• Capítulo veinte •
• Jugando con el significado de los tulipanes •
Toda su atención estaba puesta en los estantes de la florería dónde se encontraba, Mitsuya — él único que se lo había tomado seriamente— se encontraba haciendo las preguntas que él no de atrevía mientras veía a la encargada atender.
Estaba conciente de que el tiempo estaba corriendo, la primavera se convirtió en invierno; su cumpleaños número veintiuno había pasado con un festejo en casa de sus abuelos y el festejo número veinte de Matsuno fue hace un par de días.
Su segundo año en la universidad había terminado, sus prácticas empezaban al igual que su trabajo de medio de tiempo de ambos y sin duda alguna sus momentos de felicidad hacían crecido.
Nuevos trabajos, nuevas metas, calificaciones aprobatorias y becas que llegaban a la puerta de su hogar para ambos; el año que había transcurrido sin duda los había hecho crecer en todo.
Menos en el valor que le faltaba, aún tenía guardada la bonita caja que contenía un bello anillo plateado con una piedra preciosa en el centro.
Si, tuvo infinidad de oportunidades de entregarlo; desde la escapada a la playa en las vacaciones de verano, o en la fiesta de Halloween que organizaron hace un mes atrás.
También pudo hacerlo cuando empezó a trabajar en la Veterinaria del señor Izumi o simplemente en cualquier día, pero no, Chifuyu se merecía más.
"– Baji. — La voz de Mitsuya lo regreso a la actualidad— Los tulipanes son la flor de temporada, podrías hacerlo con ellos.
– ¿Estás seguro? Bueno las veces que le he regalado flores son rosas o lirios."
Ver al siempre tranquilo Takashi voltear los ojos para extenderle un catálogo que se encontraba en sus brazos lo hizo reír, Mitsuya siempre lo había apoyado en ese tipo de detalles románticos para Matsuno y por ello estaba completamente agradecido — a pesar de discutir algunas veces—.
Colores, significados, precios, ramos y plantas llegaban conforme pasaba las hojas; fotografías de bonitos arreglos con nombres extraños y uno que otro dato.
Todos llamaban la atención y cada uno de ellos le recordaba al rubio que en esos momentos se encontraba en la aerolínea de la ciudad abarcando el área de recepción.
Tenía mil ideas y claro cada una de ellas había participado su madre y su suegra, siendo sus cómplices de aquel momento preciado que quería regalarle a la señora Matsuno.
Yukiko-san — Como la bella mujer le había pedido que le dijera—, no había mejorado ni empeorado; pero estaba muy seguro que su conversación aquel tres de noviembre cuando le pidió la mano de Chifuyu en el patio de Shirakawa se quedaría en su vida por siempre.
"Hazlo, Keisuke, porque estaré segura que Chifuyu se quedará en buenas manos."
Claro que lo haría, siempre lo cuidaría porque era su deber y una promesa silenciosa que había quedado entre ellos.
"– Los tulipanes son flores muy hermosas señor Baji. — La palabra señor Retumbó en su cabeza al escucharla — Pero en definitiva si quiere dárselo a su pareja el rojo es el indicado.
– Quiero pedirle matrimonio. — Decirlo en vez de pensarlo sonaba bastante irreal ahora que lo escuchaba con su voz titubeante— He esperado un año.
– Oh..."
La cara de emoción en la castaña que lo atendía le regreso un poco de tranquilidad mientras que la mano que sostenía su hombro le daba el apoyo que necesitaba.
La loca idea de que Matsuno lo rechazará seguía en su cabeza porque a pesar de todo nunca le había dicho algo referente a casarse.
Si, hablaban a futuro la mayoría del tiempo pero, normalmente, solo era un año después; «el siguiente año, o en la próxima Navidad, tal vez en el cumpleaños que viene» eran las frases que pasaban por su cabeza en ese momento.
"– Puedo darle algunas opciones. — La sonrisa sincera que le daba la encargada lo hizo asentir emocionado— Bien..."
Y así en esa tarde de nieve en la florería del centro de Shibuya, siendo guiado por una experta y un buen amigo que le daba un golpe cada vez que se le salía un comentario mordaz se decidió como le pediría matrimonio al menor.
Porque el rubio se merecía el mundo entero y él se encargaría de dárselo por toda su vida.
Porque Baji Keisuke le pertenecía eternamente a Matsuno — próximamente Baji— Chifuyu.
Observar a la gente pasar frente a él, dándole unos cordiales buenos días lo hacía felíz; si su sueño era ir por los aires pero en definitiva sabía que estar ahí era necesario.
Sus prácticas algunas veces eran pesadas, otras eran más tranquilas y había días como esos dónde la mayoría de las personas ya habían salido de la ciudad para pasar año nuevo en diferentes países.
Familias, parejas, amigos era lo que se estaba acostumbrando a ver al estar ahí.
Quería llamar a Baji, saber cómo estaba y si ya había desayunado — Debido a que él partía antes hacía el aeropuerto—, también preguntar si tenía mucho trabajó o simplemente estaba como él.
Pensándolo, anhelando que llegara la tarde-noche para verse y compartir una cena deliciosa para después acurrucarse en la cama disfrutando ver los copos de nieve por la ventana mientras ellos se enrollaban en las mantas.
Si, en definitiva necesitaba llamarlo, para escuchar su voz; dejando que su oído se sintiera bendecido al escuchar como le decía "te amo" cada vez que podía para que se quedará en una nube de felicidad todo el día.
"– Matsuno Chifuyu. — La voz de la persona que se había parado frente a él lo hizo voltear, llevando una mano a sus labios antes de poder decir algo— Tengo una entrega para ti.
– ¿Todo bien Takemichi? Esto es demasiado raro y...
– ¡Esto es un trabajo especial señor! ¡Ponga atención!"
Sin poder evitarlo una risa escapó, seguida por otra y otra más al ver la cara de seriedad de su mejor amigo; no entendía nada hasta que un ramo de tulipanes naranjas fue puesto frente a él.
El delicioso olor de las flores lo hicieron suspirar de satisfacción para después ver a Hanagaki.
"– Los tulipanes naranjas significan felicidad. — Musitó con tranquilidad su amigo antes de extenderle un sobre— Tu Romeo lo manda."
Con delicadeza tomo el bonito sobre de color beige, antes de siquiera poder agradecer Hanagaki ya estaba llendo a la salida mientras el acomodaba el ramo a su lado.
« Chifuyu.
Desde que llegaste a mi vida, la felicidad se hizo presente.
Te amo.
Con amor Keisuke.»
Sin poder evitarlo, sonrió, como nunca lo había hecho en su trabajo porque Baji — a pesar de estar al otro lado de la ciudad—lograba hacer sus días felices.
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La noche anterior había sido todo miel sobre hojuelas, Keisuke lo había recibido con Yakisoba casero y tenía listo el manga que compartirían antes de dormír; a mitad de su lectura solo se dejó arrullar por las caricias del azabache que se percató de su cabeceó.
Esa mañana, Baji se levantó con él para hacer el desayuno y darle un beso deseándole buen día.
Podía sentir sus energías renovadas y juraba que la sonrisa que llevaba no podría ser más grande.
"– Oi Chifuyu. — Con delicadeza alzó la mirada hacia su escritorio temporal en la recepción viendo a Draken apoyado en él— Perdón, pero tengo que abrir el taller hoy.
– Buenos días Draken. — Saludó antes de sentarse en el lugar— ¿Vienes a cotizar precios? ¿Tomarás unas vacaciones?
– Por el momento no, pero Baji es insoportable. — El comentario logró que volteara un poco la cabeza en forma de duda— Es tan idiota, pero ten están son para el trabajo."
Una bonita maceta con un moño rojo fue puesta en el único lugar libre de su escritorio, los tulipanes blancos estaban perfectamente cuidados y abiertos.
"– Significan paz. — Comentó Draken antes de sonreír y extenderle un sobre en esta ocasión azul cielo— Nos vemos, dile a Baji que se pase por el taller para darle mantenimiento a la Goki."
Con voz baja Murmuró un "Nos vemos" para escuchar con atención los suspiros de sus compañeros de trabajo a sus espaldas, si, el sabía a la perfección que su novio era encantador.
Sintiendo las miradas puesta en su espalda, abrió con cuidado el sobre sacando una bonita hoja con bordes adornados de gatitos.
" Fuyu.
Con solo ver tu sonrisa, puedo sentir que todo va bien.
Estando contigo puedo sentir paz.
Te amo tanto.
Keisuke.»
Era mentira lo que había dicho al principio del día, porque en efecto su sonrisa pudo ser aún más grande a pesar de que le quedarán varias horas de trabajo.
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Miércoles por la mañana y parecía que su buena dosis de felicidad sería limitada hasta ese día, la noche anterior no pudo ver a Keisuke debido a que tuvieron una emergencia en el hospital veterinario donde se encontraba y tuvo que quedarse de guardia.
Se levantó solo, sintiendo como la cama era fría y grande sin la compañía del azabache; desayunó sin ganas al no escuchar la ducha o los chistes malos de Baji.
Aún con la incomodidad en su pecho, pudo avanzar hasta las puertas de cristal tratando de dar su mejor sonrisa a él personal que se cruzaba.
"Es tan afortunado" "Toda la semana le han traído flores" "Hoy se la han volado" "Que envidia" fueron las pequeñas frases que empezó a escuchar conforme avanzaba y se ajustaba su cortaba.
"– Buenos días Yuyu. — Su ceño se frunció al ver un gran arreglo que tapaba por completo a Kazutora— Si te apuras a recibir esto créeme que te lo agradeceré.
– ¿Qué significa esto Tora? — Indagó al sostener la base del arreglo florar que le extendió su amigo—
– Son flores tonto. — Volteó los ojos con desgane a pesar de que sabía que el contrario no lo vería— Los tulipanes rosas significan seguridad."
Antes de poder cuestionar otra cosa sintió como un sobre nuevamente era puesto en uno de sus dedos para después escuchar la risa de Hanemiya acompañada de una despedida.
Con dificultad se acuclillo a un lado de su escritorio depositando el nuevo regalo, deleitándose visualmente al ver los tulipanes rosas en hileras acomodadas.
Sus ojos viajaron al sobre color blanco que reposaba en el suelo para después alzarlo y romper la parte de arriba.
La hoja de color azul se dejó ver, iniciando nuevamente con su nombre.
« Chifuyu.
Me encanta dormir a tu lado pero cuando puedo dormir en tu pecho y me rodeas con tus brazos me siento demasiado cómodo.
Eres mi lugar seguro.
Te adoro tanto, que no me imagino una vida sin ti.
Con amor Keisuke."
Sus mejillas ardían y podía jurar que a ese paso, toda su área de trabajo quedaría adornada completamente de flores.
Pero sin duda alguna, su felicidad seguía en racha.
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Un suspiro de cansancio salió de sus labios al bajar de la motocicleta de Baji al llegar al trabajo, le había implorado que ese día le ayudará a llevar el gran arreglo del día anterior a su departamento para poder plantar las flores.
Amaba con fervor las plantas y el hecho de que los tulipanes se pudieran plantar aún después de ser cortados lo hacía verdaderamente feliz.
El primer ramo de tulipanes reposaba en el florero que se encontraba en la barra de la cocina, la maceta adornaba su escritorio y ahora el gran arreglo sería plantado en el balcón de su hogar para poder conservarlo.
"– Kei, me encantan las flores pero ¿Por qué? — Cuestionó al tomar la mano del mayor y guiarlo dentro de su trabajo— ¿Es alguna clase de código?
– Te amo Fuyu. — Si, nuevamente Baji estaba cambiando de tema antes de contestarle— ¿Estoy siendo molesto con ello?
– ¡No! ¡Me gusta mucho!"
La bonita sonrisa del azabache lo hizo sonreír y seguir caminando aún siendo observado por las personas que se cruzaban con ellos.
Su cejos se levantaron con sorpresa al ver a Mitsuya esperando en la silla que se encontraba frente a su lugar de trabajo con un pequeño ramo — de seis tulipanes— entre sus manos.
"– Llegaste demasiado temprano Mitsuya. — Gruñó su pareja al observar al capitán de la segunda división de la ToMan— Fuyu, me llevo el arreglo te veré en la noche.
– Buenos días para ti también Baji. — Bufó el sastre antes de extenderle el ramo— Los tulipanes azules significan tranquilidad, perdón por no quedarme Chifuyu pero tengo que terminar unos trajes.
– Pero...
– Te amo Chifuyu. — Cortó inmediatamente sus dudas Keisuke al darle un pequeño beso en los labios antes de cargar sus flores— Te prometo que mañana será el último día que mandaré a alguien."
¿Era normal sentirse como colegiala enamorada? ¿O solamente era él?
Con la mente perdida y sus últimos minutos libres fue a buscar un florero con una de las señoras del lugar; obteniendo varias sonrisas coquetas y halagos para Keisuke sobre su romanticismo.
Cuando regreso a su lugar otro sobre estaba acomodado en el centro, el color dorado lo hizo reír antes de acomodar sus flores.
Después de acomodarlas perfectamente, volvió a repetir su rutina de abrir la nueva nota.
« Chifuyu.
No puedo decir nada que no sepas, pero sigue mirándome como lo haz hecho todo este tiempo.
Me regalas tranquilidad.
Con amor Keisuke.»
Si, sin duda alguna Baji se merecía todos esos halagos y hasta más.
Porque era el dueño de todo su corazón.
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El viernes llegaba por fin a su vida, estaba cansado de tener que madrugar todos la semana mientras rogaba que su cama — y Baji— no lo soltaran.
Ya no sabía que hacer en el trabajo, las preguntas del porque estaba recibiendo flores diarias o que decían las notas lo atermentaban al no saber ni él mismo que contestar.
Por ello con cuidado estaba sentado en su lugar, siendo vigilado por las demás chicas del área de administración y recursos como si esperaran el momento sagrado del día a pesar de que ya pasaban las dos de la tarde.
"– Buenas Chifuyu. — Si, nuevamente ahí estaba uno de los mejores amigos de su novio— Iba a venir Mikey pero está ayudando a Shinichiro.
– Hola Pah, no hay problema ¿Cómo estás?
– Bien, ¿Y tú? ¿Qué tal el trabajo?"
Ciertamente se sentía aliviado al ver a Pah-chin y poder comentar aunque sea, no le molestaba que los demás vinieran, pero simplemente todos ya tenían vidas muy ocupadas.
"– Ba-chin manda esto, son tulipanes púrpuras. — Y ahí estaba otra pequeña maceta, con un moño blanco y botones cerrados— Dice que estás son abundancia para tu trabajo, se las recomendó su mamá.
– Muchas gracias Pah, cuando quieran pueden pasar por el departamento. — Sonrió recibiendo el pequeño obsequio— ¿No hay carta?
– No, solo otro mensaje."
Su cara cambio a una de total sorpresa, ciertamente si amaba esos detalles pero leer lo que escribía Keisuke lo hacía más feliz.
"– Mañana es el gran día.
– ¿Eh?
– No lo sé, fue lo único que dijo."
Con más dudas que respuesta se despidió de Pah, pensando, que era lo que realmente pasaría...
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La comodidad de la cama no quería soltarlo por nada del mundo, el calor que lo estaba cubriendo lo hacía totalmente feliz mientras su cuerpo rogaba que se quedarán descansando todo el día.
El ansiado fin de semana había llegado y con ello su descanso de una larga semana; estaba esperando con entusiasmo ese día y sabía que su pareja también.
Era año nuevo y al igual que todo su aniversario, quería cumplir más años junto a Keisuke, tener más anécdotas, ver más películas, hacer más excursiones.
Simplemente quería más de Baji, quería compartir todas sus mañanas con él y amarlo con la misma intensidad — o más— conforme pasarán los días.
El sonido de unos toques en la puerta lo hicieron abrir los ojos, percatandose que el azabache ya no estaba a su lado.
Con pesar, tuvo que despejarse de la comodidad y tomar una de las chamarras de su pareja para ir a la entrada principal y averiguar quién llamaba.
Keisuke no se encontraba en el departamento, no había ruido y Peke J y Horchata se encontraban durmiendo en el sillón del centro de la estancia; era extraño.
Los toques se intensificaron, haciendo que sus pasos fueran más rápidos y sus murmullos acerca del descanso perturbado aumentarán.
Al abrir la puerta, pudo divisar un solo tulipán, envuelto en papel transparente y con un moño plateado que combinaba a la perfección con el color.
"– Los tulipanes rojos significan amor eterno. — La voz tan conocida de Keisuke llegó a sus oídos antes de dejarlo pasar— Quiero estar contigo por siempre Chifuyu, amarte todos los días de mi vida y hacerte el hombre más feliz."
Podía observar como la mano ajena temblaba, mientras la nieve caía atrás de Baji; ¿Todo eso había sido por su aniversario?
"– Matsuno Chifuyu. — una oleada de nervios lo recorrió al ver cómo el azabache buscaba en el bolsillo de su abrigó para después hincarse— Le prometí a tu madre que te haría el hombre más feliz y me prometí a mi mismo que nunca te dejaría solo.
– Kei...
– ¿Quieres casarte conmigo?"
El aire dejo de entrar a su cuerpo al ver cómo Baji se las ingeneaba para abrir la cajita de terciopelo que tenía en su mano; el bonito anillo que reposaba ahí era tan brillante, como el futuro que les esperaba juntos.
"– ¡Por dios Kei! ¡Si! ¡Si quiero!"
Sin pensarlo se lanzó a los brazos del mayor, sin importarle estrellarse contra el suelo y estar en medio de una nevada Dicembrina; lo único que podía pensar era, que próximamente estaría casado con la persona que lo sostenía firmemente.
Las lágrimas bajaban por sus mejillas al sentir como era alejado y su mano izquierda era tomado, y justo donde estaba el anillo que conservaba desde hace un año y meses atrás fue colocado la nueva joya.
Un anillo de compromiso adornaba su dedo, siendo lo más maravilloso que podía tener antes de la argolla matrimonial que compartiría por el resto de su vida con Keisuke.
La felicidad lo embriagaba y entendía una sola cosa.
Estaba feliz de conocer al nerd que le llamo la curiosidad en la preparatoria.
Estaba enamorado de Baji Keisuke, sin medidas ni peros...
Hola, hola personitas ❤️.
Pues que les digo, ya los nenes tenían que comprometerse.
No puedo juzgar la edad porque pues uno de caso a los dieciocho AJAJAJAJA.
Así que espero les guste esto ✨
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