005
El silencio se apoderó del puente mientras Dean y Sam seguían investigando, sin imaginar lo que estaba a punto de suceder. Cassidy, agotada de la larga jornada, dormía en el asiento trasero del Impala. El aire estaba pesado, y la quietud fue interrumpida abruptamente cuando el motor rugió de forma extraña.
Sam miró al auto rápidamente.
-¿Quién está conduciendo el auto?" preguntó en voz baja, mientras veía el auto empezar a moverse hacia adelante sin que ninguno de ellos tocara el volante.
Dean, confundido, levantó las llaves del Impala que llevaba en la mano.
-No fui yo...- respondió, mirando la dirección en la que el coche se movía.
El coche comenzó a acercarse peligrosamente. Cassidy, despertando por el ruido del motor, abrió los ojos asustada al darse cuenta de la situación. Despertó rápidamente y comenzó a tratar de controlar el volante, luchando por frenar, pero la presión y el pánico la hacían perder el control.
Sam y Dean corrieron hacia el borde del puente, alertados por la incontrolable velocidad del auto.
-¡Cassidy, frena!- gritó Dean con desesperación mientras corría, pero en lugar de detenerse a tiempo, el coche frenó de manera brusca, desviándose a un lado con tal impacto que Dean y Sam fueron empujados hacia el otro extremo del puente por el fuerte impulso.
Ambos hermanos cayeron al puente mientras Cassidy seguía intentando controlar el auto. El Impala frenó justo al borde, pero los dos Winchester habían salido disparados del lado del puente y caído en el lodazal del río.
Sam, luchando por mantenerse a flote en el agua, se aferró a lo que pudo y Cassidy lo ayuda para salir. Dean, aunque atónito por la caída, fue el que primero emergió del río, completamente cubierto de barro.
-¡Qué mierda de caída!- dijo con una sonrisa sarcástica, sacudiéndose el lodo que le cubría los ojos y la boca.
-¿Estás bien?-dijo Casisdy.
Dean se limpió la cara, ahora más lodo que hombre, y miró a Cassidy con una sonrisa.
-Estoy bien
Dean observó el Impala con detalle, asegurándose de que el coche estuviera bien tras la caída, sacudiendo el barro de su rostro.
-Parece que el viejo chico está bien, después de todo,- murmuró, acariciando el capó con cariño.
Cassidy, mientras se mantenía lejos de los dos, observaba la situación, cruzada de brazos. Dean se enderezó y, al ver su mirada, no pudo evitar comentar:
-Constance... que se pudra.
Cassidy lo miró y, aunque la tensión aún estaba en el aire, dijo con calma:
-Obvio que no quiere que sigamos investigando. ¿A dónde lleva el rastro?
Sam, que había estado observando con algo de desdén la caída al río, ahora frunció el ceño al percibir un olor en el aire de Dean.
-Hueles a caño
Poco tiempo después, los tres llegaron a un motel cercano. Dean, con su usual actitud despreocupada, presentó una tarjeta falsa al recepcionista. El hombre levantó la vista, inspeccionó la tarjeta con cautela y luego les preguntó, algo curioso:
-¿Reunión familiar?
Sam lo miró extrañado por la pregunta.
-¿Por qué?
El recepcionista asintió, pero después de observar más detenidamente, preguntó:
-¿No son ustedes los que el tipo, Aframian, rentó el cuarto por un mes? ¿Qué está pasando ahí?
Los tres se miraron.
La habitación, una vez dentro, estaba desordenada. Cosas por todas partes, documentos arrugados y la sensación de un caos reciente. Sam se acercó a una mesa y observó algunos detalles.
-Mira esto,- dijo mientras tomaba una pizca de sal. -Sal y ojos de gato. Parece que alguien estaba intentando impedir que algo se acercara.
Dean, que examinaba otra pared llena de documentos y fotos de las víctimas, observó atentamente.
-Estas son todas las víctimas de la autopista- murmuró. -Pero no entiendo, Sam. Son tipos distintos, con trabajos, edades y razas diferentes. ¿Cuál es la conexión?"
Sam, al recorrer la habitación con su mirada, parecía perdido en sus pensamientos. Finalmente, dijo:
-Tal vez no hay una conexión... o tal vez esté justo frente a nosotros.
De repente, Dean se detuvo frente a una foto, algo hizo clic en su mente.
-Es una mujer de blanco
Cassidy, que estaba en la puerta, miró en silencio.
-¿Una mujer de blanco?- repitió.
Dean asintió.
-Sam, ¿el artículo dice dónde está el cuerpo de esa mujer?
Sam revisó rápidamente una libreta con información y negó con la cabeza.
-No, pero si papá estuviera aquí, preguntaría directamente al esposo que sigue vivo.
Dean asintió pensativo.
-Entonces vamos a buscar esa dirección. Yo me voy a bañar, necesito quitarme todo este barro.
Sam lo miró con una pequeña sonrisa, recordando algo en lo que Dean no había prestado mucha atención:
-Y sobre lo que dije en el puente... sobre papá y mamá... lo siento.
Dean se detuvo un momento antes de volverse, sin mirar realmente a su hermano, solo con una sonrisa fría.
-Nada de cosas de mujeres, Sam.
Sam soltó una risa ligera.
-Está bien, idiota.
Dean, con su estilo de siempre, le respondió sin mirarlo:
-Imbécil- y luego se dirigió al baño, cerrando la puerta con suavidad detrás de él.
El sonido del agua cayendo en la ducha se escuchaba claramente en el cuarto del motel. Sam estaba sentado en el borde de la cama, con los brazos cruzados, mirando hacia Cassidy que estaba al otro lado de la habitación, mirando por la ventana en silencio.
Sam se levantó y se acercó un poco a ella, tomando su tiempo antes de hablar.
-Cass, ¿cómo te sientes con todo esto? Quiero decir, ¿lo de ser mamá?
Cassidy lo miró por un momento, como si el preguntar algo tan directo le sorprendiera, pero vio en sus ojos la misma preocupación que siempre había tenido. Sonrió levemente, aún sin saber muy bien cómo explicarlo.
-¿Cómo me siento? Nerviosa. Muy nerviosa, pero también... feliz, de alguna forma. Jamás imaginé que estaría pasando por esto, y mucho menos que sería con Dean. Pero, honestamente, siento que es lo correcto, lo que se supone que debo hacer.
Sam asintió, aliviado de escuchar su respuesta.
-Es raro, ¿no? La chica que siempre se peleaba con Dean por sus burlas sobre tus vestidos, ahora está esperando su hijo.
Cassidy soltó una risa suave, recordando aquellos días de su niñez.
-Sí, éramos bastante insoportables, ¿no? Recuerdo cómo lo golpeaba siempre, aún por las cosas más pequeñas. Él nunca dejaba de molestarnos con todo. Ahora es él el que está creando todo este caos.
Sam rió también, sabiendo de lo que hablaba.
-Sí, bueno, las cosas cambian, ¿verdad? Ahora, de alguna forma, están construyendo una vida juntos. Quien lo diría.
Cassidy miró hacia abajo, acariciándose el vientre ligeramente, aún incapaz de aceptar todo lo que implicaba.
-Supongo que algunas cosas sí cambian. Aunque a veces, Dean sigue siendo un dolor en el trasero, el mismo de siempre.
Ambos rieron en silencio, compartiendo ese momento de confort, como si el tiempo no hubiera pasado. La situación era completamente diferente a lo que esperaban, pero en el fondo parecía como si nunca se hubieran distanciado.
Sam la miró un momento más y se inclinó ligeramente, pensativo.
-Cass, quiero que sepas que me alegra que estés aquí. Sé que las cosas no son fáciles, y tampoco lo es lo de Dean, pero estoy aquí para ti, siempre lo estaré.
Cassidy lo miró y, de repente, sintió la calidez de sus palabras, como si realmente importara.
-Gracias, Sam. De verdad. Tu amistad... no me he dado cuenta de cuánto la extrañaba hasta ahora.
El ruido de la puerta del baño se escuchó, interrumpiendo el momento. Dean salió de la ducha, secándose el cabello con una toalla. Se puso una camiseta limpia, y al ver la escena en la que ambos estaban hablando, levantó una ceja, en tono burlón.
-¿Qué, me perdí algo interesante?- preguntó, claramente viendo que había algo fuera de lo común entre Sam y Cassidy.
Sam suspiró, sin dejar de sonreír.
-Solo una conversación seria.
Dean dejó caer la toalla sobre una silla y lanzó una mirada a Sam y luego a Cassidy.
-Claro, siguen ustedes con lo suyo. Bueno, ya me siento limpio.
Cassidy rió en silencio y, mientras veía la habitual dinámica de los dos hermanos, un sentimiento de tranquilidad empezó a surgir en ella. No importaba cuánto hubiera cambiado todo, la esencia de la amistad y la familia seguía estando ahí.
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