Capítulo 5.
Todos se quedaron en shock, nadie podía creer lo que este hombre estaba diciendo. ¿Uno de los aldeanos estaba matando gente transformado en lobo cada luna llena?
--Eso no es cierto.- grito el viejo. –La iglesia está arreglando todo esto para que le creamos y paguemos por sus servicios. ¡El lobo esta muerto!- le dijo al padre –Y esto tenemos que celebrarlo.
Los aldeanos gritaron de forma aprobatoria.
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La música, los gritos de diversión y la comida, inundo mis sentidos. Todos estaban celebrando a lo grande. Se divertían, bailaban y comían. Sobre una torre de madera, estaba el padre con expresión de molestia junto a uno de sus acompañantes.
--¿Por qué tan solo?-susurraron a mi espalda muy cerca de mí.—Personas tan jóvenes y hermosas como tú no deberían estar tan solos-dijo acercándose a mi y su horrible aliento a alcohol llegaron a mis fosas nasales.—Yo puedo hacerte compañía...
Aquel hombre se fue acercando y yo fui retrocediendo. ¿Cómo escapo? Estaba por darme la vuelta y salir corriendo, pero unos brazos grandes y fuertes me tomaron de la cintura impidiendo mi huida.
--Lo siento, él está conmigo-dijo una voz ronca que se me hacia extrañamente familiar.—¡Largo!- demandó.
Y como vino, se fue. Salió corriendo a otro lado de la fiesta. Desvié mi vista al que me tenía sujeto de la cintura. Era Derek.
Viéndolo así de cerca es más guapo que la última vez que lo vi. La luz de las antorchas que servían para alumbrar la fiesta le daban a la cara de una forma sutil que lo hacía ver realmente sexy... espera ¿Qué es lo que acabo de pensar?
Derek, al notar mi mirada voltea a verme. Sus ojos eran realmente hermosos, ese verde ni tan oscuro ni tan, claro con un toque de azul te hipnotizaban por completo.
--¿Estas bien?- preguntó, haciendo que saliera de mis pensamientos.
--¿Eh? Ah... Emm... Sí- conteste con nerviosismo.
--Me alegro- comento en voz baja, pero alcance a escucharlo.
Soltó mi agarre y se dio la vuelta dispuesto a irse, pero por alguna razón no quería que se fuera.
--E...Espera-dije tomándolo del brazo. El giró y me miro esperando una respuesta a mi repentino acto.—Bueno, es que... ya que nos vamos a casar, ¿No sería bueno conocernos?
El dudo por unos segundos, pero luego asintió ligeramente con la cabeza.
--Pero aquí no. Hay mucho ruido.-dijo con tono frío.
--Esta bien.
Solté su brazo y empezamos a caminar él guiándome y yo siguiéndolo. Llegamos hasta un granero pequeño, nos sentamos sobre la paja y empezamos a platicar. Me dijo muchas cosas de su pasado, como que no era de este pueblo, era de uno más alejado, pero hace unos años se vino a vivir aquí con su padre debido a la muerte de su madre. Me hablo de su primer amor, Paige. Por lo que me contó, era muy hermosa y él estaba muy enamorado de ella, pero una noche de luna llena el lobo la atacó.
Así como él me hablaba de su pasado, yo le conté del mío, aunque no era nada a comparación de lo que él había vivido.
Nos quedamos en silencio un largo rato, disfrutando de la compañía del otro. Era algo agradable estar con él a solas.
Lo mire por el rabillo del ojo y me di cuenta de que él llevaba rato observándome. Voltee para poder mirar sus hermosos ojos e inconscientemente levante mi mano y acaricie su rostro. Lo acaricie memorizando cada parte de su rostro como si fuera la última vez que lo vería. Él se dejo hacer, sin objetar nada, tomo mi mano y la llevo a sus labios depositando un pequeño beso en la palma. Cerré los ojos y disfrute de la caricia. No puedo creer lo que estoy haciendo, pero... estando a su lado me siento... más tranquilo, relajado, feliz...
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