Capítulo 21: «Las amenazas de Auradon»
Mientras tanto, en el Castillo de Bestia, dos rubias tenían el control de todo el reino y lo estaban disfrutando bastante.
No les había sido difícil encontrar el hogar del rey Ben luego de que llegaron a la costa gracias al mapa que le habían robado a Yen Sid, una vez que entraron allí –estando completamente mojadas y luciendo exactamente como Jane y Lonnie– la servidumbre los había guiado hacia el despacho del chico Bestia, en donde el castaño se encontraba discutiendo con el hada madrina porque la chica de ojos azules se había escapado antes de que pudieran enviarla a la Isla.
Al darse cuenta de la presencia de ambas adolescentes, tanto Ben como la madre de Jane lucían bastante confundidos, así que decidieron comenzar con un breve interrogatorio. Pero en medio del mismo, la mujer se excusó con que debía ir al baño y salió de la habitación, por lo tanto las villanas aprovecharon la oportunidad para deshacerse del rey de una vez por todas.
Bueno, en realidad, lo convirtieron en piedra con una pócima de Yzma y luego hicieron lo mismo con todas las personas que se encontraban en el castillo.
Valentina y Sabrina se acercaron al balcón para observar el panorama: el reino estaba siendo destruido lentamente.
—Oh, Auradon...—Empezó a hablar la rubia mayor, sonriendo con malicia.
— ¿Fuiste tan arrogante como para pensar que si fuiste injusto con nosotros, no buscaríamos venganza? —Finalizó Sabrina, disfrutando del caos que ambas habían ocasionado, aunque sabía que esta solo era una pequeña victoria pues solamente habían completado la primer parte de su plan maligno.
Pero las dos sabían que pronto llegaría el momento indicado en el que pudieran iniciar con la segunda fase, así que mientras tanto se divertirían y aprovecharían los lujos que no habían tenido durante años.
Ahora que se habían autoproclamado emperatrices de Auradon, tenían todo bajo control: la familia real se encontraba petrificada, al igual que la hipócrita del hada madrina; el reino se estaba convirtiendo en un lugar oscuro y sombrío.
Se habían enterado de que la barrera mágica que cubría la Isla de los Perdidos había sido cerrada luego de que ambas se escaparan, pero eso no duraría para siempre.
En poco tiempo liberarían a todos los villanos y muy pronto ya no habría nada ni nadie a quien salvar.
[...]
Dos horas más tarde, luego de haber examinado cada detalle de su plan, los VKs junto a Yen Sid, Jane y Lonnie habían logrado salir de la pequeña prisión que se encontraba en medio del mar.
La última conducía la motocicleta por las calles destrozadas de Auradon mientras que los demás viajaban en la alfombra mágica por los aires.
—Todo es tan diferente ahora, nunca imaginé que todo esto cambiaría. —Murmuró la descendiente de Mulán, sintiéndose nostálgica. —Parece que tus hermanitas no perdieron el tiempo, en tan solo dos horas destruyeron medio reino.
—Es raro que no haya nadie en las calles, creí que todos estarían corriendo por sus vidas o algo así... —Habló la pequeña hada, frunciendo su ceño.
En ese momento, la alfombra mágica descendió un poco hasta lo suficientemente cerca de las mejores amigas.
— ¿Y cómo pretendes que corran por sus vidas, eh? ¿Acaso no le prestas ni un poco de atención a tu madre? —Le recriminó Jay. —Ella dijo que todos estaban siendo convertidos en piedra, duh, deberías prestar un poquito más de atención la próxima vez que la veas... si es que ella sigue viva.
—Eso tiene bastante sentido. —Admitió la joven guerrera, sin dejar de conducir aunque realmente no sabía a dónde ir. —Temo que esas dos perras sigan haciéndose pasar por nosotras hasta quién sabe cuándo, y lo peor de todo esto es que si este plan falla nos encerrarán en el Upside Down por doce años, así evitarán que las detengamos.
—Tienes que dejar de ver Stranger Things. —Le aconsejó la chica de ojos azules, negando con la cabeza. —Las detendremos pero primero tenemos que encontrarlas.
— ¡Jamás! ¡Es mi serie favorita! —Replicó Lonnie, negando con la cabeza. —Y lo que dije puede pasar, sucedió en un libro que leí. —Aclaró entonces.
— ¡Oigan, ustedes dos! —Intervino la princesa malvada, señalándolas con un dedo mientras que con su otra mano sostenía el espejo mágico de su madre, verificando su maquillaje. — ¿¡Se pueden concentrar en lo que es importante!?
—Lo dice la que no deja de admirarse en su espejo. —Masculló Jane.
—No quiero verme horrible a pesar de que todo lo que conocemos está siendo destruido, afortunadamente me veo tan fabulosa como siempre. —Presumió la chica de cabello azul, sonriéndole a su propio reflejo.
—Puedes verte tan linda como siempre o puedes usar el regalo que te dio Grimhilde para poder averiguar dónde están esas dos pesadas. —Sugirió el menor de los VKs.
—Oh, sabes que puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo. —Alardeó Evie antes de acomodar su cabello. —Espejito espejito en mis dedos, conocer los paraderos de Sabrina y Valentina quiero. —Exigió, entonces el objeto mágico le mostró una imagen que hizo que la villana se llevara una mano a la boca.
— ¿¡Qué estás viendo!? —Cuestionaron las AKs al unísono, intrigadas.
— ¡No puede ser! —Exclamó la novia de la líder del grupo, sorprendida. — ¡Ellas se ven sensacionales en esos vestidos negros!
— ¡Evie! —La regañaron los demás.
—Dame eso, amor. —Gruñó Mal para luego arrebatarle el espejo. — ¡Están en el Castillo de Bestia, tienen la varita de Jane y parece que están a punto de romper la barrera y liberar a los villanos para siempre! Si lo hacen, será el fin del juego.
—No si lo evitamos. —Aseguró la descendiente de Yen Sid y el hada madrina. —Es hora de que iniciemos con nuestro plan. —Añadió, por lo tanto Lonnie detuvo su vehículo.
—Recuerda lo que aprendiste en la Isla, bonita. —Le aconsejó Carlos a la chica de la que aún seguía enamorado.
—Nunca subestimar a una villana. —Recitó la chica de ojos azules, acordándose de lo que había sucedido en Ursula's: Fish & Chips cuando sus parientes habían secuestrado al menor de los VKs. —No se preocupen por mí, ya he lidiado con esas dos insoportables antes, ustedes concéntrense en seguir el plan.
—Buena suerte. —Susurró Evie.
—No necesito suerte, necesito tiempo. —Replicó la pequeña hada, le guiñó el ojo antes de quitarse el casco que llevaba puesto por seguridad y descender de la motocicleta, les dedicó una última sonrisa para luego sacar su artefacto mágico. —Noble corcel, fuerte y capaz, al hogar de Ben me llevarás. —Recitó el encantamiento y agitó su varita para acto seguido guardarla en el bolsillo interior de su chaqueta mientras que un humo celeste comenzaba a rodearla, logrando que ella desapareciera de aquel lugar.
Por otro lado, en el Castillo de Bestia, dos rubias se encontraban en el balcón; admirando la Isla de los Perdidos. La menor de ellas sostenía la varita de Jane –no era la original pero al menos funcionaba– mientras que esperaba el momento perfecto para comenzar con la segunda parte de su plan.
—Desde que éramos pequeñas anhelamos conocer la libertad, pisar estas tierras llenas de bondad y segundas oportunidades, hacer pagar a todos por condenarnos a unas vidas llenas de miseria y sufrimiento; finalmente aquí estamos. —Habló la villana que estaba obsesionada con De Vil. —A partir de hoy, nadie volverá a olvidarnos.
—Hemos deseado esto durante años y mira todo lo que hemos conseguido en tan solo unas pocas horas: nuestro propio castillo, nuestro propio imperio. —Añadió Valentina, pasando un brazo sobre el hombro de su pariente. —Mamá va a estar demasiado orgullosa de nosotras.
En ese momento, una nube de humo celeste apareció justo detrás de ellas y cuando el mismo se disipó, Jane pudo ver a sus hermanas; quienes le estaban dando la espalda y ni siquiera se habían percatado de su presencia aún pues la recién llegaba había aprendido a ser lo suficientemente sigilosa.
—Pues quiero escucharla cuando nos lo diga, creo que ya es hora de liberarla junto a los demás. —Dijo Sabrina y sostuvo con firmeza el objeto mágico que había robado, apuntándolo hacia la Isla. En ese momento, la descendiente del hada madrina no tardó en articular un hechizo con el que arruinaría sus planes. — ¡Durante años Auradon ha tenido paz, abre la barrera para que eso no vuelva a suceder jamás! ¡Bibidí babidí boo!
Las dos rubias esperaron a que la varita empezara a lanzar chispas y que funcionara tal y como lo había hecho antes, pero en lugar de eso el objeto desapareció de las manos de la villana.
— ¿¡Qué mierda está sucediendo!? —Gritaron las hijas de Yzma, confundidas, mientras que su pariente las miraba con una sonrisa victoriosa.
—Las hermanastras malvadas de Cenicienta no deben hacer magia. —Habló la mejor amiga de Lonnie con un tono burlón, las chicas de la Isla se voltearon al oír su voz y se percataron de que ella les había robado la varita con sus poderes. —Y deberían irse, pronto el reloj marcará las doce y serán más feas que antes. —Dicho esto, rompió el objeto mágico que acababa de hurtar.
—Desafortunadamente para ti, Cenicienta, ya ha pasado la medianoche; así que llegaste muy tarde. —Replicó Sabrina, sonriendo con cinismo y acercándose con lentitud hacia la primogénita de Yen Sid. —No nos vamos a ir a ningún lado, este es nuestro territorio ahora.
—Nunca es tarde para salvar a un reino. —Aseguró la pequeña hada. —Este es mi hogar y no voy a permitir que ustedes arruinen todo lo que tengo.
—Ay, querida, no seas hipócrita. —Pidió la rubia mayor, caminando hacia sus hermanas. —Tú misma arruinaste todo lo que tenías, ya es tiempo de que empieces a hacerte responsable de todos los errores que has cometido, nosotras solo vamos a terminar lo que tú empezaste.
—Ustedes no saben nada de mí, así que no pierdan su tiempo tratando de confundirme porque no volveré a ser la perra que secuestró a su propio rey. —Exclamó la chica de ojos azules, cruzándose de brazos. —Perdón por romper sus corazones pero no se van a salir con la suya.
—Esa perra le prometió libertad a nuestra gente, pero apenas tuviste la oportunidad de marcharte, lo hiciste sin siquiera mirar atrás. —Gruñó la villana que estaba obsesionada con Carlos, apretando los puños. — ¡El perdón no funciona para todos! Nos traicionaste y nos las vas a pagar.
— ¿Ya terminaste con tu monólogo aburrido de zorra resentida? —Cuestionó Jane, comenzando a hartarse. —Me encantaría saber cómo pretenden hacerme pagar ahora que no tienen acceso a la magia, pero la verdad es que no me importa, porque hagan lo que hagan yo soy la más poderosa de las tres así que prepárense para perder.
Las rubias intercambiaron miradas antes de reírse.
—Deberías pensarlo dos veces antes de subestimarnos... de nuevo. —Sugirió Sabrina, acariciando la mejilla de la pequeña hada. —No eres la más inteligente.
—Parece que te estás olvidando de que hace tiempo, Anastasia y Drizella encontraron algo mejor que un hada madrina...—Añadió Valentina, sacando de su bolso un objeto que sorprendió a la mejor amiga de Lonnie. —... y recuperaron todo lo que Cenicienta les había arrebatado.
—La varita de mi madre. —Murmuró la chica de ojos azules, shockeada al ver que la rubia la tenía en su poder. — ¿¡Dónde está ella!? ¿¡Qué mierda le hicieron, arpías!?
—Ya era hora de que lo preguntaras. —Exclamó la villana que estaba obsesionada con el descendiente de Cruella, sonriendo divertida mientras caminaba alrededor de ella como un animal que estaba acechando a su presa. —Debiste ver su expresión cuando nos vio causando problemas, se sintió tan decepcionada al ver que su "hija" era una rebelde más, pero antes de que pudiera hacer algo para detenernos; la convertí en piedra.
— ¿¡Qué hiciste qué!? —Gritó Jane, sus ojos no tardaron en comenzar a brillar mientras la furia recorría sus venas. En un rápido movimiento, sacó su varita mágica de su bota y apuntó a Sabrina con aquel artefacto. —Debieron marcharse cuando les di la oportunidad de hacerlo, porque ahora que me hicieron enojar, no van a salir de aquí con vida.
—No nos das miedo, pequeña estúpida. —Replicó la primogénita de Yzma. —Somos dos contra una, creo que es bastante obvio que te ganaremos.
—Y yo creo que deberías dejar de sentirte superior a los demás por un maldito minuto y me devuelvas lo que le pertenece a mi familia antes de que me canse de oír tantas estupideces y haga desaparecer a tu hermana para siempre. —Masculló la mejor amiga de Lonnie, mientras sus ojos brillaban con más intensidad a medida que transcurrían los minutos. —Deja la varita, Valentina, o despídete de esta rubia teñida de una vez por todas.
—Solo para que conste, ella es rubia natural. —Aclaró la villana y se mordió el labio inferior mientras pensaba en las opciones que tenía, finalmente suspiró hondo. —Bien, si eso es lo quieres entonces la dejaré... —Dijo y estiró su brazo para entregársela a la pequeña hada, pero en lugar de eso se la arrojó a la chica que estaba obsesionada con Carlos.
—... pero nunca dijo que en tus manos. —Se burló Sabrina cuando atrapó aquel objeto, entonces comenzó a correr lejos de ellas, Jane quiso seguirla pero antes de que pudiera hacerlo Valentina la tomó del brazo y comenzó a forcejear con ella para quitarle su artefacto mágico; la pequeña hada no se iba a rendir fácilmente, por lo cual no dudó en dar batalla pero ambas estaban tan concentradas en conseguir lo que querían que accidentalmente arrojaron la varita mágica hacia el balcón, pero desafortunadamente esta cayó fuera del castillo, lejos del alcance de las dos. — ¡Encárgate de ella!
— ¡Hey! —Se quejó la mejor amiga de Lonnie, haciendo pucheros, en ese momento sus ojos dejaron de brillar. — ¡Mi varita!
—Oh, no la necesitarás en el infierno, que es exactamente en donde terminarás luego de que destruyamos a todos los que te importan. —Aseguró Valentina, sonriendo con malicia.
Mientras tanto, Yen Sid y Lonnie habían logrado entrar al castillo por una de las ventanas del segundo piso, pues tenían que cumplir con su parte del plan.
— ¿Crees que fue una idea dejar a los VKs con esa alfombra mágica? —Lo interrogó la hija de Mulán mientras caminaban por el pasillo, abriendo las puertas de cada habitación para buscar a cualquier persona que necesitara su ayuda. —Quiero decir, confío en ellos, pero pueden ser algo... impulsivos.
—Sí lo creo, ellos están dispuestos a hacer cualquier cosa para salvarnos a todos, conozco a los cuatro desde que nacieron y sé que están siendo sinceros. —Respondió el hechicero, abrió una puerta y suspiró al ver que no había nadie, por lo tanto volvió a cerrarla. —Pueden ser bastante impulsivos pero no harían nada que los ponga en peligro.
—Si no se hubieran equivocado tanto en el pasado, no dudaría tanto de ellos. —Afirmó la joven guerrera para luego intentar abrir una de las puertas, pero se dio cuenta de que estaba cerrada con llave, frunció su ceño. — ¿Qué demonios esconde la familia real aquí? —Dudó, observando al adulto de reojo.
—No me mires así, yo no sé nada. —Dijo el profesor de Dragon Hall. —Retrocede, puedo abrirla con mi ma...
Pero antes de que pudiera terminar de hablar, la chica se alejó un poco de la puerta para acto seguido darle una patada, logrando romperla.
—No soy con exactitud una chica que se rinde fácilmente. —Comentó Lonnie antes de acomodarse el cabello, ambos entraron a la habitación solo para llevarse una desagradable sorpresa. —Esto parece el jardín en el que la Bruja Blanca mantenía a sus "trofeos" en Narnia. —Murmuró mientras un escalofrío recorría su espalda.
En efecto, habían ingresado al despecho de Ben, en donde se encontraban las estatuas del adolescente, dos guardias que al parecer custodiaban a su rey y el hada madrina.
Los recién llegados se acercaron un poco más, percatándose así de las expresiones horrorizadas de las cuatro personas que habían sido atacadas de aquella manera tan cruel y despiadada.
—No he visto algo como esto desde hace años, cuando Lady Tremaine y sus hijas se apoderaron del artefacto más poderoso de Auradon y convirtieron en esto a mi ex esposa... —Dijo el adulto, apenado. —... la magia que hay dentro de la varita de Jane no es tan poderosa como para hacer esto, entonces eso significa que...
—... que Valentina y Sabrina tienen la varita del hada madrina. —Finalizó la joven guerrera, quien caminó hacia donde se encontraba la estatua de su amigo, sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas. —Jamás quise que esto pasara...—Sollozó.
—Tranquilízate, querida. —Pidió Yen Sid, colocando una mano en su hombro. —La esperanza es lo último que debes perder.
—Debe haber algo que puedas hacer para revertir esta situación, no puede ser demasiado tarde. —Susurró la mejor amiga de Jane. —Es peligroso que los dejemos aquí si tus hijas tienen acceso a tanto poder.
—Ya abandoné a mi familia una vez y me arrepentí durante años, no voy a cometer el mismo error de nuevo. —Dijo el hechicero, comenzó a mover sus manos y entonces varias nubes de humo azules rodearon a quienes habían sido petrificados, cuando el mismo se disipó todos comenzaron a moverse lentamente.
— ¡Ay, estoy entumecida! —Protestó el hada madrina, estirándose lentamente, pero entonces se dio cuenta de que no estaba sola. — ¿Lonnie?
— ¿Qué sucedió? —Preguntó el descendiente de Bella y Bestia, confundido. — ¿Todos se encuentran bien? ¿Necesitan...? ¿Qué hace usted aquí, Yen Sid? —Cuestionó al percatarse de la presencia de aquel hombre.
—Esa es una larga historia, Su Majestad, pero lamentablemente no tengo tiempo suficiente para contársela. —Respondió el profesor de Dragon Hall. —Auradon está en peligro, pero no se preocupe, tenemos un plan para defender nuestro reino.
—Este no es tu hogar. —Masculló la madre de Jane, cruzándose de brazos.
—No empiece una discusión que no va a ganar, hada madrina, no tenemos tiempo para soportar peleas. —Intervino la hija de Mulán, seria. —Tenemos que sacarlos de aquí ya.
—Los enviaremos a un lugar seguro y los traeremos de regreso cuando ya no haya más problemas que solucionar. —Aseguró Yen Sid, chasqueó los dedos y entonces las cuatro personas que acababan de rescatar fueron transportadas hacia otra locación gracias a su magia. —Más les vale que no sigan pensando que mis poderes son peligrosos.
—Son unos idiotas si lo creen, acabas de salvar sus vidas. —Habló Lonnie, luego suspiró hondo. —Espero que mi mejor amiga esté bien.
Lo que ella no sospechaba era que en la otra planta del castillo, la pequeña hada no la estaba pasando para nada bien.
Valentina y Sabrina se encontraban sentadas en sus respectivos tronos –sí, había uno extra gracias a que ambas usaban la varita mágica para cumplir con sus deseos egoístas– mientras que se divertían viendo como su hermana trataba de alcanzarlas, pero se le dificultaba debido a que la rubia mayor le había arrojado una pócima que la hacía correr hacia atrás.
— ¡Cuando logre llegar a ustedes, van a desear no haber nacido! —Gruñó Jane, señalándolas con el dedo. — ¡No se van a salir con la suya, malditas perras!
—Creo que ya lo hicimos. —Se burló la villana que estaba obsesionada con Carlos para luego reírse, sacó una pócima de su bolso y se la arrojó, por lo tanto la mejor amiga de Lonnie comenzó a girar sin poder detenerse; mareándose cada vez más. —Esto es muy divertido.
— ¡Basta! —Suplicó la chica de ojos azules. — ¡Por favor! ¡Tengo...!
— ¿Tienes algo para mí? —La interrumpió Sabrina, alzando una ceja. — ¿Una carta de rendición, tal vez?
— ¡Eso jamás! —Alzó la voz Jane. — ¡Por el resto de mi vida voy a luchar!
—Pronto dejarás de respirar, así que... realmente no tendremos que soportarte por mucho tiempo más. —Habló Valentina. —Creo que finalmente vas a entender que no debes subestimar a unas villanas.
— ¡Ya cállate! —Exigió la mejor amiga de Lonnie, aunque realmente no podía pedir nada estando en la condición en la que se encontraba. — ¡Nunca subestimen a un hada!
—Su error fue pensar que lograrían destruir Auradon. —Comentó una voz que las tres inmediatamente reconocieron, pero estaban solas en aquel castillo. —Nunca subestimen a un hada malvada. —Anunció Mal, en ese momento la alfombra en la que se encontraba ella con el resto de su pandilla apareció fuera del balcón.
—Hey, creo que esta cosa y yo no nos llevamos muy bien...—Susurró el chico de cabello largo, quien era el encargado de conducir aquel objeto, pero al hacer un mal movimiento logró que los cuatro cayeran de la alfombra. — ¡Auch! ¡Eso me dolió!
—Mis héroes...—Exclamó la chica de ojos azules, sarcástica, negando con la cabeza pues había olvidado lo torpe que era el hijo de Jafar. — ¡Oigan, chicos! ¿¡Qué les parece si me ayudan!?
— ¡Ya voy! —Anunció el chico de cabello blanco y negro, quien fue lo suficientemente veloz como para incorporarse y sacar su resortera, colocó una bomba de humo en la misma y la lanzó hacia donde estaban las dos rubias. — ¡Nadie se mete con mi chica sin enfrentarse a las consecuencias!
— ¡Así se habla! —Masculló la princesa malvada, levantándose del suelo y acomodándose la ropa, entonces le ofreció la mano a su novia para ayudarla a incorporarse. —No van a destruir el mundo...
—...porque nosotros estamos aquí para salvarlo...—Prosiguió la chica de cabello morado, colocando una mano en su cintura.
—... de nuevo. —Finalizó Jay, haciendo una mueca de dolor, se levantó del suelo con torpeza y apretó los puños . —Así que prepárense porque no vamos a rendirnos sin luchar.
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