9.
— Sakura —movió gentilmente a la chica — Hey Sakura, despierta.
La pelirosa abrió un poco sus ojos, pero la cegadora luz del día hizo que de inmediato los cerrara nuevamente.
— ¿Hinata? — preguntó un poco confundida mientras adaptaba su vista a la luz.
La Hyuga le ayudó a incorporarse para sentarla cuidadosamente. Y aunque Sakura intentó hacer los movimientos más normales, simplemente su cuerpo no respondió como ella quería, el alcohol le brindó además de una increíble resaca una gran torpeza en todo su cuerpo.
— Vaya, parece que sí se te pasaron las copas.— rió un poco.
— ¿Cómo me encontraste?.
— Pues... ayer estuve en la oficina del Hokage y alguien avisó que no llegaste a trabajar, fue un reporte casi sin importancia, pero hoy pasé al hospital y Shizune me preguntó por ti, me comentó que hoy tampoco habías llegado a tu turno y que no sabían dónde te habías metido, ya te habían buscado en tu casa e incluso en casa de tus padres. Así que sólo se me ocurrió que quizás estarías en el antiguo departamento de Sasuke y ¡bingo! aquí estás.
Sakura ocultó su rostro entre sus manos y soltó un grito de enojo entre sus palmas.
— ¡Todo es por su estúpida culpa!- sentenció furiosa.
Hinata la miró extrañada.
— ¿Su culpa? — inquirió. — ¿Es por Sasuke?
— Sí — admitió con un puchero — mi estabilidad emocional siempre se va a la mierda por él.
En ese momento el alcohol parecía la única cura para el remolino de emociones que atormentaba a la pelirosa, así que de nueva cuenta tomó la botella de sake y dio un trago largo antes de que Hinata pudiera arrebatarle la bebida.
— Wow, espera... no bebas de ése modo, mejor cuéntame ¿qué sucedió esta vez?
— Me avergüenza decirlo... es que... me siento sumamente estúpida.
— Vamos cariño para eso soy tu amiga, puedes decírmelo.
La ojiverde miró de reojo a la Hyuga, si bien no creía correcto contarle ésto a la esposa de su mejor amigo, también era cierto que no tenía a alguien más para desahogarse.
— Antier... Shikamaru me dijo algo acerca de Sasuke, algo que pisoteó la poca esperanza que tenía de que él y yo pudiéramos tener algo.
Hinata abrió sus ojos muy sorprendida de escuchar eso, Sakura siempre había sido optimista en cuanto a un futuro entre ella y Sasuke, incluso en los peores momentos, y que ahora la pelirosa hablara con tanto derrotismo le caía de sorpresa.
— ¿Qué fue lo que te dijo Shikamaru?
Con un hilo de voz apenas audible Sakura respondió.
— Dijo que... Sasuke está... interesado en otra chica.
La Haruno escondió su rostro entre sus rodillas para poder sollozar. Le dolía repetir eso, no dejaba de preguntarse por qué su amor no era suficiente para el azabache.
Hinata la miraba atónita, no esperaba ver a Sakura así de afectada por un hecho que tarde o temprano pasaría.
— Seguro es una cara bonita y ya, pero tú eres de las mejores Kunoichis de la aldea, graciosa, inteligente, eres fabulosa, puedes enamorar a quien tú quieras.
— Quise convencerme de eso— secó sus lagrimas con la mano— así que fui a robarme su expediente ninja y para nada, es una chica llena de cualidades.
— ¡SAKURA! ¿estás loca? ¡pudieron arrestarte por robarte un expediente!
— Ya lo sé, pero tenía que saberlo. Y curiosamente es una chica que pertenece a tu clan.
En la pequeña mesa del Rincón estaba un sobre de documentación, Sakura lo tomó torpemente entre sus manos y luego se lo extendió a Hinata.
Las expresiones de la Hyuga se transformaron al ver la documentación, primero estaba muy a la expectativa, ella no conocía a alguna chica del clan que fuera un mejor partido de lo que era ella, todas a excepción de su hermana eran chicas inferiores. Al sacar la ficha de identificación su expresión se relajó y se echó a reír.
— ¿Hinata?— preguntó extrañada su amiga— ¿Qué es tan divertido?
— Pues todo — admitió con una última risa — Ésta mujer es de lo más patético de la vida, me parece un mal chiste que Sasuke se fijara en ella.
— Entonces la conoces.
— Por supuesto que sí, es una cosita insignificante de una rama insignificante de mi clan. En verdad no tendrías que ponerte así por Jin, no es más que basura.
Las palabras de Hinata hicieron sentir un poco incómoda a Sakura quien se removió un poco en su lugar, nunca había escuchado a la chica expresarse así de nadie, y aunque no lo expresó, el comentario le molestó bastante.
— Bu-bueno es que sus reportes de misión son excelentes, su figura es preciosa y su cara ni se diga...
— Sakura, pon atención— dijo dándole un pequeño golpe en la frente— si te digo que Jin no representa amenaza alguna como mujer, debes creerme.
— Pero...
— Pero nada, no quiero verte así de nuevo, de hecho se me acaba de ocurrir algo. Date una ducha y luego nos vamos.
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— Eso quiere decir que no fuiste a tu cita con el Hokage.
— Ayame, ¿por qué debería ir a una cita con Kakashi?
—Porque está buenísimo, no sé si necesitas otra razón.
Las chicas se echaron a reír.
— Lo admito, está buenísimo, pero aún así no quiero ser una más de su lista.
— Pero estás encantada de ser una en la lista de Naruto.
Jin se ahogó con su té al escuchar eso.
— Cara de castor ¡cállate! La abuela podría oirte.
— Quizás debería enterarse que te estás coronando como una zorra quitamaridos. — respondió en voz baja.
La peliazul le mostró el dedo medio a su amiga y luego volvió a beber de su té.
— Y a todo esto, lo tuyo con él... ¿De qué va?
— ¿A qué te refieres? — alzó una ceja.
— Sí de qué va todo esto, ¿están enamorados o sólo es sexo?
— De mi parte sólo es sexo, disfruto estos encuentros por el placer que me generan, pero siento que Naruto me está viendo de otra manera y quizás debería hablarlo con él antes de que piense que yo tengo el mismo interés amoroso por él.
— Toda una rompe matrimonios.— se burló Ayame.
— Sí, mañana me buscaré otro matrimonio para arruinar.— comentó sarcástica.
Unos golpes en la puerta de la casa les arrebataron la charla tan divertida que mantenían las dos chicas.
— Iré a abrir, mientras puedes tratar de hacer algo para comer.
— Sí su majestad— hizo un saludo mlitar— lo que ordene.
Jin se levantó divertida de su lugar y luego fue a la entrada, al abrir la puerta se encontró nada más y nada menos que a Hinata y a una chica. pelirosada.
— Señora Uzumaki... Qué sorpresa.
— Hola cariño, sólo vengo de rápido a pedirte algo.
La peliazul se cruzó de brazos y cambió su postura, sabía perfectamente que la presencia de Hinata en su hogar era solo para fastidiarla.
— Claro, te escucho.
Hinata dibujó una sonrisa hipócrita antes de hablar.
— A nombre de la rama principal del Clan Hyuga necesito que desalojes ésta vivienda lo antes posible.
Los ojos de Jin se abrieron como platos.
— ¿Estás de broma?
— No querida para nada, tienes lo que resta del día para largarte de esta vivienda.
— Y se puede saber ¿por qué llegó a esa decisión la rama principal?
— Simplemente porque estás conflictuando nuestras relaciones con nuestros amigos.
— Hinata no hace falta hacer esto— dijo Sakura tímidamente.
— Por supuesto que hace falta.— espetó con superioridad.
— Disculpa ¿es por ti?— preguntó Jin en un tono de molestia — ¿qué se supone que te hice?
— No... Bueno no es que tú...— Sakura no pudo siquiera terminar de responder porque su amiga la interrumpió a media oración.
— Es que te estás metiendo con su prometido.
Los ojos color perla de Jin se abrieron aún más.
— ¿Qué? Espera yo no estoy saliendo con nadie, creo que me están confundiendo.
— No, para nada, Shikamaru se lo dijo claramente, que tú te le estás metiendo por los ojos a Sasuke.
Esta vez la que se sintió abrumada fue Sakura, no daba crédito a las mentiras que estaba diciendo Hinata sólo por ayudarla o quizás las decía sólo para molestar a aquella chica.
— ¿Sasuke es tu prometido? — se dirigió a Sakura — A ver esperen un momento, yo no tengo ningún interés en esa bestia.
— Cuida tus plabras— le advirtió Hinata— Esa "bestia" es el mejor amigo de mi marido y por lo tanto también es amigo de la familia principal.
— Yo no voy a medir mis palabras con alguien que es tan poco hombre. Porque espero que Shikamaru también les haya informado que Sasuke trató de tomarme por la fuerza.
Sakura se llevó una mano a la boca, sorprendida por lo que aquella chica había dicho.
— No, no puede ser, Sasuke siempre ha sido un caballero, ni siquiera le dirige la palabra a las chicas con facilidad...— argumentó la ojiverde.
— Es obvio que Jin está inventando esto como medida desesperada para que no la eche de aquí, pero su patético recurso no le va a servir. Cuando vuelva mañana no quiero verte ni a ti ni a la anciana habitando esta propiedad.
Antes de que Hinata se diera vuelta, Jin la tomó por el brazo para detenerla.
— No puedes hacernos esto.— dijo en una mezcla de súplica y reclamo.
La esposa de Naruto rió un poco y luego se soltó del agarre de la chica.
— Claro que puedo hacerlo, no olvides que soy la princesa de tu clan, así que lo lamento pero esto sólo es culpa tuya y de tu promiscuidad. Espero que encuentres un lugar a dónde irte pronto.
Habiendo ganado el encuentro, Hinata se retiró del lugar junto con una muy avergonzada Sakura.
Por su parte Jin al cerrar la puerta se tendió a llorar mientras se dejaba caer sobre sus rodillas.
Ayame había escuchado todo y aunque quiso decir algo, prefirió guardar silencio y solo abrazar a su amiga.
Tras unos minutos donde Jin había dejado de llorar, Ayame decidió romper el silencio.
— Jin... Pueden quedarse en mi casa por un tiempo si quieres.
— No.
La Hyuga secó sus lágrimas y luego se puso de pie.
— ¿No? ¿Acaso tienes un lugar a dónde ir?
— No pienso causarte molestias a ti y a tu papá. Y tampoco voy a dejar las cosas así con Hinata. Qué ni piense que esto se va a quedar así.
La mirada de Jin estaba clavada en el horizonte mientras su mente tejía un plan para poder cobrar venganza de Hinata.
— Jinnie, ¿qué vas a hacer?— preguntó con un poco de miedo la castaña.
— Voy a cobrarme la deuda que la vida tiene conmigo, el ser una Hyuga siempre ha sido una terrible carga, pero esta vez tengo todo para hacer que el apellido le pese más a la rama principal que a mi.
La chica entró a su habitación, se quitó los jeans y la playera para colocarse un diminuto vestido negro que Ayame sólo le había visto un par de ocasiones.
— No te entiendo Jin. — dijo mientras observaba como su amiga se alistaba.
— No importa, ya lo entenderás, por el momento necesito tu ayuda para empacar. En lo que yo voy a ver al Hokage.
— ¡¿Al Hokage?! Pero pensé que tú no querías verlo.
— No quiero, pero esta vez jugaré mejor mis cartas. Y para poder ganarle la partida a Hinata primero necesitaré un bote salvavidas.
— ¿Y ese bote salvavidas es Kakashi?
Jin asintió con la cabeza. Se puso un poco de labial y cepilló rápidamente su cabello.
— Vuelvo en unas horas Ayame.
— ¡Jin!— la detuvo la morena— No hagas algo de lo que te puedas arrepentir.
— De lo único que me voy a arrepentir es de no hacer nada.
Jin salió rápidamente de su casa y para su buena fortuna un par de calles después de encontró a su amigo y compañero de misiones.
— Jin qué preciosa luces así ¿Vas a alguna fiesta?
La peliazul se paró frente a Shikamaru, le sonrió tiernamente y luego sin previo aviso le dio un puñetazo en la nariz.
El golpe hizo que el chico se llevará las manos a la nariz, mientras un hilo de sangre bajaba de sus fosas nasales.
— ¿Pero que demon...
— Eso te ganaste por chismoso. Y perdóname pero no tengo tiempo de explicarte. Luego nos vemos.
Hasta aquí el capitulo, estuve bien desaparecida pero volví. ¿Les gustó?
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