11.
⚠️Aviso⚠️
Este capítulo tiene contenido Lemon, no me hago responsable de los efectos que este texto pueda causar en su mente.
— Se puede saber ¿qué mierda tienes en la cabeza?— cuestionó furioso el Uzumaki al entrar y ver a su esposa sentada tomando una taza de té.
— Sí amor buenas noches yo también te extrañé.
Naruto tomó bruscamente a Hinata y la levantó de su lugar.
— Oye qué te pasa ¡me lastimas!— dijo mientras forcejeaba para zafarse del agarre.
— ¡¿Es cierto que echaste a Jin de su casa?!
La Hyuga hizo silencio y eso sólo exasperó más al Uzumaki.
— ¡Te hice una jodida pregunta! ¡Contéstame!
— ¡Sí la corrí! ¿y?
Sus miradas se desafiaban a cada segundo más, entre ambos había una tensión sin precedentes y la atmósfera se había cargado de ira entre ellos.
— Dime la razón, dime una maldita buena razón por la cual la corriste.
— Eso a ti no te compete, ¿o ahora te preocupas por las rameras de Konoha? No me extrañaría que lo hicieras desde que te revuelcas con una.
Naruto sintió que la sangre le hervía y no pudo seguir escuchando más a Hinata. Sin pensarlo levantó su mano y en un impacto firme y directo, estrelló su palma en la mejilla izquierda de la chica.
Se hizo un silencio horrible en la casa de los Uzumaki. Los gritos cesaron luego de aquel golpe, y contrario a lo que cualquiera hubiera esperado, Hinata respondió la agresión con un puño suave directo en el pecho de su marido.
Naruto cayó al suelo repentinamente, la falta de aire fue tan súbita que ni siquiera podía gritar por ayuda.
— No me vas a volver a tocar en tu puta vida pedazo de animal.— le advirtió al rubio para luego darle una patada en el rostro que lo dejaría totalmente inconsciente.
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— Volveré por la mañana para ver qué las instalaciones estén perfectas para ustedes.—dijo Kakashi con una espléndida sonrisa.
— ¿Por qué no se queda a dormir por hoy Lord Hokage?— preguntó la anciana que se encontraba detrás de su nieta.
Jin giró a ver a su abuela haciéndole una mirada de "c a l l a t e".
— No, no puedo, no me gusta estar aquí.
— Bueno entonces qué remedio— le respondió Jin con una expresión de falso lamento.
— Entonces que mi nieta se quede hoy con usted.— sugirió en forma imperativa la abuela Hanaro.
Los ojos de la chica fulminaron a la anciana de inmediato.
— ¡Abuela! ¡Por favor!
— Jin— le habló Kakashi con tranquilidad— No te preocupes, quizás es culpa mía al externarle a tu abuela mi interés por ti, pero descuida que de ningún modo pretendo cobrarme el favor, o hacer algo de ese estilo, siéntanse tranquilas de saber que las ayudé desinteresadamente.
La Hyuga sonrió y le agradeció al Hokage.
— Jóvenes no pierdan el tiempo y disfruten de la vida cuando puedan.
La peliazul se giró una vez más a la señora y esta vez la anciana entendió que se había pasado de la raya, así que se excusó con ambos y salió de ahí para dirigirse a su nueva habitación.
— Disculpa a mi abuela, suele ser así de... "Sugerente"
El Hokage rió un poco.
— No me molesta, es bastante divertida.
— No dirías lo mismo si la tuvieras todos los días avergonzándote.
— Bueno creo que en eso te concederé la razón.— repuso con su característico encanto.
Era cierto que Jinhabia rechazado varias veces a Kakashi porque en su puesto de Hokage era un fastidio para ella, pero como persona lo que había descubierto en él era completamente diferente. Era un hombre apuesto, gentil y agradable, que le llevaba al menos 12 años pero eso le daba igual.
— ¿Jin?— dijo mientras movía su mano frente a sus ojos.
— ¿Eh? ?Disculpa dijiste algo? Me perdí un momento en mis pensamientos.
— Lo noté, pero debido a todo lo que pasó hoy creo que es normal. Me iré para que puedas descansar.
Kakashi se levantó pretendiendo marcharse, pero la mano de Jin le detuvo.
— Kakashi.
— ¿Necesitas algo más?
— Quiero agradecerte lo que hiciste por mí el día de hoy.
La chica se puso en pie colocándose frente a él. Acercó delicadamente sus manos al rostro del Hokage y con las yemas de los dedos bajó la característica máscara que cubría el rostro del platinado.
Kakashi la miraba fijamente sin decir nada.
— No, por favor— dijo deteniéndola antes de que sus labios se acercaran a los de él. — No me beses sólo porque crees que es algo que debes hacer.
Jin dibujó una cálida sonrisa y le miró fijamente.
— No lo hago por qué deba hacerlo, desde hace tiempo me he preguntado cómo se sentirá besar al Hokage.
Terminada la frase Jin juntó sus labios a los de Kakashi, el beso fue suave al principio, pero luego la lengua de él se adentró en la boca de la chica, aumentando la intensidad de aquel beso inocente.
Ambos comenzaron a ceder ante el latente deseo que había despertado el uno sobre el otro.
La Hyuga enrolló sus brazos alrededor del cuello de Kakashi y él bajó sus manos a sus caderas para atraerla más a su cuerpo.
Las piernas de Jin estaban flaqueando con más facilidad que nunca, y comenzó a tirar de Kakashi hasta que su espalda de ella estuvo pegada al sofá y el Hokage se había posado encima de ella.
Una de las manos de Kakashi se había escurrido por debajo del vestido de la chica y se encontraba acariciando su muslo.
— No Kakashi espera—dijo entre jadeos la chica.
El peliplata se detuvo no sin antes dejar un mordisco sobre la clavícula de ella.
— Es cierto debemos parar, tu abuela está allá arriba.
Ambos arreglaron su ropa y se calmaron un poco antes de hablar nuevamente.
Kakashi estuvo a punto de levantarse pero su erección aún no le permitía moverse del todo.
Jin miró directamente hacia su abultado pantalón y al ver lo que el Hokage escondía rió pícaramente mientras mordía su labio inferior.
— No hagas esa cara por favor, si no esto— dijo señalando su entrepierna— nunca va a bajar.
Jin apartó la vista y comenzó a hacer respiraciones profundas para tratar de pensar en otra cosa que no fuera sexo.
— Yo...— habló la chica quién aún estaba volteada— no quiero ser una de tu lista, por eso no había aceptado salir contigo.
Kakashi estaba masajeando su miembro mientras tenía la mano en su bolsillo, pero estaba escuchando perfectamente lo que Jin decía.
— No tengo una lista.
— No esperaras que me crea esa patraña, vi a varias mujeres escondidas debajo tu escritorio de Hokage cuando yo volvía a entregarte mis informes de misión.
— Pero a ninguna de ellas las invité a salir,eran polvos y sólo eso. En cambio tú, tú mereces más que un polvo.
Aquella frase despertó el interés de Jin, haciendo que nuevamente se volteara a ver a Kakashi. Y cuando lo vió, de inmediato el deseo se apoderó nuevamente de ella. Lo veía batallando por calmar su erección sin ningún éxito.
— Así que ¿merezco más que un polvo?— dijo gateando sobre el sofá hasta llegar al extremo donde estaba Kakashi.
Cuando estuvo a centímetros de él, volvió a morder su labio para luego bajar sus manos hasta su pantalón y desabotonarlo.
El sexto Hokage alzó su cadera para bajar su pantalón y su bóxer, pero dejó que Jin fuera quién sacara su miembro de aquella insoportable pieza de ropa.
Al hacerlo la chica comenzó a masajearlo suavemente, comenzando con la punta y luego con su falo entero.
El hombre echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos disfrutando de las caricias que la Hyuga le hacía.
— ¿Entonces qué es lo que se supone que merezco Lord Hokage?— preguntó haciendo contacto visual con el platinado mientras metía el miembro en su boca.
La mente de Kakashi estaba perdiendo concentración y aún así, como pudo trató de responder.
— Mereces un caballero, alguien que esté para ti siempre, que sepa darte...— jadeó — darte cariño, respeto...
La mano de Kakashi tomó el cabello de Jin, marcándole que era tiempo de aumentar el ritmo de sus felaciones.
Y la chica así lo hizo comenzó a meter y sacar con rapidez el pene de Kakashi de su boca.
Los gruñidos de Kakashi fueron cada vez más sonoros hasta que expulsó su líquido en la boca de la chica.
Jin sonrió satisfecha y luego se sentó en el regazo del peliplata.
— Bueno Lord Hokage, al parecer usted podría ser la clase de hombre que dice que merezco.
La chica le dedicó una mirada de satisfacción a Kakashi, él estaba fascinado por esa aura sexual que Jin desprendía, y ahora había podido disfrutar una pequeña probada de los placeres que podía tener a su lado, se convenció de que debía luchar por conquistarla a como diera lugar.
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Al rededor de las once de la noche, una mujer encapuchada fue hasta la casa de Sakura Haruno, tocó la puerta varias veces con desesperación, pero no obtuvo respuesta, luego intentó tocando en las ventanas pero tampoco obtuvo éxito.
Tras unos minutos insistiendo decidió que era suficiente y que debía marcharse, y así se disponía hacerlo, hasta que al girarse vio a un apuesto hombre parado con un ramo de flores en mano.
Hinata de inmediato tapó su rostro, no dijo nada y trató de irse por la derecha de aquel hombre, pero éste se lo impidió y la tomó del brazo.
— Hinata, ¿por qué usas esa capa tan horrible?
La chica tragó saliva, trató de modular su voz para luego responder.
— No quería que me vieran por aquí es todo. Buenas Noches Sasuke.
Hinata se quitó del agarre del Uchiha, caminó sin detenerse un par de metros hasta que notó que había sido despojada de la capa que cubría su abofeteado rostro.
— Sasuke dame mi capa por favor.— extendió la mano sin acercarse.
— Claro— dijo amablemente, se acercó a ella y le puso la prenda entre sus manos.
— Gracias.
— Por cierto ¿te importaría llevarte esto?— señaló el ramo de flores— No quiero verme patético caminando por la aldea con estas cursilerías.
— Bien yo me las llevo—la chica tomó las flores y se dio media vuelta.
Se alejó de ahí mientras que Sasuke le seguía con distancia de un par de metros.
Así caminaron durante un rato hasta que ella se detuvo.
— ¿Por qué me estás siguiendo? ¿No tienes a nadie a quien molestar?
— No realmente. No encontré hoy a Naruto, Sakura no está, Kakashi sensei no estuvo en su oficina así que sólo improviso.
Hinata frunció el ceño al oír al Uchiha y sus patéticos problemas.
— Si bueno, me da igual, deja de hacerlo.
La chica comenzó a avanzar nuevamente pero esta vez Sasuke no le siguió.
— ¿No deberías estar en casa con tu marido?— la cuestionó a lo lejos.
De nueva cuenta Hinata se detuvo, esta vez trató de tranquilizarse para encontrar una salida a ese cuestionamiento.
Se acercó al azabache, le miró con hostilidad y por último habló con él.
— ¿Te parece que vayamos por unos tragos de Sake?— propuso la chica.
El rostro de Sasuke asomó una media sonrisa divertida, relamió sus labios al escuchar la propuesta. De todos los planes que había hecho para esa noche, ninguno se igualaba al que le Hyuga le estaba proponiendo en ese momento. Y por supuesto no iba a dejar pasar la oportunidad de tomarse un trago con aquella belleza de mujer.
— Por supuesto— dijo extendiéndole caballerosamente el brazo a Hinata. — Vayamos por unos tragos.
Continuará...
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