• Capítulo dieciséis •

• Comparten cama •

El delicioso aroma de Keisuke lo estaba invadiendo Completamente — gracias a la sudadera que le había dejado esa mañana— el frío de invierno empezaba a frecuentarse en la ciudad y por fin podía disfrutar un fin de semana libre de tareas.

Los exámenes habían terminado y debido a los deberes escolares la celebración del cumpleaños de Baji había sido pospuesta con la advertencia de que sería festejada junto a la suya.

La organización que estaba llevando para la fiesta sorpresa de su pareja estaba marchando de maravilla y en definitiva la emoción de que viera su regalo lo estaba volviendo loco.

El ronroneó de Peke J al momento de ver la puerta le aviso que Baji estaba a punto de llegar, y el pensamiento de acurrucarse con él en el sofá con películas malas de terror empezaba a nacer.

El tintineo de las llaves logro que se parará inmediatamente para recibir a su novio y esperar a que lo llenará de mimos como últimamente pasaba; por ello sus pies empezaron a caminar hasta detenerse unos pasos antes de la entrada.

Los murmullos del otro lado de la puerta hicieron que su ceja izquierda se levantará y sus labios presentarán un leve puchero; no era malinterpretar las cosas pero por esa vez esperaba que Kazutora, Takemichi o el mismo Inupi decidieran alejarse de su departamento.

"– Permítame. — Escuchó aquel Murmuró justamente cuando el azabache abría la puerta— ¡Estoy en casa!

– Bienvenido Kei. — Musitó con delicadeza antes de recibir la mochila y el casco de su pareja—

– Abuela, le prometo que iré en cuanto pueda ¡Acaban de terminar mis exámenes!

– ¿Kei? — Inquirió al ver el ceño fruncido de su pareja—

– Solo este fin de semana ¿Verdad? Bien, nos vemos."

Con una mueca de disgusto y pasos rápidos Baji tomo su cintura, ocultando su rostro en la curvatura de su cuello y depositando un pequeño beso en su blanca piel.

La tensión que tenía era palpable, sus músculos estaban contraídos y su espalda estaba rígida por la molestia; estaba conciente que Keisuke adoraba a sus abuelos, eran tan unidos que era extraño para él escuchar ese tipo de conversación y contestaciones de su novio.

"– Fuyu. — Un escalofrío paso por su espalda al sentir como los caninos de su pareja se enterraban en su piel— Mis abuelos quieren que vaya este fin de semana.

– Ve Kei, puedo decirle a Micchi que se quede conmigo.

– No, quiero decir, ¿Vamos juntos? — Cuestionó antes de pasar su lengua por aquel lugar donde había mordido— También estará mi tía y...

– Y su esposo. — Concluyó al hilar toda la información ignorando por un momento todo lo de su exterior— Prepararé las mochila, mientras come algo."

Con la cabeza llena de aquellas platicas que tenían en su antiguo hogar, las escaleras como testigo y los gruñidos presentes decidió entrar a su habitación sacando una mochila que si pareja acababa de adquirir.

Baji adoraba a su familia, sin mentiras y sin problemas; exceptuando a su vieja tía con ideas tradicionales que siempre lo hacía terminar en la carretera —para regresar a Shibuya—, a altas horas de la madrugada por sus discusiones.

Keisuke nunca había sido un hombre con paciencia, pero lo poco que tenía lo ponía en juego cuando sus comidas y cenas familiares con aquel par se presentaba.

Estaba conciente de que los abuelos del azabache sabían de él — y que lo conocían desde niño por lo que dijo Kazutora—, su suegra le decía hijo y sus primos que llegaban en vacaciones lo estimaban.

Pero el pequeño revoltijo en su pecho lo hacía dudar por una vez, como si un mal presentimiento se encargará de acentuarse en sus pulmones y le arrebatará el aire.

El pequeño maullido del minino que tenían lo hizo sonreír, para sacar su teléfono y llamar a la única persona que podría quedarselo sin quejas.

"– ¡Yuyu! — Alejó rápidamente su teléfono por el gritó que había resonado — ¿Qué pasa? ¿Baji no a llegado?

– Hola Tora, no, no pasa nada de eso de hecho es para pedirte un favor. — Respondió rápidamente antes de escuchar como Hanemiya lo bombardeaba con preguntas— Kei y yo iremos a visitar a sus abuelos este fin de semana y todo salió de repente pero no podemos llevar a...

– ¡Yo me quedo con mi sobrino! No hay problema, es más en estos momentos estoy saliendo para allá y llamaré a Takemicchi e Inupi para que me ayuden. — Las alertas rojas en su cabeza empezaron a sonar rápidamente al escuchar aquel plan terminando de doblar la ropa que tenía en las manos— No te preocupes Yuyu, nosotros nos encargaremos de JJ y de su departamento.

– Tora...

– Bye, ya voy para allá."

El fuerte oleaje de frustración que empezó a recorrer su cuerpo lo hizo cerrar rápidamente el cierre de su equipaje para salir con pasos rápidos de su recámara.

En cuanto observó al mayor sentado en el sofá individual decidió hacer lo más sensato.

"– Kei. — Llamó con cansancio antes de sentarse en el regazo del mencionado— Tora viene para acá junto a Micchi e Inupi.

– ¿Se llevarán a Peke J? — Cuestionó con diversión quitando los cabellos que caían sobre su frente y depositaba un pequeño osculo en su piel expuesta—

– Se quedarán a dormir. — Comentó antes de alejarse para empezar a brindar delicados besos en la barbilla del más alto— Ya está lista la mochila."

Disfrutando la cercanía, la plática quedó a un lado mientras delicadas caricias eran depositas por toda su espalda.

El mal presentimientos seguía pero, en algún punto, su subconsciente le aseguraba que mientras estuviera con el azabache todo saldría bien.

Las cuatro horas y media que pasaron en la Goki fueron suficientes para terminar ansiosos por llegar a las pequeñas casas de Shirakawa, el clima helado que se sentía los hizo tomar un pequeño descanso para colocarse abrigos más gruesos y guantes afelpados que ayudaban a sus manos un poco.

La nieve empezaba a verse por toda la locación y el ambiente de aquel pueblo los ayudaba a relajarse un poco antes de llegar a su destino.

Ambos habían visitado incontables veces el lugar pero por una vez al ver la casa con tejado triangular cubierto de nieve la ansiedad atacaba por completó.

El estacionar la moto fue toda una azaña por la nieve y bajarse de ella fue una cruel broma por la misma capa blanca que cubría las botas que llevaba; unos metros más estaba la casa de sus abuelos maternos junto a su madre y estaba seguro que al día siguiente los irían a visitar.

"– Mierda. — Siseó su acompañante cuando Intento tomar su mano—

Vamos Kei, antes de que nos congelemos."

Por el grosor de la tela que cubría sus manos optó por tomar su muñeca y caminar rápidamente por lo que — suponía— era el camino que normalmente se veía en las otras estaciones del año, podía sentir sus piernas temblar por los nervios y sus manos aferrarse aún más a Keisuke como si no quisieran dejarlo ir en ningún momento.

Podía sentir arder el anillo en su anular como si le quisiera recordar que estaba ahí cuando la puerta fue abierta abruptamente por alguien desconocido y que lo examinó de pies a cabeza deteniéndose en el agarre que tenía en la muñeca de su novio.

"– Keisuke. — Nombró con claro desplante de despreció el hombre mayor que se encontraba frente a él— Pasa."

El rechazo que sintió al ver cómo el desconocido jalaba a su pareja por el hombro, le molestó en demasía por la agria actitud del que suponía era el famoso tío de Baji.

El agarré en su mano lo hizo sonreír, agradecido, de que la mirada achocolatada del azabache estuviera dándole tranquilidad.

"– Vamos, Fuyu. — Un vuelco en su corazón lo hizo sonrojarse, Keisuke siempre podía verse atractivo pero estaba seguro que esa mirada que le transmitía seguridad lo dejaba eclipsado—"

Las miradas puestas en él lo hacían sentir incómodo, podía divisar a varias personas en la estancia y como su corazón se agitaba debido al atosigamiento que sentía; varias de esos ojos le recordaban a la mirada de su padre aquel día que se distanciaron.

El calor en su mano lo hizo bajar sus iris, el guante que portaba había sido quitado y ahora podía observar como sus dedos eran entrelazados por los del azabache.

Ambas manos izquierdas estaban unidas y las argollas de sus anulares resplandecía más que nunca, como si quisieran recordarle todo lo que llevaban afrontando desde antes de ser pareja.

"– ¿Ese es Chifuyu? — Escuchó entre todos los murmullos la voz áspera del señor de la casa— ¡Oh dios es Chifuyu! Ya estás tan grande.

– Buenas noches señor Yoshi. — Saludó haciendo una ligera reverencia ante el dueño del lugar— Han sido muchos años sin verlo.

– ¡Hana! Keisuke a venido con Chifuyu. — Gritó con entusiasmo el abuelo de su pareja antes de apresarlos en un abrazo— Que bueno que llegaron, tomen asiento ¿O quieren tomar un baño? El camino debió ser largo y el tren a de venir repleto.

– Venimos en moto, abuelo. — Hablo por primera vez Baji antes de aferrarse aún más a su mano— Hay demasiada gente.

– ¡Tus tíos decidieron invitar a algunas personas, varias chicas son de tu edad pero yo les dije que vendrías con tu novio!"

Una oleada de terror fue reflejada en su mirada al momento de que sus ojos chocaron con los de su pareja, Baji Keisuke estaba molesto, no, corrección.

Baji Keisuke estaba furioso porque entendía claramente las intenciones de aquellas acciones, y ciertamente aunque el estuviera en la misma situación intentaba controlarse porque por una vez no sabía que pasaba por la mente de su pareja.

"– Oi, tía Akane. — Llamo con diversión Keisuke al soltar su mano y darse la vuelta— ¿Y dónde dormirán todas esas chicas?

– Pensaba que sería bueno que todos durmieran en la sala Keisuke. — Arrogante, fue la única palabra que se le ocurrió para definir el tono de voz de la hermana de su suegra— Pero veo que trajiste un amigo.

– Chifuyu no es mi amigo. — Musitó con tranquilidad Baji, observando como su nombre era pronunciado con ternura — Es mi novio ¿Mi madre no se lo dijo? Estamos viviendo juntos."

Si no fuera porque estaba más entretenido en encontrar palabras para definir todas las reacciones, estaba seguro que una risa saldría sin permiso al ver cómo los grandes ojos cafés — Que la mayoría de los Baji tenían— de Akane casi salían por la sorpresa.

"– Vamos a tomar un baño abuelo, ¿Dónde podemos dejar las cosas? — Pregunto el chico de hebras largas que vivía con él antes de ignorar por completo como las chicas presentes empezaban a susurrar lamentos—

– En tu habitación Keisuke, ¿Quieren un futón extra o algo parecido? Tu abuela tiene varios.

– No, dormiremos en la misma cama. — Podría jurar que después de aquella frase un alto ave María purísima se escuchó por el lugar y varios siseos de molestia retumbaron por las paredes— ¿Podríamos verlos mañana? El viaje fue demasiado largo.

– No hay problema, mañana nos vemos en el desayuno. — Contestó inmediatamente el señor Yoshi palmeando sus hombros— Descanse."

Haciendo una ligera reverencia y recitando un amable "Descansen" siguió como un patito a su pareja que había salido inmediatamente del lugar, el silencio que había en el pasillo era estremecedor y que Keisuke llevará las manos escondidas en sus bolsillos lo hacían dudar.

¿Y si no lo hubiera acompañado?

Realmente nunca se había puesto a pensar acerca de cómo los veía la gente después de lo que pasó con su progenitor pero en definitiva ahora que lo veía su padre no era el único con esos semblantes despectivos.

Desde que llegaron al lugar pudo observar como toda la familia de su pareja los veía raro, como si lo que hicieran fuera lo más anormal.

"– Precioso, se que estás cansado pero ve a tomar una ducha en lo que yo arreglo la cama. — El aire empezó a entrar con dificultad en su sistema al momento de escuchar aquel dulce apodo— ¿Fuyu? Mierda yo lo siento, ¿Te molesto?

– ¡NO! Digo no, solo me sorprendió pero me gusta ¡En serio lo hace!

– Está bien, ahora ve y toma un baño, en serio muero de sueño."

Sacudiendo rápidamente la cabeza en afirmación ingreso a la puerta que tenían delante de ellos para observar la habitación.

La cama matrimonial se encontraba pegada a la pared y podía observar algunos Tomos de manga en la mesita de noche.

Suponía que la otra puerta de madera llevaba al baño y en ese mismo instante lo confirmo cuando la abrió.

El tiempo pasó tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba envuelto entre las calientes mantas y los brazos fuertes que cada noche lo sostenían.

Aquel mal presentimiento se extinguía y sus inseguridades se esfumaban porque cada noche que Baji le transmitía calor lo hacía felíz.

Porque su momento favorito del día era compartir la cama con Keisuke.

Hola, Hola ❤️.

¿Cómo se encuentran el día de hoy?

Espero que muy bien, el día de hoy es momento que nos pongamos al corriente con esto.

Así que espero les guste.

Gracias por las personas que votan y comentan se merecen todo lo bueno de la vida.

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