━ four: skills with the sword.

CAPÍTULO CUATRO

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❝ HABILIDADES CON LA ESPADA ❞


Tres días habían pasado desde que Seren despertó en casa de los Haddock y había optado por no salir de allí en ese tiempo para hacer más creíble que estaba angustiada por su pérdida de memoria, pero quizás ya iba siendo hora de que fuera al pueblo a investigar.

Esa mañana había despertado temprano y había salido afuera para tomar un poco de aire fresco. Inspiró hondo con los ojos cerrados y los abrió mientras soltaba el aire, observó el paisaje y una pequeña sonrisa apareció en sus labios. Aquella isla le producía tranquilidad. 

De pronto, escuchó un ruido y cuando se giró, se encontró con Toothless caminando hacia ella, pero en cuanto el dragón notó que lo estaba mirando, se detuvo en seco. Había sido tantas veces reñido por Hiccup sobre que se mantuviese alejado de ella que el pobre había terminado reprimiéndose para no saltar encima de ella, a pesar de que deseaba mucho conocerla y jugar con ella. Seren rodó los ojos y suspiró, decidiendo hacerle caso omiso y volver a centrarse en el paisaje. Sin embargo, en cuanto apartó la vista de él, lo escuchó moverse de nuevo. Se dio la vuelta de nuevo y el Night Fury se encontraba parado, como si no se hubiese movido, pero las huellas en la hierba y como desvió la mirada lo delataron.

Resopló y permaneció observándolo para evitar que se moviese de nuevo, sorprendiéndose notablemente al ver que él comenzaba a hacer muecas raras. «¿Qué está haciendo?», se preguntó con ambas cejas enarcadas. «¿Está intentando sonreír?», se cuestionó después. Sin duda era un dragón bastante extraño. Había conocido a muchos durante los últimos doce años y todos le habían parecido bestias salvajes. Sin embargo, el Night Fury parecía ser diferente o quizá era que nunca se había tomado la molestia de conocer mejor a los demás; simplemente los había matado sin miramientos porque eso era lo que estaba obligada a hacer.

Había observado durante los días anteriores la relación entre Hiccup y Toothless, y se había dado cuenta de que parecían más como hermanos que como jinete y dragón, lo cual la había sorprendido en gran medida. Le resultaba tan increíble y extraño ver que un humano pudiera tener una relación tan estrecha y profunda con un dragón como Hiccup la tenía con Toothless. Desde que se había dado cuenta de ello, había comenzado a pensar que quizás los dragones no eran simplemente bestias salvajes como creía y que quizás hacían lo que hacían para defenderse porque se sentían en peligro. Si esto realmente era así, resultaría que tendría más en común con ellos de lo que creía, pues ella también hacía lo que hacía para defenderse, para sobrevivir.

Hiccup le había contado como había conocido a Toothless, revelándole que al principio su intención había sido matarlo para demostrarle a su padre y al resto que era un digno vikingo. Pero que al conocerlo, se dio cuenta de que eran muy similares, se reflejaba en él, por lo que había cambiado de opinión y se había decidido a ayudarle, volviéndose inseparables en el proceso. A Seren la historia le había parecido tan irreal que le había recordado a esos libros de fantasía que leía de vez en cuando, pero sí que era real y tenía la prueba delante de sus ojos.

Ladeó la cabeza hacia la izquierda y observó como Toothless la imitaba. Sorprendida, ladeó de nuevo la cabeza hacia el lado contrario y él volvió a imitarla. Una imperceptible sonrisa asomó en sus labios mientras veía como él intentaba imitar cada uno de sus movimientos. A los pocos minutos, Toothless comenzó a acercarse con extrema cautela, esperando que Seren le dijese que se detuviera. Pero ella no lo hizo, se limitó a mirarlo y cuando estuvo lo suficientemente cerca, se puso de cuclillas para estar a la altura de sus ojos.

—¿Sabes? Mirándote de cerca, realmente pareces ser un increíble ejemplar de dragón —comentó con una leve sonrisa y Toothless comenzó a mover su cola de un lado a otro feliz.

Pasaron unos minutos en silencio y Seren inspiró largamente antes de atreverse al fin a elevar una mano y acercarla con parsimonia al dragón. Toothless siguió con los ojos su mano y cuando ella terminó por posarla en su cabeza, los cerró. Seren lo acarició suavemente mientras él emitía un ruido similar a un ronroneo y movía la cola sin parar. Era la primera vez que tocaba a un dragón con detenimiento, pues a los otros cuando los mataba intentaba tocarlos lo mínimo posible, y la sensación, aunque se le hizo extraña, no le desagradó.

—Parece que os estáis llevando bien. —La repentina voz de Hiccup los interrumpió y ambos se giraron para verlo.

El castaño estaba en el linde de la puerta con una gran sonrisa en sus labios que había sido incapaz de contener al ver la escena.

—Buenos días, Hiccup —lo saludó Seren dedicándole una sonrisa.

—Buenos días, Seren —la saludó de vuelta—. Y buenos días a ti también, Toothlees.

El mencionado rápidamente se alejó de la rubia y corrió hacia su jinete. Se levantó sobre las patas traseras y comenzó a lamerle la cara mientras el castaño reía e intentaba pararlo.

—Estás muy animado —rio entre dientes—. ¿Es por qué Seren te permitió acercarte a ella por fin? —inquirió y el dragón no tardó en asentir repetidamente—. Realmente te gusta, eh.

Tras terminar de hablar, Toothless volvió a asentir, corrió de regreso hacia la rubia, quien ya se había incorporado, y comenzó a dar vueltas a su alrededor. Seren se tensó, ya que todavía no podía sentirse del todo cómoda al tenerlo cerca, pero aun así se permitió sonreír.

—Me alegra que poco a poco os estéis acercando —comentó con sinceridad Hiccup. Le gustaba ver que la rubia comenzaba a abrirse, no solo con él, sino también con su mejor amigo.

—Bueno, él es realmente insistente —repuso ella para luego dejar salir una risa a la cual el castaño se unió, estando de acuerdo con sus palabras—. No me desagrada, es divertido y... —Toothless frenó en seco cuando notó que ella lo miraba y le regresó la mirada con sus grandes ojos bien abiertos— parece un gato.

La risa de Hiccup aumentó, él también había tenido esa impresión cuando lo había conocido.

—Por cierto, estaba pensando que ya te encuentras mejor —dijo entonces, cambiando de tema—, así que... ¿Quieres ir a visitar el pueblo hoy?

—Me gustaría —respondió Seren de inmediato.

Desayunaron rápido y bajaron hasta el pueblo con Toothless siguiéndoles de cerca, aunque terminaron perdiéndolo cuando se separó para ir a jugar con otros dragones. Seren observó todo con detenimiento, examinando las casas y fijándose en que básicamente había dragones por cada rincón, lo que la hacía sentir ligeramente incómoda.

Llegaron hasta la herrería donde un hombre corpulento se asomó al verlos. Tenía una uniceja rubia, un bigote muy largo con cuerdas atándolo y un poco de barba creciendo. Sus ojos eran de color azul celeste claro y le faltaban tanto la mano izquierda como el pie derecho, sustituyendo estos miembros tenía un garfio corto y una pata de palo.

—¡Hiccup, muchacho! —Exclamó con alegría al ver al castaño—. ¿Dónde has estado estos días?

—He estado cuidando de Seren —contestó, mirando de reojo a la mencionada, quien inclinó la cabeza a modo de saludo para el mayor.

—¡Oh, así que esta es la chica que rescataste del naufragio! —dijo mientras la examinaba de arriba a abajo—. Es muy bonita —añadió a la vez que le daba un codazo a Hiccup y subía y bajaba su única ceja repetidamente.

Seren se limitó a reír ante el comentario y como Hiccup parecía ponerse un poco nervioso.

—Soy Seren, un placer conocerle —se presentó al mayor.

—Gobber el Rudo —se presentó también haciendo una pequeña inclinación.

«Gobber el Rudo», repitió en su cabeza. Leif también le había hablado sobre él cuando le había informado sobre los vikingos que él consideraba más notables dentro de Berk.

—Pero pasad, pasad —los instó entonces mientras los empujaba por la espalda para entrar en la herrería.

La rubia recorrió el lugar con bastante interés, mientras los dos hombres charlaban, y se detuvo al encontrar una espada sin enfundar sobre una mesa. Acarició la empuñadora con la yema de los dedos, apreciando el gran trabajo que habían hecho en ella.

—Tienes buen ojo, muchacha —la sorprendió Gobber de pronto—. Esa es una de las mejores espadas que he hecho.

—Es realmente bonita y sin duda está muy bien hecha —alabó—. ¿Puedo? —inquirió, pidiendo poder tomar la espada.

Gobber le dio permiso y ella en seguida la tomó fuertemente por la empuñadora, le dio una vuelta sobre su mano y observó con deleite cada detalle.

—Está bien calibrada y no pesa demasiado, me gusta —dijo entonces, pero rápidamente se arrepintió, pues estaba dejando ver su interés por las espadas cuando se suponía que había perdido la memoria.

—Parece que sabes sobre espadas —comentó Hiccup con asombro, lo que solo aumentó su arrepentimiento—. Quizás solías usarlas.

—Hm, podría ser —contestó de forma vaga mientras regresaba la espada a su sitio.

—Si quieres una, puedo hacértela —indicó Gobber y tuvo que contenerse para no responder de inmediato con un sí.

—Primero deberíamos ver si realmente sabe como usarla, ¿no? —señaló Hiccup un poco preocupado—. Si no podría ser hacerse daño con ella.

—¿Entonces, por qué no la llevas a la academia? —Propuso el mayor—. Si solía usar una espada, estoy seguro de que su cuerpo lo recordará, aunque su cerebro no lo haga.

—¡Esa es buena idea! —dijo el castaño y luego miró a la rubia—. ¿Te gustaría ir e intentarlo?

—Por supuesto —respondió Seren rápidamente.

Pensaba que al infiltrarse no iba a tener oportunidad para volver a tomar una espada y entrenar, pero para su dicha parecía haberse equivocado.

Gobber los despidió y ambos se encaminaron hacia la academia que el mayor había mencionado. Por el camino Hiccup le fue contando que se trataba de una academia de dragones que había sido creada entre él y varios de sus amigos para investigar a los dragones y entrenar a los nuevos jinetes. También le especificó que estaba situada justamente en la arena donde antes solían matar a los dragones.

—¡Hiccup! —llamó alguien al castaño de pronto.

—¡Astrid, qué casualidad! —dijo el mencionado tras girarse y reconocer a su amiga—. Ahora mismo íbamos a ir la academia y esperaba encontrarte allí.

Seren observó a la otra rubia con detenimiento, pero con disimulo, fijándose en el llamativo cinturón de calaveras que llevaba. Debido a eso, supo de inmediato que se trataba de la chica que le había estado prestando la ropa.

—Tú debes ser Seren —mencionó Astrid cuando se hubo acercado—. Me alegra ver que estás bien.

—Gracias —respondió dedicándole una leve sonrisa—, y gracias también por la ropa, ¿eras tú quién me la ha prestado, verdad?

—Sí, Hiccup vino de repente a pedírmela y me quedé muy sorprendida porque no sabía para que la quería —contó la contraria y rio entre dientes.

—Era una emergencia, no podía perder el tiempo explicándote qué pasaba —se quejó el mencionado haciendo un mohín.

—Sí, sí. —Astrid rodó los ojos—. Por cierto, ¿para qué vais a la academia? ¿Le estás enseñando el lugar?

—Así es, pero aparte es para comprobar si tiene experiencia con la espada, ya que hemos pasado por la herrería y parecía saber mucho —explicó Hiccup.

—En ese caso, yo podría ser quien entrene con ella —propuso Astrid—. Si te parece bien, claro —añadió mirando a Seren.

—Será un placer —respondió ésta y la contraria sonrió ampliamente.

Los tres continuaron caminando juntos, aunque Astrid terminó adelantándose para ir a comprobar que todo estuviese listo para que pudieran entrenar. Entonces, Seren miró de reojo a Hiccup.

—¿Es Astrid tu novia? —inquirió con curiosidad y sin quitarle ojo para ver como reaccionaba.

Hiccup paró en seco y en seguida comenzó a negar con la cabeza a toda velocidad.

—No, no, no, ella es solo una amiga.

—Pero te gusta —apuntó Seren mientras se colocaba delante de él, a una distancia bastante corta, para poder mirarlo a los ojos.

—No, no, bueno, solía gustarme antes, pero ahora no —respondió Hiccup apresuradamente y desviando la mirada. Su corazón había dado un vuelco al notarla tan cerca.

—¿Entonces, por qué estás tan nervioso? —cuestionó con una sonrisilla. No podía ocultar el hecho de que se estaba divirtiendo al verlo tan nervioso.

Hiccup tragó saliva y siguió evitando el contacto visual para no avergonzarse aún más. No podía decirle que era porque ella estaba muy cerca de él. Sin embargo, incluso si no lo decía, Seren ya lo sabía y era por eso que se estaba divirtiendo. Por alguna razón, le gustaba saber que podía ponerlo tan nervioso con una acción tan simple como aquella.

Sí, había comenzado con la parte del plan que Jarle había sugerido: conquistar al hijo de Stoick. No le había gustado la idea en su momento y en realidad seguía sin gustarle, pero había comprendido que la forma más rápida de obtener su completa confianza era ganándose su corazón.

—En serio, no me gusta —repuso él de nuevo.

—Hm, no suenas para nada convincente, pero digamos que te creo —rio por lo bajo y se separó de él, dándose la vuelta y volviendo a emprender la marcha.

Hiccup la siguió mientras intentaba calmarse y a la vez evitaba mirarla demasiado, porque cada vez que lo hacía, parecía que ella se daba cuenta y sus ojos terminaban encontrándose, y estaba claro que eso no lo ayudaba en absoluto para calmarse. Esos bonitos y profundos ojos azules lo anonadaban demasiado.

—Parece que te has vuelto más animada —comentó cambiado de tema cuando ya se sintió más tranquilo. Desde que había despertado, ella siempre parecía algo triste y distante, lo cual era comprensible dada la situación, así que le alegraba ver que ella parecía estar de mejor humor.

—¿Es eso malo? —cuestionó Seren mirándolo de reojo y él rápidamente negó.

—No, me gusta —reconoció, avergonzándose instantes después de decirlo.

Al principio, Seren había considerado que una actuación de chica inocente y frágil era más conveniente para que no se sospechase de ella, pero había terminado cambiando de opinión. No porque hubiese encontrado una actuación mejor que esa, sino simplemente para que no le resultará tan agotador. Así que había optado por una personalidad más directa y audaz, no tan diferente a la suya real, con la excepción de que sonreía más y actuaba más animada.

Poco después finalmente llegaron a la academia donde Astrid ya estaba esperándolos, aunque no estaba sola, sino que la acompañaban cuatro personas, tres chicos y una chica.

—¡Pero quién es esa preciosidad! —exclamó uno de ellos al verlos llegar.

El que tenía cabellos castaños oscuros con ojos azules, algo de bello facial en el rostro y que lucía bastante musculoso. Llevaba una camisa azul escamada con un tapado de piel negra y un cinturón de cuero curtido color marrón con tachas y hebillas metálicas, un casco de metal con cuernos de carnero, unas botas peludas de piel negra y pantalones de cuero con rayas verticales.

Antes siquiera de que Hiccup pudiera presentar a Seren, su amigo se acercó y le tomó la mano sin previo permiso.

—Un placer conocerte, bella dama, Snotlout Jorgenson a su servicio —se presentó y depositó un beso en el dorso de la mano de Seren.

La rubia se puso tiesa y tuvo que controlar su expresión para no mostrar su hastío, no le gustaban esa clase de gestos. Hiccup se tomó el puente de la nariz entre el pulgar y el índice mientras negaba con la cabeza.

—Ah, yo soy Seren, encantada, supongo —respondió ella dubitativa.

—Oh, bueno, supongo que sí eres bonita, pero no tanto como yo —intervino una chica rubia mientras sacudía una de sus trenzas hacia atrás.

Su peinado constaba de dos trenzas pequeñas cerca de la parte superior y dos trenzas más largas y gruesas que le llegaban hasta la cintura. Era delgada para su edad, su piel estaba ligeramente bronceada y poseía un par de ojos azul oscuro. Llevaba un casco que contaba con cuatro cuernos, largos y delgados, junto con un vestido de color marrón que bajaba hasta los muslos, un chaleco azul oscuro que terminaba en la abertura de la cintura con un cinturón de tela roja, acompañado de otro chaleco de piel, y un par de botas peludas de color azul oscuro que tenían tela roja envolviéndolas.

—¿Tienes serrín en el cerebro? Eres más fea que un Whispering Death —repuso un chico que estaba a su lado y que se veía muy similar a ella.

El chico en cuestión también tenía el cabello rubio y bastante largo, pero en vez de con trenzas, lo llevaba con un estilo de rastas, sus ojos igualmente eran azul oscuro y estaba igual de delgado. Sin embargo, a diferencia de la chica, tenía los dientes disparejos y algo amarillentos. Usaba un chaleco de cuero sin curtir color negro y azul, una túnica de manga corta de color azul con un cinturón marrón de tachas, un casco con dos pares de cuernos grandes y dos pequeños en la parte de arriba en el medio, un pantalón de color marrón y unas botas color verde con tiras de cuero negro, tachas y púas.

Por la conversación —si así se le podía llamar porque estaban hablando a voces—, Seren llegó a la conclusión de que aquellos dos eran gemelos.

—Hola —llamó su atención la única persona que aún no había intervenido—. Me llamo Fishlegs Ingerman y ellos son Tuffnut y Ruffnut Thorston —dijo señalando a los gemelos.

Fishlegs, como se había presentado, tenía el cabello rubio —como casi todos por allí al parecer—, ojos de color verde, un cuerpo bastante grande y una cara gordita. Usaba una túnica de cuero sin curtir de color marrón, un chaleco corto también de cuero sin curtir de color marrón más oscuro, un par de botas peludas también marrones y un casco de metal que en la parte posterior tenía unas especies orejas de Gronckle hechas de metal.

De entre los cuatro a los que acababa de conocer, él fue el que le pareció más normal y por lo tanto, el que más le agradó.

—¿Y si dejáis de hacerle perder el tiempo? —Interrumpió Astrid con hacha en mano y luego miró a Seren—. He preparado diversas armas para que escojas la que prefieras —añadió, apuntando con el hacha hacia la derecha.

Seren se dirigió hasta allí lo más rápido que pudo, para no seguir escuchando la discusión sin sentido de los gemelos, y observó las diferentes armas que Astrid había preparado. Había un juego de dagas, tres espadas, un hacha, un martillo y un par de lanzas. Por supuesto, la atención de Seren se fue a las espadas, escogiendo una con el mango rojo y que era unos quince centímetros más pequeña de lo habitual en las espadas vikingas. La cogió con cuidado, la hizo girar varias veces para comprobar su peso y manejabilidad, y examinó que la hoja estuviera lo suficientemente bien afilada.

—Esta me gusta —anunció girándose hacia a la rubia que sonrió.

—Pues comencemos.

Los otros ya se habían colocado a un lado de la arena para no estorbar y ambas chicas comenzaron a acercarse mientras tomaban posiciones. Astrid fue la primera en atacar, sorprendiendo a Seren, pero no lo suficiente, ya que consiguió bloquear el hacha con la espada con facilidad y luego arremetió contra ella. Su idea inicial era contenerse para no levantar sospechas, pero por más que quiso, su cuerpo no le hizo caso y actuó por su cuenta. Tenía tantos entrenamientos y combates grabados a fuego en su piel, que no podía evitar reaccionar por puro instinto. Su cuerpo se movía más rápido de lo que su cerebro pensaba.

Por suerte, la contraria parecía ser bastante buena en el combate y poseía buenos reflejos, sino le habría saltado un ojo con el primer mandoble. Siguió intentando contenerse, pero cuando llevaron un rato, simplemente se resignó y se dejó llevar, volviendo sus ataques más feroces y su juego de pies más veloz. Honestamente, estaba disfrutando, pues había creído que al llegar a Berk ya no podría continuar entrenando y practicando con la espada. Encima Astrid era realmente muy buena, tenía experiencia y sabía usar el hacha perfectamente. Estaba segura de que a Ylva le caería bien y le gustaría entrenar con ella.

—¡Vamos, Astrid, tú puedes! ¡Machácala! —escucharon gritar a Ruffnut.

—¡Ánimo, hermosa chica nueva! —exclamó Snotlout.

—¿Tú no vas a animar a ninguna, Hiccup? —le preguntó Tuffnut al castaño.

Pero Hiccup no respondió ni siquiera le escuchó, pues estaba demasiado asombrado y sorprendido con lo que estaba sucediendo. En cuanto había visto a Seren en la herrería y luego seleccionar un arma antes de combatir, ya había intuido que debía tener una buena experiencia con la espada y el luchar, pero la realidad superaba completamente sus expectativas. Los movimientos de Seren eran fuertes, agresivos y certeros, pero aun así limpios y parecían tener hasta un toque elegante. Además, incluso desde allí, podía notar que su mirada y expresión normalmente tranquilas ahora desprendían una sensación entre feroz y helada. Casi parecía una persona completamente diferente.

De un momento a otro, Seren mandó a volar el hacha de Astrid y mientras que ésta se distraía un momento al verse desprotegida, aprovechó para propinarle una fuerte patada en el estómago que la derribó, para acto seguido colocarse encima de ella e inmovilizarla. Y si se tratase de un combate real, ese habría sido el instante donde le cortaría el cuello. Sin embargo, Seren ni siquiera llegó a colocar la espada contra el cuello de la contraria, pues, al fin y al cabo, solo era un entrenamiento y si la dañaba más de la cuenta podía ser extraño.

—¡Increíble! —exclamó Tuffnut asombrado—. ¡Ha dado algo de miedo, pero ha sido increíble!

—A mí no me ha dado miedo, pero reconozco que no lo ha hecho mal, no tan bien como yo, pero, claro, es que nadie es mejor que yo —comentó Snotlout con su habitual egocentrismo.

—Entonces, ve y enfréntate a ella —replicó Ruffnut—. Apuesto que te aplastará.

—Me uno a esa apuesta —indicó su gemelo.

Seren les hizo caso omiso y se centró en Astrid. Para ese instante, ya había vuelto a poner una expresión tranquila.

—Lo siento, ¿estás bien? —le preguntó mientras se levantaba de encima suya y le tendía una mano para ayudarla a levantarse.

Astrid tomó su mano y se impulsó con ella, luego sacudió la arena de su ropa y comprobó si se había hecho algún daño.

—Parece que estoy bien —respondió entonces. Seguramente le saldrían algunos moratones en las zonas donde la contraria le había golpeado, pero nada más, pues estaba claro que Seren había evitado cortarla con el filo, a pesar de lo feroz que había actuado—. Eso ha sido asombroso, por cierto. Tu cuerpo parece recordar bien como pelear.

—Gracias, tú también eres bastante buena —reconoció y no era una mentira para quedar bien, era la realidad.

—Repitámoslo algún día, ¿te parece?

—Me encantaría —contestó dedicándole una sonrisa que la otra no tardó en devolver.

—Oh, Hiccup —dijo entonces Astrid al ver como el castaño se acercaba y Seren se giró para poder mirarlo—. ¿Lo has visto? Ella es realmente buena.

—Si tú lo dices, de verdad debe serlo —comentó él, pero hasta él mismo que no tenía tanta habilidad como Astrid había notado que Seren tenía un gran talento—. En serio, estaba muy sorprendido, no lo esperaba.

—Ni yo misma lo esperaba —indicó Seren con una leve risa, aunque claramente decir aquello solo era parte de su actuación de la pérdida de memoria.

—Entrenemos un día de estos juntos, me gustaría ver de primera mano lo buena que eres —propuso entonces Hiccup y Seren sonrió mostrando los dientes mientras asentía.

—Será un placer, Hiccup.

Fue a decir algo más, pero los gemelos la cogieron cada uno de un brazo y la arrastraron con ellos para que les contase como lo había hecho para vencer a Astrid.

—Yo también estaba sorprendida —confesó Astrid a Hiccup.

—Kaira dijo que vio muchas cicatrices en su cuerpo y que había algunas en su espalda que parecían hechas por latigazos —le informó, sorprendiéndola ampliamente.

—¿Latigazos? —repitió sin creérselo y miró hacia donde estaba Seren hablando y riendo con los demás—. ¿Entonces, era esclava o algo así?

—Podría ser. He oído que en las tierras del sur hay luchas a muerte de esclavos —mencionó e hizo una mueca solo de imaginarse como sería—. Si Seren viniera de allí, eso explicaría sus cicatrices y el que sea tan hábil combatiendo.

—Pero sería una explicación horrible —murmuró Astrid, decaída.

Para bien o para mal, no podían estar más lejos de la realidad con su suposición. Aunque básicamente Seren sí que era una esclava, por mucho que los Dranters dijeran lo contrario.

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Después de aquello y de que buscaran a Toothless, Hiccup y Seren regresaron a la cabaña, donde Stoick ya les estaba esperando con la comida. Durante ella, Hiccup le contó a su padre lo que habían hecho y cuando llegó a la parte del combate se notó como su voz era más animada. Hizo diversos gestos y expresiones para intentar relatar mejor lo que había presenciado, mientras que Seren evitaba reírse ya que se veía muy cómico, sobre todo porque desde atrás, Toothless estaba imitándolo.

—Oh, así que eres tan hábil, eh —dijo Stoick con cierto entusiasmo mientras miraba a la rubia.

—¡Es increíble! —Volvió a repetir Hiccup por enésima vez—. Su manejo con la espalda es mejor que el de cualquier otra persona que conozca.

Con tantas alabanzas, Seren comenzó a sentirse avergonzada por primera vez en mucho tiempo. Ylva solía felicitarla cuando hacía algo bien, pero no de una forma tan entusiasta y cálida como lo estaba haciendo Hiccup, así que aparte de avergonzada, también se sentía feliz.

—Supongo que deberíamos conseguirte una espada entonces —sugirió el mayor—. Así podrás defenderte si nos llegase a atacar.

La rubia se limitó a asentir y la sonrisa que había mantenido desde el principio, se esfumó. Porque si Berk era atacado en un futuro cercano, serían los Dranters quienes llevarían a cabo al ataque y la culpa no sería de nadie más que suya. Llevaba tan solo cuatro días allí y el sentimiento de culpabilidad ya comenzaba a abrirse paso en su interior. Pero no tenía otra opción que continuar con el plan si quería sobrevivir a toda cosa, como siempre había hecho.


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Aquí sintiéndome todavía extraña con lo de los nombres en inglés, jaja.

Os dejo un crackship que hice de Toothless y Seren:

Espero que os haya gustado. ♥

Marie Weasley.

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