1.
-Despierta, ¡Jin!
-Mmmmm- gruñó la chica mientras se envolvía nuevamente con la manta.
- No, hoy no puedes estar haciendo esto- dijo la señora quitándole la sábana a Jin- la familia principal necesita nuestra ayuda.
- ¡Aysh! Yo no tengo la culpa que Hinata se haya querido casar hoy.
- Niña malcriada no me respondas de esa forma, si yo fuera tu madre...
-Pero no lo eres, y ya no quiero seguir escuchándote mejor voy a darme una ducha.
La peliazul se levantó de mala gana, tomó su toalla y en un rápido movimiento se quitó la pijama para poder asearse.
- Recuerda que a las 8 debes estar en la cocina para preparar la comida y a las 11 nos ayudarás a vestir a la Hinata Sama.
- Ya escuché, la veré en unas horas.- gritó la chica Hyuga desde la regadera.
Jin no era una persona puntual eso lo sabían todos en el clan por eso mismo la abuela Hanako tenía que ir a despertarla como a una niña pequeña.
Para la anciana, ayudar a la primogénita de la rama principal de los Hyuga era todo un honor, y por eso mismo presionaba a Jin para que ambas pudieran ser notadas como "buenas mujeres" ante los ojos del clan.
Pasaban más de las 8 y Jin Hyuga apenas iba llegando a la cocina de Ayame.
-¡Buenas noches señorita!- le reclamó su amiga.
- Lo lamento cara de perro, pero mi ducha estuvo fenomenal y no quería salir.
Sin previo aviso, Ayame le dio un golpe en la cabeza a Jin.
- ¡Ay!- chilló la Hyuga- ¿Por qué me pegas idiota?
- Hay mucha gente aquí y no puedes estar llamándome "Cara de Perro", por hoy soy tu jefa.
Jin rodó los ojos, no podía creer que Ayame se pusiera tan estricta con eso.
-Esta bien jefa, ¿qué me toca hacer?
- Lava el cebollín y luego me ayudarás a picarlo, en un momento regreso iré a asignarles sus labores a los demás cocineros.
Cuando Ayame se fue, Jin quitó se quitó su pequeño bolso, recogió su cabello y luego se puso un delantal para ponerse a trabajar, no sin antes hacer una pequeña oración y luego besar el dije que colgaba alrededor de su cuello.
- Cara de castor sabes que no puedes usar pulseras, collares o aretes cuando estás en la cocina, son las reglas.- dijo Ayame mientras se aproximaba con la mano extendida hasta donde estaba su amiga.
- Ayameeee no por favoooor- suplicó Jin.
-Son las reglas y lo sabes, si fuera un día cualquiera no hay problema pero estamos preparando los alimentos para la rama principal de tu clan.
En contra de su voluntad Jin tuvo que darle el collar a Ayame, no sin antes refunfuñar por hacerlo.
- Aún sigue tan lindo como hace 5 años- comentó Ayame cuando volvió con su amiga.
- Sí, lo mantengo en el mejor estado posible.- sonrió la peliazul al decirlo.
- ¿Te imaginas? Si no hubiera pasado lo que sucedió en la guerra, probablemente Neji y tú se habrían casado y yo hubiera preparado unos platillos deliciosos para tu boda. Porque quiero pensar que pudo ser una boda muy similar a esta.
-Jajajajajajaja - se burló la chica Hyuga. - Recuerda que pertenezco a una pequeña rama de mi clan, obviamente la comida de mi boda hubiera sido más sencilla, un ramen para cada invitado y listo.
- ¡Baka! No podríamos servir ramen en tu boda, recuerda que por obligación asistiría el líder de tu clan a la boda y él no comería ese platillo tan simple.- dijo de forma sarcástica.
Ambas chicas rieron escandalosamente y tras unos minutos de carcajadas, Ayame y Jin regresaron a hacer sus labores de cocineras.
-No lo entiendo cara de castor, ¿qué le vio Naruto a ella?- comentó Ayame mientras continuaba picando cebollín- Es decir no es una ninja talentosa como se hubiera esperado de la primogénita de la rama principal, tampoco es divertida, y te aseguro que mi zapato tiene más personalidad que esa mujer.
- ¡Ay por Dios! Ayame, aquí la verdadera pregunta es ¿qué le vio ella a él?
-¿Bromeas verdad?- arqueó la ceja la castaña.
- Sí ya sé que es el "salvador del mundo ninja" pero fuera de eso es un completo idiota, su sonrisa es rara, actúa de forma inmadura la mayoría del tiempo, y se la pasa diciendo "Dattebayo" como si tuviera 12 años.
-Bien en esto no vamos a coincidir, a ti te parece que Hinata es mucho para Naruto y a mi me parece que Naruto es mucho para la chica de tu clan.
-Yo no dije que Hinata sea mucho.- dijo Jin sin ocultar su desagrado.
- Uuuy qué sensible, pensé que se llevaban bien porque ahora eres la nueva maestra de Hanabi.
- Para nada, de hecho la detesto totalmente.
- Creí que ya habías superado que por su culpa Neji murió
Jin miró con desagrado a su amiga, odiaba que le recalcara la muerte de su ex novio.
- Ya la superé, eso no es lo que hace que aborrezca a la princesa del byakugan.
-¿Entonces?- insistió Ayame.
- Es porque es una hipócrita, ante la aldea va con su papel de "soy tan tímida y tan buena", pero en el clan si tiene la oportunidad de pisotearte simplemente lo hace.
- Ya veo entonces es una bruja, bueno es una lástima, al final la gente más despreciable siempre vive de la mejor manera.
- Así es, ahora ella tendrá fama, dinero y un matrimonio feliz.- se burló con algo de pesar la chica, en su mente ella anhelaba tener todo eso.
- Oye pero ella ya tenía los primeros dos, la fama y el dinero.
-Ya lo sé genio- dijo irritada Jin- a lo que me refiero es que tendrá aún más.
- Si tan solo alguien le robara el amor de Naruto, así aprendería a ser más humilde y su karma estaría balanceado.
-¿Crees que una mala persona no merece ser feliz?
- ¡Por supuesto que no lo merece! Tan solo mírate a ti, eres 500 veces mejor que ella y no eres feliz, ¿por qué ella si debería serlo?
- Ay Bakayame, no es igual.- la peliazul dejó de cortar cebollín y se puso seria- Vamos a ponerlo así, el que yo hipotéticamente me quedara con la felicidad de Hinata no significa que a mi me hará igual de feliz que a ella.
-Eso no lo sabemos.- contestó Ayame sin hacer contacto visual con su amiga.
- ¿Qué quieres decir con eso? - preguntó algo extrañada la peliazul.
- ¡Pues es obvio Jin! Sólo hay un modo en que podríamos saber si la felicidad de Hinata puede hacerte feliz a ti.
Jin Hyuga se cruzó de brazos y miró fijamente a su amiga, si había una posibilidad de ser tan afortunada como Hinata quería escuchar cómo era posible.
-Pues no es obvio para mí, ya suéltalo ¿a qué te refieres?
- ¡Qué lenta eres cara de castor!- Ayame jaló de la mejilla a su intrigada amiga- ¡Piensa!,sólo necesitas una cosa para ser respetada, tener dinero, e incluso ser envidiada por la mismísima Hinata.
- ¡¿Y qué es eso?!
- ¡El amor de Naruto!
- ¡Ay eres una tarada!- Jin le pegó con una sartén a Ayame.
- ¡Cara de castor lo digo en serio! Tú misma lo dijiste, el matrimonio con Naruto trae consigo muchos beneficios.
-¡Bakayame! Naruto y ella se casarán en unas horas, este plan hubiera sido fantástico antes.
-¿Y queeeé? ¡No seas boba Jin!- la castaña tomó de los hombros a su amiga- ¡Tú no tienes nada que perder aquí!
- El poco honor que me queda lo quiero conservar.
-Maldita mojigata, escucha si no funciona Naruto no irá a acusarte con tu clan, ni con su esposa, solo te ignorará y listo, pero si funciona puedes vivir mejor que nunca.
-No quiero el marido de otra mujer.
-¡Baka! ¡Baka! ¡Baka!- soltó ayame 3 golpes en la frente de su amiga.- No tienes que casarte con él, sólo sácale provecho, que te dé mejores misiones ninja, que te asigne un mejor sueldo y que te de sexo para que se te quite tu mal genio.
Luego de ese horrible comentario Jin se cabreó y le dio otro golpe con la sartén a su amiga. Se rieron un poco para luego cambiar el tema y seguir cortando vegetales; aunque Jin se quedó pensando en las palabras tontas de su amiga, ¿enamorar a Naruto para su beneficio? era una idea que no abandonó su mente, porque a pesar de que sonaba estúpida, era una manera muy conveniente de hacer que ella y su abuela estuvieran mejor, era como jugar con fuego sin el riesgo de quemarse, después de todo ¿qué tenía Jin que perder?
Primer capítulo, comenten si les gustó.
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