Capítulo 5: «Diferentes destinos, un mismo objetivo»

  Cuando Mal y Evie ingresaron a Lady Tremaine's: Curl Up & Dye, afortunadamente el salón de belleza estaba completamente vacío, excepto por una pequeña pelirroja que se encontraba fabricando algunos accesorios ya que ése era uno de sus pasatiempos favoritos.

 La chica de cabello azul sonrió al verla a tan solo unos metros y dirigió su dedo hacia sus labios para indicarle a su novia que se mantuviera callada, la última asintió y ambas se acercaron de manera silenciosa hacia la descendiente de Drizella, las recién llegadas se colocaron a los costados de la menor para sorprenderla y entonces la princesa malvada tocó su hombro para llamar su atención.

— ¿Evie? —Susurró algo sorprendida y shockeada la pelirroja, se incorporó para abrazarla con fuerza. — ¡Evie, volviste! —Chilló emocionada mientras la rodeaba con sus brazos.

— ¡Ella no es la única que regresó! —Añadió la líder de los VKs al ser ignorada por la menor, quien inmediatamente se volteó al reconocer aquella voz y también le dio un abrazo a Mal. —Te extrañamos muchísimo.

—El sentimiento es mutuo, ¡ni siquiera he podido ver como lucían en la coronación porque madre Gothel rompió la televisión! Ese aparato era la única oportunidad que tenía de sentirme conectada al reino de alguna manera y ya no puedo usarlo, en esta Isla nada bueno dura para siempre. —Se lamentó Dizzy, separándose de la chica de cabello morado. —Valentina contó que ustedes ya estaban aquí pero esa pesada dice tantas mentiras que ya no creo en su palabra. La verdad es que no sé cómo es que Jay soporta tener a su lado a alguien tan egocéntrica como ella. —Añadió, encogiéndose de hombros.

—Así es como funcionan las cosas en este lugar, pequeña. La esperanza es para la gente de Auradon, no para nosotros. —Dijo la hija de Grimhilde, haciendo una mueca, jamás admitiría en voz alta que en el reino de la felicidad ella se había permitido tener esperanza y hasta incluso había llegado a pensar que podría ser feliz allí; pero ése no era su destino. —Agh, sé que los rumores corren rápido aquí pero esa rubia es demasiado entrometida, afortunadamente ellos ya no están juntos. Pero no hemos venido aquí para criticar a esa perra, no, tenemos cosas más importantes de las que encargarnos y te necesitamos.

— ¿¡A mí!? ¿¡De verdad!? —Preguntó la pelirroja, entusiasmada. — ¿Vinieron a buscarme para llevarme al reino con ustedes? ¿Voy a poder mostrar mis talentos en ese lugar? ¿¡Viviré en un castillo como Cenicienta luego de que ella abandonara a mi familia para casarse con el príncipe!? —Sugirió emocionada.

—Oh bonita, lamento destruir tus ilusiones, pero no es por eso que estamos aquí. —Se opuso la ojiverde, negando con la cabeza. —Sí regresaremos a Auradon para destruirlo completamente, pero primero debemos solucionar un problema grave, es una situación de vida o muerte.  —Informó con preocupación en su voz.

—Que decepción. —Masculló Dizzy, indignada, sentándose nuevamente frente a su mesa de trabajo. — ¿De vida o muerte? ¡Oh, por todas las tinturas! ¿Y ahora en qué dilema se han metido, chicas? —Cuestionó, observándolas de reojo con el ceño fruncido.

—Ya que no has visto lo que sucedió en la coronación, permíteme contártelo: robamos la varita del hada madrina y secuestramos al descendiente de Bella y Bestia, habíamos acordado que lo asesinaríamos y luego invadiríamos el reino pero antes de que pudiéramos hacerlo; Carlos fue secuestrado por Sabrina. —Explicó la princesa malvada, nerviosa. —Y eso no es lo peor de todo: esa maldita solo nos lo devolverá si le entregamos el artefacto mágico más poderoso de Auradon.

— ¿¡Qué!? ¿¡Cómo que ustedes raptaron al rey Ben!? Wow, estoy impresionada, ustedes sí que se merecen un 10 en Estrategias Malvadas; cuando le cuente de esto a mi abuela les aseguro que ella estará muy orgullosa de ustedes y los presumirá frente a todos en Dragon Hall. —Dijo la descendiente de Drizella, pero luego bufó. —No puedo creer que esa pesada se haya llevado a un chico tan inteligente como él, ¿cómo es que sucedió eso? Espero que no estén pensando en ceder ante ella porque si esa loca consigue lo que quiere, ustedes cuatro serán los primeros en ser destruidos. —Susurró, negando con la cabeza.

—Sí, lo hicimos, ¿por qué te sorprendes? Somos los peores de toda la Isla y ese imbécil se lo merece por todo lo que nos hizo. Por más que adore que todos nos respeten y nos teman por las cosas que somos capaces de hacer, no puedes decírselo a Lady Tremaine. Debemos mantener esto en secreto, no queremos que cualquiera intente arrebatárnoslo. Cuando terminemos con él, puedes salir a gritarlo a los cuatro vientos, pero por ahora debes pretender que no sabes nada sobre nuestro plan. —Habló Mal, entonces pasó sus manos por su rostro y bufó, frustrada. — ¡Todo es culpa de esa hadita buena para nada! Verás, la hija del hada madrina sabía mucho sobre nuestras verdaderas intenciones así que la hechizamos para convertirla en nuestra secuaz, pero esa imbécil se enamoró de Carlos y de alguna manera logró que él abriera su corazón; resulta que comenzaron una relación amorosa. Cuando volvimos aquí, Sabrina descubrió lo que sucedía entre ellos y enloqueció de celos, así que cuando ambos estuvieron solos ella se lo llevó más rápido de lo que puedes decir 'sabotaje'; Jane vino a contárnoslo todo y la acompañé a enfrentar a esa rubia teñida, pero esa estúpida chiquita no entendió que jamás debes aceptar los desafíos de una villana y ahora debemos entregar la varita o perder a De Vil para siempre. —Se quejó, caminando de un lado a otro por el salón de belleza.

—Tranquilízate, mis labios están sellados. —Aseguró la menor, quien  luego de oír todo lo que había sucedido en aquel reino se levantó de su asiento. —Eso suena demasiado complicado, amigas, pero ¿cómo es que puedo ayudarlas? —Dudó, tomando las manos de la joven de cabello morado mientras intentaba pensar en alguna manera de solucionar ese dilema.

—Siempre has sido tan discreta, por eso eres una de mis personas favoritas. —Comentó la chica de cabello azul, sintiendo mucho orgullo por la villanita, a quien consideraba como su hermanita menor. —Vamos a engañar a esas parientes insoportables, y para eso necesitamos tener una distracción, por eso queremos que nos ayudes a hacer muchas bombas de humo.

—Claro que sí, haré lo que sea por ustedes. —Accedió la primastra de Chad, acomodándose sus anteojos. — ¿Qué tipo de bombas quieren? ¿Lacrimógenas? ¿O tal vez desean unas que sean tóxicas? ¡Oh, no, ya sé! ¿Venenosas? —Sugirió, sonriendo con picardía.

—Lamentablemente no utilizaremos ninguna de esas para esta ocasión, solo requerimos unas que sean de larga duración para poder escapar cuando le entreguemos una varita falsa. —Respondió la líder de los VKs.

—Eso suena un poquito demasiado aburrido, pero está bien...—Mencionó la pelirroja, resignándose ante aquel pedido tan simple. — ¡Afortunadamente han venido al lugar indicado! Dejen sus mochilas encima de la mesa y síganme por favor, hay mucho por hacer en tan poco tiempo. —Añadió, caminando hacia su mesa de laboratorio que estaba llena de objetos, la pareja simplemente hizo lo que ella les había indicado y  ambas se acercaron hacia ella.

  Dizzy le entregó a cada una un par de guantes y entonces las tres comenzaron a mezclar toda clase de líquidos de colores mientras la menor les contaba cómo había sido su vida desde que los cuatro se habían marchado al reino de las oportunidades.

 Por otro lado, cuando Jay ingresó a la habitación en la que se encontraba la impresora 3D que él necesitaba, encendió la luz y acomodó su cabello.

— ¿Lonnie? ¿Estas aquí, bonita? —Inquirió, pero el cuarto se encontraba completamente vacío. —Claro que ella no está aquí, eso no es posible, ella está encerrada con todos los demás en la catedral; a veces soy tan idiota que me sorprendo a mí mismo. —Se recriminó antes de cerrar la puerta nuevamente.

  El joven ladrón se acercó hacia el escritorio y abrió los cajones, tomó varios cuadernos y comenzó a revisarlos ya que necesitaba encontrar un boceto de la varita mágica que la chica de ojos azules había dibujado.

 ¿Por qué las mujeres guardan tantas porquerías innecesarias? Pensó él, arrugando la nariz, mientras seguía arrojando varios objetos al suelo.

—Ese estúpido dibujo es más difícil de encontrar que la lámpara de Aladdín, ¡quisiera tener tres deseos ahora mismo para solucionar mis problemas! —Gruñó mientras abría otro cuaderno y observaba las páginas, sonrió victorioso al encontrar el dibujo que Jane había hecho. Arrancó la hoja y se acercó hacia la impresora 3D para encenderla y configurarla, colocó el dibujo en el interior de la misma. —Bueno, esto va a tardar un buen rato, así que necesito encontrar algo para entretenerme mientras espero...

  Se le ocurrió que podría pasar el rato jugando videojuegos en su habitación, por lo que se volteó para dirigirse hacia allí pero entonces pisó un libro que se encontraba en el suelo, se agachó para recogerlo y lo tomó.

—Este es el diario íntimo de la hija de Mulán...—Dijo algo sorprendido, la verdad era que a él no le gustaba mucho leer pues consideraba que eso era una pérdida de tiempo, pero tenía la posibilidad de descubrir todos los secretos de la chica de la que estaba enamorado y no podía desperdiciarla. —Tal vez aquí diga algo interesante. —Añadió y avanzó hacia la cama de la pequeña hada, se dejó caer sobre la misma para acto seguido abrir el diario y comenzar a leerlo.

 Mientras tanto, en Lady Tremaine's: Curl Up & Dye, las tres descendientes de villanas continuaban mezclando líquidos de diferentes colores.

— ¿Cómo es Auradon? ¿Es tal como lo imaginamos? —Dudó la pelirroja, mientras tomaba uno de tantos guantes que había en la peluquería y colocaba en su interior la mezcla extraña que habían hecho. — ¿Los armarios son enormes como el que tiene Cruella para sus pieles? ¿Asistieron a una escuela real con príncipes y princesas? ¿Tienen postres deliciosos que aquí jamás llegarán? —Cuestionó rápidamente, llena de ilusiones y emoción.

—Sí, a pesar de que allí la magia está prohibida es un lugar tan fantástico, es como un paraíso...—Contestó la princesa malvada, muy emocionada. Mal la observó frunciendo su ceño. —... es un paraíso completamente horrendo, obviamente. —Añadió cuando su hermanita menor le entregó el guante en el que acababa de colocar la mezcla, Evie se apresuró a cerrar el guante con un nudo.

—Tienen armarios enormes, lamentablemente la mayoría de la ropa que mi chica diseñó debió quedarse en el reino porque ningún hechizo que yo hiciera lograría que todas sus prendas entraran en la mochila que trajo, la escuela era una pesadilla: había una clase de Bondad Correctiva solo para nosotros con la insoportable del hada madrina ¡y lo peor es que teníamos que soportar a toda la realeza que no son más que personas superficiales y estúpidas! También conocimos a Chad Charming, el hijo de Cenicienta, es un idiota. Y no me hagas hablar de mi archienemiga, su novia, es una princesita primorosa insoportable. No extraño nada de ese lugar, a excepción de las fresas, ¡eran deliciosamente adictivas! —Prosiguió la descendiente de Maléfica, quien ahora guardaba todas las bombas de humo que estaban listas en su mochila. —Cuando rompamos la barrera, te presentaremos ante tu primastro, te divertirás mucho arruinando su vida. —Añadió, guiñándole el ojo.

—No puedo esperar a salir de aquí, quiero ver con mis propios ojos el mundo que está del otro lado del puente roto. —Confesó Dizzy, impaciente. —Ya hicimos 10 bombas, ¿necesitan más? Porque en serio no me molestaría que le arruinen los rostros a esas dos insoportables que se creen emperatrices.

—No tendrás que esperar mucho, querida, solo un par de horas más. Cuando solucionemos nuestros problemas vendremos por ti y saldremos de aquí todos juntos, al fin seremos libres de una vez y para siempre. —Le recordó la princesa malvada, entonces negó con la cabeza. —No, creo que ya tenemos suficientes, ¿verdad M? Cada uno de nosotros tendrá dos de estas distracciones para cuando las necesitemos. Y créeme cuando te digo que amaría arruinar sus rostros pero supongo que ya habrá otra oportunidad para hacer eso, pequeña. Rescatar a Carlos es nuestra prioridad ahora.

—Sí, ella tiene razón, así que debemos irnos antes de que se nos haga más tarde; debemos reunirnos con los demás. —Concordó la ojiverde, quitándole de las manos a su novia la última bomba de humo y guardándola en su mochila, cerró la misma y se la colocó. —Te veremos pronto, chiquita, esto no es un adiós definitivo. —Murmuró antes de rodearla con sus brazos.

—Las extrañaré muchísimo, fue lindo volver a verlas y pasar este tiempo con ustedes, tal y como lo hacíamos antes. —Admitió la menor, correspondiendo a su abrazo con fuerza. Se separó y rodeó con sus brazos a Evie. —Por lo menos ustedes han podido conocer la belleza de Auradon, en cambio yo jamás lo haré porque el reino será destruido apenas ustedes abran la barrera.

—Desearía que hubieras podido venir con nosotros. —Dijo la hija de Grimhilde, abrazando a la joven villanita con fuerza. —La próxima vez que nos veamos, estaremos a punto de conseguir nuestros finales felices. —La consoló antes de besar su frente con ternura, se separó para ahora quitarse los guantes de látex y devolvérselos a la pelirroja, Mal imitó su acción y la menor las saludó con la mano antes de volver a sentarse en su mesa de trabajo para seguir haciendo los accesorios que ella anhelaba vender a alguien que realmente los apreciara; pero sabía que ése sueño probablemente jamás se cumpliría.

—Ella va a estar bien. —Aseguró la líder de los VKs al ver que su novia no podía apartar la mirada de la descendiente de Drizella. —No la estamos abandonando para siempre, E.

—Lo sé, M, pero es que ella es tan talentosa y merece mucho más; merece todo lo que nosotras no podemos darle. —Susurró la chica de cabello azul, observando entonces a la villana de la que estaba enamorada, quien le ofrecía su mano. Evie la tomó y suspiró, resignada. —Vámonos de aquí. —Pidió con lágrimas en los ojos pues realmente le dolía dejarla atrás, entonces ambas se retiraron de la peluquería sin siquiera mirar atrás, porque sabían que si lo hacían se iban a arrepentir.

  Por otro lado, en Auradon, un chico de cabello largo se encontraba profundamente dormido mientras abrazaba el diario íntimo de la joven de la que estaba enamorado; pero entonces la impresora comenzó a sonar ya que la varita mágica falsa estaba lista.

—Mh, cinco minutos más, papá...—Masculló él, aún dormido. — ¡Claro que no estoy soñando con hacer un trío con Carlos y Lonnie! —Gritó desesperadamente, abriendo los ojos de repente.

 Esto no es la Isla, claro, pensó Jay.

  Se incorporó de la cama lentamente, dejando el diario sobre la misma, pues no tenía tiempo que perder ahora que la copia del artefacto mágico más poderoso del reino estaba frente a sus ojos.

 Abrió la impresora y tomó la varita mágica, se veía completamente real.

—Wow, esta cosa sí que hace maravillas, definitivamente será mía cuando dominemos Auradon. —Dijo el joven ladrón antes de guardarse el artefacto en el bolsillo interior de su chaqueta, apagó la luz y cerró la puerta para acto seguido correr hacia la salida de la residencia.

  Le quitó el seguro a la limusina en la que había regresado y se subió al vehículo, se colocó el cinturón de seguridad, sacó las llaves del bolsillo de su pantalón. Encendió el auto y entonces comenzó a conducir por las calles del reino que se encontraba completamente en silencio debido a que todos sus habitantes estaban encerrados en la
catedral.

 O al menos eso era lo que él creía.

  Al pasar frente a ese lugar, oyó un estruendo que lo hizo detener el vehículo real que se había robado, vio como los héroes y heroínas junto con sus descendientes comenzaron a salir de la iglesia y maldijo entre dientes.

—Demonios, el hada madrina debe haber usado su magia para romper el hechizo de Jane. —Gruñó el villano, quien apretó el volante con frustración. —Por Lucifer, si pudiera tener un genio a mi disposición, sé que mi primer deseo sería impedir que estos idiotas vean esta limusina con banderas. Tengo que llegar a casa rápido sin que ellos me atrapen. —Dijo antes de presionar el acelerador.

 Debía llegar a la frontera, pero eso no era lo más importante para él.

  Debía salvar a su mejor amigo, costara lo que le costara. 

 En la Isla de los Perdidos, una joven de ojos azules tocó la puerta de la casa de Yen Sid y esperó con impaciencia a que alguien le abriera.

  Ahora que estoy sola, no tengo que fingir ser tan descortés, pensó ella, entonces la puerta se abrió de repente.

—Hey, ¿qué haces aquí a esta hora? —Cuestionó Yen Sid, quien estaba en bata. —No me digas que viniste porque les pasó algo a los demás.

—No, regresé porque necesito respuestas, los otros están muy ocupados. —Respondió Jane, encogiéndose de hombros. — ¿Puedo pasar?

—Considerando que pareces ser la única persona que me pide permiso, sí. —Accedió el hombre para luego hacerse a un lado, entonces la chica entró y él cerró la puerta. —Pero ¿qué tipo de respuestas necesitas? Porque no soy vidente o algo así.

—No quiero respuestas sobre el futuro o algo por el estilo, necesito encontrar a mi novio y supuse que tal vez en la habitación de Sabrina podría encontrar algo que me ayudaría a localizarlo, pero no pensé en la posibilidad de que ella esté aquí. —Habló la chica con sinceridad, haciendo una mueca.

—No te preocupes, las niñas se quedaron en la casa de su madre, y si lo que me estás pidiendo es un permiso para revisar su cuarto entonces mi respuesta es sí; pero no lo vas a hacer sola porque sé que no tienes mucho tiempo. Sígueme por favor. —Mencionó el anciano para luego comenzar a subir las escaleras, la mejor amiga de Lonnie imitó su acción y él caminó por el pasillo para luego abrir la puerta del cuarto de su descendiente, la dejó pasar.

—Gracias, desearía que mi madre apoyara mi relación tal y como lo haces tú, pero no todo es perfecto. —Comentó la joven que había sido hechizada, suspiró hondo antes de comenzar a revisar dentro del armario de la rubia.

—Eres la primera VK que oigo agradeciéndome por algo. —Exclamó algo sorprendido el hechicero, agachándose para revisar debajo de la cama de Sabrina, pero no había nada más que un poco de suciedad. Se incorporó y comenzó a desarmar la cama. —Déjame decirte que la vida me ha enseñado que no todas las familias se apoyan completamente.

—No soy exactamente una chica como todas las de aquí. —Admitió Jane mientras se encogía de hombros, debía admitir que esa pesada tenía demasiada ropa para ser alguien que no tenía muchos recursos. Cerró el clóset y se apoyó contra la puerta del mismo, no podía rendirse tan fácilmente. —Cuando estoy con los demás tengo que fingir ser alguien que no soy, estuve engañando a todos durante toda mi vida.

—No tienes que pretender ser alguien que no eres solo para encajar en algún lugar, si tus amigos te quieren van a aceptarte con tus virtudes y defectos, pero si no es así debes alejarte y encontrar a gente que sí vale la pena tener a tu lado. —La aconsejó el hombre, quien ahora estaba revisando el interior del cajón de la mesita de luz de su hija, en el que solo estaba su diario íntimo –que estaba cerrado con una llave que al parecer no estaba ahí– y varias fotos de Carlos, él negó con la cabeza y cerró el cajón.  —Además, engañar a la gente resulta ser muy agotador y puedes perderlo todo por eso, te lo digo por experiencia propia.

—Supongo que tienes razón, ahora entiendo por qué Carlos dice que eres tan inteligente, él tiene razón. No debería preguntar esto pero ¿puedes explicarme qué quieres decir con eso de que lo perdiste todo? —Inquirió la pequeña hada, llena de curiosidad, vio como Yen Sid se sentó en la cama y se quedó callado; al parecer el anciano estaba perdido en sus pensamientos. —No tienes que decírmelo si no quieres, a veces hablo demasiado, mi madre me dice que debo aprender a controlar mis emociones pero ¿cómo pretende que haga eso si ella ni siquiera se dignó a enseñarme a usar mi magia? —Aclaró, apenada, aunque seguía furiosa con el hada madrina.

—Solo digamos que no me adapté a las normas estúpidas de la sociedad y mi esposa no lo soportó más y me dejó. —Respondió el profesor de Dragon Hall luego de varios minutos, la adolescente lo observó de reojo mientras se acercaba al tocador de Sabrina y se sentó frente al espejo. —Bah, técnicamente ella me echó de la casa en la que vivíamos, entonces supe que el único lugar en el que podía ser yo mismo y ayudar a los demás al mismo tiempo era aquí así que vine hace años.

—Eso es horrible, pero al menos supiste verle el lado positivo a esa situación. —Dijo la chica de ojos azules, luego bajó la mirada. —Yo no sé cómo hacer eso con mi padre.

— ¿De qué hablas? —Dudó el hombre, levantándose de la cama para acercarse a ella, colocó sus manos en sus hombros. —Si quieres contármelo, te escucharé, no creo que lo que me digas sea peor que todo lo que sé sobre los villanos que viven aquí. —La animó, entonces Jane se levantó de la silla.

—Me refiero a que el imbécil que tengo como progenitor me dejó sola con mi madre cuando era una niña, y quisiera odiarlo pero no puedo porque no recuerdo ningún momento en el que él se haya equivocado. —Confesó la novia de Carlos, furiosa con sus padres. — ¡Y mamá quiere pretender que él jamás existió! ¡Ella jamás quiere hablar de ese hombre, pero yo necesito saber que mierda sucedió! ¡Merezco saber que mierda hice mal para que él me abandonara! —Se quejó para acto seguido tirar al suelo todos los maquillajes de la dueña de la habitación.

—Tal vez sufriste tanto que tu cerebro bloqueó tus recuerdos como un mecanismo de defensa, esa es la única explicación lógica que encuentro, porque la otra opción es que alguien cercano a ti que tenga acceso a la magia haya... —Empezó a explicar el hombre, intentando elaborar una teoría de lo que realmente podría haberle sucedido a esa chica que realmente no merecía haber sufrido tanto.

— ¿Sabes qué es lo peor de todo esto? Que he querido buscarlo, pero no hay manera de que lo encuentre porque es obvio que mi propio padre no quiere verme, además... —Lo interrumpió la descendiente del hada madrina, pateó uno de los labiales de su archienemiga y entonces se dio cuenta de que había un objeto en el suelo que no era parte del set de maquillajes de la rubia. —...Un momento, yo conozco esto. —Afirmó u se agachó para tomar un collar que le parecía bastante familiar, lo abrió y observó la foto que había en su interior.

 La joven que había sido hechizada estaba shockeada, desviando su mirada de aquella fotografía para observar al hombre que tenía a su lado, quien se había agachado para recoger las pertenencias de su hija que la novia de Carlos había arrojado al suelo.

—Este relicario es mío, la perra de Sabrina me lo debe haber robado cuando olvidé mi mochila en el bar. —Gruñó Jane, logrando captar la atención del hechicero. —Tú... ¿habías visto esto antes? —Inquirió con timidez.

  Al ver aquella fotografía en el interior del collar, Yen Sid se quedó mudo y dejó caer el polvo compacto que acababa de tomar del suelo.

 En aquella imagen estaban él, una niña de aproximadamente seis años y su ex esposa, esa foto era la misma que el profesor de los VKs tenía en su estudio –excepto que en esa imagen solo estaban él y su descendiente, ya que había recortado la fotografía–; el hombre no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que eso no era una coincidencia.

  Después de haberla perdido durante diez años, Yen Sid finalmente había encontrado a su hija perdida.

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