Capítulo 13. FINAL.

Perdonen la demora, pero como les prometí... el gran final de esta novela. Gracias por seguir mi historia hasta el final.

Las canciones que están repartidas por toda la historia son con las que me llego por fin la inspiración.

Por favor, lean la nota final.

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  --Eres tú. - dije subiendo de tono y mirándolo a los ojos con un poco de miedo y furia -Tú eres el lobo...  

--¿Qué? Stiles, cómo puedes pensar eso. - dijo ofendido.

Cómo no lo pude ver antes.

Scott fue acercándose a mi y yo fui retrocediendo hasta que me di la vuelta y eche a correr. La casa de mi abuela no estaba lejos, solo unos pocos metros más y llegaba, voltee hacia atrás para verificar si es que Scott me seguía pero no lo vi, me detuve para ver mejor a mi alrededor... no estaba. Cuando me dispuse a dar la vuelta y seguir corriendo choqué con algo -o con alguien- haciendo me perdiera un poco el equilibrio y estuviera a punto de caer al suelo si no fuera por unos brazos grandes y fuertes que me sostuvieron. Mire hacia arriba y vi la cara de Derek y sentí un gran alivio. Lo abrace tan fuerte como pude y comencé a sollozar un poco.

--Derek. Derek. Derek - no dejaba de llamarlo entre sollozos un poco más fuertes.

--Ya, ya. Tranquilo. No llores. - dijo, acariciando mi cabello y mi espalda para tranquilizarme, lo cual funciono --Ahora dime, ¿Qué pasó, pequeño?

Me sonroje un poco - solo un poco- por esa manera tan dulce de decirme, pero luego regrese a mi expresión seria y algo asustado por lo de hace solo unos minutos...

--Scott... - tragué el nudo que tenía en la garganta --Scott es el lobo...

Las caricias que recibía por parte del moreno se detuvieron y sentí su cuerpo tensarse, me separé un poco de él para poder verlo mejor.

--¿Qué pasa? - pregunté.

Derek, que hasta el momento tenía la mirada seria, me miró con algo de tristeza lo cual me confundió más.

--Yo... Stiles... tengo algo que decirte. - dijo tartamudeando un poco --Scott no es el lobo.

--¿Cómo? - fue lo primero que logré articular --¿Porqué dices eso?

--Porque... yo soy el lobo. - dijo y sus ojos brillaron en un amarillo realmente bello mientras que su cara adquiría nuevos rasgos.

Posé mi mano en su mejilla y acaricie su rostro con ternura y asombro. 

--¿No estás asustado? - preguntó bastante confundido por mis actos a lo que negué sin dejar de acariciar su mejilla dibujando círculos con el pulgar --Me alegra bastante... - dijo, ladeando su cabeza para tener más contacto y apretando su agarre sobre mis caderas --Hay otra cosa que tengo que decirte pero... creo que es mejor decirlo cuando estén tus padres presentes.

¡Mis padres!

No puedo creer que se olvidara. Tengo que ir al pueblo con ellos. Pero mi madre me dijo que huyera y me refugiara con mi abuela. Pero no puedo dejarlos solos. Espera... Derek.

--Tenemos que ir al pueblo, ahora. - dije y el moreno asintió.

Estábamos cerca de la iglesia donde estaban los aldeanos así que íbamos despacio y con sigilo por si aun estaban ahí pero no había ruido. Tras la afirmación de parte de Derek -gracias a su super oído- de que el lugar estaba vacío me acerque con más firmeza. Cuando llegue al frente de la iglesia, y donde Derek no podía estar, observe que estaba totalmente vacío menos por dos personas tiradas en el suelo. Asustado, me acerque a los cuerpos y vi lo que menos esperaba y quería ver... eran mis padres... con heridas graves... sobre charcos de sangre... muertos... por mi culpa...

Mi vista se nublo, pero no me permití llorar.

Saqué a uno por uno de aquel lugar y, con ayuda de Derek, los lleve al claro donde solíamos pasear.

Ya envueltos con sábanas y rocas, los subimos al bote y al llegar al centro, los arrojamos...

--Lo siento. - dije, secándome una pequeña lágrima --Lo siento...

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