--Mala suerte chico.- se escucho una voz, Chris --Hay tres cosas que pueden convertir a un humano en lobo- habló alto para que todos escucharan --La mordida, el beber de un charco de huella de lobo... Y la herida profunda con sus garras.- dijo mirándome serio, esto me daba mala espina --Chico... Por el bien de este pueblo... Tienes que morir...

Estaba en shock. Este hombre de verdad me quiere muerto.

--No voy a permitir eso. - dijo mi padre poniéndose delante de mi --Él no es una amenaza. Él no es un asesino.

Sus palabras me recordaron a lo que el lobo había dicho de mí. Yo sí soy un asesino. Yo soy igual a él... y lo mejor para todos es que muera.

Se escuchó el sonido de alguien caer. Fijé mi vista delante de mí y era mi padre peleando contra Chris. Todos tenían su plena atención a ellos que no se dieron cuenta cuando mi madre me ayudó a levantarme y nos fuimos de ese lugar.

--Hijo, tienes que ir con tu abuela y esconderte ahí, yo estaré distrayendo a los demás junto a tu padre para que no te encuentren. - dijo con lágrimas en los ojos puesto que era muy difícil para ambos el separarnos --Nosotros iremos en un rato, si no regresamos... - pausó por un momento. No quería ni pensar en que ellos no regresaran, pero era una probabilidad muy alta.

--Gracias por todo mamá. - ambos sabíamos cómo acabaría esto.

--El río donde solíamos pasear es un lugar hermoso. - fue lo último que me dijo antes de darme un beso en la frente y gritarme:--¡Corre!

Di la vuelta y empeze a correr directo a la casa de mi abuela, ignorando por completo el dolor que sentía por culpa de la herida que me habían hecho hace apenas unos minutos.

Cuando ya casi llegaba me encontré a Scott de espaldas. Grité su nombre y volteo a verme, pero entonces vi el guante que había en su mano izquierda y recordé la herida del animal en la misma pata.

--¿Qué te sucedió?- pregunté apenas llegué a su lado.

--Oh, esto... - dijo señalando su mano --Isaac estaba atrapado en una casa que se estaba incendiando y cuando traté de ayudarlo me quemé la mano. - respondió nervioso.

--Ajá... - dije sin creerle --¿Entonces porqué estás tan nervioso, Scotty?-dije con sospecha en la voz para que se diera cuenta de que lo había descubierto.

--¿Nervioso?- preguntó fingiendo indignación --Yo no estoy nervioso... - el sudor frío le recorría la frente. Scott jamás había sido bueno mintiendo.

En ese momento algo hizo click en mi cabeza.

La quemadura. El que el lobo de ojos azules supiera que había sido yo el que mató a ese conejo blanco... Scott fue el que mató al anciano. Él mató a toda esa gente. Él intentó matarme. Él es el otro lobo.

--Eres tú... - susurré con asombro más para mí que para que él.

--¿Qué? Stiles, ¿Estas bien? ¿Qué sucede?- dijo alarmado acercándose a mí, a lo cual solo respondí alejándome --¿Stiles?

--Eres tú. - dije subiendo de tono y mirándolo a los ojos con un poco de miedo y furia -Tú eres el lobo...