Capítulo 7: «Descubriendo secretos»

  Cuando la descendiente de Mulán abrió los ojos, frunció su ceño al inspeccionar a su alrededor, pero entonces recordó que no estaba en Auradon.

 La joven guerrera observó a la chica que dormía a su lado y comenzó a acariciar su cabello, ella se veía tan tranquila descansando después de todo el infierno por el que Mal, Evie, Jay y Carlos la habían forzado a atravesar.

  Pero la mayor sabía que esta batalla todavía no había terminado.

—Jane, despierta, tenemos que irnos...—Murmuró en su oído, sin dejar de acariciar su cabello.

—No quiero ir a la escuela, mamá. —Se opuso la pequeña hada, mientras abrazaba una almohada, logrando que su mejor amiga se riera.

—Carlos vendrá a buscarte. —Mintió Lonnie, vio como su ex compañera de cuarto abría los ojos inmediatamente al oír aquello.

— ¿¡Qué!? —Chilló ella, confundida e ilusionada, pero su novio no estaba allí.

—Lo siento, esa era la única manera de levantarte. —Se disculpó la joven guerrera, encogiéndose de hombros.

—Eres cruel. —Gruñó Jane para acto seguido golpearla con la almohada, se levantó de la cama y se colocó sus botas, su mejor amiga imitó su acción. —Dejemos las mochilas aquí, no creo que los demás se despierten hasta que sea más tarde.

—Así se sobrevive en este lugar. —Le recordó la mayor, quien asintió con la cabeza y abrió la ventana. — ¿Nos vamos?

—Ok, espero que no tardemos demasiado. —Murmuró la chica que había sido hechizada para luego salir por la ventana, Lonnie la siguió y entonces ambas comenzaron a caminar por las calles solitarias de la Isla.

[...]

 Cuando finalmente llegaron a su destino, fue la menor quien golpeó la puerta.

— ¿Crees que haya alguien despierto? —Dudó Lonnie, insegura.

—No lo sé, ¿los villanos madrugan? —Preguntó la chica de ojos azules, frunciendo su ceño. —Tal vez podríamos ir a desayunar y regresar más tarde. —Sugirió, pero entonces la puerta se abrió.

—Hola Jane, ¿qué se te ofrece? —Habló el hechicero, sonriéndole, pero entonces se percató de que su descendiente no había venido sola. —Oh, ¿quién es ella?

—Ella es Lonnie, mi mejor amiga. —Respondió la pequeña hada. —Lo, él es...

—Yen Sid. —La interrumpió la hija de Mulán, reconociéndolo al instante: ese hombre era el padre de Jane, aquel tipo que se había marchado sin dar ninguna explicación.

— ¿Ustedes se conocen? —Intervino la menor, confundida, mirándola a ella y luego a él. — ¿Me he perdido de algo?

— ¿Estas bromeando? ¿Cómo no te das cuenta que...? —Cuestionó la joven guerrera.

—Será mejor que entren, niñas. —Habló el anciano, haciéndose a un lado para permitirles pasar, ambas lo hicieron y él cerró la puerta para acto seguido comenzar a caminar hacia la cocina; siendo seguido por las recién llegadas. — ¿Han desayunado?

—No tuvimos tiempo, me muero de hambre, pensaba en ir a robar algo. —Mencionó Jane, encogiéndose de hombros.

— ¿Estas loca? ¡Su comida son nuestras sobras! —Le recriminó Lonnie, haciendo una mueca de asco.

—Ella tiene razón. —Admitió el hombre, señalando a la mayor. —Pero yo puedo prepararles el desayuno. Siéntense, por favor. —Sugirió, señalando la mesa en la que solo había un plato ya que él estaba desayunando solo.

—Eso sería fantástico, gracias. —Accedió la pequeña hada, sentándose inmediatamente, le daba pena que una persona pasara la mayoría del tiempo estando solo; ya que sentía que sus descendientes no se llevaban demasiado bien con él.

— ¿No conoces la expresión "no aceptes comida de un villano"? —Susurró su mejor amiga, mirándola con desaprobación, sin embargo tomó asiento delante de ella.

—Él no es un villano. —Replicó la menor, arrugó su nariz. — ¿Qué te pasa? Estas rara.

—Claro que no soy una mala persona, no todos los que estamos encerrados en esta prisión somos culpables de algo. —Aclaró Yen Sid mientras ponía el pan en una tostadora vieja. —¿Quieren jugo de naranja, de manzana o prefieren café?

—Jugo de naranja, por favor. —Dijo la chica de ojos azules. — ¿Puedo pasar al baño, por favor?

—Sí, está arriba, es en la segunda puerta a la derecha. —Accedió el profesor de Dragon Hall, entonces vio como su hija se marchaba de la cocina y suspiró hondo, dirigió su mirada hacia la hija de Mulán. — ¿Quieres café, querida?

—No, lo único que quiero que le dejes de mentir a mi mejor amiga, ¿¡cómo mierda eres capaz de hacerle eso!? —Masculló, seria, mientras negaba con la cabeza. — ¡He pasado años consolándola, viéndola llorar hasta dormirse porque cree que hizo algo mal para que su propio padre la abandonara! —Gruñó ella, golpeando la mesa con furia.

— ¡Yo no quise abandonarla! —Aseguró el hombre, sentándose a su lado. —Ella es lo más importante que tengo, he pasado años extrañándola, pero no tuve otra opción. Hice lo que era necesario para protegerla, y ahora... Jane ni siquiera me recuerda, pero creo que sé por qué.

— ¿Así que no tuviste otra opción? —Repitió la adolescente, incrédula. —¡En Auradon siempre hay muchísimas oportunidades así que no me vengas con esa excusa estúpida! Si no se lo dices tú, lo haré yo.

—No me vengas a dar un ultimátum en mi propia casa, jovencita, esto no es de tu incumbencia. —Dijo el hechicero, serio. —Yo tengo la responsabilidad de solucionar este problema familiar.

—Tu responsabilidad era estar con ella, verla crecer, y no lo hiciste. —Le recriminó Lonnie, furiosa. —Me alegra que no recuerde ni uno de los momentos horribles que le hiciste pasar, por suerte ella eligió olvidar todo eso.

— ¡Sé perfectamente que debí haber estado ahí para mi chiquita y no sabes cuánto me arrepiento de no haberla visto crecer! —Admitió Yen Sid, el dolor que transmitía su voz hizo que la descendiente de Mulán supiera que él no le estaba mintiendo. —Pero ella no eligió olvidar todo lo malo, no, a mi nena la hechizaron.

—Eso ya lo sé, los VKs lo hicieron para poder apoderarse de las varitas y destruirla cuando Jane ya no les sirva. —Gruñó la joven, el dueño del lugar se levantó de su asiento cuando las tostadas estuvieron listas y las colocó en un plato para acto seguido colocarlo en la mesa. Lonnie tomó una y la mordió con furia. —Traidores. —Habló con la boca llena.

— ¿Qué ellos hicieron qué? —Dudó él, shockeado. Apretó los puños con fuerza, no iba a permitir que sus alumnos se metieran con su chiquita, entonces volvió a sentarse y bebió un sorbo de su café.

— ¿No estabas hablando de eso? —Cuestionó la chica, dejando de comer la tostada para mirarlo atentamente.

—No. —Se opuso el anciano, negando con la cabeza, luego tomó una tostada. —Yo... Me refería a su madre.

— ¿Cómo es eso posible? —Preguntó la mejor amiga de Jane, tan shockeada como sorprendida pues jamás pensó que el hada madrina sería capaz de hacer algo así.

—Supongo que ella le borró la mayoría de sus recuerdos con magia, es por eso que mi niña solo recuerda algunos momentos felices que pasamos juntos. —Explicó el profesor de Dragon Hall, frustrado. —Tienes que dejarme explicárselo cuando sea el momento indicado. —Pidió con desesperación.

—Yo creo que el momento es ahora. —Insistió la adolescente.

—No, hoy no. —Sentenció el hombre, quien volvió a beber un sorbo de su café para luego continuar—: En unas horas mi primogénita va a enfrentarse con sus hermanas para recuperar a De Vil y no quiero que se lastimen.

— ¿Y hasta cuándo vas a esperar? ¿Hasta que sea demasiado tarde? —Sugirió la hija de Mulán, alzando una ceja mientras se comía otra tostada. —Mal, Jay, Carlos y Evie van a matarla esta noche, y también a Ben.

—De ninguna manera voy a dejar que eso suceda. Ya la perdí una vez, no sería capaz de soportar que eso vuelva a pasar. —Aseguró el hechicero. —Arruinaremos los planes de los VKs, solo tenemos que pensar en un plan para que los tres puedan regresar a Auradon a salvo.

  Lonnie abrió la boca para seguir quejándose pero la cerró al oír pasos que bajaban las escaleras y ambos compartieron una mirada de "Esta conversación no se ha terminado", los dos suspiraron al unísono al ver que Jane volvió a entrar a la cocina.

—No entiendo como esa rubia puede dormir tan tranquila sabiendo que mi novio está sufriendo en algún lugar por su culpa. —Mencionó la chica de ojos azules, frustrada, mientras se sentaba nuevamente en su silla. Tomó una tostada y la llevó a su boca, indignada.

—Fuiste a espiarla, ¿verdad? —Dijo su mejor amiga, observándola con desaprobación mientras negaba con la cabeza. —Eso es irrespetuoso e inapropiado. —Prosiguió mientras el dueño del hogar se levantaba para sacar la jarra de jugo de naranja de la heladera y servir un poco en un vaso, guardó la jarra nuevamente para acto seguido entregarle el vaso a su descendiente.

—Fuiste tú la que sugeriste que viniéramos. —Le recordó la menor y siguió comiendo su tostada. —Gracias. —Murmuró cuando el hombre le sirvió aquella bebida y volvió a sentarse a su lado.

—De nada, pequeña. —Yen Sid le sonrió. —He intentado averiguar dónde está él pero no me lo ha dicho y la castigué.

—Mamá quería castigarme si yo no dejaba de ver a Carlos, me matará si llego a regresar, así que no lo haré nunca. —Comentó la pequeña hada, luego bebió de su jugo de naranja, que no era tan horrible como ella pensó que sería.

—Ella consideraba que ustedes no debían estar juntos y supongo que eso no tiene nada que ver con que él sea un villano, eh. —Prosiguió la joven guerrera, obviamente estaba siendo sarcástica.

— ¿Te estás poniendo de su lado? —Gruñó Jane, arrugando la nariz.

—No, solo quiero que entiendas que muchas veces las personas no son quienes aparentan ser. —Habló Lonnie, mirando de reojo al profesor de Dragon Hall, quien simplemente volvió a beber de su café.

—Sabrina aparenta ser muy intensa e impredecible pero muy dentro de ella sé que hay una buena persona. —Dijo el hombre, ocasionando que las dos adolescentes se echaran a reír a carcajadas.

—No te ofendas pero creo que solo tienes la esperanza de que ella cambie porque eres su padre. —Murmuró la joven que había sido hechizada cuando pudo dejar de reírse, bebió más de su jugo de naranja y tomó otra tostada. —La gente como ella no deja de ser lo que es.

— ¿Le diste una oportunidad a Carlos pero no quieres darle una a ella? —Preguntó el hechicero, sorprendido por su actitud.

—Es distinto, esa perra secuestró a mi novio, Carlos jamás me traicionó; él no sería capaz de hacer tal cosa. —Se excusó la menor, encogiéndose de hombros, entonces comenzó a comer la tostada.

—Las personas te sorprenden cuando menos te lo esperas... —Susurró la hija de Mulán.

—Me encantaría dejarlas investigar la habitación de Sabrina otra vez pero ella está durmiendo arriba y ya viste como se puso ayer cuando nos encontró, Jane, además de que no permito que nadie la visite durante sus castigos. —Cambió de tema el anciano.

—Bueno, supongo que eso tiene sentido. —Exclamó la chica de ojos azules, algo decepcionada. — ¿Puedes darnos algún consejo que nos sirva para sorprenderlas esta noche? Tal vez podrías decirnos cuales son sus debilidades... —Pidió, uniendo sus manos en señal de súplica y observándolo a los ojos con una expresión triste, aquella que le gustaba usar para conseguir lo que quisiera.

—Sí, te daré un consejo. —Accedió Yen Sid, tomando sus manos y mirándola con atención. —Escúchame bien: mantente con vida.

—Es el consejo más estúpido que he oído. —Se quejó la menor, frustrada, soltándose de su agarre y cruzándose de brazos. —Ya no tengo hambre.

— ¡Jane! No seas descortés con él o no nos dejará venir aquí nunca más, pídele disculpas. —Exigió su mejor amiga, seria.

—Suenas igual a mi madre, ugh. —Bufó la novia de Carlos, aunque luego reflexionó y suspiró. —Pero supongo que eso sí fue grosero así que lo siento.

—Descuida, es normal que no estés acostumbrada a estar en riesgo porque tienes gente que siempre te ha cuidado como Lonnie y... —Mencionó el hombre, quien tuvo que contenerse para no decirle que él también la protegería. —...y Lonnie. —Añadió con nerviosismo.

—Sí, supongo que soy afortunada de tener a una mejor amiga tan maravillosa. —Dijo Jane. —Pero también me gusta tenerte en mi vida. —Añadió para acto seguido rodearlo con sus brazos.

—A mi también me alegra tenerte en mi vida. —Aseguró Yen Sid, correspondiendo aquel abrazo, estaban tan felices que ni siquiera oyeron el sonido de unos tacones acercándose hacia la cocina.

—Esto es increíble, vine a darle una sorpresa a papá pero a cambio recibo una sorpresa muy desagradable, ugh. —Se quejó Valentina, que acababa de entrar a la habitación, se cruzó de brazos y entonces vio como ambos se separaron.

—No esperaba que vinieras, cariño. —Exclamó el hechicero, incómodo.

—Eso es lo divertido de las sorpresas, papá. —Respondió la rubia, observó con desprecio a las dos mejores amigas. — ¿Vas a explicarme por qué sigues dejando a entrar a esta gente que obviamente no es bienvenida?

—Creo que eso no es de tu incumbencia. —Intervino la descendiente de Mulán, mirándola con odio, pero la recién llegada simplemente se rió y se acercó hacia la mesa.

—Todo lo que pasa en mi casa es de mi incumbencia. —Aclaró la primogénita de Yzma, golpeando la mesa con furia. — ¿Todas las chicas de Auradon son siempre tan entrometidas? Ugh, no sé cómo las soportas, papá.

—Tal vez porque nosotras no somos ese tipo de chicas que secuestran a los villanos con los que están obsesionadas. —Sugirió la chica de ojos azules, mirando sus uñas.

—Oye, si yo secuestrara a Jay te aseguro que lo haría disfrutar cada noche que pasa conmigo, en cambio De Vil... No creo que sobreviva si no recibimos esa varita en unas horas. —Dijo Valentina, sonriendo con cinismo.

— ¿¡Qué dijiste del hijo de Jafar!? —Masculló la joven guerrera quien se levantó de su asiento para empujarla, obviamente estaba celosa.

—Que soy la chica que más lo ha complacido, él me dijo que no piensa en ninguna más cuando está conmigo. —Prosiguió la rubia mayor, que se estaba divirtiendo bastante al provocarla.

—Lo asesinaré a él pero primero te voy a arrancar esas extensiones, perra. —La amenazó la ex compañera de cuarto de Jane, quien quiso golpearla, pero su mejor amiga se apresuró a incorporarse y a tomarla del brazo para evitar que iniciara una pelea.

—Déjala Lo, ella no vale la pena, será mejor que nos vayamos. —Intervino la pequeña hada.

—Bien, como tú quieras. —Accedió la mayor de mala gana.

—Gracias por el desayuno, estuvo delicioso. —Habló la novia de Carlos, dirigiéndose hacia el dueño de la casa, luego miró a la recién llegada. —Larguémonos de aquí, pero esto aún no ha terminado, Valentina. —Le advirtió antes de retirarse junto a Lonnie, dando un portazo.

El profesor de Dragon Hall se cruzó de brazos, observando con seriedad a su descendiente.

— ¿No te cansas de arruinar todos los momentos que vivo con ella? —Le recriminó, indignado.

— ¿No te cansas de arruinar nuestras vidas, papá? —Replicó la primogénita de Yzma, quien se apresuró a subir las escaleras y caminó por el pasillo hasta llegar a la habitación de su hermana, abrió la puerta solo para encontrar a Sabrina en su cama; al parecer acababa de despertarse pues tenía el pijama puesto. — ¿Qué haces acostada? Levántate, hoy va a ser el mejor día de nuestras vidas, ¡tenemos mucho que hacer! Debemos ir a la peluquería de los Tremaine para vernos hermosas para dominar el mundo, luego tenemos que ir a molestar a De Vil, ¿qué estás esperando? —Exclamó, sentándose a su lado en la cama y sacudiéndola para que se levantara.

—No molestes, aún es temprano. —Gruñó la dueña del cuarto antes de darse vuelta y cubrirse con las sábanas.

—Lo sé pero si te hubieras despertado antes habrías visto que nuestra hermanita vino a desayunar. —Comentó Valentina.

—No la llames así, es irritante, además... —Se quejó la menor, luego frunció su ceño y se destapó para acto seguido sentarse en la cama con el ceño fruncido. —Espera, ¿qué?

—Jane estaba abrazando a papá cuando llegué, ugh, no se que mierda quería esa insoportable pero desayunaron juntos. —Explicó su hermana mayor, jugando con su cabello. — ¿Crees que esté intentando ponerlo a él en nuestra contra?

—No digas idioteces, papá ya está en nuestra contra, discutí con él anoche luego de encontrarlos juntos y me castigó. —Masculló la chica que estaba obsesionada con De Vil, levantándose de la cama. —Se va a arrepentir de habernos dejado de lado cuando tengamos esa varita.

—Cuéntame todos los detalles. —Pidió Valentina mientras se incorporaba y caminaba hacia el tocador, comenzó a retocar su maquillaje.

—Primero lo primero. —Intervino Sabrina, dirigiéndose hacia su armario y comenzando a buscar entre las prendas, entonces sacó un conjunto completamente negro. — ¿Este outfit dice "voy a dominar el mundo esta noche"? —Preguntó, su pariente volteó a mirarla con una sonrisa llena de malicia.

—Claro que sí, vístete de una vez, tenemos mucho que hacer. —Sentenció la mayor, terminó de retocar su maquillaje y observó su reflejo en el espejo. —De seguro esos desgraciados intentarán engañarnos, pero no podemos permitir que eso suceda. Tenes que ser fuerte y resistir, no te podes dejar pisotear por ellos.

—No vamos a dejar que ellos nos arrebaten todo lo que anhelamos. Si intentan hacer algo indebido, la van a pagar muy caro, van a tener que aprender por las malas que con nosotras no se juega. —Aseguró la menor, quien se quitó su pijama y se colocó aquel outfit para luego acomodar su cabello, no estaba en sus planes permitir que Jane se saliera con la suya. —A medianoche aprenderás a no meterte con lo que es mío, hermanita.

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