5.

Jin escapó de ahí, dejando a  Naruto y a su amigo a solas.

— Sasuke — dijo el rubio mientras terminaba de acomodarse los pantalones. —¿Cuándo volviste a la aldea?

El Uchiha lo miraba con desdén. Sabía que no era precisamente el más atinado para hablarle de moral a su amigo, pero aún así reprobaba totalmente que se exhibiera de ese modo.

— Ayer, volví para tu boda pero llegué muy noche. Corrígeme si me equivoco pero ¿no te casaste con Hinata?

Naruto se llevó una mano detrás del cuello, evitando la mirada del azabache.

— Es algo complicado.

— Estabas por follarte a otra mujer— soltó con molestia.— No veo que tan complicado debe ser admitir tus errores.

El ojiazul odiaba el sermón que estaba recibiendo, y sinceramente no le estaba prestando demasiada atención, su mente estaba demasiado ocupada pensando en a dónde habría ido Jin.

— Me estás escuchando— lo agarró de la ropa con fuerza.

— Tsch — chasqueó la lengua con enfado— Si, si, ya sé que está mal.

Sasuke soltó a Naruto.

— No te reconozco.

— No necesito que me sermonees Sasuke. Mejor dime ¿qué es lo que quieres hablar conmigo?

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Jin caminaba de forma apresurada de vuelta a la aldea.

— Esto fue una locura.

Abotonó su pantalón y luego acomodó sus senos dentro de su brasiere, iba tan ensimismada que no reparó en la gente y terminó chocando con una persona.

— Disculpe.

Al levantar la vista, sus ojos se abrieron con sorpresa.

— ¿Eres una maldita ciega? Fíjate por donde caminas.— le reprendió Hinata.

— ¿Ah?— se quedó congelada sin saber qué hacer.

La mujer rodó los ojos sin querer disimular toda la molestia que le causaba la sola presencia de Jin.

— ¡Que te quites!— la apartó bruscamente.

Hinata caminó unos pasos y luego se detuvo para volver a hablarle a la peliazul.

— Por cierto Jin, acomódate la blusa, no está bien que una Hyuga ande así como si fuera una mujerzuela. Ten un poco de respeto por el clan.

Sin añadir nada más, Hinata se fue y Jin no supo porqué pero obedeció y de inmediato acomodó su ropa.

Fue hasta su casa y al cerrar la puerta soltó un gran y largo suspiro.

—  ¿Dónde estabas?— preguntó la abuela Hanaro provocando que la chica brincara por el susto.

— No hagas eso anciana, me vas a matar del susto un día de estos.

— No respondiste, ¿dónde estabas?

La joven elevó la mirada tratando de pensar en una historia creíble.

— F-Fui  a la tumba de Neji.— se excusó.

— Mientes, fui a buscarte ahí y no estabas.

Jin comenzó a entrar en pánico.

— Yo... Ahmmm...

En ese momento alguien comenzó a tocar la puerta y fue la salvación momentánea del interrogatorio que estaba atravesando la Hyuga.

Al abrir, Jin sintió que el mundo estaba de joda. Parados frente a su puerta se encontraban el sexto Hokage y Hinata Hyuga.

— Ho-Hokage Sama— dijo con dificultad.

— Qué tal Jin, ¿podemos entrar?— preguntó Kakashi.

La peliazul asintió torpemente y abrió más la puerta para permitirles la entrada.

Hinata y Kakashi se sentaron donde la abuela Hanaro les había indicado amablemente.

— ¿Les puedo ofrecer un té?— preguntó amablemente la anciana.

— No gracias, sólo necesitamos hablar con Jin a solas.— se apresuró a responder Hinata.

La señora entendió en ese momento que debía irse del lugar, así que luego de hacer una reverencia salió del sitio.

La peliazul no daba crédito a lo que estaba a punto de pasar, "seguramente ya se enteraron y vienen por mí, me exhibirán delante toda la aldea como una mujerzuela y luego me mandarán a prisión", pensó.

— ¿E-e- en qué puedo ayudarlos?

— Verás, mmmhhh... cómo comienzo a explicar esto.— dijo Kakashi tratando de encontrar las palabras que necesitaba.

— Hokage Sama, si me permite yo le explico todo a Jinnie, después de todo somos del mismo clan— respondió ofreciendo una cálida sonrisa.

Eso era precisamente lo que Jin odiaba de Hinata, la hipocresía con la cuál se manejaba, jamás en su vida la había llamado " Jinnie" pero estando el Hokage tenía que fingir que trataba bien a todos los de su clan, menuda falsedad.

— Jin, ayer Naruto y yo— hizo una pausa para contener la furia en su voz—fuimos atacados en nuestra noche de bodas.

La Hyuga se sintió diminuta en ese momento,de inmediato recordó su travesura de la noche anterior.
Esta vez nada iba a poder salvarla.

— Y bueno no hay demasiados ninja que sean lo suficientemente buenos para ser discretos y eficaces para reunir información. Así que le pedí al Hokage que tu fueras parte de la investigación para encontrar al hombre que trató de asesinarnos.

— Lo siento yo...— dejó de hablar— ¿espera qué?

Hinata tuvo que forzar una sonrisa y repitió lo que había dicho con anterioridad.

— Espero que aceptes a ayudarme, por favor hermanita— hizo un puchero.

La Jounin no daba crédito a las actuaciones de Hinata, aborrecía por completo su forma de ser.

— Cl-cla-claro, yo a-ayudaré.

— Jin, este asunto es de prioridad por tratarse de los Hyuga así que mañana mismo vendrá el líder de la investigación por ti.— le informó el Hokage.

La chica asintió.

— Bueno pues eso es todo querida— se levantó Hinata y se aproximó a darle un abrazo. — En serio muchas gracias.

Hinata se despidió de ambos y luego se retiró del lugar.

— Hay algo más que debo tratar contigo Jin.

— Tiene toda mi atención Lord  Hokage.

— Este asunto es muy confidencial, nadie puede enterarse lo que estás investigando, porque queriendo darle un poco de lógica a todo esto, me parece que uno de tu clan pudo ser el responsable del ataque.

La chica se removió incómoda en su lugar y tragó saliva.

— N-no se preocupe por eso, seré muy discreta con lo que digo.

Kakashi le sonrió y luego se levantó de su asiento para dirigirse a la salida.

— Una última cosa Jin— se detuvo el peliplata antes de salir.— No me has dicho qué día irás a comer conmigo.

De inmediato las mejillas de la chica se tornaron de color rojo, hacía meses que estar con el Hokage le incomodaba por una sola razón, a la menor oportunidad le insinuaba el interés que tenía por salir con ella.

— He estado muy ocupada en misiones, casi no he tenido tiempo libre— se excusó.

— Así que es eso— dijo sin estar convencido.— Entonces haré que descanses este mismo fin de semana, espero que el sábado te quede bien para ir a cenar.

Jin lo miró sorprendida y aunque quiso poner alguna excusa, terminó accediendo.

Kakashi se retiró y  Jin se quedó ahí con el corazón palpitándole como nunca.

Pensó en todo, tooodo lo que había ocurrido, era demasiado abrumador.

Fue a lavarse la cara y al salir cayó en cuenta que su toalla no estaba. Rápidamente recordó la pequeña maleta que había cargado con sus cosas para huir hace unas horas. Debía afrontar la idea de que no había forma de recuperar esa maleta, porque eso significaría ver a Naruto otra vez.

La chica salió del lugar y fue a Ichiraku a buscar a su mejor amiga, pero para su mala fortuna Ayame no se encontraba ahí.

— Entonces, vendré a buscarla más tarde. — le dijo al padre de su amiga.

— Niña espera dame un momento, te daré un Ramen para que comas en tu casa.

Jin agradeció el gesto y se sentó en uno de los banquillos a esperar por la comida.

— Que sean dos ramen— pidió una voz a la espalda de la Hyuga.

La chica se giró para ver que Naruto se encontraba parado detrás de ella.

— ¿Qué demonios piensas que estás haciendo?— preguntó apenas y audible.

— Pido comida para que cenemos.— respondió despreocupado el Uzumaki.

A Jin se le abrieron sus perlados ojos como platos al escuchar la respuesta de Naruto.

El papá de Ayame le entregó la bolsa con comida al ojiazul.

— Gracias viejo. Ahora háganos un favor, si alguien pregunta por mí o por Jin, no diga que nos vio, no hemos podido comer en todo el día por una misión en la que nos tuvieron trabajando y no quiero que mi único alimento del día también me lo fastidien.

— Por supuesto, yo no los he visto por aquí.— rió.

— ¿Nos vamos?— se puso sobre sus rodillas y se ofreció a llevar en su espalda a la kunoichi.

— ¿Estás loco?— preguntó en voz baja.— No voy a subirme en tu espalda.

— Tranquila, no va a pasar nada.— para obtener la respuesta que quería de la chica subió el tono de voz— Vamos Jin si apenas puedes caminar súbete, yo te cargaré, no tengo ningún problema.

La peliazul lo fulminó con la mirada.

— ¿Esta todo bien Jin?— se preocupó el dueño de Ichiraku.

— Claro señor, no es nada, Naruto está exagerando.— sonrió para restarle importancia.

— Pues deberías aceptar que él te cargue, o si lo prefieres yo te llevo hasta tu casa.— comenzó a quitarse el delantal.

— ¡No!, no hace falta.

Jin bufó y luego se trepó a la espalda de Naruto, éste agarró sus piernas firmemente y luego con su modo Sannin se fue corriendo a una velocidad impresionante hasta llegar al que había sido su departamento toda su vida.

— Listo, llegamos—  bajó cuidadosamente a la chica.

El Uzumaki buscó las llaves en sus bolsillos y luego abrió el pequeño lugar dejando pasar primero a la Hyuga.

— ¿Vivías aquí?— preguntó Jin mientras inspeccionaba el lugar.

— Sí, este fue mi "hogar" hasta antes de ayer.— mencionó con cierta pesadez.

Jin se quedó observándolo, y Naruto ahora le parecía tan diferente a cuando lo había mirado antes.

Puso atención al destello dorado que su cabello tenía en algunos mechones y que sólo era evidente con tenues rayos de sol, vio como los ojos del chico eran más azules y brillantes de lo que ella recordaba, su boca, al ver su boca una sonrisa se escapó en los labios de la chica. Su boca era perfecta.

Naruto se dio cuenta de que Jin lo observaba y se ruborizó un poco al notarlo.

La chica se paró delante de él dejando muy pocos centímetros entre ambos.

Fijó su mirada en los ojos del chico y lentamente se acercó a sus labios para dejarle un beso suave, pronfundo y muy lento.

El beso fue diferente a los anteriores, ambos se tomaron su tiempo, se deleitaron con el sabor del otro y cuando la respiración fue insuficiente se alejaron para poder recuperar el aire.

— Jin— dijo con la voz entrecortada.

La chica lo veía con atención, expectante a lo que pudiera decir.

Nuevamente, Naruto atrapó los labios de la Hyuga para luego tomarla de los muslos y enredarla en su cadera. La chica colocó sus manos detrás del cuello del Uzumaki, haciendo que el beso se hiciera más profundo.

— Necesito hacer esto— dijo con voz ronca.

— Lo sé, yo igual quiero hacerlo— confesó la chica.

Sin agregar nada más Naruto recostó suavemente a Jin en la cama y comenzó a desnudarla sin prisa alguna.

No me maten por dejarles hasta aquí el capítulo. ¿Les ha gustado?










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