Capítulo 9: «Una primera cita inusual»
— ¿Por qué a mí? —Inquirió el pecoso, bufó. — ¡Por todos los perros salvajes de Auradon! ¿¡Por qué a mí!?
— ¡No lo castigue, él no tuvo la culpa de nada! —Lo defendió el descendiente de Jafar.
— Aw, Jaylos está renaciendo. —Exclamó la chica de cabello azul, sonriendo, mientras se miraba en el espejo mágico para verificar que su maquillaje estuviera perfecto como siempre.
— ¿Al menos estás prestando atención a esta situación? —Dudó Mal, alzando una ceja.
—Le presto atención a mi belleza. —Replicó la princesa malvada, distraída con su propio reflejo. Lucía asombrosa.
— ¡No es un buen momento para eso, E! —Le recriminó su novia.
—Siempre lo es. —Insistió la hija de Grimhilde, jugando con su cabello, pero la mirada seria de su chica logró intimidarla así que depositó el objeto en el que admiraba su belleza en la mesa.
—No voy a escuchar mentiras, solo dices eso para defenderlo. —Habló la directora de la escuela, cruzándose de brazos.
— ¡Hey! ¡Él puede ser muchas cosas pero no es tan mentiroso! —Intervino Evie, alzando la voz.
—Eso es cierto. —Añadió la ojiverde. —Jay puede ser violento, mujeriego, ladrón; imbécil, rompecorazones, estúpido; sucio, celoso e impulsivo pero no miente cuando se trata de gente que le importa.
— Pues no me interesa lo que digan, tal vez en la isla ustedes rompían las reglas pero aquí deben respetarlas y como Carlos no lo hizo entonces será castigado. —Sentenció la directora de la escuela, seria.
— ¡No puede hacer eso! —Insistió el ladrón del grupo, incorporándose rápidamente para acto seguido golpear la mesa con furia. — ¿¡Quién se cree que es!?
— ¡Si se mete con él, se mete con nosotros! —Le advirtió la chica de cabello azul, levantándose de su asiento.
—Déjelo en paz, todos estamos tratando de encajar aquí. —Gruñó Mal.
— ¡Silencio! —Gritó la mujer, harta de sus alumnos maleducados. — ¡Si escucho una palabra más, los castigaré a todos!
— No le deseo el mal, pero ojalá la muerda un perro rabioso. —El chico de cabello blanco y negro rompió el silencio, logrando que sus amigos soltaran carcajadas.
— ¿¡Cómo se atreven!? ¡Esto es muy irrespetuoso! ¡Los cuatro están castigados, y de ninguna manera aprobaran este examen! —Alzó la voz el hada madrina, indignada por el comportamiento de los hijos de villanos.
En ese momento, la chica de ojos azules entró al salón sin siquiera golpear la puerta, ella llevaba unos papeles en sus manos pero frunció su ceño al percatarse de que Mal; Evie, Jay y Carlos no dejaban de reírse mientras que su madre lucía bastante enojada.
— ¿Se puede saber qué está pasando aquí? —Cuestionó Jane, alzando una ceja. Inmediatamente sus amigos se callaron.
— ¿Se puede saber por qué no golpeaste la puerta antes de entrar? ¿Y por qué no estás en clase, jovencita? —Replicó la directora de la escuela, cruzándose de brazos, dándole una mirada desaprobatoria a su hija.
—Te traje unos papeles que tienes que firmar para la coronación, es por eso que salí de clase. —Respondió la mejor amiga de Lonnie, dejando las hojas en el escritorio de su madre, luego se volteó. —Ahora respóndanme.
—Tu madre nos castigó injustamente. —Mintió el menor de los villanos.
— ¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? —Preguntó la chica que había sido hechizada, sorprendida y enojada. — ¡Mamá, deja en paz a mis amigos!
La mujer observó a su descendiente, le dolía que confiara en De Vil en lugar de ella.
— ¿Cómo es posible que creas en ese chico? —Inquirió el hada madrina. —Me conoces perfectamente, sabes que soy justa, que no castigo a nadie sin tener motivos.
— ¿Justa? ¿Tú? —Repitió su hija, mirándola para luego observar a sus amigos, negó con la cabeza. —Tú eres la persona menos justa que conozco, y no soy la única persona que lo cree.
— Pero ¿¡qué estás diciendo!? ¡Yo no te enseñé a faltarme el respeto! —Le recriminó la directora de la escuela, indignada. — ¡Discúlpate ahora mismo y tal vez olvide tu mal comportamiento! —Ordenó.
—No haré tal cosa porque tú condenaste a estos chicos al exilio cuando ellos no tuvieron la culpa de nada de lo que hicieron sus padres, y como eso no fue suficiente también arruinas mi vida pero si crees que yo voy a dejar que te metas con mis amigos estás muy equivocada. —Masculló la mejor amiga de Lonnie. —Larguémonos de aquí, no creo que estén dispuestos a seguir haciendo esa evaluación estúpida. —Sugirió, vio como los cuatro jóvenes empezaron a guardar sus pertenencias.
—No pueden marcharse, aún no ha terminado esta clase. —Replicó el hada buena.
—Usted no es nadie para interponerse en nuestro camino. —Dijo la descendiente de Maléfica, entonces los cinco se retiraron sin siquiera mirar atrás, ignorando los llamados de la madre de Jane. —Tenemos media hora libre, así que ¿cómo nos divertiremos?
— ¡Ya sé! ¡Vamos a comprar ropa, y telas! ¡Muchísimas telas! —Sugirió Evie, sonriendo pues le emocionaba poder comprar prendas y material para hacer sus propios atuendos y los de sus amigos.
— ¡Es una magnífica idea! —Habló el pecoso, a quien también le fascinaba la idea de tener ropa que no había sido usada por alguien antes y no estaba rota.
—Eso no es interesante. —Se opuso la chica de ojos azules, a quien no le importaba tanto su aspecto como a las demás princesas y plebeyas de Auradon.
—Bien, nos iremos solos, los veremos después. —La chica de cabello azul se encogió de hombros y tomó la mano de su mejor amigo para luego retirarse con él.
Las dos jóvenes restantes observaron a Jay, esperando a que se le ocurriera alguna idea.
—Lo único que quiero hacer es dormir así que avísenme si pasa algo interesante como una pelea o algo así. —Masculló él antes de irse hacia su habitación.
—Quedamos nosotras dos, ¿tienes alguna idea? —Cuestionó Jane, mirando a la ojiverde.
— En realidad sí, tengo muchísimas. —Afirmó Mal con una sonrisa llena de malicia, sacó de su mochila dos latas de spray para ahora darle una a su amiga, cerró su mochila y empezó a correr por el pasillo. — ¡Ven, esto será divertido! —Añadió, entonces la descendiente del hada madrina la siguió.
La mejor amiga de Lonnie se detuvo cuando vio que la chica de cabello morado estaba esperándola al lado del casillero de la menor, ambas se sonrieron para luego empezar a pintar el mismo.
Las dos estaban tan concentradas dibujando que perdieron la noción del tiempo, la chica de ojos azules dejó de pintar cuando vio que el rey se acercaba hacia ellas, sin embargo la ojiverde seguía concentrada dibujando en el casillero.
El castaño sonrió al ver a su novia de espaldas a él, así que caminó hacia ella lentamente.
—Hola Mal...—Murmuró él en su oído, logrando que la villana se sobresaltara. La chica de cabello morado se dio vuelta lentamente.
—Hola Ben. —Lo saludó la descendiente de Maléfica con una sonrisa.
—Son tan lindos juntos. —Exclamó la pequeña hada que había sido hechizada, observándolos atentamente.
—Tengo una sorpresa para ti. —Anunció el príncipe.
— ¿En serio? ¿Y qué hice yo para merecer eso? —Dudó la villana, algo confundida.
—Simplemente ser la mejor novia del mundo. —Exclamó Ben.
Sí, la mejor novia para mi princesa malvada, pensó la chica de cabello morado.
—Sí, supongo que lo soy... —Murmuró la ojiverde, jugando con su cabello.
—Es por eso que te traje esto. —Dijo el hijo de Bella y Bestia para luego sacar una rosa del bolsillo de su pantalón y entregársela a la chica de la que estaba profundamente enamorado. —Y quería saber si quieres acompañarme a...
— ¿A tu coronación? —Intervino Jane, alzando una ceja.
—No, iba a decir a una cita esta tarde. —Exclamó el chico, encogiéndose de hombros.
— ¿Cita? —Repitió Mal, confundida. — ¿Nosotros dos? ¿Solos? —Prosiguió, señalándose a sí misma y luego a él.
—Sí, ¿acaso no tenían citas en la isla? —Cuestionó su amiga, frunciendo su ceño.
—Claro que sí, todo el tiempo... —Respondió rápidamente la villana, no pudo evitar sonreír al recordar todas las citas secretas que había tenido con la hija de Grimhilde.
— ¿Debería ponerme celoso? —Preguntó Ben, cruzándose de brazos.
La chica de cabello morado no emitió palabra alguna, nadie –a excepción de sus mejores amigos y algunos chismosos de la isla– sabía sobre su bisexualidad y confesar ese secreto ahora no le convenía.
—Bueno, ya que aceptaste tener una cita con él, será mejor que busquemos a Evie para que te ayude a lucir preciosa. —Habló la mejor amiga de Lonnie, tomando a Mal del brazo y comenzando a arrastrarla por el pasillo antes de que la situación se volviera más incómoda.
— ¿Y qué pasa con sus clases? —Inquirió el príncipe, alzando una ceja.
— ¡Oye, esto es por una buena causa, amigo! —Alzó la voz Jane. — ¡Tu novia tiene que estar hermosa así que ve a declarar que ella puede salir de clase contigo cuando quiera, y mamá es la directora así que ningún profesor querrá castigarme por no ir a algunas de mis clases! —Dijo antes de caminar más rápido junto a la villana, hasta que ambas lo perdieron de vista.
—Gracias por eso, inventaste una buena excusa para salir de esa situación. —Susurró la líder de los villanos, la chica de ojos azules le entregó la lata de spray y ella guardó ambas en su mochila. —Pero mi princesa malvada va a matarme. —Añadió mientras caminaban por el pasillo, tiró la rosa en un cesto de basura.
—Sí pero estás conmigo así que impediré ese asesinato. —La tranquilizó la pequeña hada que había sido hechizada.
—Tú no la conoces como yo lo hago, no sabes cómo se puso cuando Ben me pidió que fuera su novia frente a todos... —Insistió la chica de cabello morado, entonces suspiró hondo. —Esto la va a alterar demasiado.
—Si ella enloquece, yo la calmaré de un golpe. —Aseguró la hija del hada madrina.
—Aún así se vería tan hermosa. —Dijo Mal, sonriendo como una estúpida enamorada, acomodó su cabello. —Pero no la dañes porque eso me haría enojar y no quiero lastimarte.
No quiero herirte todavía, pensó la descendiente de Maléfica, pero cuando estemos en casa todo cambiará.
[...]
Unas horas más tarde, la chica de cabello morado se encontraba sola en su habitación, caminando de un lado a otro.
Tenía que pensar en cómo le diría a su novia que el rey de Auradon la había invitado a una cita.
Pero no tuvo mucho tiempo para pensarlo, porque la puerta del cuarto se abrió de repente y su compañera de habitación ingresó al mismo junto con Carlos. Ambos traían demasiadas bolsas de compras.
—Hola mi amor... — La saludó la princesa malvada antes de besarla rápidamente, ella estaba muy feliz porque se había divertido mucho en el centro comercial junto a su mejor amigo. — ¡Pudimos encontrar muchísimas telas y se nos ocurrieron un montón de ideas para los atuendos que podemos usar en el día de la familia! Sé que ese evento es una completa estupidez pero podemos ir solo para presumir que los mejores diseñadores de todo el reino son descendientes de villanas. —Alardeó antes de acomodar su cabello.
—Al parecer ustedes dos sí que se divirtieron bastante. —Mencionó la ojiverde al oír lo emocionada que estaba su chica por confeccionar muchísimas prendas para ellos –en la isla, el menor del grupo solía hacer ropa para Jay y él mientras que la hija de la reina malvada se ocupaba de confeccionar sus propios atuendos y los de Mal, aunque obviamente tenían menos recursos– ya que la descendiente de Maléfica sabía que el pecoso y su princesa malvada tenían demasiado talento para la moda. —Me alegra que estén tan entusiasmados, pero tenemos que hablar. Verán, hoy sucedió algo inesperado y no supe como manejar la situación. Lo que estoy intentando decir es que... Ben me invitó a una cita. —Habló rápidamente, nerviosa.
La chica de cabello azul dejó caer todas sus bolsas al suelo al oír aquello, inmediatamente De Vil supo que iba a desatarse una guerra de la que él no quería ser parte.
— ¿Saben qué? Yo las dejaré solas para que tengan su charla de chicas, pero no quiero enterrar ningún cuerpo así que E ni se te ocurra matarla a ella... o a él. —Murmuró el chico para acto seguido retirarse con todo lo que había comprado, cerrando la puerta para darles privacidad a sus amigas.
—Te dejo sola por cuatro horas, ¿¡y ahora descubro que vas a ir a algún lado sola con ese chico Bestia!? —Le recriminó Evie, indignada.
—No me dejaste sola, estaba con Jane, pero ese no es el punto. —Replicó la líder de los hijos de villanos. —No pude negarme, él me dio una rosa y luego empezó a hacer preguntas incómodas que no supe responder.
— ¡Y yo te doy más que una maldita flor! —Alzó la voz la descendiente de Grimhilde, frunciendo su ceño. —Un momento, ¿qué clase de preguntas?
—Ehm, preguntas que no te van a gustar. —Masculló su compañera de habitación, haciendo una mueca.
—M, habla, me estas asustando. —Suplicó la princesa malvada.
— ¿Sabes qué? Eso no tiene importancia, así que ¿por qué mejor no me muestras que has comprado que es muchísimo mas interesante que ese idiota? —Mal se apresuró a cambiar de tema e intentó tomar una de las bolsas que su chica había dejado caer al suelo, pero su novia se apresuró a alejar sus nuevas adquisiciones de la ojiverde.
— ¡Mal Igna, habla de una vez! — Gritó Evie, la hija de Maléfica suspiró hondo.
—El futuro rey de Auradon empezó a interrogarme para saber si estuve con algún chico en la isla... —Confesó la última velozmente, cerrando los ojos. —Por favor no te enojes conmigo. —Suplicó, abriendo los ojos.
La chica de cabello azul se quedó shockeada durante unos cuantos segundos.
— ¿Y cuál fue tu respuesta? —Dudó Evie, con la voz quebrada. La líder de los hijos de villanos no dijo ni una sola palabra. — ¿¡Qué le has dicho a ese imbécil bueno para nada!? —Alzó la voz, aunque no estaba segura de si quería oír la respuesta.
—Si quieres saber si le conté sobre nosotras... —Empezó la archienemiga de Audrey, nerviosa. —... no lo hice. —Admitió finalmente, se le rompió el corazón al ver que su chica había empezado a llorar.
—E, no llores, yo ni siquiera le contesté; te juro que me quedé callada pero cuando Ben preguntó si debería ponerse celoso, Jane reaccionó y me sacó de esa situación tan incómoda. —Murmuró Mal.
—Comprendo que tengamos que mantener nuestra relación oculta por el bien de este plan, pero aún así me duele todo esto. —Sollozó la princesa malvada.
—Odio estar con ese príncipe estúpido, tú eres muchísimo mejor que él en todos los sentidos. —Exclamó la chica de cabello morado. —Y para que sepas, yo no acepté salir con él, Jane accedió por mí... así que ya no llores, preciosa. —Aclaró antes de secar las lágrimas de su novia lentamente.
—Esa chiquita estaba empezando a caerme bien, pero ¿¡cómo se atreve a decidir por ti!? —Se quejó Evie, negando con la cabeza.
—Tal vez solo lo dijo para que podamos irnos de una vez, no lo sé. —Sugirió la hija de la emperatriz del mal, encogiéndose de hombros. —Ella sabe sobre nuestra relación y sobre lo que va a pasar con Ben, así que supongo que solo estaba disimulando.
—Pues más le vale que lo que dices sea cierto porque si la descendiente del hada madrina lo dijo en serio ella se las verá conmigo. —Gruñó la hija de Grimhilde.
—Tranquila cariño. —Murmuró Mal, acortando la distancia que las separaba para acto seguido empezar a darle besos. — Ahora ¿puedes ayudarme a prepararme para esa salida a la que realmente no quiero ir y me prometes no lastimar a Jane mientras yo no esté? —Pidió la líder de los hijos de villanos.
—M, claro que te maquillaré. —Accedió la villana más hermosa del reino, acercándose a su tocador para ir a buscar su maquillaje. —Pero quiero que sepas que tengo cosas más importantes que hacer que estar pendiente de esa hadita, no soy Carlos. —Añadió, logrando que su novia soltara una carcajada, entonces comenzó a aplicarle algo de rubor.
— ¡Lo digo en serio! En el centro comercial él no dejaba de decirme cosas como "esa chaqueta le quedaría bien a Jane" "Ese moño me recuerda a esa chica" "¿Puedo comprarle algo a ella sin que empieces a molestarme?" —Aseguró la princesa malvada, haciendo una muy buena imitación de su mejor amigo, mientras seguía embelleciendo a su chica.
— ¿Estas segura de que él no se comió la galleta hechizada? —Dudó la ojiverde, curiosa. — Quiero decir, no deja de hablar de ella.
—Aunque me cueste admitirlo y me duele por nuestro amigo Jay... —Empezó la chica de cabello azul, suspiró hondo pues esto era realmente difícil para ella. —...creo que Carlos realmente se enamoró de Jane. —Confesó para luego empezar a aplicarle labial a su compañera de habitación.
—No sé si te duele más a ti o a Jay... —Mencionó su novia, ya que era consciente de que su amada era la que más los shippeaba, luego bufó. —Espero que este "amor" se le pase cuando terminemos con esta farsa, creo que Auradon nos está afectando bastante a los cuatro. —Añadió, haciendo comillas con sus dedos en aquella palabra.
—Yo diría que Auradon me hace más hermosa. —Presumió la descendiente de Grimhilde, entonces corrió a su armario para buscar un atuendo para su chica, al encontrarlo regresó con ella.
— ¿Más de lo que ya eres? Sí. —Afirmó Mal, logrando sacarle una sonrisa a su princesa malvada.
—Estar aquí te hace ser más tierna y podría acostumbrarme a eso. —Dijo Evie, jugando con su cabello.
—Sí... —Susurró la líder de los hijos de villanos, sonriendo. Pero luego su sonrisa desapareció. —Un momento, ¿acabas de insinuar que quieres quedarte en este reino?
— Y-yo...—Tartamudeó su amada, pero ambas oyeron algunos golpes en la puerta. —Yo te digo que no estás vestida adecuadamente así que ve al baño y cámbiate mientras que yo atiendo a tu noviecito. —Sentenció, entregándole la ropa que debía ponerse.
—No creo que eso sea una buena idea...—Murmuró la chica de cabello morado, algo insegura.
—Dije que vayas. —Insistió la descendiente de Grimhilde, así que la ojiverde bufó y se volteó para dirigirse hacia su destino, mientras que la princesa malvada se mordía el labio inferior al observar el trasero de su novia hasta que la última cerró la puerta del baño. Lamentablemente para ella, el chico Bestia volvió a golpear la puerta así que la joven abrió la misma de mala gana. — ¿La realeza de Auradon no sabe esperar?
—No cuando se trata de la chica más especial que he conocido en toda mi vida. —Dijo el castaño, negando con la cabeza.
— ¿Es en serio? —Preguntó la chica de cabello azul, incrédula. —Por Lucifer, ¡puedes tener a todas las princesitas primorosas insoportables que quieras, pero quieres a Mal!
— ¿Cómo no querer a alguien como ella? Esa chica tiene esos ojos tiernos pero amenazantes, esa sonrisa hermosa, y ese cuerpo que me da ganas de... —Empezó él.
— ¡Escúchame bien, intento de niño bonito con una corona de plástico que se cree importante, te descubrí! ¡Tú solo la quieres por su apariencia, pero claro, todos los príncipes son así de superficiales! —Lo interrumpió Evie, tomándolo del cuello de la camisa, sin importar si le arrugaba la prenda. —No la mereces, ¿y sabes por qué? Porque nunca la conocerás de la manera en la que yo lo hago y te juro que si la haces sentir incómoda, si te sobrepasas con ella o si le haces daño te vas a arrepentir y no lo digo solamente porque te las vas a ver conmigo. —Gruñó, furiosa.
— ¿Así que te atreves a amenazarme? —Inquirió el futuro heredero al trono, quien lucía tranquilo ante las advertencias nada amistosas de la compañera de habitación de su novia. —Sabes que eso no te conviene, ¿verdad?
—Claro que sí lo hago porque esa chica que está en el baño es mi persona favorita en todo el mundo y a ti no te conviene meterte con una villana así que aléjate de ella o arruinaré mi perfecta manicura cuando te rompa la cara. —Amenazó la villana más hermosa del reino, señalándolo con el dedo para luego soltarlo justo antes de que Mal saliera del baño.
La ojiverde vestía un vestido morado junto con unas botas de cuero y una chaqueta de cuero negro, llevaba el cabello suelto y un poco de maquillaje pero aún así las dos personas que se encontraban en la habitación junto a ella no podían dejar de observarla.
— ¿Por qué me miran así? ¿Estoy tan fea? —Cuestionó la descendiente de la emperatriz del mal.
—Estás preciosa, M, ¡sí que tengo buen gusto cuando se trata de elegir ropa! —Habló inmediatamente la princesa malvada.
—Wow, te ves... más perfecta de lo normal. —La halagó el hijo de Bella y Bestia para acto seguido besar su mano. — ¿Nos vamos, hermosa? —Sugirió al darse cuenta de que Evie no dejaba de mirar a su chica, lo cual lo llenaba de celos.
—Gracias a los dos. —Mal les sonrió a los dos con amabilidad y asintió con la cabeza rápidamente. —Será mejor que nos vayamos ya.
—Espero que te gusten las motos. —Exclamó Ben, sonriéndole.
— ¿Qué clase de príncipe es capaz de conducir una moto? Solo uno muy idiota y yo conozco uno... —Se burló Evie para luego reírse.
—Vámonos mi amor, te encantará el lugar a donde te llevaré. —Dijo el castaño, ignorando el comentario de la chica de cabello azul, abrió la puerta de la habitación y le hizo una seña a su novia con la cabeza para que pasara primero.
—Adiós E, te veré más tarde. —La chica de cabello morado besó la mejilla de su compañera de habitación antes de marcharse con él, quien ni siquiera se molestó en cerrar la puerta.
La princesa malvada se acercó hacia la misma para cerrarla, entonces caminó hacia su tocador y tomó el regalo que su madre le había dado antes de que abandonara la isla.
—Espejito, espejito en mi mano; muéstrame a dónde irá mi hermosa novia con ese gusano. —Ordenó la villana más bella del reino, sonriéndole a su reflejo, el cual inmediatamente desapareció para ser reemplazado por una imagen de la pareja real.
[...]
Los adolescentes se encontraban sentados en el suelo, en medio de un gran picnic que Ben había organizado para su chica, ya que él quería impresionarla y por eso la había traído a uno de los lugares más hermosos del reino: el lago encantado.
Lo malo era que el futuro heredero al trono tenía una pequeña –que según Mal, era enorme– obsesión: estaba acostumbrado a hablar demasiado sobre sí mismo, y la descendiente de la emperatriz del mal ya estaba cansada de fingir que le estaba prestando atención así que solo se dedicaba a comer algo que ni siquiera sabía qué era pero su sabor era delicioso.
El chico Bestia la observó de reojo y no pudo contener sus ganas de reír al ver a su chica, que no paraba de comer.
— ¿Te estás burlando de mí? —Inquirió la ojiverde, alzando una ceja. —Incluso yo sé que esa actitud descortés no es digna de un príncipe, Bennyboo.
—Lo lamento, cariño, es que me da mucha gracia que comas tan rápido esas fresas; no voy a robártelas. —Se disculpó él, entre risas, tardó unos minutos en calmarse mientras disfrutaba viendo como ella las disfrutaba. —Preciosa, yo ya hablé demasiado sobre mí, debes estar cansada de oírme así que cuéntame sobre ti.
—Oh, por fin sé cómo se llaman estas delicias, estoy acostumbrada a vivir en un lugar en donde debes estar alerta todo el tiempo para que no te saquen cualquier cosa que tengas; especialmente cuando se trata de comida. —Dijo la villana, encogiéndose de hombros. —Uhm, no sé qué decir porque no soy una chica interesante. Tengo 16 años, siempre viví en el mismo lugar, según mi madre soy hija única pero en la isla pasan tantas cosas raras que no me sorprendería tener algún hermano perdido y en casa yo era la más respetada y una de las más deseadas.
—No me sorprende, una chica tan hermosa como tú debe haber tenido muchísimos pretendientes, ¿hay alguno importante? —Exclamó el hijo de Bella y Bestia, tomando la mano de su novia y entrelazando sus dedos, esperando una respuesta que nunca salió de sus labios. — ¿Mal? —La llamó, presionando su mano.
—Eran todos unos idiotas engreídos, que solo querían poder o sexo, pero no vale la pena hablarte sobre ellos. —Respondió la chica de cabello morado luego de unos minutos, se mordió el labio inferior para aguantarse las ganas de hablarle sobre la única princesa malvada que le interesó desde el primer momento en que la vio.
—Entonces sí hubo alguien importante. —Prosiguió el castaño, alzando una ceja.
— ¿Y por qué sacas conclusiones absurdas? —Dudó la villana, intentando disimular su nerviosismo, entonces se soltó del agarre del príncipe. —Lo que pasó en la isla es parte de mi pasado y eso no te incumbe.
—Mal, bonita, no sé cómo serán las relaciones en ese lugar pero aquí las parejas nos contamos todo. —Insistió Ben.
—Sí, seguro que en este reino hacen eso, como cuando Audrey te dijo que te estaba engañando con Chad... —Replicó la descendiente de Maléfica. —Ah no, espera, eso te lo dijo Jane. —Añadió, sonriendo con picardía.
—Eso fue algo cruel de tu parte, ¿sabes? Y me dolió. —Murmuró el príncipe.
—El hada madrina dice que debes amar a alguien con todos sus defectos y virtudes, si eso no sucede entonces debes alejarte de esa persona. —Habló la ojiverde, quien disfrutaba lastimar a los demás.
—Cariño, yo te amo y no soportaría tenerte lejos, además hay algo tan bonito en ti que no puedo ignorar. —Dijo el hijo de Bella y Bestia, acariciando la mejilla de su chica con delicadeza.
—Debe ser el maquillaje. —Se excusó la villana, algo incómoda con la actitud del joven al que había hechizado.
—No es eso, te lo aseguro. —Él negó con la cabeza, mirándola a los ojos. —Te veo a los ojos y sé que no eres mala.
—Eres la primera persona que me dice algo tan dulce como eso, y creo que tienes razón... —Susurró Mal.
Tienes razón, pensó ella, no soy mala. Soy mucho peor de lo que crees.
—Siempre la tengo, esa es una de las razones por las que seré rey. —Alardeó Ben.
—Y vas a usar una corona... —Exclamó la chica de cabello morado, sin poder creer que estaba saliendo con un príncipe presumido.
—Sí, pero mañana es el día de la familia y luego de eso hay un desfile por la independencia de Auradon y realmente quisiera que vengas conmigo. —Pidió con amabilidad el castaño.
—Supongo que podría aceptarla...—Accedió la joven, algo distraída por pensar en su princesa malvada. — ¿Me haces dos invitaciones en un día? Wow, mis parejas en la isla no se atrevían a respirar demasiado cerca de mí porque tenían miedo de que los desterrara. —Exclamó algo sorprendida, ¿en qué demonios se había metido?
— ¿Esa gente te importa más que yo? —Preguntó el futuro heredero al trono, celoso.
—Sí, son mi gente después de todo. —Afirmó Mal con seguridad. —Es decir, esos idiotas que dejé atrás no me interesan, pero a mi mamá; a mis mejores amigos o a mi Evie jamás les fallaría. Ellos son muy especiales para mí, son mi familia, ni siquiera un chico adinerado y bondadoso como tú que será coronado como rey pronto podrá ser más importante que ellos.
Voy a agregar esto a la lista de situaciones que arruiné, pensó la ojiverde, definitivamente ésta es la peor primera –y única– cita que he tenido con un principito presumido e insoportable; pero el chico Bestia no tiene ni idea de lo que le espera.
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