Matrimonio arreglado • jjk
¿Porqué no me sorprendía que aún teniendo tres años de relación seguíamos siendo los mismos desde un principio? Ah, claro, porque nuestros matrimonio nunca fue verdad, siempre fue una mentira arreglada por mi familia y la de Jungkook, en donde nuestras empresas crecían y con ello nuestra discordia aún más. A veces si había momentos en los que me gustaba, a decir verdad, en un principio ambos estuvimos en una discordia continúa, sin embargo al pasar de los días, semanas y meses comenzamos a buscar cosas en las que ambos nos sentíamos bien, como en el gimnasio, en nuestro trabajo de administración de empresas, en la música y luego...en el sexo. Creo que este último nos llegó a unir más, porque todos los problemas parecían no existir cuando ambos estábamos juntos en la cama, sintiendo al otro, creo que fue a partir de que comencé a acostarme con él que llegué a querer realmente a Jungkook, al principio como una atracción sexual y luego uniendo eso a nuestros gustos a enamorarme de él. Actualmente seguía enamorada de Jungkook, sin embargo, él no parecía igual que yo, porque siempre mostraba que le daba remanente igual todo. Por ejemplo, que haya ido a una fiesta con empresarios a un prostíbulo y haya llegado con olor a perfume de mujer y a sexo, de ese sucio que te dan las prostitutas de ese lugar.
¿Me lastimaba? Más de lo que debería, la verdad, porque ya estaba enamorada de él y no podía hacer nada, bueno, si que podía, olvidarme de él, pero la tarea no era realmente fácil. Me lastimaba porque no sabía si era yo la que estaba haciendo algo mal como para que él buscara sexo en otro lado, con otras mujeres teniéndome a mi en casa, más de una vez me aseguró que yo era suficiente, pero no vale de nada unas simples palabras sin una demostración, y hasta ahora no me lo ha demostrado.
Aún así, yo seguía persistiendo, sin dejarme caer, provocándole, enseñando más piel cuando se acostaba a mi lado, y cuando eso antes funcionaba, ahora siempre ponía la escusa de que estaba agotado, y fue cuando empecé a pensar que tenía una amante.
—¿Ya le mostraste el conjunto que compraste el otro día? —pregunta mi mejor amiga Lisa mientras agarra el café que hay en la mesita del frente.
—Sí, y nada, no tuvo efecto —le aclaro.
—Está difícil entonces, antes Jungkook no se resistía —me recuerda y chasqueo la lengua porque tiene razón.
—Antes no se resistía porque no tenía a nadie —agrego y mi amiga me mira alzando ambas cejas.
—No se Jina, a lo mejor si que llega cansado del trabajo, tu misma me has dicho que está en unos tramites importantes con japoneses —se aparta la taza de sus manos para dejarla en el platillo como antes.
—Ya te conté lo de la otra noche, que fue a un prostíbulo, Lisa —le recuerdo esta vez yo —Es más que claro, ya no le gusto a Jungkook y tiene una amante a la que ve todos los días —mantengo y mi amiga rueda los ojos.
—Jina, ¿has pensado en hablar con él? Ustedes al principio eran así y lograron encontrar comodidad entre ustedes después de casarse por conveniencia y no por amor ¿no es así?
—No es lo mismo, Lisa, esto es...distinto, hablar con Jungkook es prácticamente imposible, primero porque se pasa el día en el trabajo y cuando llega está cansado y segundo porque siempre intenta evadir las conversaciones que supuestamente no le interesan —digo, moviendo mucho mis manos.
—Tengo una idea —se le alumbra el bombillo y sonríe.
—Espero que funcione porque o sino...estoy pérdida —me encojo de hombros un poco cansada de intentar e intentar una y otra vez.
~*~
Si la idea de Lisa no funcionaba daba por perdido mi matrimonio que en un principio era arreglado y ahora quería yo arreglar. No es que yo fuese la persona más segura con su cuerpo en la faz de la tierra y que estar desnuda me pareciese lo más normal, para ser sinceros, siempre fui poca cosa y no me gustaba siquiera mostrarme en ropa interior, pero si esto arreglaba nuestra discordia estaba dispuesta a sacrificarme, o mejor dicho, sacrificar a mi cuerpo.
Me encontraba desnuda de pies a cabeza, había despedido a todo el personal de la casa, por lo tanto, estaba sola a esperas de que llegase Jungkook. Vestía únicamente con una bata ligera, solo era ver a Jungkook y desnudarme ante sus ojos. Estaba tardando más de lo normal, el reloj marcaba las seis y diez y nada, la impaciencia se estaba apoderando de mi y no me atrevía a llamarle porque a parte de que nunca lo había hecho cuando estaba en el trabajo, él nunca atendía a no ser algo importante y debían de avisar a su secretaria, así de estricto es el señor Jeon con su trabajo.
Transcurrió así media hora más de la que suele llegar y ya me estaba empezando a convencer de que llegaría sabrá Dios a que hora, por eso mismo comecé a levantarme del sofá de la sala para irme a la habitación y vestirme, porque la magia del momento ya se estaba perdiendo, sin embargo, cuando caminé hacia las escaleras y perderme la puerta detrás de mi se abrió y yo no dudé en mirar para ver quien era. Como vivíamos solos y nadie más a parte de él y yo entrábamos así a la casa supe que era Jungkook antes de mirarle. Se veía tenso, fruncía su ceño de más y al tirar de muy mala manera una carpeta encima del sofá se soltó con desesperación la corbata y algunos botones de su camisa ejecutiva como si le ahogase. Yo era de esas mujeres que moría cuando veía a un hombre guapo con traje, y había aceptado con el tiempo que Jeon Jungkook con traje era bastante ilegal, sin embargo, él parecía asfixiarse y frustrado. Al levantar la vista y tocarse con la mia se detuvo, detallandome pero solo al rostro. Era decepcionante cuando tu marido no te mira siquiera con deseo. Ni siquiera miró lo que traía, que no era mucho.
—Oh, hola, Jina —me saludó, como si nada.
—Hola, Jungkook ¿cansado? —indago, porque a relajado un poco más el rostro ahora que me a visto.
—No sabes cuanto —responde, y lo se aunque no me haya dicho, que está cansado, y que tal vez no deba incitarlo a algo cuando está de esa manera —¿Me estabas esperando?
Para ser sincera, es la primera vez que Jungkook parece curioso por verme esperarle, a lo mejor es porque esta vez me a encontrado en la sala y no en la habitación, y para ser sincera, es la primera vez que hablamos de esta manera luego de su llegada del trabajo.
—Bueno...sí—contesto —Quería...quería hablar contigo —digo, toda la confianza que tenía la he perdido.
—Que bueno porque...yo también —¿Jungkook dudando al hablar? Increíble, pero eso no era lo raro, lo raro era el querer hablar conmigo y...¿debería de preocuparme?
¡Claro que debía de preocuparme! No sabía y no tenía idea de lo que me pudiese decir, y me estaba empezando a poner nerviosa. Me sujeté mejor el nudo que sujetaba la bata que cubría mi desnudo cuerpo para bajar las escaleras que había subido, que a decir verdad apenas eran tres escalones. Ambos fuimos al sofá y nos sentamos junto al otro, yo en la parte derecha y él a la izquierda. Me encontraba ahora yo tensa, sentía las pulsaciones en mi pecho como si pudiesen rebotar y no sabía si mirarle o no a él. Cuando lo sentí suspirar largo y tendido no pude evitar detallarlo. Con su mano peinaba su cabello hacia detrás, cerraba los ojos como si y fruncía los labios como si le estuviese atormentando algo en esa cabesita que tiene. Cuando veía así a Jungkook, no sabía que hacer, y me asustaba, porque sabía también que era un tema serio.
El miedo de que me estuviese engañando de verdad y que me lo vaya a decir de una buena vez me aterraba. Porque le quería.
—Lo siento, Jina... —se hace escuchar posando su mirada en la mía con las cejas caídas, yo es que no tenía expresión en el rostro.
—¿L-lo sientes? ¿P-porqué? —pregunto, aterrada, con miedo e inseguridad de saber ese "Porqué" que he preguntado, ¿y porqué he preguntado? Porque es mejor una verdad que duela que una mentira que nos haga feliz. Así de simple.
—Por todo, había estado mal en estos días y tu has estado pagando mis platos rotos —no entiendo nada y mi cara de poker le debe de decir bien claro que es así.
—No entiendo, Jungkook, ¿qué pasa? —ahora estoy que me muero, de verdad.
—Es que es...complicado, lo he pensado mucho y no quiero... Decepcionarte —llevo mi cabello hacia atrás con mis manos.
La paciencia no es lo mio, definitivamente, y Jungkook me está poniendo mal y voy a terminar por explotar en cualquier momento.
—¿M-me estás engañando? —es mejor apuñalarse a si mismo que dejar que otro lo haga, si total, ya nada tiene sentido. Sin embargo, el ceño fruncido de Jungkook no dice lo mismo. Joder.
—¿Qué? ¡No! —suelto un suspiro que hace que mis extremidades se destensen, que mierda, casi muero en el intento.
—¿Y entonces?
—Perdí el negocio con los japoneses y tu padre y el mio no están para nada contentos, había estado evitándote para no contarte porque no quería que pensaras que era un gilipollas por no saber llevar siquiera un negocio a delante, me daba vergüenza y me daba también miedo a que estuvieras decepcionada de mi, y se que lo estás, que piensas que soy un pésimo marido pero se me salió de las manos, solo pido que me perdones, que me dejes intentarlo una vez y que sepas que... ¿Jina? —me mira con cara confundida, como si tuviese un extraterrestre delante y no a su esposa. Pero no lo culpo, he soltado de momento una carcajada que no podía llevar más significado que el del alivio. Joder, que placentero se siente esto.
—Lo siento pero...¿podría besarte? Es que no sabes lo lindo que me pareces ahora —le aclaro, aún en su estado catatónico, Jeon niega y sonríe un poco.
—Venga, mujer, eso no tenías ni que pedirlo —y sin pensarlo dos veces, me engancho a su camisa como una lapa.
Extrañaba esto, sentir sus labios dulces y suaves sobre los mios, sentir su lengua al encuentro de la mis cuando me he pegado a él para intensificar el beso. Me siento bien, relajada, en paz, pero sobre todo, lo deseo, siento mi piel arder por él, porque me alivia muchísimo que no me esté engañando y me encanta, por eso disfruto de su vehemencia al besarme, de colocar sus manos en mis piernas para que en un movimiento rápido y ágil con su ayuda, quede sentada encima de él, sus manos recorren desde mi espalda hasta agarrar mi trasero y gimo, porque le necesito muchísimo.
Nos separamos un poco y abro mis ojos para mirarle, tienen un brillo particular, uno que me enciende y hace que le desee mucho más.
—¿Estás segura de que quieres esto? —me pregunta, acariciando con la punta de su nariz la piel de mi mejilla y yo suspiro de gusto.
—Quiero esto y mucho más, Jungkook-ah —le hago saber y lo siento reír, como si yo le divirtiese o de divierta la situación.
—No sabes cuantas veces tuve que resistirme al verte con esa ropa interior que tanto me gusta cuando llegaba del trabajo, Jina, y en encantaría descubrir que debajo de esa bata en ves de llevar lencería no llevas nada —sus ojos me atraviesan cuando vuelve su mirada a mi.
—Descubrelo tu mismo, señor Jeon —le invito. Si hay algo que le gusta q Jungkook, es ser dominante, y yo por supuesto no me apongo a que le guste.
Jungkook deshace el nudo que sujetaba mi bata y enseguida esta se abre ante él, enseñándole mi desnudez, completa y explícitamente para él. Jeon sonríe, pícaro y con lleno de malicia. Es increíble como me siento tan húmeda solo con su mirada y sus besos.
—Perfecto —dice, pero no me mira, mira a mis pechos con un deseo irremediable —Como te extrañaba, Jina —sus palabras van acompañadas por su mano que a agarrado uno de mis pechos y lo a apretado ligeramente, logrando que abra la boca y jadee.
Yo no tengo la capacidad ahora mismo para hablar ni mucho menos, y todavía es más difícil cuando acerca su boca al pecho que no sujeta y lame mi pezón haciendo que gima suave. Me siento arder en mi intimidad, le necesito dentro, no necesito preliminares, llevo mucho tiempo deseándolo con locura y no quiero esperar. Por eso, en busca de alivio en mi intimidad, comienzo a mover mis caderas sobre el pantalón abultado de Jungkook, sintiendo su bulto justo en donde necesito al estar desnuda. Jeon ronronea al tener su boca ocupada en mi pecho, y ese sonido se me hizo extremadamente caliente y me incita a moverme con más constancia, comenzando un cabalgado con ropa, uno en donde le hago disfrutar a él y también a mi, porque me siento muy excitada, demasiado diría yo, y me importa bien poco mojar sus putos pantalones ahora mismo.
Jungkook deja su trabajo en mis pechos y me agarra por la nuca para volver a besarme, enredando su lengua con la mis, explotando mi cavidad y retengo un gemido en su boca cuando me embiste él hacia arriba. No me deja gemir como me gustaría y me siento ahogar, porque comienza a embestime aún con ropa y siento mi orgasmo muy próximo y demasiado rápido para mi gusto, porque no me quiero correr, no al menos en estos momentos que es que la verdadera acción comienza, por eso me separo de él para poder decírselo.
—Jungkook...por favor —pero no puedo hablar bien, no puedo emitir palabras concretas e inteligibles.
—¿Qué quieres, Jina? ¿Qué deseas? Dime, anda —juega conmigo y mis pocas facultades al tenerme de esta manera, y agarro fuerzas de donde no las tengo para hacérselo saber de una puta vez porque no aguanto y necesito su polla dentro de mi ya.
—Follame de una puta vez ¿vale? —le digo, con firmeza, logrando que esboce una sonrisa triunfal al suplicarle.
—Con gusto, nena —me hace saber.
Jungkook parece más tranquilo que yo porque no le cuesta quitarse el broche del pantalón y bajarlo un poco hasta sus rodillas con mi ayuda, me relamo los labios con mi lengua cuando libera por fin su miembro al bajarse también el bóxer y me quito por completo la bata, porque me estorba todo ahora mismo.
—Venga, Jina, móntame como solo tú sabes hacerlo —y sin esperar más, me levanto un poco con ayuda de mis rodillas y alineo su polla con mi hendidura mojada.
Siento a Jungkook suspirar y le veo tirar el cuello hacia atrás a la par que yo gimo cuando caigo de golpe introduciendo toda su longitud en mi, me siento aliviada, me siento subir en el cielo y la situación me sobrepasa, y necesitaba mucho tenerle así, más de lo que pensaba y deseaba, la verdad.
La camisa de Jungkook me estorba mucho, quiero verle, quiero sentir su piel en contacto con mis manos, necesito ya quitarle esto, y sobre todo, moverme. Antes de realizar cualquier movimiento, acerco mis manos a la camisa de Jungkook y desabrocho el primer botón, le queda apretada y me sorprende que los botones no se hayan zafado por su cuenta. Levanto mis caderas un poco sacando su polla de mi y vuelvo a caer en él, logrando que ambos gimamos y Jungkook lleve sus manos a mi trasero para apretarlo y estrujarlo a su antojo, también está al límite y por lo que veo puede que dure lo mismo o incluso menos que yo para estallar.
Por eso, en mi tarea complicada de quitarle la camisa al tenerle así, comienzo a dar saltos constantes estrujando su ropa en mis manos, quiero quitarle la camisa pero también quiero moverme y no puedo hacer una cosa y la otra al mismo tiempo, por eso cuando vuelvo a caer encima de Jungkook en una embestida que me hace gemir aprovecho y tiro completamente de la camisa zafado todos los botones, sintiendo como estos retumban en el suelo al caer, pero me encanta ver como el pecho de Jungkook queda ante mis ojos, sintiendo su calidez en la palma de mis manos mientras lo monto, sintiendo sus besos en mi cuello y su respiración haciéndome escalofríos en la misma piel, y escuchado sus gemidos, roncos, placenteros intercalándose con los mios.
—Dios...Jina...así —gime, sus manos me ayudan con el movimiento de mis caderas, siento su miembro llegarme muy hondo, esto es increíble, no se si lo habré mencionado, pero necesitaba mucho esto.
—Jungkook... —también gimo de forma aguda, dejándome la garganta.
Jungkook toma entre una de sus manos uno de mis pechos y lo estruja, avivando la excitación que hay en mi cuerpo, me siento arder de pies a cabeza, y que me toque hace que me enloquezca más. Juega con mi pecho un rato, en lo que sigue soltando lamentos mientras su miembro entra y sale cada vez que elevo y dejo caer mis caderas. Todo se descontrola más cuando Jungkook baja un poco su cabeza y con su lengua rodea mi pezón, siento la piel ahí arder cuando lo hace, salgo de él y vuelvo a entrar, sintiendo mis paredes cada vez más contraídas debido a que me siento más cerca de lo que pensé cuando apenas hemos comenzado. Quiero durar todo lo posible en este placentero momento. La lengua de Jungkook juega con mi pecho, mandando descargas eléctricas a mi zona baja, haciendo que me moje más y que cierre más a su alrededor haciendo que Jeon gima por la sensación.
—Jina...me encanta...sentirte así... Dios mío —sus labios vuelven a los mios, atrapándolos, haciendo un baile desenfrenado que siquiera puede llamarse beso, uno en donde nuestras lenguas solo intercambias saliva y hacen sonidos obscenos —Sal, nena, vamos a hacer otra cosa —me avisa, dándome una nalgada que me quema, y yo gimo por el impacto.
Me levanto con sutileza sacando su polla de mi interior, Jungkook se pone de pie y me señala la mesa que hay en el comedor, estoy nublada por el deseo se acabar con él, por eso corro prácticamente hasta llegar a la mesa, siento un ardor que me cala las extremidades en mi intimidad, y antes de que Jeon llegue, me subo a esta abriendome de piernas y sin pensarlo comienzo a masturbarme, haciendo círculos con mis dedos en mi clítoris, algo resentido pero dispuesto. Cuando Jungkook llega a mi, me sonríe con lascivia, encantado por mi imagen, y me deleito con la suya al estar completamente desnudo ante mi. Por eso avivo más mis movimientos en mi intimidad, sancandome gemidos para que Jungkook escuche.
—Eso Jina...tocate más fuerte, nena —me incita y yo acato la orden, y esta vez introduzco uno de mis dedos, no es lo que realmente me gusta, a decir verdad me gustan más los dedos de Jungkook por su largura, pero si es para que me mire, todo está bien y se siente bien, muy bien, más cuando comienzo a sacarlo con desenfreno, maltratándome a mi misma.
—Ah...Jungkook —grito cuando a acercado sin avisar su rostro a mi hendidura y su lengua comienza a trabajar en mi clítoris mientras no dejo de penetrarme con los dedos, es increíble como Jeon convierte una simple masturbación en algo tan...excitante y que me pone al límite a cada segundo que pasa —Dios... Metemela ya...por favor —pido, desesperada, sintiendo su músculo trabajar con fiereza sobre mi punto y siento mis piernas temblar, me siento cerca, muy cerca.
Jungkook se compadece de mi y aparta su rostro de mi intimidad y yo hago lo mismo con mis dedos sacándolos de mi interior. Jeon se posiciona entre mis piernas y primero pasea su miembro totalmente duro sobre mi intimidad, acariciando mi clítoris y haciéndome delirar de puro placer. Por esto amo a Jeon Jungkook, y también por mucho más, pero innova en las experiencias y es imposible cansarte de él, tal vez él se canse un día de mi, pero yo de él nunca, eso sin duda alguna.
—Joder... Eres...mierda, Jeon —me quejo, porque está jugando conmigo a su antojo, pero se que lo está haciendo es retrasando todo lo que puede el orgasmo, para estallar los dos juntos.
—¿Qué soy, Jina? Dímelo, bebé —lo miro a la cara para darme cuenta de que tiene una sonrisa burlona en la cara, de esas que me ponen muchísimo en estos momentos, de esas que hace que mi fuego crezca a niveles preocupantes, joder, estoy, ardiendo.
—Eres...un...hijo de puta —espeto, y Jeon al recibir la respuesta que esperaba y sobre todo que quería, ensancha sus comisuras y alinea su punta con mi hemdiduda y suspiro.
Con una mano hace que mi espalda choque con la fría madera de la mesa y abrazo a Jeon por la cintura cuando se introduce de golpe y hace que arquee la espalda. Joder, eso a sido...ardiente.
—Jina, tocátate para mi ¿vale? —me pide.
Con sus caderas comienza un entra y sale constante y arremetedor, haciéndonos gemir de puro placer, moviendo mi cuerpo en cincronía con sus embestidas y tal y como me lo pidió comienzo a acariciar mis pechos como puedo, porque si Jungkook me está destrozando de esta manera es difícil concentrarse en otra cosa que no se en la manera en que entra y sale de mi interior, en como su miembro se acopla a mis paredes.
Abro mis ojos para verle, tiene el ceño fruncido, muerde con fuerza su labio inferior y se nota que está aguantando todo lo que puede, sus brazos están sujetando mis caderas para que sus embestidas sean más certeras, está sudado debido al esfuerzo y me encanta, me encanta verle así de sexy, así de excitado, con las puntas de su cabello goteando, las venas de sus brazos sobresaliente por la fuerza, me encanta el cuerpo de Jeon, siempre me a parecido súper sexy este hombre y ahora que le veo de esta manera y me estoy fijando sus rasgos, es precioso y a la vez caliente de sobremanera.
Jeon de algún modo de percata de que le miro y su mirada encendida se conecta con la mía, gimo cuando cambia el ritmo de sus embestidas al mirarme, no sonríe, está perdídamente en el deseo que ambos estamos formando, sale lento de mi interior sin salir del todo y entra de golpe. Arqueo la espalda y tiemblo de pies a cabeza, no creo que pueda retrasar un poco más esto, me siento demasiado cerca.
Jeon vuelve a repetir la acción y esta vez también gime de manera lastimera, claramente demostrándome que en cualquier momento necesita estallar al aguantarlo más.
—Jungkook...ya...no puedo más —le digo, Jeon sonríe enseñándome esos dos incisivos que sobresalen de los demás y vuelve a repetir la acción de salir lentamente y entrar de manera brutal, tocando la cima en mi interior y chillo, dejándome la garganta y estallando en el orgasmo más salvaje que he tenido nunca.
Cuando Jungkook comienza a salir de mi interior, me doy cuenta de que también a estallado, no se cuando, no le he sentido, y si soy sincera, me frustra un poco que sea así, quería sentirle venirse en mi interior. Pero incluso cuando se acaba todavía estoy sufriendo leves espasmos debido al orgasmo, no se que a hecho conmigo, pero sin duda a sido alucinante, hemos estallado de una manera voraz, y cuando bajo mis pies de la mesa y toco el suelo mis músculos se tensan completos, están resentidos y me duele el cuerpo, estoy en un estado catatónico del cual va a ser difícil sacarme.
—Me has dejado mal, oíste —le reprendo, él está viendo todos mis movimientos y lo escucho reír.
—¿En serio? Yo pensaba ahora ir a jugar a la cama —lo miro y está sonriendo, parece que su orgasmos no a sido para tanto como el mio.
—Eres un vicioso —me burlo de manera juguetona y me engancho en su cuello.
—Solo contigo, Jina, solo contigo —y sonríe, pero la sonrisa dura tanto como la mía, o sea, nada, porque le beso, lento y con calma. Sintiendo la suavidad de sus labios moverse con los mios.
—Venga, que si es en la cama y no debo de moverme, todo bien —le respondo después de separarme de su boca y él sonríe ampliamente. Si es que es un adicto a esto. De verdad.
—Ni un músculo, el que los moverá es el que los tiene —le pego en el brazo sonriendo.
Jungkook me coje en volandas y camina conmigo. No me importa si esto fue o no alguna vez un matrimonio por conveniencia o arreglado, lo que me importa es que pudimos arreglar nuestras diferencias. Y vaya, salí ganando.
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