CAPÍTULO VEINTE
[ THE WOMAN OUT OF TIME ]
CAPÍTULO VEINTE
❛no iba a admitir un no por respuesta❜
─¿Iniciativa Vengadores? -pregunté alzando la voz, unas octavas más alto.
─Ya suenas como Fury -comentó Romanoff poniendo los ojos en blanco hacia Stark y acomodándose en el posabrazos del sofá.
─Vamos, no te hagas la dura -Tony se dejó caer contra el sillón y me miró mientras se cruzaba de piernas muy elegantemente, como un señor de alta sociedad haría- Sabes que quieres.
─¿Estás pidiéndome que me una a tu equipo de superhéroes?
─Cómo le gusta hacerse de rogar -murmuró Stark más para sí mismo que para los presentes en general- Además, tu novio es el que manda, así que técnicamente es su equipo.
─¿Tú lo sabías?
─Claro que lo sabe, es el jefe.
─No me refiero a eso -le corté al hombre de metal. Volví a mirar a Steve, el cual se cruzó de brazos- ¿Tú también has propuesto que me uniera a... esto?
─Bueno, se habló hace mucho tiempo, cuando te encontramos -respondió cambiando el peso de una pierna a otra.
─¿Y cuándo ibas a decírmelo?
─No iba a sacar el tema mientras arrojaba a Sitwell de la azotea -contestó con sarcasmo, haciéndome fruncir el ceño- Además, sabía que te negarías, así que quise evitarlo.
─Pero el momento ha llegado y tienes una decisión que tomar -habló Tony.
─Deja a la chica en paz, ¿quieres? La estás presionando. Si no quiere ser una Vengadora es su elección.
─Pero Barton, ¿tú has visto lo que es capaz de hacer? Suelta chispas. Con las manos -señaló levantando las suyas y alzando las cejas- Obviamente la necesitamos en el equipo.
─Yo creía que después de lo de Shield me merecía unas vacaciones -comenté resoplando y cruzándome de hombros.
─Si quieres puedo darte una vuelta en el Quinjet.
─Stark -lo reprendió Steve.
─Sharon tiene el derecho de pensárselo -habló Natasha.
─¿Pero ésto cómo funciona? -inquirí- ¿Jornada completa de ocho a cinco para controlar las masas de vagabundos en el Bronx?
─Es más serio que eso -contestó Barton.
─Sí, vi lo de Nueva York -añadí- Y luchabais contra jodidos alienígenas. Yo no estoy preparada para ese tipo de cosas.
─No siempre son aliens -me aseguró Steve.
─Oh, es un alivio -ironicé.
─Pero sí para el mundo entero -dijo Romanoff- Hacemos esto por ellos, porque somos los únicos que podemos salvarlos. Es una decisión difícil de tomar porque implicará muchos sacrificios por tu parte, pero hace años también estabas dispuesta a dar tu vida por América.
─Y la di -le recordé asintiendo con la cabeza en su dirección.
─Y gracias a ello la gente está algo más segura que antes.
Miré a la pelirroja, la cual en el fondo me había sorprendido con sus palabras. No es que la oferta fuera cortarme una pierna o herir a alguien de mis seres queridos; al contrario, me estaban dando la oportunidad de poder protegerlos. Pero eso implicaba que estaría constantemente en guerra.
─Es duro -habló ella de nuevo- Pero merece la pena salvar el mundo.
Chasqueé la lengua y desvié la mirada. Si decía que sí estaba aceptando a estar constantemente expuesta a enemigos y poner en peligro no sólo mi vida sino la de Steve. Y hacia setenta años había asegurado que prefería ver el mundo arder y quedarme con Steve antes de perderlo. Ahora, después de haber experimentado su ausencia, no iba a permitir que se repitiera. Pero él no era como yo. Él ponía la vida de los demás por delante de la suya, y si podía acompañarlo en sus descabelladas aventuras de Capitán América para evitar que algo malo sucediera, ya me estaban dando un uniforme de Vengadora.
─Voy a necesitar mis cosas -me límite a contestar.
─¿Eso es un sí? -inquirió Barton.
─Por supuesto que sí -asintió Stark en mi nombre mientras sacaba su teléfono móvil del bolsillo de su chaqueta- Sí, ya podéis entrar. Sacad todo lo que veáis y llevadlo a la torre.
Fruncí el ceño en dirección al multimillonario y, este, cortando la llamada, me guiñó un ojo.
─No iba a admitir un no por respuesta -confesó levantándose del sillón y pasando por mi lado.
Steve rodeó mis hombros, acercándome a él para mirarlo.
─¿Estás segura de esto? -preguntó con cierta inseguridad en su mirada.
─Oye, ya te dije que estábamos juntos en todo -le recordé- Si tú eres un Vengador, pues yo también.
Él sonrió, negando con la cabeza e inclinándose para depositar un casto beso en mis labios.
─Vale, para hacer eso os vais a vuestra habitación -se quejó Tony, haciéndome reír.
°°°
No tardaron en traer nuestras pertenencias, por lo que pronto pudimos instalarnos en nuestra respectiva habitación. Tony se había encargado de prepararla aún sin haberle dado yo previamente una aprobación sobre vivir en la torre, pero a quién pretendía engañar haciéndome la ofendida, era igual que su padre y en el fondo eso me encantaba.
Steve, dejando una de las maletas sobre la cama, la abrió y rebuscó en su interior algo de ropa limpia para ir a ducharse y así bajar todos a cenar. Había que celebrarlo, según Tony, aunque no estábamos todos reunidos. Faltaba Thor, Dios del Trueno. ¿Dónde demonios me había metido?
─No tardaré, ¿de acuerdo? -me avisó antes de cerrar la puerta del cuarto de baño.
Asentí con la cabeza y después de brindarme una última sonrisa, se encerró a ducharse. Me dirigí a mi maleta, de la cual también saqué algo de ropa para la cena. Al dejarla sobre la cama, acabé sentándome en ella para al final terminar tumbada y en posición fetal. Estaba realmente cansada y hacía bastante tiempo que mi espalda no se amoldaba a un colchón tan cómodo. De hecho, creo que era el más cómodo de toda mi vida. Tony llevaba bien eso de los lujos.
Sin pararme a pensar las consecuencias, cerré los ojos hasta que, como era obvio, acabé quedándome dormida. Aunque no duró mucho, pues Steve se encargó de despertarme al salir de la ducha.
─Mhm -me quejé estirándome sobre la cama.
─Si quieres puedo decirle a Tony que nos quedamos aquí -propuso Steve al verme bostezar.
─No, tranquilo -me levanté, dándole la espalda y recogiendo la ropa- Seguro que la ducha me sienta bien.
─Sharon -me llamó.
Me giré, encontrándomelo sentado a orillas de la cama, con los codos hincados en la rodilla y el puño levemente cerrado. Fruncí el ceño en su dirección sin saber qué le pasaba, pero cuando vi que se levantaba y entreabría los dedos, dejando centellear algo ante la luz de la lámpara, lo comprendí.
─Antes me preguntaste dónde estaba -fruncí los labios en una fina línea rosada, sintiendo cómo los pasos que nos separaban entre los dos iban desapareciendo- Lo tuve yo todo este tiempo, estaba esperando el momento adecuado para dártelo yo mismo.
Me acerqué a él y éste tomó el anillo entre sus dedos, sujetándolo y tomando mi mano con la que tenía libre.
─¿Y por qué has esperado tanto?
─Con todo lo que has pasado -musitó, exhalando para hacer una pausa- No quería agobiarte, ni presionarte.
─Lo acepté cuando Howard me lo dio en tu nombre -dije entrelazando los dedos con la mano que me tenía agarrada- Ahora que me lo das tú, no pienso negarme.
Él sonrió, contento y quizá, quién sabe, aliviado. Steve siempre había sido muy tímido y nervioso para este tipo de cosas, no importaba el tiempo que nos conociéramos; siempre sería el chaval de Brooklyn que no tenía ni idea de mujeres. Separó sus dedos de los míos y, acercando el anillo, lo colocó en mi anular. La piedra se sintió frío al tacto, pero fue como si una parte de mí volviera.
Toqué la sortija y, alzando la mirada hacia Steve, le sonreí agradecida. Él me envolvió, enterrando el rostro en mi cabello y yo en el hueco de su cuello, sintiendo cómo nuestros pechos chocaban al respirar al mismo tiempo, al mismo compás. Pasó sus manos por mi espalda, como si así estuviese asegurándose de que no iba a irme. Y es que no iba a irme. Mi corazón estaba encogido y mi garganta luchaba por aguantar un tierno sollozo que, si continuaba reteniéndolo, me haría explotar por dentro.
Traté de recordar cuántos momentos así habíamos podido compartir, cuánto tiempo habría pasado desde la última vez que tuvimos un abrazo así por darnos. Podía contarlos con los dedos de una mano. Si no era porque teníamos un mundo que salvar, era porque nos habían arrebatado la oportunidad. No estaba dispuesta a permitir que se repitiera, no iba a desaprovechar ninguna ocasión. Ya era hora de que nos devolvieran lo que nos merecíamos; nos merecíamos el uno al otro.
─La última vez que dije que te quería fue antes de atacar la base de Schmidt -le recordé, de pronto rompiendo el silencio- Y ni siquiera fue un te quiero en condiciones.
Él se separó unos centímetros de mí, lo suficientes para mirarme a la cara. Pasé las manos por su pecho, encerrándolas en el cuello de su camiseta y devolviéndole el gesto, clavando la mirada en la suya, tan azul como el mar de California.
─Te quiero, Steve -murmuré en un hilo de voz, sintiendo cómo las piernas me temblaban, al igual que las manos, el corazón, el alma- Te quise antes y te quiero ahora.
─Esto no es una despedida -y aunque no fuera una pregunta, su tono de voz así lo albergaba.
─No pienso decirte adiós, nunca -le respondí- Me da igual si tienes que sacrificarte por el mundo entero. Voy a ir dónde tú vayas, me da igual el resto.
Cogió mi rostro entre sus manos, ahuecando perfectamente cada lado de mi rostro, y, presionando castamente sus labios con los míos, dejé que lo que tanto tiempo llevaba reteniendo, saliera sin pedir permiso. Busqué sus manos a tientas, con los ojos cerrados, y las encontré aún sujetando mi rostro, así que las tomé, apretándolas para que el beso no se detuviera.
No dijo expresamente un te quiero, de sus labios no salió ninguna palabra, pero me lo demostró en cada beso que le siguió al primero, y al segundo y al tercero, pero nunca al último.
Y volví a mirarlo, fundiéndome en las playas de California que guardaba en sus ojos, aquellas en las que me perdí un día cualquiera de 1940.
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yAYYYYYYY LAS PLAYAS DE CALIFORNIA HAN VUELTO
Ha sido corto, lo sé, pero lo tenía que cortar ahí porque el epílogo sE VIENE MEJOR. bueno, no tanto, pero el final ya aviso que será ¿???????
no me puedo creer que este sea el último capítulo, srsly ES QUE NO PUEDO
pero hay que tirar para adelante
en unos días subiré el epílogo yes así que no desesperéis, de momento tenéis este momento staron que tanto llevábamos esperando. sinceramente no me he sentido muy cómoda escribiendo porque ya sabéis que no soy muy romance, o al menos no en esta historia, pero lo hE INTENTADO
espero que os haya gustado y me dejéis muchos comentarios bonitos.
¡os quiero!
-mina vega, xx
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