10.
— ¿Jin?— expresó con sorpresa al abrir la puerta.
— Por favor ayúdame.— suplicó la chica para luego abalanzarse sobre su pecho buscando protección.
Kakashi se quedó pasmado ante lo que estaba sucediendo; ayer después de que la chica lo dejara plantado para cenar decidió que no volvería a insistir en salir con ella, se convenció que lo mejor para él sería tomar su distancia hasta que Jin le dejara de atraer.
Pero ahora la tenía en la puerta de su casa buscando refugio precisamente en sus brazos. Aunque titubeó un poco, al final terminó envolviendo a la chica entre sus brazos y trató de calmarla con suaves « tranquila, estoy aquí, estás a salvo».
Pasaron los minutos y poco a poco la respiración de Jin fue regularizándose, y junto con la calma vino la inminente separación del cuerpo de Kakashi.
— Perdona— limpió las últimas lágrimas que caían sobre sus mejillas— No sabía a quién acudir.
— No tienes que disculparte por nada.— su mano viajó hasta el cabello azul de Jin para acomodar un mechón tras de su oreja.— ¿Qué fue lo que te sucedió?
El semblante de la chica se volvió triste nuevamente, evadió la mirada del Hokage y tragó saliva antes de hablar.
— No entiendo exactamente cómo está todo esto conectado pero, por culpa de Sasuke Uchiha, la rama principal de mi clan ha decidido que debo desalojar la casa donde vivo hoy mismo.
Los ojos perlados de Jin volvieron a cristalizarse, el dolor que le causaba decirlo era mayor de lo que Kakashi imaginaba.
Sin pensarlo dos veces, Kakashi la atrajo nuevamente hasta sus brazos, no iba a preguntarle nada más en ese momento, no quería atormentarla más de lo necesario sólo por saber detalles que probablemente ni siquiera tuvieran importancia.
— Tranquila, yo voy a ayudarte.— terminó la frase acariciando con delicadeza el fino cabello de la chica.
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— ¡Hinata espera!— pidió la pelirosa mientras trataba de alcanzarle.
—Vete a casa Sakura, ya te arreglé el problema, ahora déjame en paz.— le ordenó sin detener el paso.
Lejos de obedecer a su amiga, Sakura apresuró su marcha y en cuestión de minutos pudo detener a la Hyuga.
— He dicho que te detengas— le jaló bruscamente del hombro logrando de esa forma que al fin Hinata se frenara.
— ¡¿Qué?!— bufó molesta lanzándole una mirada de odio.
— Tenemos que hablar de lo que pasó en casa de esa chica, eso... lo que hiciste... ¡Dios! Ni siquiera puedo creer lo lejos que llegaste.
— ¡¿Y qué?! Al menos ya no podrá interesarse en Sasuke y tú tendrás el camino libre, deberías estar agradeciéndome.
Sakura miró sorprendida a Hinata, no podía creer que fuera tan insensible con la situación que había provocado.
— En serio te desconozco, cómo puedes sentirte tan tranquila luego de dejar sin hogar a una persona de tu propio clan.
Hinata rodó los ojos con molestia.
— Ni siquiera es para tanto.— se excusó.
Exasperada por la nula empatía de Hinata, Sakura la tomó por los hombros y le sacudió un poco, necesitaba que la chica pudiera entrar en razón.
— ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué le haces esto a esa pobre mujer?
Hinata frunció el ceño y giró la cabeza para evadir la mirada de Sakura.
— ¡Respóndeme! ¡¿Por qué le haces esto a Jin?! Y no se te ocurra decir que es para ayudarme, porque es evidente que lo haces por otra razón.
— El por qué odio a Jin, no es de tu maldita incumbencia.
— Se volvió de mi incumbencia desde el momento en que me utilizaste para dejarla sin hogar.
Sakura estaba decidida a saber la verdad, necesitaba saber que había una razón verdaderamente poderosa para que Hinata actuara así.
— ¿En verdad quieres saber?
La pelirosa asintió sin perder el poderoso contacto visual que tenía sobre la usuaria del Byakugan.
— Jin me robó al amor de mi vida.
De pronto las manos de Sakura suavizaron su agarre y su expresión se suavizó.
— ¿Ella y Naruto?
Hinata negó con la cabeza y una lágrima discurrió sobre su rostro.
— Neji.— pronunció en voz baja.
Después de aquella inesperada confesión, Sakura sintió cómo el peso de aquél secreto le empezaba a provocar náuseas.
— Pero tú y él eran...
— Primos, sí lo sé— hizo una pausa para exhalar profundamente— lo sabía perfectamente. Y aún así siempre estuve enamorada de él.— admitió con mucho pesar.
— No... Tú... Tú siempre mostraste interés por Naruto, yo ví mil veces cómo te sonrojaba por él.
La Hyuga dibujó una media sonrisa al escuchar lo que Sakura decía.
— Eso nunca fue real ... Cuando mi padre se enteró que yo estaba enamorada de mi primo, se puso furioso y me amenazó con lastimarlo si yo insistía con eso, comencé a fingir interés en Naruto para que mi padre no le hiciera daño a Neji.
Para esas últimas palabras Hinata dejó escapar unas lágrimas silenciosas, el corazón le pesaba al recordar todo lo que había sucedido.
— ¿Y cómo es que Jin entra en esta ecuación?— cuestionó Sakura.
De pronto el semblante de dolor que la Hyuga tenía en el rostro comenzó a cambiar para hacer evidente la ira que sentía por Jin.
— Cuando mi padre corrió a Neji como mi mentor, trajo a Jin para que pudiera seguir entrenando, yo confié en esa perra y le daba cartas a diario para que se las entregara a Neji ¿y sabes en qué salió eso? Terminó haciéndose novia de Neji, de mi Neji, luego de que su romance se dió a conocer entre los del clan, mi padre la veneraba, la trataba mucho mejor que a mí por "ayudar a la preservación del honor de la rama principal".
Sakura no comprendía muy bien como funcionaban los grandes clanes de la aldea, mucho menos el Hyuga, eran tan arraigados y distintos que todos preferían ignorarlos y dejarlos bajo su autonomía para auto regularse, pero ahora sentía un poco de lastima por Hinata.
— Le odiarás por lo que voy a decir, pero Jin no tiene la culpa de lo que tú padre hizo.
— No voy a entrar en más detalles en mi tortuoso pasado con Jin, querías saber el por qué la odio y ya te lo he dicho, ahora sí me disculpas, me iré.
Hinata pasó al lado de Sakura dándole un empujón con el hombro, por un segundo la Haruno pensó en reclamarle su actitud infantil, pero se lo pensó un poco mejor y guardó silencio, solo la miró alejarse hasta que la perdió de vista totalmente.
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Ayame se encontraba empacando los utensilios de la pequeña cocina que había en casa de Jin, había hablado con la abuela Hanaro y la anciana también se encontraba en su habitación guardando sus pertenencias en un par de maletas dónde no cabía casi nada.
Ambas mujeres estaban por terminar la ardua labor que provocaba la repentina mudanza cuando un par de golpes llamaban a la puerta.
Ayame fue quien caminó hasta la entrada para poder abrir.
— Lord Hokage— balbuceó al verlo frente a ella con Jin colgada de su brazo.
La castaña invitó a Kakashi a pasar, sólo para ver cómo tras de él venían aproximadamente 20 hombres que empezaron a acarrear las cosas de la casa y comenzaron a subirlas hasta un lujoso vehículo de mudanzas.
— Quisiera hablar a solas con tu abuela para explicarle, si no te importa.— pidió Kakashi a Jin.
— No, por favor, déjame decirle yo o pensará que fui a mendigar tu ayuda.— dijo Jin haciendo un leve puchero.
— Por favor, déjame hacerlo sólo a mí, trataré de dejarte lo mejor librada posible de todo esto, confía en mí.
Jin le sonrió cálidamente y terminó aceptando que Kakashi entrara para hablar a solas con su abuela.
En cuanto las chicas se quedaron solas, Ayame la jaló fuera de la casa y en el pequeño callejón de la esquina la detuvo para que pudiesen hablar.
— ¿Qué rayos fue eso cara de castor? Hasta hoy por la mañana te rehusabas siquiera a decir su nombre y ahora vienes colgada de su brazo con una cara de estúpida enamorada.
— Cierra la boca taradita, que podría escucharte— puso una mano para taparle los labios mientras se cercioraba de que no hubiera nadie cerca.
— Pues entonces explícame porque no entiendo qué mierda está pasando.
Ayame puso las manos en su cintura, con una actitud de impaciencia por saber lo que ocurría.
— Me hice pasar por la damisela en aprietos y su instinto protector hizo lo demas, me ofreció hospedarme en la antigua casa de su clan.
— ¿Donde se suicidó su papá?— expresó asustada la morena.
— Baja la maldita voz— siseó con molestia.— Sí esa casa, al parecer desde aquel incidente no volvió a habitarla.
— Nadie en su sano juicio lo haría Jin, sólo tú y tu cerebro de castor piensan que es una buena idea.
Jin le mostró el dedo medio a Ayame.
— Deja de joderme con eso ¿Quieres?
— Está bien—levantó las manos en señal de paz— Okay está bien, no te molesto, pero ¿esto no te compromete de alguna manera con Kakashi?
— Por supuesto que sí, pero a la vez me da la inmunidad que necesito para vengarme de Hinata.
— Estás jugando con fuego.— le advirtió con preocupación su amiga.
— Lo sé, no soy tan estúpida como para no darme cuenta.
— Bueno ¿y ahora qué sigue?
— Tengo que hacer que Naruto me vea con Kakashi eso sigue.
Los ojos de Ayame se abrieron sin creer lo que Jin decía.
— ¿Perdiste el juicio? Naruto es un impulsivo de lo peor, va a golpear a Kakashi en cuanto lo vea contigo.
— Tranquila tengo todo medido, mejor dime ¿a qué hora va usualmente Naruto a Ichiraku?
Las chicas no pudieron terminar de hablar pues Kakashi ya había salido de la casa junto con la abuela Hanaro y le hicieron señas a Jin para que se acercase a ellos.
— Ya debo irme Bakayame, no te preocupes estaré bien.
La chica le dió un breve abrazo y luego se separó, no sin antes susurrarle al oído.
— 6 de la tarde.
Jin sonrió satisfecha por la información, miró su reloj y se dió cuenta que faltaba poco menos de dos horas para las seis.
— Gracias.
No agregó nada más y se fue hasta el lujoso auto donde Kakashi la esperaba para abrirle la puerta. Jin entró en el carro no sin antes regalarle una seductora sonrisa al Hokage.
[...]
6 p.m.
Naruto había estado en una misión sencilla en el pueblo más cercano a Konoha, terminando sus labores ninja había ido a buscar a Jin pero no estaba en su casa, y en su departamento tampoco la había encontrado, estaba empezando a impacientarse por encontrarla, de pronto recordó que Ayame era amiga de Jin y tal vez con suerte podría encontrarla en Ichiraku y preguntarle por la chica.
No tardó demasiado en llegar a aquel puesto de ramen, levantó la manta para poder entrar y fue ahí cuando vio a Jin, al principio sonrió, y pensó lo afortunado que era de haberla encontrado en su lugar favorito, pero esa sonrisa desapareció cuando se percató de que ella y Kakashi estaban platicando cómodamente mientras el Hokage sostenía la mano de la chica y la acariciaba plácidamente con su pulgar.
— Naruto hola— lo saludó su antiguo sensei con alegría.
— Kakashi Sensei, ¿Qué hace aquí?— preguntó arrugando la nariz por inercia.
— ¿Qué más haría aquí si no comer?— respondió y luego se echó a reír.
Al rubio no le hizo ni la más mínima gracia su chiste.
— Naruto qué gusto verte— se dirigió Jin a él.
— Jin... — pronunció su nombre con algo de dificultad, o tal vez con decepción, una decepción de ver qué la chica que consideraba suya no era sólo de él.
— Nosotros ya nos íbamos. Mi Lady— dijo Kakashi mientras le extendía la mano a Jin para ayudarla a levantarse de su asiento.
La Hyuga tomó su mano con gracia y luego se colgó del brazo que con caballerosidad le había ofrecido si acompañante.
— Hasta luego Naruto, por cierto agradécele a tu esposa de mi parte, el que me echara de mi propia casa no fue tan malo después de todo, a fin de cuentas pude pasar todo el día con este maravilloso hombre.
Jin le dedicó una tierna mirada a Kakashi quien se sonrojó cual adolescente.
— No es para tanto Jin, yo sólo hice lo que cualquiera hubiera hecho por ti.— repuso avergonzado el peliplata.
— Claro que no Kakashi, no cualquier hombre haría por mí lo que tú hiciste. ¿O tú qué crees Naruto?
La mirada de Jin se clavó en el Uzumaki luego de decir eso. Esperaba ansiosa una respuesta de su parte.
— Yo creo que te equivocas, estoy seguro que el hombre indicado habría hecho más que sólo invitarte a comer un ramen. ¿No es así Kakashi Sensei?
Kakashi asintió pensando erróneamente que su discípulo estaba elogiándolo por ser quien había ayudado a Jin en su situación.
— No creo que por brindarle un lugar para alojarse eso me convierta en "el hombre indicado".— rascó su cabello mientras trataba de no sentirse más incómodo de lo que ya se sentía.
Naruto abrió levemente la boca con una sorpresa que le costó disimular, no esperaba que Jin hubiese acudido por ayuda a Kakashi y no a él. Se sentía traicionado. Y más sabiendo que ahora estaría viviendo con él.
— De igual forma hablaré con Hinata para saber lo que sucedió Jin, al igual que mi sensei, soy un hombre guiado por los valores y el sentido de justicia.
— No hace falta, estaré bien, pero gracias por preocuparte. — dijo mientras le daba una sonrisa forzada al ojiazul.— Adiós Naruto.
Conteniendo su ira, Naruto vió como la chica se alejaba del lugar, el hambre se le había quitado por completo, y sólo tenía una cosa en mente, ir a casa y encarar a su esposa para poder demostrarle a Jin que él también podía hacer lo que fuese necesario por mantenerla a salvo.
Hasta aquí el capítulo lxs amo.
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