mejor resultado que podríamos esperar ahora... Sería que la única persona petrificada hubiese sido nuestra querida compañera... Claro que ese resultado califica también como uno de los peores para todos.

Al final... No puedo considerar esto como una verdadera victoria... No para mí... Ni para ellos.

-Volvamos caminando, y revisemos si la gente se recuperó de la petrificación... Una vez hecho esto... Compraremos cosas... Y descansaremos una noche para poder irnos mañana... ¿Les parece bien?

No estaba muy animado, y no sabía qué hacer en realidad... Solo dije lo primero que me vino a la mente en realidad... Más era mejor que nada.

-Como el amo desee... Está bien para mí.

-Estoy de acuerdo con su decisión...

Ninguno de los dos protestó, aun cuando Vorg tenía a su pueblo en espera. Ambos parecían necesitar un día de descanso, para así poder dejar mañana este lugar. A pesar de que todos estábamos mal, no podíamos decaer... No hasta que cumpliéramos con aquello que prometimos hacer. Aun cuando ya estábamos cansados de caminar, seguimos hasta volver al pueblo Doko.

-Pueblo Doko, Tierras de Ebelmonte-

Una vez volvimos al pueblo fuimos capaces de respirar con tranquilidad, relajándonos al saber que ya no enfrentaríamos otra molesta amenaza dentro de las paredes del pueblo.

Caminamos alrededor esperando alguna señal de que el pueblo se encontraba mejor, o de que la gente se había curado, pero no había rastro de tal cosa hasta ahora.

Por suerte, tampoco encontramos miradas hostiles hacia nosotros provocadas por la presencia de Valupla. Ya estando acostumbrado a estas miradas esperaba sentir alguna al caminar, como pasó cuando llegamos al pueblo el día anterior.

No es que el pueblo estuviera desierto, pero la cantidad de miradas hostiles que podía sentir eran insignificantes en comparación al día anterior. Quizás alguien divulgó que somos los responsables del fin de las serpientes, y por ello hay tantos susurros a nuestro alrededor.

- ¡Ah! ¡Son ustedes!

Sorprendiéndonos por detrás, la voz de una mujer nos hizo voltear para encontrarnos con Ruriel, la misma a la que le dejamos nuestra carreta y también la hija del farmaceuta del pueblo, quien fue el solicitante de la misión que llevamos a cabo días atrás.

- ¡Así que ya lograron volver! ¡Qué alegría me da verlos!

... Quizás no es muy perceptiva, pero ahora mismo nuestros rostros no expresan el mismo animo que ella tiene al volvernos a ver.

-... ¿Están todos bien? ¿Tu padre...?

No tenía mucho ánimo para conversar, así que solo hice unas simples preguntas para obtener la información que ahora me importaba saber.

- ¡Todos se curaron! Con solo ponerles un poco del medicamento todos volvieron a la normalidad, y ya no han vuelto a mostrar petrificación, nos han salvado en verdad.

La chica quien era mucho más alta que yo no tuvo reparo ni pudor en abrazarme durante su agradecimiento, haciendo que mi cara terminara entre su busto ligeramente superior al promedio de este mundo. Eso habría bastado para ponerme nervioso, o para ganarme un par de miradas negativas... Pero este no era el ambiente que propiciara aquel típico cliché de las series de anime.

-Ya veo... Me alegro por ustedes.

No pasó mucho hasta que la chica se diera cuenta de nuestro estado de ánimo, para que así se apartara preocupada e hiciera la pregunta que en verdad no quería escuchar.

- ¿Qué sucede?... ¿Ha pasado algo para que estén así?

Al menos ya quedó claro que no es tan perceptiva como para entender por qué estamos así...

-Nuestra amiga Sephirina... No logró salir con vida del calabozo... Murió en la batalla contra el monstruo que maldecía a tu pueblo.

¡¡!!

Una expresión llena de sorpresa y tristeza adornó el rostro de ella, retrocediendo unos pasos atrás mientras miraba al piso y se abrazaba a sí misma, tratando de digerir la noticia que le había dado.

-... Ya veo... Yo... Lo lamento mucho en verdad... Que pasara algo así... Es muy triste...

Mientras nos daba sus condolencias ella misma se agachó en frente de nosotros, como si se estuviera disculpando con nosotros por nuestra perdida, como si fuese su culpa... Cuando no lo era.

-Es algo que no se pudo evitar... No es tu deber sentirse mal por ello... Sino el nuestro.

Apreté mis puños al momento de decirle esto, puesto que el malestar por la muerte de Sephirina, no había disminuido ni un poco hasta ahora... Siendo honesto, no sé cómo es que tengo la fuerza para estar de pie en este momento, cuando lo que más quiero es encerrarme en un cuarto oscuro y dormirme al instante... Para evitar sentir más este dolor.

-... ¡De todas formas! El jefe del pueblo dijo que, si los volvía a ver, que les dijera para ir al salón donde estaban todos los afectados, para así hablar con ustedes... Creo que era algo importante.

Ruriel, quien comprendía el dolor por el que estábamos pasando ahora, trató de cambiar rápido el tema de conversación, pero mientras más hablaba, más se apagaba su tono de voz y más adoptaba una pose tímida. Supongo que no es fácil para ella actuar feliz siendo consciente de nuestra perdida.

Trata de no ser una hipócrita por respeto y agradecimiento a nuestra labor y al sacrificio de nuestra querida amiga. Al menos debería seguirle la corriente, e ir a ver al jefe del pueblo, a quien no recuerdo haber conocido aún.

-Está bien... Nos iremos del pueblo mañana, así que iremos ahora a verlo.

Los otros dos no mostraron su negativa, supongo que están bien con cualquier cosa que diga ahora, ya sin Sephirina, no hay punto ni ánimos para discutir nuestras posibles acciones.

-Entonces mientras hacen eso yo iré por su carroza, la dejé al cuidado de un conocido con un establo, así que iré por ella y la llevaré al salón, para que así puedan llevársela.

- ¡Espera!

Antes de que ella pudiera ir en busca de nuestra carroza, la detuve, para así evitarle hacer algo inútil.

- ¿Su-sucede algo?

¡!

No... No lo hagas Shimon... No la proyectes en otras personas... ¡No te atrevas a hacer algo así!...

-... Haz eso mañana, cuando dependamos de esta para irnos... Si no es problema.

- ¡No es ningún problema! ¡Pueden dejarme eso a mí!

Diciendo esto con un tono responsable, la misma trató de mostrarse como alguien de fiar... Lo cual me provocó una sensación de malestar en el estómago.

-Me iré retirando entonces... Mucha suerte a todos.

Haciendo una reverencia la misma chica que nos hizo detenernos en plena calle se marchó con prisa, quizás para huir de esa incómoda situación, o quizás por tener que atender alguna urgencia relacionada con su padre.

Sea cual fuera el motivo, espero no se termine culpando de lo que pasó, como lo hacemos ahora nosotros... Ya que ella no tiene la culpa de nada. Si hay un culpable en esta situación... Seríamos nosotros tres... Siendo yo el que cargara la mayor parte de la culpa.

¡SLAP!

Sintiendo como aquel malestar empezaba a afectarme gravemente me di un par de cachetadas con ambas manos para así devolverme a la realidad, y así considerar lo dicho por la hija del farmaceuta.

- ¿Están bien con ir a ver al jefe del pueblo chicos?

-No tengo objeciones jóvenes maestro.

-Yo seguiré al amo... A donde sea que este quiera ir.

Ya que no había negativas, se decidió nuestro proceder, y empezamos a caminar con nuevo rumbo, al gran salón de emergencias de este pueblo. Allí sabríamos más de lo que sucedió con la gente afectada después de que le dimos final a la Medusa.

Así quizás... Encontraríamos algo de consuelo y alivio... El cual nos hacía falta con desesperación.

-Salón de emergencias, Pueblo Doko-

-Oh... ¿Cuál era tu nombre muchacho?

...

Frente a mí, se encontraba aquel ancianito con el que conversé la vez pasada que estuve en este lugar, llevando su bastón y una boina con un cierto parecido al de un hongo aplanado.

Este viejito de nombre Babel era el que ocupaba ahora el puesto central de la mesa donde estábamos ahora sentados, en un cuarto ligeramente grande pero separado del gran salón donde aún estaban las personas recogiendo sus ropas y recuperándose de la petrificación.

Además del viejito había otras personas, algunos los reconocí como el personal que cuidaba de los petrificados, y otros eran los que tenían voz y voto en los asuntos del pueblo.

Uno de estos tenía el brazo amputado y vendado, en un intento precipitado de deshacerse de la petrificación, uno que no dio resultado y además fue insensato.

Aunque bueno, con el tipo de maldición que tenían encima, era de esperarse que al menos una persona hiciera esa estupidez, por suerte no he visto más brazos o piernas mutiladas al entrar.

-Jovencito, ¿Todo bien?

Volviendo a la realidad con el llamado del anciano Babel respondí a su pregunta.

-Sí, todo bien... Y mi nombre es Shimon.

-Ya veo, con que eres Shimon, trataré de no olvidar ese nombre entonces.

... Que me lo volviera a preguntar por segunda vez no me hace confiar mucho en que podrá hacerlo.

-Según nos contó Ruriel, ustedes encontraron el origen de las serpientes, y bajaron a un sitio peligroso con tal de eliminar el origen de la plaga... ¿Es eso correcto?

¡!

La amable mirada del anciano Babel se volvió aguda, como si evaluara con su experiencia nuestras acciones, para así discernir si mentíamos o decíamos la verdad. No tengo nada que ocultarle al viejito, así que no tengo reparo en usar alguna habilidad para cambiar mi expresión seria.

-Así es... El monstruo que causó todo este problema era una Medusa gigante, se ocultaba en las profundidades de un calabozo muy antiguo, tuvimos que adentrarnos para encontrarla y vencerla.

Todo lo que dije en este momento fue verdad, y esperaba que el anciano Babel fuera capaz de reconocer la verdad en mis palabras, ya que los demás presentes dudaban de mis palabras.

Supongo que no es normal que un grupo desconocido haga un acto tan valiente y altruista sin haber pedido antes algo a cambio, en especial con una chica demonio en su grupo... Esa debe ser la forma de pensar de ellos.

-Comprendo, así que así fue como sucedió... ¿Y todo salió como era de esperarse? ¿No tuvieron pérdidas de algún tipo?

¡!

... Supongo que el anciano al menos si recuerda el hecho de que éramos más al momento de partir.

-Durante la batalla contra la Medusa una compañera fue petrificada... No pudimos salvarla a tiempo.

Varios murmullos entre los presentes se hicieron escuchar, mientras Vorg y Valupla seguían cabizbajos, no dispuestos a hablar o a decir algo. El anciano no quitaba la mirada de nosotros, y nos seguía viendo como si estuviera meditando el que responder al saber este hecho.

-Tú eres el líder del grupo, ¿O me equivoco muchacho?

-En efecto... Soy el líder...

¡SMASH!

No pude reaccionar ni prever el golpe que recibí en la cabeza por medio del bastón del anciano, que de alguna forma se alargó mientras agachaba mi cabeza y me golpeó justo detrás de la cabeza, haciendo que me agachara aún más mientras una palabra retumbaba en mis tímpanos.

- ¡IDIOTA!

Una simple palabra cargada de enfado fue la que dijo Babel luego de realizar ese ataque, el cual, aunque fue hecho por un anciano, tuvo la suficiente fuerza como para hacerme agachar.

- ¿¡Cómo permitiste que uno de tus camaradas perdiera la vida!? ¡Si fueras un buen líder habrías dado marcha atrás y retrocedido ante una batalla que no sabías si podrías ganar!

El anciano empezó con su regaño hacia mí mientras su bastón se retrajo y volvió a su estado normal en unos segundos, llamando mi atención sobre el objeto y sobre el anciano en cuestión.

¡¡!!

¿¡Este pequeño anciano es un mago trió!? ¿¡En serio!?

¡SMASH!

- ¡QUIEN TE DIO PERMISO DE DIVAGAR MOCOSO!? ¡ESCUCHA LO QUE TUS MAYORES TE DICEN!

Kgh... Otro golpe con bastante fuerza, pero esta vez a mi estómago, y lo suficientemente rápido como para tomarme con la guardia baja.

-Per-perdóneme...

Traté de disculparme, pero este parecía querer seguir regañándome como si fuera el maestro.

- ¿¡Crees que es conmigo con quien te debes disculpar!? ¡Mejor discúlpate con la chica que perdió la vida por tu mal liderazgo!

¡¡!!

... Tiene razón... Yo... Fallé como líder... Como camarada y como su amigo... Al ponerla a ella y a los demás en esta misión suicida.

-Tiene razón... Yo... He fallado como líder de mi equipo... Les fallé a mis compañeros...

Sentándome al estilo Seiza, agaché mi cabeza y pensé en la persona que había perdido en esta ocasión, quien debería estar aquí con nosotros para hablar con este anciano. Y quien tuvo la determinación para ayudar a esta gente aun cuando no tenía el poder necesario para hacerlo.

-Yo quiero... Disculparme con mi amiga... Y con mis compañeros... Por ponerlos en una situación peligrosa... Pensé que podríamos resolverlo sin perdidas... Pero me equivoqué. La responsabilidad de su perdida es solo mía... Como líder y su amigo, he fallado por completo.

Mi tristeza y dolor llegaron a un punto cumbre en ese instante, deseando el morir si con eso pudiera devolverle la vida a Sephirina. Si tan solo fuera el tipo de personaje que al morir sufre un reinicio de los eventos ocurridos, para así volver atrás en el tiempo...

¡Si ese escenario aplicara a mí entonces!...

GRAB

¡!

Una sensación suave y cálida recorrió mi espalda... Era la sensación de un abrazo familiar... El abrazo de una amiga. Al principio vino a mi mente Sephirina, pero cuando vi los brazos que rodeaban mi pecho, me di cuenta que se trataba de Valupla, tratando de sacarme de mi espiral depresivo.

- ¡No fue!... ¡Su culpa!

Valupla, quien lloraba detrás de mí, trató de convencerme de lo contrario, de que yo no era el responsable de su muerte, aun cuando eso era una realidad para mí.

- ¡Todos aceptamos ir!... Todos sabíamos que era peligroso... Pero decidimos intentarlo... Aun si eso ponía en riesgo nuestras vidas.

Valupla trataba de hablar, más la frustración de la derrota y la perdida apenas le permitían decir algunas palabras en voz alta, siendo un gran esfuerzo cuando tomas en cuenta que ella le cuesta hablar en frente de otras personas.

-Estábamos preparados para morir, sabíamos los riesgos... Es por ello que no es su responsabilidad joven maestro... Nosotros sabíamos que, de sobrevivir, nos haríamos tan fuertes como para luchar a su lado... Por eso fue que lo hicimos.

Vorg, quien era el que tenía más razones para sobrevivir a la batalla, dio sus razones para apoyar a Valupla y así tratar de convencerme que lo sucedió no era mi culpa.

-Si no hubiera sido egoísta al querer hacer esto... Entonces Sephirina...

-Si usted no hubiera sido egoísta... Yo no estaría aquí.

¡!

Apretando más su torso contra mi espalda, Valupla dijo algo que no pensé que fuera a escuchar.

-Es porque el amo es egoísta... Que yo puedo caminar sin temor a la gente... Y puedo mantener la esperanza de volver a mi hogar... Si usted no fuera como es... Nada de eso sería posible.

Valupla... Tú...

-Si usted no hiciera las cosas que dictan su corazón, yo seguiría prisionero en esa celda... Sus acciones me dieron la oportunidad de estar aquí y de poder salvar a mi pueblo natal... No trate de despreciar su forma de ser joven maestro... Si lo hace, entonces el sacrificio de Sephirina habrá sido en vano.

¡¡!!

¿Estoy... Despreciando su sacrificio?...

...

-Gracias... A los dos.

El dolor en mi pecho se aligeró un poco, dándome la fuerza para ver a ambos de frente, y aunque me costaba sonreír en ese momento, traté de darles la mejor sonrisa que podía, para así encarar al viejo Babel, quien seguía observándome como si me estuviera examinando.

-Es cierto que me equivoqué... Pero tampoco me atreveré a decir que tomé la decisión incorrecta... Porque todos tomamos la decisión, aun cuando no tenemos lazos con ustedes, lo hicimos porque era lo correcto señor.

Mantuve la mirada sin flaquear, puesto que titubear en este punto sería una muestra de que mis palabras no son del todo sinceras.

- ¿Entonces estas bien con este resultado muchacho? ¿Valió la pena que tu compañera muriese para salvar a unos completos desconocidos?

Su pregunta no podía responderla con un simple sí o no, tenía que ofrecer una respuesta apropiada y sincera, para el que la estaba haciendo y para mí mismo.

-Las vidas de mis amigos tienen un valor incalculable... No daría sus vidas a cambio de ningún tesoro en este mundo... Pero Sephirina luchó con el deseo de salvarlos, puso su vida en juego para salvar a personas con las que no estaba relacionada, porque era lo correcto... Así que no me corresponde a mí decir si valió la pena o no... Depende de ustedes demostrar que mi amiga no murió en vano.

Un murmullo más fuerte se escuchó, pero este fue silenciado con el golpe del bastón al suelo del anciano Babel, para que el mismo se levantara de su puesto y se acercara a mí sin pronunciar palabra alguna. Cuando estuvo de frente a mí, dijo unas palabras que no esperaba escuchar, al mismo tiempo que inclinaba su cabeza hacia mí.

-Como el jefe de este pueblo, les agradezco enormemente por sus esfuerzos, y lamento la pérdida de su compañera, es cierto que, si no hubieran hecho algo, muchos de nosotros no estaríamos aquí, incluyendo a mi familia.

-Padre...

Mientras el anciano Babel hablaba, un señor de apariencia mayor de entre sus cuarenta años susurró aquella palabra y casi se puso de pie, haciéndome entender que se trataba del hijo del anciano Babel, más el anciano Babel continúo hablando.

-Aunque no sea mucho lo que podamos ofrecer, si hay algo que podamos darles a manera de agradecimiento, entonces pueden tenerlo, incluso si lo que desean es retribución, este anciano les dará su vida en pago por la que se ha perdido ya.

Sentándose en frente de mí y bajando la cabeza de forma respetuosa, el anciano se preparó para ofrecer su vida a nosotros con tal de que saciáramos nuestra ira por la pérdida de Sephirina. Solo que, no es algo que sea en verdad necesario.

-Levante su cabeza por favor, nuestra amiga seguramente nos odiaría si alguno de nosotros se atreviera a hacer algo así.

Solo por si acaso volteé para ver a Valupla y Vorg y recibir confirmación de que estaba en lo correcto.

- ¿Hay algo que podamos darle a cambio? Si está en mi poder como jefe del pueblo, me aseguraré de proveérselos.

Me sentí más tranquilo al ver como levantaba su cabeza para vernos con humildad, ya que prefiero esta forma de ser que la manera intimidante con la que me confrontó minutos atrás.

-De ser posible, nos gustaría un lugar para hospedarnos, partiremos mañana... Y también algo de información si no es un problema.

- ¿Información?

Cuando dije esto mantuve en mi mente la imagen de Sephirina, para así recordar que querría ella que hiciera en este momento, no dejarme caer, y no permitir que olvide las promesas que he hecho hasta ahora. Y si hay una promesa que tengo que cumplir, es la de ayudar a Vorg a salvar a su pueblo.

Es por eso que necesito toda la información que pueda conseguir. Y así asegurarme de invertir todo el tiempo que pueda para prepararnos para tal desafío.

-Horas más tarde-

-Posada del descanso profundo, pueblo Doko-

Ya se ha hecho muy tarde... Ya las dos lunas se pueden apreciar, iluminando el cielo nocturno con su mágico brillo, y trayendo consigo malos presagios. Esta era una de esas noches donde la gente no se atrevía a salir al exterior, por las supersticiones de la influencia de la oscuridad por la posición y tamaño de las lunas. Aun así, esta noche era distinta, al menos para este pueblo en particular.

Tras la ventana de mi cuarto podía ver a personas caminando en grupos por las calles del pueblo, yendo hasta un lugar en donde podrían decir adiós a aquellos que no pudieron salvarse de la petrificación a tiempo, aquellos que, como nuestra amiga, sufrieron de la inevitable petrificación y terminaron volviéndose de piedra por completo.

Varias de las victimas del incidente ya se habían vuelto piedra cuando llegamos al pueblo, pero algunas otras eran bastante recientes, habiéndose petrificado en el transcurso del tiempo que estuvimos buscando a la Medusa en el calabozo. Con esto quedó en evidencia que, de haber sido más rápidos, quizás alguno de estos no habría terminado así y seguiría aún con vida.

Yo no me sentía motivado a participar, aun cuando nos habían ofrecido la invitación, y según dijo el anciano Babel, muchos quieren mostrar su agradecimiento al grupo que los salvó a ellos y sus familiares de volverse piedra como los ya caídos.

¡TOCK TOCK!

El sonido de la puerta siendo tocada me sacó de mi pensar y me hizo volver a la realidad.

-Pase, la puerta está abierta.

No es que tuviera motivos para cerrarla de todos modos, y sería divertido ver a un criminal tratar de robarme algo para que así se diera cuenta después de su inevitable destino.

-Con su permiso, ¿Hay algo que le pueda ofrecer?

La persona que apareció fue una mujer de pelo castaño, piel clara y ojos color ámbar, siendo la dueña de la posada donde nos estamos hospedando. Gracias a que salvamos a la gente del pueblo, la señora nos ofreció cuartos individuales a cada uno y sin costo, esto en agradecimiento por salvar a su pequeño infante.

Esta era la misma posada donde Vorg y Sephirina vinieron el día anterior al buscar donde quedarnos. La señora que no cabía en sí misma de la felicidad al ver a su hijo con vida, tuvo la capacidad para no cuestionarnos por nuestra acompañante de raza demonio, e incluso le dio una habitación propia al lado de la mía, sin tratarla de forma distinta como lo harían la mayoría en este continente.

-No, estoy bien, gracias por preguntar.

Di una respuesta sencilla, ya que mis ánimos seguían siendo los mismos desde que salimos del calabozo, y para distraerme, traté de cambiar el tema de conversación.

- ¿También ira a la ceremonia de despedida?

Pregunté por la farola que tenía en manos, aunque esta pregunta era de casi obvia respuesta.

-Así es, saldré en unos minutos con mi pequeño, para unirnos a los demás en este momento difícil...

La señora que no había perdido a ningún familiar gracias a nuestra intervención, seguramente tenía algún conocido que no tuvo la misma suerte, o quizás, solamente iría para agradecer a los dioses que le dieron una segunda oportunidad a ella y a su pequeño para seguir con sus vidas ordinarias.

- ¿No piensa ir también...? Lo digo por...

Parecía que quería decir algo, más las palabras no le querían salir, quizás porque no tenía la forma de expresar esto sin sacar a flote un recuerdo doloroso. Ya que Sephirina, o lo que quedó de ella, estaba ahora junto a los demás afectados por la petrificación, ya que así todos podrían agradecer y despedirse de la que dio su vida para salvar a las víctimas de este suceso.

Parte de mí no quiso acceder a esta petición, simplemente no quería dejar salir a Sephirina y dejarla sola una vez más... Pero terminé aceptando, ya que quizás al ver a las personas agradeciéndole por lo que hizo, nos permitiría a nosotros seguir avanzando.

Ya que quedarme por siempre con su estatua... No podría ser una decisión sana para mí... Si quiero preservar mi salud mental, tengo que empezar a aceptar su perdida...

Y la mejor forma de hacerlo, era desprendiéndome poco a poco de ella... Hasta que pudiese encontrar el lugar adecuado para que su cuerpo, pueda descansar.

-... Iré más tarde, mis compañeros y yo iremos cuando estemos listos.

Traté de ser amable con ella, aun cuando seguía enfadado por la pérdida de mi amiga.

-Comprendo... Supongo que entonces no le haré perder más tiempo...

Ante el incómodo ambiente que surgió, la señora agachó su cabeza y se dio media vuelta para dejar la habitación. Yo me quedé callado y la vi dejar el cuarto para así volver mi vista a la de la ventana que daba al exterior, tratando de razonar lo que pasaba en este momento. Tratando de racionalizar el fallo que cometimos al aceptar esta misión.

Cuando algo malo sucede, algo malo en verdad, suelo pensar demasiado en lo que pude haber hecho distinto, para así evitar que ocurriera. A veces son cosas inevitables, y otras veces, de haber sido más sensato, habría evitado aquel error fatal, y nada en mi mundo se habría visto afectado.

Como cuando maté al ciervo del bosque, y terminé dejando a un huevo sin su madre, ese ha sido mi más grave error desde que llegué a este mundo... O al menos, hasta el día de hoy.

Sé que Vorg y Valupla tratan de convencerme de que no soy responsable de su muerte, sino que fue la decisión de todos como equipo el poner en riesgo nuestras vidas allá abajo, por lo tanto, la culpa recaía en todos. Pero yo era el líder, y el más fuerte de todos, soy quien superó la barrera de límite de nivel... Y aun así no tuve el poder suficiente como para hacerle frente a la Medusa por mi cuenta.

Quizás no debí dejarme morder desde el inicio, si no lo hubiera hecho el final que obtuvimos habría sido distinto, y así Sephirina podría seguir aún con vida. En mi cabeza siguen apareciendo las imágenes de aquel combate, sigo repasando mis movimientos y acciones una y otra vez con [Simulación de combate]. Y pensamientos como 'debí esquivar ese ataque' o 'debí atacar con mayor fuerza' aparecían en mi cabeza.

-Debí ser más veloz... Y debí dejar mi técnica final como último recurso.

Esas dos cosas eran las que más me atormentaban, al haber desperdiciado mi mejor técnica al principio, diezmé mis propias capacidades de combate al inicio de la batalla. Si hubiese hecho varias cosas de forma distinta...

-Deja de lloriquear por lo que era inevitable humano...

¡¡!!

Como si fuese una aparición, y prácticamente lo era, Astaroth se manifestó frente a mí sosteniendo otro de los libros que había hecho para él mientras evitaba verme de frente.

-Maestro...

Quería decir algo... Pero las palabras no querían salir. Llevaba horas esperando a que el mismo diera una señal de vida, pero es ahora cuando estoy sin palabras que es cuando decide aparecer.

-En serio, es patético que quien me derrotó se muestre en tan lamentable estado, debería de matarte ahora mismo para así ahorrarme tan repulsiva vista.

... Como siempre, el maestro sabe que decir para subirle los ánimos a cualquiera, solo que, no es de los que suele dar ánimos ni nada por el estilo.

-Maestro, al final tuvo razón ... Al final hice que uno de mis compañeros...

- ¡Por supuesto que tenía razón! ¿Con quién crees que estás hablando humano? ¿Pensaste que serías capaz de cambiar mi predicción y lograr salir ileso de ese lugar con ese grupo de inútiles?

...

-Era claro que uno de ellos moriría por tu incompetencia, aunque era obvio el resultado, solo un idiota creería que un grupo tan inútil como el tuyo podría sobrevivir en ese calabozo.

... No siga... Maestro...

-Aunque esperaba que fuera el inútil al que llamas Vorg el que fuese a morir, pero supongo que era de esperar que una inepta en la magia como la tal Sephirina fuese a morir primero, era la más inútil desde el comienzo.

... Ya no siga hablando... ¡No se atreva a!...

-Una chica de casa noble que seguramente fue desechada por lo inútil que era, y tuvo que empezar como aventurera para seguir con vida, siendo inútil de principio a fin, supongo que ahora que es una estatua podrá hacer algo bien kukuku...

- ¡SILENCIO!

[Modo berserker]

[Reflejo]

Sintiendo mi ira estallar en ese instante, activé el [Modo berserker] y lancé un puñetazo con todas mis fuerzas hacia el maestro que estaba dándome la espalda en ese momento.

Pero cuando conseguí estar a centímetros de distancia, un pequeño círculo oscuro se manifestó en frente de mi puño para literalmente absorberlo, y hacer que reapareciera casi al instante frente a mi rostro, derribándome a momento en que este conectó contra mi cara.

Fue la primera vez que conseguí sentir la fuerza de uno de mis ataques a toda potencia, ya que me había quitado mi armadura al estar en la posada, teniendo solo mi defensa base por mi nivel actual.

En pocas palabras, experimenté mi ataque más fuerte con mi defensa más baja, y termino siendo tan doloroso como podría esperarse que fuera.

- ¡Aaagghh!

Traté de quejarme mientras usaba mis manos para reacomodar mi quijada y poner en su lugar mi nariz, la cual terminó torciéndose por la fuerza del golpe, aunque lo que me dejo más desubicado fue el hecho de que el maestro me pudiese responder a mi ataque.

- ¿Cómo fue que...? ¿Cómo pudo...?

- ¿Cómo te regresé tu ataque cuando estoy bajo el poder de [Contrato]? ¿Es tu pregunta?

¡!

El maestro de alguna forma se había logrado oponer a mí, cosa que jamás pensé posible.

-Es algo muy sencillo, no puedo lastimar a personas inocentes, no puedo traicionarte, y no puedo usar hechizos ni rituales para liberarme de mi forma actual... Esas fueron las condiciones que pusiste sobre mí con [Contrato]. Sin embargo, nunca me prohibiste el defenderme a mí mismo.

¡!

Un vacío legal... En verdad el maestro encontró la forma de oponerse aún bajo nuestro contrato... No pensé que fuera posible... Pero el dolor en mi cara me deja en claro que sí lo es.

-Ahora bien... Con esto lograste dos cosas humano... El desahogarte al golpear algo con todas tus fuerzas, y el recibir un puñetazo que te hiciera sentir verdadero dolor... ¿Te sirvió de algo experimentar ambas cosas a la vez? ¿O necesitas que refleje unos cuantos más de tus puñetazos?

... ¿¡Se está burlando de mí!?

-No importa lo que dijeran ese par al que llamas tus compañeros, eres el único responsable por la muerte de esa chica, y muy en el fondo, sabías que mi profecía podía volverse real... Aun así, tomaste el riesgo... Si eso no te hace el responsable, no sé qué lo hará.

Kgh... Aun cuando quiero lanzarme otra vez y golpearlo, debo detenerme, ya que no importa si son hechizos o golpes, el maestro me los puede devolver si se considera como autodefensa. Es una situación en donde él no puede atacar, y todo lo que yo use para atacarlo se me regresara.

Al ser consciente de esa realidad, desactivé [Modo berserker] y fui a sentarme en mi cama, para así tratar de enfriar mi cabeza con [Mente fría].

-No hay algo que se pueda hacer... ¿Para revertir lo que sucedió?

Esta pregunta la tenía atorada en la cabeza desde que salimos del calabozo, mas no había encontrado respuesta alguna hasta ahora. Ninguno de los conocimientos que adquirí en el calabozo del crepúsculo podían darme la respuesta que estaba buscando.

-Sí preguntas por algún hechizo o ritual que la pueda devolver a la normalidad... Debo decir, que no existe un método que tú o yo podamos usar... Ninguna magia oscura que domine puede devolverla a su estado anterior... Al menos que estés conforme con transformarla en un golem a tu disposición, como lo era al que llamaste Rock.

¡!

Volverla un golem... Es cierto que esa posibilidad está sobre la mesa, de ese modo, podría seguir con Sephirina en el equipo, y hasta donde sé, los golems creados a partir de seres vivientes pueden conservar parte de las habilidades que tuvieron antes de morir.

... No... ¿Qué estoy pensando?... Es imposible que acepte algo así... No me importa que tan útil pueda ser un golem así. Si no es Sephirina... No vale la pena siquiera intentarlo.

-Entonces no hay forma de recuperarla... Me equivoqué otra vez... Tomé la decisión incorrecta...

Aun cuando me prometí no decir que tomé la decisión incorrecta, cuando ya no queda ninguna posibilidad de revertir la situación, el asumir mi fracaso es la única respuesta que puedo encontrar.

Siempre que soy descuidado lo hago, por mi culpa el ciervo del bosque murió, por mi culpa el Dinomutante titánico revivió e inocentes perdieron sus vidas durante el proceso... Y por mi culpa, mi primera aliada verdadera en este mundo, ha dejado de existir...

-... No fue la decisión incorrecta Shimon.

¿?

A pesar de que estaba en un vacío existencial, las palabras del maestro lograron robar lo poco que me quedaba de atención con la realidad.

-Hasta ahora, ninguna de tus decisiones, aun si trajeron la muerte de inocentes, fue incorrecta...

Cerrando el libro que leía, dirigió su mirada a mí por primera vez en ese día, y sus palabras, aunque inciertas, dejaron la sensación de que estaba pasando algo importante por alto. Mas no fui capaz de averiguar a lo que se refería, ya que este se desvaneció de la misma forma en que apareció, dejándome solo en ese cuarto silencioso.

... No importa lo que diga el maestro, no creo que nada pueda hacerme creer que tomé la decisión correcta, no cuando la consecuencia de tomarla fue esta...

TOCK TOCK

-Amo... Estamos listos para irnos...

Abriendo la puerta luego de que diera el aviso de que podía pasar, Valupla apareció con ropas sencillas de color negro que había conseguido para ella en el pueblo anterior, y las cuales eran las apropiadas para una ceremonia de despedida como a la que estábamos por ir. Vorg estaba usando ropas del mismo color mientras llevaba una farola como la que llevaba la dueña de la posada.

-... Está bien, vayamos entonces.

Diciendo esto dejé la habitación para unirme a ellos y así dirigirnos al lugar en donde el pueblo se despediría de sus seres queridos. Así nosotros nos despediríamos también de nuestra amiga de forma oficial, y presentar nuestros respetos ante una gran aventurera como lo fue ella.

-Media hora después-

-Jardín de los caídos, Pueblo Doko-

Aunque fue una larga caminata, se sintió corta en comparación a lo que recorrimos el día anterior. Nuestro destino estaba lejos del área central del pueblo, pero siendo aún parte del mismo.

Era un terreno con árboles alrededor, y protegido por la muralla de roca que delimitaba al pueblo con el bosque, estando lo suficientemente lejos de las casas o de cualquier sitio que la gente frecuente, para que así no tengan que ver este lugar al menos que así deseen hacerlo.

Este lugar era llamado el jardín de los caídos, aunque también funcionaba como el cementerio de la gente del pueblo.

Ya que en este mundo no se pueden sepultar a las personas por el riesgo de que regresen como [No muertos], se les crea un orificio donde guardan un resto del mismo o un objeto significativo de dicha persona, y lo sepultan bajo una lápida donde se talla el nombre del difunto, para que así las personas puedan recordar que aquí es donde descansa su recuerdo.

Es lo mismo a un entierro en mi mundo, solo qué sin el cuerpo del difunto, y sin un ataúd para guardar el mismo.

Ya que no había riesgo de que las estatuas volviesen como [No muertos], el anciano Babel ordenó que se llevaran a todas las personas petrificadas al mismo lugar, para que así estas permanecieran juntas en un mismo sitio, y así sus familiares pudieran visitarlos cuando ellos quisieran.

El ambiente alrededor era difícil de asimilar, ya que muchos de los presentes estaban abrazándose del dolor y llorando a sus seres queridos, quienes no contaron con la suerte que otros sí tuvieron.

Algunos hasta fueron y abrazaron a sus familiares petrificados, aferrándose a ellos y no queriendo dejarlos ir. Una de estas personas era una mujer que se aferraba con fuerza a un niño no mayor a diez años, quien hasta donde podía sospechar, pudo ser el primero de los petrificados.

La mujer lloraba con tal fuerza que hacía difícil el tratar de apartarla de su hijo, o de lo que quedaba de este. Ver a esa mujer y a las demás personas en pleno dolor, te deja fácilmente un vacío y un nudo en la garganta que hacía difícil el mantenerse de pie.

Pocos minutos después el anciano Babel ofreció un pequeño discurso, en donde se dirigió a todos los habitantes del pueblo que aún seguían con vida, pidiéndoles que fueran fuertes por aquellos que ya no podían estar aquí, que no se arrojaran al vacío de la oscuridad, y que así vivieran todos por los que ahora ya no podrán seguir haciéndolo.

Fue un discurso cuyo objetivo principal era darles fuerzas a aquellos que habían perdido parte de su felicidad sin merecerlo. Y aunque su discurso fue bueno, no era el mejor ambiente para obtener la fuerza que todos necesitarían para vivir con normalidad.

Luego de terminar su discurso hizo un llamado de atención para así acercarse a la estatua de nuestra amiga, y así explicar con detalle los eventos que tuvieron que transcurrir para que el monstruo que los estaba petrificando pudiera encontrar su final.

Explicó también, que Sephirina fue una heroína quien dio su vida para así salvar a toda la gente del pueblo y que, como signo de agradecimiento, cada uno de los que se salvaron de la petrificación, tendrían que presentar su respeto a ella.

Ese fue el momento más difícil para mí en todo el día, el momento en que tuve que ver a niños y adultos dejar una ofrenda floral a los pies de Sephirina, hasta dejar un jardín de flores de varios colores adornando sus pies.

Fue entonces que decidí acercarme también y entregar unas flores para mi querida compañera, siendo seguido por Valupla y Vorg que imitaron mi acto, dando sus agradecimientos a Sephirina por protegerlos y apoyarlos en esta última batalla que libramos los cuatro como equipo.

La ceremonia se prolongó por varias horas, donde muchas personas se reunieron y se consolaron para darse fuerza entre ellos, mientras yo escuchaba al anciano Babel dándome otra vez su sentido pésame y explicándome que estas cosas suelen pasar en la vida del aventurero.

Aun cuando este trató de animarme, no había mucho que pudiera cambiar mi estado de ánimo. Ya que no importa lo que se dijera, o las ofrendas que se hicieran... Nada devolvería a las personas que murieron en esta ocasión... Nada nos devolvería a Sephirina.

Luego de haber llorado lo suficiente para quedarme tranquilo por un momento, un recuerdo vago vino a mí, una charla que tuve con Sephirina tiempo atrás. Una promesa que me hice a mí mismo, y que la involucraba a ella.

[Almacén de objetos]

Sacando algo de mi almacén, empecé a caminar a donde estaba de pie mi amiga petrificada, mientras me sumergía a mí mismo en todos los recuerdos que pasamos juntos. La primera vez que la conocí, y la ira que sentí cuando encontré a los culpables de su atentado, la alegría que me dio cuando hice mi primera misión junto a ella, y la vez en que aceptó formar parte de mi equipo.

Recuerdos de ella venían a mi mientras un dolor y una calidez inundaban mi pecho al mismo tiempo.

-Sabes Sephirina... Logramos vivir muchas cosas juntos... Y las misiones que compartí contigo... Fueron lo más divertido que hice desde que llegué a este mundo... Me divertí como no tienes idea.

Empecé a hablar en frente de ella, aun sabiendo que no podía escuchar lo que estaba diciendo.

-Hay muchas cosas que nos faltó por hacer... No pude conocer tu tierra natal... Ni tampoco llegar al pueblo Runser... No fui capaz de decirte muchas cosas que debí desde el principio...

La culpa de no haber cumplido con esos objetivos, y de no revelarle la verdad sobre mí, eran cosas que me arrepentiría de no haber hecho cuando tuve la oportunidad.

-Sé que ya no podremos hacer todas esas cosas... Pero hay algo que aún puedo hacer al menos... Algo que me prometí que veríamos juntos algún día... Y aunque quizás sea un error hacerlo ahora... No quiero dejarte ir sin al menos mostrártelo.

Las personas a mi alrededor empezaron a verme con detenimiento, ya que alrededor de mí una especie de brillo verde se empezó a manifestar. Incluso Vorg y Valupla que eran parte de mi equipo no estaban seguros de lo que estaba haciendo. Y lo que hacía, era sostener el mismo huevo de ciervo que guardé hasta ahora en mi almacén, para hacer que este empezara a brillar.

Esto sucedía por la cantidad de MP que estaba vertiendo en su interior para aumentar su crecimiento y desarrollo. El huevo desde hacía varios días estaba en su última etapa de desarrollo, habiendo desaparecido ya casi todas sus manchas, excepto por una pequeña y apenas notable que se estaba desvaneciendo poco a poco mientras el MP era absorbido por el mismo.

-Me hubiese gustado... Que lo hubieras podido conocer... Al pequeño Fah.

¡¡!!

Cuando estaba terminando de introducir MP para que el huevo pudiera eclosionar, este empezó a succionar el MP contra mi voluntad, haciendo que hasta yo me sorprendiera de esta reacción. El brillo que emitía era suficiente como para iluminar toda el área, obligando a muchos a taparse los ojos y a mí a cerrarlos mientras sentía mi MP agotarse por cada segundo que pasaba.

Cuando sentí que mi MP llegaría a 0, saque una poción MP de grado medio para llevarla a mi boca y beberme cada gota de la misma con rapidez, para así frenar la caída de MP. Sin embargo, solo fue una ayuda temporal, ya que mi MP volvió a caer aún más rápido que antes.

[Almacén de objetos] [Gran carga capa]

Hice aparecer cada poción de MP que me quedaba para hacerlas explotar con descargas, dejando que su liquido cayera sobre mí para recuperar el MP perdido, sintiendo como este era consumido al momento de adquirirlo, haciendo que experimentara tanto desesperación como desconcierto.

Fue cuando terminé mi última poción que sentí mi MP llegar al 10% de su capacidad, haciendo que me quedara sin muchas ideas para usar. Y no pensaba soltar el huevo, ya que hacerlo podría dañarlo, y era la última cosa que podía hacer ahora.

-HABILIDAD ASIMILACION ACELERADA DE POCIONES LV 1-2-

Cuando mi MP llegó al 5%, mi visión se empezó a nublar, y estuve a punto de caer de rodillas, cuando alguien me sostuvo por detrás.

- ¡Joven maestro!

- ¡Shimon!

Poniéndose cada uno a mi lado y llevando sus manos al huevo, el mismo dejó de absorber mi MP para tomar el de mis compañeros, siendo este un respiro para mí ya que tuve la oportunidad de recuperarme un poco entonces. Pero por la velocidad con la que devoró mi MP, estoy casi seguro de que el de mis compañeros no le bastará, y terminarán cayendo si no hago algo en este momento.

[Transferencia de MP]

¡!

Una mano pequeña se posó en mi espalda, haciendo que volteara para percatarme de que era la del maestro, quien estaba transfiriendo su propio MP hacia mí, dándome alrededor de 4000 MP.

-Termínalo...

Una simple palabra fue suficiente para hacerme entender, que lo que sea que estuviera haciendo ese huevo, tenía que completarse. Y con esto en mi mente, volví a donde estaba el huevo para transferir todo el MP que me había otorgado el maestro.

¡CRACK!

Un crujido se escuchó entonces, y la luz del huevo se hizo aún más intensa, haciendo que tuviera que cerrar los ojos al instante y solo guiarme por lo que me mostraba [Ventana de estado]

¡¡!!

¿¡Que rayos!?.... ¿¡Que es lo que está haciendo este huevo de ciervo!? ¿Es normal que los huevos de monstruos hagan este espectáculo de luz cuando nacen?

Tardó alrededor de varios segundos, pero la luz brillante del huevo se apagó, permitiendo a todos los presentes volver a ver.

Me tomó varios segundos el volver a ver con normalidad, quedando desorientado y sin idea de que había sido todo ese espectáculo de luz, cuyo brillo fue similar al ver al sol directamente.

-Mi... ¡¡Mi pierna!!

Un gran alboroto se formó entonces detrás de nosotros, haciendo que volteara y viese que era lo ocurrido, viendo a un hombre que estaba abrazando y tocando su pierna de forma extraña.

- ¡Mi pierna ha vuelto a crecer!

¡!

¿¡Que!?... Un momento, recuerdo a ese sujeto... Es el que se cortó su pierna para detener la petrificación... Pero es imposible ¿¡Cómo fue que su pierna volvió a la normalidad!?... A no ser que...

Empecé a ver a todas las personas alrededor, y encontré a varios haciendo el mismo alboroto, gritando y llorando mientras veían a sus extremidades antes faltantes volver a aparecer, como si siempre hubieran estado allí. ¿Esto guarda relación con la alerta que me dio [Ventana de estado]?

¡CRACK!

Otro sonido de crujido se volvió a oír, pero esta vez no provino del huevo en mis manos, sino de otro lugar cercano. Cuando encontré el origen del sonido, sentí que mis piernas perdían las fuerzas para permanecer de pie, y el cómo las lágrimas empezaban a caer sin control de mis ojos, cuando ya estaba seguro de no ser capaz de llorar más.

Los crujidos que empezaron a escucharse en todo el jardín, provinieron de las estatuas de los petrificados, que empezaron a quebrarse y a caerse como si se tratasen de pedazos de cascaras, dejando a la vista cuerpos humanos de carne y hueso, inconscientes y desplomándose en el suelo uno por uno.

Y aun cuando mi cerebro apenas lo estaba logrando procesar, aun cuando no creí que fuera posible, aun cuando pensé que cosas así, solo podían pasar en las historias de mi mundo... Aun cuando era algo que parecía anticlimático, estaba sucediendo en realidad.

-Se...Sephirina...

La misma que consideré muerta... La que pensé que jamás volvería a ver se desplomó hacia el suelo, siendo atrapada por Vorg y Valupla antes de tocar el piso, estando inconsciente... Pero con vida.

-¡¡SEPHIRINA!!

Agachándome sin soltar el huevo me acerqué para así verla de cerca, usando [Lectura de estado enemigo] para ver cuál era su estado real.

Sephirina estaba igual a como la recordaba, solo con un nivel más alto en comparación, pero sin lugar a dudas, parecía estar completamente bien. Incluso la herida que había quedado del ataque de la Medusa en su estómago estaba curada, dejando solo una pequeña y casi imperceptible cicatriz.

-Es un milagro... ¡Es un milagro!

Las personas a nuestro alrededor empezaron a correr hacia sus seres queridos desplomados, recogiéndolos y revisándolos para ver que estuvieran bien, abrazándolos y llorando a todo pulmón por la alegría de verlos de regreso con vida. No estoy seguro de quién fue el que dijo aquello de un milagro... Pero no podría estar más de acuerdo con él... Ya que esto era, sin lugar a dudas, un milagro.

MUU... MUU...

Mientras estaba embriagado por la felicidad, un pequeño gemido vino del interior del huevo que tenía en mis manos, haciendo que viera como se rompía la cascara y una pequeña boca se asomaba del interior. Me senté entonces y puse el huevo en el piso para ayudar al ciervo a salir del cascaron.

Cuando terminé de quitar su cascara, pude ver al pequeño viendo a su alrededor y tratando de ponerse de pie en sus cuatro patas. Su pelaje era blanco, y no había aún un anillo visible como el que tenía su madre.

Al cargarlo en mis brazos, pude ver el color de sus ojos, que era de un color rojo zafiro, y que no dejaban de verme fijamente, mientras acariciaba su frente y trataba de mimarlo para que me agarrase confianza. Ya que era gracias a este pequeño, y a su milagroso nacimiento, que lo que creí era imposible pudo suceder.

Y aun cuando no entiendo bien el cómo fue que esto pasó, decidí dejar las preguntas para otro día, ya que ahora mismo, la felicidad es lo que más quiero disfrutar ahora. Ya que pudimos recuperar a nuestra querida compañera, y todo gracias a este pequeño ciervo, gracias a la suerte y gracias a que el maestro me proporcionó del MP faltante para que este pequeño creara el increíble milagro.

No estoy seguro de si esto es algo que pueda llamar destino, o si solo fue un tremendo golpe de suerte... Pero ahora, soy capaz de entender a qué se refería el maestro cuando dijo que no había tomado una decisión equivocada.

Ya que de no haber pasado todo esto... Quizás no habría obtenido este final. Y debo decir, que no podría haber deseado uno mejor que este. Ya que no solo recuperamos a nuestra querida amiga, sino que también ganamos a un nuevo pequeño aliado.

-Fah... Tu nombre es Fah... Tu madre así quiso que te llamara... Así que estaré cuidando de ti... Ya que eres un pequeño milagroso... Que nos ha traído la más grande de las fortunas... Gracias.

Abrazando al pequeño recién nacido, sentí que todo el malestar que me había agobiado todo el día desaparecía así sin más, dejando ahora solo buenas y renovadas esperanzas del porvenir.

Esperanzas de un brillante futuro, en donde nuestras aventuras podrán continuar.

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