• Capítulo dos •
• Tomarse de las manos •
Estaba jodido en definitiva se encontraba jodido, ¿Cuando se había permitido caer ante ese sentimiento? ¿En qué momento decidió que una de sus prioridades era mantener una relación amorosa?
No lo sabía y estaba muy seguro que no quería saberlo, después de aquel día donde —por fin— pudo conocer al rubio que le parecía tan lindo, sus encuentros empezaron a ser demasiado recurrentes, desde que llegaban juntos a la escuela, hasta que se daban el tiempo de compartir unos fideos en las escaleras del tercer piso.
Parecía una maldita broma, pero realmente Matsuno Chifuyu se estaba adentrando en su vida rápidamente, dando un giro de 180° en ella.
"– Creó que no estoy entendiendo. — Mascullo Kazutora pasando las frituras que estaba compartiendo con él— Estás actuando como señora de cuarenta años porque ¿Te gusta Chifuyu?
– Está actuando como señora soltera y sin aspiraciones porque es un cobarde. — Irrumpió el capitán de la ToMan dejando por un momento sus dorayakis— Sus pelotas se están haciendo tan chiquitas que Chifuyu nunca podrá encontrarlas.
– Cállate Mikey, no tengo la culpa que te reflejes en mi. — Canturreo con diversión al escuchar a sus amigos— Simplemente esto está pasando demasiado rápido.
– Bueno yo tambien caería por Chifuyu, es demasiado tierno y a la vez fuerte. — Comento Hanemiya causando que un ligero gruñido de molestia saliera inmediatamente— Pero ¿No tú también le gustas?
– ¿Qué?
– Bueno, desde que se empezaron a tratar hace un mes todos los días está contigo mientras grita "Baji-san". — Aclaró el castaño con pequeños reflejos rubios haciendo el ademán de las comillas con las manos— Es más ¿Dónde está? Normalmente estaría aquí apenas llegan de la escuela.
– Con Takemichi. — Murmuró apretando ligeramente la mandíbula — Takemichi es otro problema ¿No tenía novia?
– Hina-chan está de visita con sus abuelos hasta final de mes. — Aclaró Mikey al observar su frustración— De hecho Chifuyu y Hina-chan de llevan demasiado bien, normalmente Takemicchi para ser el extraño de la relación.
– Vamos Baji ¿Por qué no lo llamas? Puedes decirle que..."
El pequeño sonido de llamada de su teléfono interrumpió bruscamente la conversación, logrando, que sus nervios se acentuarán rápidamente al reconocer el tono predeterminado que había escogido para el pequeño Matsuno.
Realmente todo había iniciado tan extraño que no entendía como sus sentimientos habían crecido tan rápido, ese mismo día cuando el estúpido de Mikey había llegado con Hanagaki y Draken gritado un sin fin de idioteces hacía su persona logro desencadenar las risas de Chifuyu —las cuáles catalogaría como sus favoritas— para que después terminarán hablando hasta tarde en las escaleras del cuarto piso.
Simplemente agradecía conocer al chico bonito que había llamado su atención, pero, no se esperaba acercarse tanto al rubio.
Al día siguiente, tenía a Takemichi junto a Chifuyu frente a su escritorio de la escuela riendo de un sin fin de anécdotas mientras compartían unas galletas para que al término del descanso se fueran con la promesa — exclusivamente de Chifuyu— de comer juntos ese día.
"– Hola Chifuyu, perdón Baji está perdido en sus pensamientos. — Escuchó la burla explícita de Kazutora en aquella frase al mostrarle su teléfono— Deja que sus neuronas se conecten y te contesta.
– No seas cabrón. — Murmuró con frustración al arrebatar su teléfono de las manos ajenas— ¿Chifuyu?
– ¡Baji-san! — Gritó del otro lado de la línea, la persona que no lograba sacar de sus pensamientos— ¿Está muy ocupado?
– No, Kazutora y Mikey ya se iban.
– ¿Nos está corriendo? Que hijo de puta. — Murmuró Mikey al pararse del suelo y tomar la chaqueta que llevaba— Vamos Kazutora, Shinichiro traerá ramen para cenar y Emma está viendo sus cosas de chica.
– Pero Emma me da miedo, no quiero ver las películas de Netflix. — Habló en en tono bajo su mejor amigo mientras tomaba el mismo camino que Manjiro— Mierda, me siento traicionado por él.
– ¿Chifuyu? — Repitió al no escuchar contestación del otro lado al mismo tiempo que les regalaba una seña obscena a sus amigos antes de salir— ¿Estás bien?
– ¡S... Si! Solo ehh, estoy llegando apenas al departamento y tenía hambre pero pase a la tienda de souvenirs y encontré promoción de Peoyung Yakisoba.
– Comprendo. — Susurro con tranquilidad al esperar la misma frase que llevaba escuchando el último mes cada tres días— Entonces...
– Eh ¿Ya comió Baji-san?"
Una pequeña risa sincera salió de sus labios para después murmurar un pequeño "no", entendía, que era la respuesta que quería Matsuno para seguir con la pequeña rutina de verse en el cuarto piso mientras compartían el plato de fideos clásicos.
"– ¿Comemos juntos? — Cuestionó el menor, logrando que su sonrisa se ensanchará—
– Bien, llevaré los refrescos.
– ¡Vale! Nos vemos en...
– En diez minutos, en las escaleras del cuarto piso. — Completo la frase antes de que el rubio empezará a divagar— Ahí estaré, Chifuyu."
Con rapidez termino la llamada, antes de que sus latidos acelerados —los cuáles solo eran para Chifuyu— se intensificaran; en definitiva Matsuno lo mataría de un paro cardíaco y no estaría ni enterado.
Sin meditarlo tanto tiempo tomo la primera sudadera que tenía a la mano, para después salir por la puerta de su habitación y tomar dos refrescos de manzana que normalmente pasaba a comprar cuando Chifuyu no lo acompañaba a casa — por Hanagaki claramente— teniendo como excusa la idea de platicar un rato mientras compartían una dulce bebida.
En definitiva Matsuno Chifuyu si estaba cambiando su vida rápidamente, adentrándose sin prisas en ella, pero realmente no le molestaba.
Observaba por quinta ocasión la pantalla de su teléfono, deseando, que el reloj digital que se mostraba cambiará rápidamente.
La llamada que había tenido con el azabache había concluido hace segundos pero no podía evitar sentirse abrumado por todo lo que estaba sintiendo, nervios, emoción, felicidad.
Baji Keisuke era la única persona que había conseguido eclipsarlo rápidamente desde el primer instante que lo había visto — si en la faceta de nerd—, pero en definitiva no podía entender como había logrado mantenerse en una parte de sus pensamientos constantes.
En realidad no mentiría si afirmaba que Baji era su único pensamiento, porque, al despertar el rostro del azabache era lo primero que se le venía a la mente, al igual que en las clases se preguntaba si el mayor las entendería o le pediría ayuda en algún resúmen y no podía olvidar mencionar que en las tardes la incógnita de lo que estuviera haciendo llegaba rápidamente.
Pero las noches eran el delirio para él, porque para Keisuke no le bastaba ser su último pensamiento — el último porque se dormía pensando en él—; también era participe en sus sueños y eso lo estaba volviendo loco.
Pero loco en el buen sentido, claro si había uno.
"– Baji-san ¿También pensará en mi? — Soltó al aire al ver el pequete de fideos que debía preparar cuando el agua estuviera lista— ¿Tú qué dices Peke J?
– Si, yo tampoco lo creo. — Contestó inmediatamente al escuchar un pequeño maullido de su acompañante— Pero, si lo hiciera aunque sea una vez en el día, me haría muy feliz."
Un pequeño suspiro fue retenido al morder su labio inferior, sabía que estaba pensando muchos las cosas pero no quería hundirse en ellas.
Nunca había tenido problemas con su sexualidad, estaba seguro que le gustaban los chicos, pero, por alguna extraña razón sentía que la palabra gustar no era la indicada para definir lo que sentía por el capitán de la primera división de la ToMan.
Estar con Baji era un mar de emociones encontradas, que constantemente causaban olas de nervios en su persona al igual que pequeñas mareas de felicidad; si en algunos casos podía sentir remolinos por ello debido a la confusión que sentía pero en definitiva no podía explicar las cosas.
Simplemente agradecía que Baji encontrará a Peke J un mes atrás, porque no podía ser más feliz de que entrara a su vida.
El burbujeo del agua llamo completamente su atención para empezar a preparar el Peoyung Yakisoba, recordando, como nació la pequeña costumbre entre ellos de compartir un momento acompañados de los fideos.
El agradecimiento hacía Baji fue precisamente invitarlo a comer al día siguiente y todo hubiera salido bien, si Takemichi no hubiera rogado que lo acompañará a comprar un regalo para Hinata.
¡Era débil! Y por ello no pudo negarse, pensando — tonta e ingenuamente— que no tardaría demasiado, pero claramente con el rubio llorón fue imposible; terminando con una larga caminata y sin el regalo para la hermosa chica que lo aguantaba.
Cuando llegó al complejo departamental encontró a Keisuke esperando fuera de su puerta —portando el uniforme de la ToMan por segunda ocasión—, con los ojos cerrados y apoyando la cabeza en la pared.
Pero no fue eso lo que lo hizo correr, fue ver la ceja ajena abierta y unos cuantos rasguños en sus mejillas; claramente no podía dejarlo ahí así que simplemente lo dejo entrar, sin intuir que ese pequeño acto era el principio para dejarlo entrar en su cabeza y vida.
Tal vez fue la preocupación que lo dominaba en ese instante y por ello empezó a soltar las primeras oraciones coherentes que formulaba su única neurona funcional; tomando como tema principal el hecho que no tenía comida lista y solo contaba con un paquete de Peoyung Yakisoba clásico que había comprado el día anterior.
"¿Te gusta el Peoyung Yakisoba, Chifuyu?" Fue la pregunta que llegó a sus oídos inmediatamente cuando terminó de hilar su — muy escaso— vocabulario incoherente, dando un pequeño asentimiento “ ¿A usted le gusta Baji-san?".
Irónicamente la felicidad que sintió al escuchar el pequeño si por parte de Keisuke, era más grande de lo que esperaba; debido a que compartían un nuevo gusto con su mayor.
Y por ello cuando tuvo listo frente a Baji el plato con fideos, se sintió contento y aún más cuando escucho la pequeña pregunta “¿Lo compartimos?".
El ronroneó de Peke J logro sacarle una pequeña risa, para que regresará a sus obligaciones con su pequeño minino; sirviendo la comida en el tazón que se encontraba ahí.
Dejando los fideos fue rápidamente por una chamarra debido al frío que hacía en las tardes para terminar calzando unas botas y salir de su cómodo hogar con los fideos en mano.
El aire frío pego inmediatamente en su rostro, haciendo que por inercia se acurrucara en el cuello de alto de su playera y sintiera un pequeño picor en la punta de la nariz, la idea de que era mejor compartir ese día en su departamento la comida empezaba a ser tentadora.
Con pasos rápidos subió hasta el cuarto piso, encontrando a la persona que últimamente se adueñaba de todo su ser; esperándolo, con esa actitud despreocupada que empezaba a gustarle en demasía.
"– Baji-san. — Llamó, sintiendo como su ritmo cardíaco empezaba a ser más rápido y sus piernas comenzaban a temblar— ¿Tarde mucho?
– Chifuyu. — Observó como su nombre era saboreado letra por letra para terminar en una pequeña sonrisa— No, siéntate."
Claramente lo hizo, porque podía sentir el calor del contrarió cerca en la bonita tarde de Octubre mientras ponía en sus muslos el pequeño recipiente que compartirían para culminar extendiendo un par de palillos.
El silencio que empezaba a invadir en el ambiente mientras degustaban aquella comida, le traía una extraña paz, como si lo único que necesitara era sentir a Keisuke a su lado para estar tranquilo.
"– Hace frío. — Comento al terminar de comer y estirarle el empaque al contrario para que estuviera más cómodo— Siento que se me congelan las manos."
Un pequeño jadeó de sorpresa escapó de sus labios al sentir como la mano del azabache tomaba la suya, envolviendola en el calor que emanaba mientras la unión se dirigía a los labios de Baji.
"– Ba... Baji-san. — Balbuceó al sentir como una pequeña mordida era depositada en el dorso de su mano para después ser escondida en la bolsa de la sudadera del mayor— Eh...
– Tienes manos suaves, Chifuyu. — Soltó con diversión su acompañante regalandole pequeñas caricias dónde anteriormente dejo la ligera marca de sus dientes— Así no morirás de frío y tendrás tu mano a salvó."
Una sonrisa llena de felicidad se poso en sus labios al sentir como las breves y delicadas caricias no cesaban a pesar de que el más alto siguiera comiendo, prefiriendo dejar los palillos en el tazón para tomar su bebida antes de soltar su mano.
Sin pensar decidió pasar sus dedos entre los largos falanges de Keisuke, disfrutando aquella acción en esa tarde.
Porque, esperaba, que ninguna chica que Murmuraba en los pasillos conociera esa calor antes que él.
Porque estaba seguro que encontró la segunda manera en la que Baji Keisuke estaba entrando en su corazón.
Hola, hola personitas ❤️.
¿Cómo se encuentran el día de hoy?
Espero que muy bien ✨.
Gracias por el amor brindado al igual que sus comentarios y votos, me hacen muy feliz.
Comentarios, sugerencias ———>
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