Capítulo 4: «Travesuras, verdades y regaños»
La chica de ojos azules salió del baño, el pecoso se quedó mudo al verla.
— ¿Te gusta mi nuevo look? —Cuestionó ella, dando un par de vueltas para que él la admirara, pero el chico de cabello blanco y negro no contestó ya que estaba observándola atentamente. La menor no pudo evitar reír al verlo así. —Puedes seguir mirándome como si fuera la chica más hermosa que has visto en toda tu vida o podemos irnos antes de que lleguemos tarde a clases. —Sugirió antes de tomar su mochila y salir de la habitación, dejando la puerta abierta.
—Wow... —Murmuró el mejor amigo de Jay, sorprendido.
Esa manzana sí que hace milagros, pensó él, nunca más volveré a subestimar el poder de la magia negra.
— ¡Carlos! —Lo llamó Jane, logrando sacarlo de sus pensamientos.
—Ya voy. —Dijo el descendiente de Cruella, tomó su mochila y apagó la luz del cuarto antes de salir para seguir a la chica que lo estaba esperando en el pasillo.
Ambos empezaron a caminar en silencio hasta que llegaron a su destino, el pasillo se encontraba vacío –debido a que ya había sonado el timbre de la primera clase, pero a ninguno de los dos les importaba demasiado– mientras el villano observaba los casilleros.
— ¿Sabes qué? —La chica de ojos azules fue la primera que rompió el silencio, mirándolo atentamente con una sonrisa traviesa pues se le había ocurrido una idea magnífica. —Hay algo que siempre he querido hacer y siento que ahora es el momento perfecto para hacerlo. —Exclamó, emocionada.
— ¿Ah sí? —Murmuró el chico de cabello blanco y negro, curioso. — ¿Y qué es eso, linda? —Dudó, acercándose a ella, cerró los ojos antes de prepararse mental y físicamente para ser besado.
—Quiero hacer unas cuantas travesuras, ven. —Respondió la mejor amiga de Lonnie antes de salir corriendo, dejándolo solo y confundido.
— ¿Qué? Yo creí que... —Él abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba solo y bufó, negó con la cabeza. —Agh, mujeres. —Se quejó para luego ir a buscarla, se sorprendió al encontrarla parada frente a dos casilleros, en uno de ellos estaba escrito el nombre de Audrey con brillo rosa; mientras que en el otro estaba escrito "Futuro rey Chad" y un dibujo de una corona con brillo amarillo.
Jane chasqueó los dedos y un aerosol apareció en su mano derecha, entonces se apresuró a escribir en el medio de los dos casilleros: "La verdad saldrá a la luz".
— ¿De quiénes son estos casilleros? ¿De qué verdad hablas? —Preguntó el descendiente de Cruella, frunciendo su ceño.
— ¿Es en serio? —La chica lo observó con incredulidad. — ¿Acaso esto no es muy obvio? —Dudó ella, señalando con una mano lo que estaba escrito con brillo rosado y amarillo en cada uno de los casilleros.
—Es que tú belleza me pone estúpido. —Se justificó el pecoso, rascando su nuca. —Pero dime...—Suplicó, haciendo pucheros.
—Agh, no me ruegues, no me gustan ese tipo de chicos. —La chica de ojos azules hizo una mueca. —Vámonos, todavía hay algo más que quiero hacer. —Añadió rápidamente, comenzó a caminar.
Muchos pensamientos impuros aparecieron en la mente del villano.
Debo dejar de pasar tanto tiempo a solas con Jay, pensó el chico de cabello blanco y negro.
—No quiero que lo hagamos en un armario porque estar en uno me da ansiedad ya que mi madre... —Empezó a hablar el pecoso, yendo tras ella.
— ¡Sh! —Lo interrumpió la mejor amiga de Lonnie, llevando un dedo a sus labios para indicarle que se callara. —No deben oírnos.
—Pero no hay nadie aquí. —Replicó Carlos, encogiéndose de hombros mientras salían de la escuela.
La descendiente del hada madrina sacó su varita y recitó un hechizo en voz baja, volvió a guardar su artefacto mágico en su bota cuando una escalera apareció frente a la enorme estatua del rey Bestia, aquella a la que el villano tanto le temía porque sabía que aquel monumento se convertía en un animal.
—Me dijiste que no podías usar magia. Sin duda alguna, el cambio de look te sentó bien. —Exclamó él, se mordió el labio inferior cuando volvió a observar a la chica.
—Cierra la boca y sube. —Masculló la pequeña hada.
— ¿Qué? ¿Yo? ¿Ahí arriba? ¿Tan cerca de esa cosa? —Tartamudeó el chico de cabello blanco y negro, nervioso. Se maldijo a sí mismo porque estaba actuando como un cobarde, y él quería ser valiente... O al menos, aparentarlo. —Las damas primero. —Se excusó, haciendo una reverencia que le salió bastante mal pues no estaba acostumbrado a mostrar tanto respeto ante alguien.
— ¿Quién eres? ¿Un villano con sangre de príncipe? No me hagas reír. —Se burló Jane antes de empujarlo para que lo obedeciera, le entregó el aerosol y el chico empezó a subir las escaleras. Cuando llegó hasta el último escalón, agitó la lata de aerosol antes de abrirla y empezar a pintar la estatua. —Mm, podría ser mejor pero algo es algo.
— ¿Me estás desafiando? —Inquirió el hijo de Cruella, alzando una ceja, antes de seguir pintando el monumento. Unos minutos después, la mejor amiga de Lonnie sonrió y empezó a aplaudir mientras daba pequeños saltitos en su lugar, maravillada ante el talento del villano. Pero entonces la estatua cambió su forma humana por la de bestia, el chico de cabello blanco gritó antes de perder el equilibrio y caer al suelo, la escalera se le cayó encima y lo único que hizo la pequeña hada fue reírse como si no hubiera un mañana.
— ¡Jane, no es gracioso! ¡Ayúdame! —Pidió el pecoso, indignado por su torpeza.
La chica siguió riéndose mientras se acercaba a él, levantó la escalera y le ofreció su mano para ayudarlo a levantarse. Carlos la tomó y al incorporarse, intentó unir sus labios con los de la mejor amiga de Lonnie pero ella aprovechó la oportunidad para tomar el aerosol que él seguía sosteniendo y acomodar la escalera nuevamente, la subió para seguir pintando la estatua durante unos minutos. Al bajar, se acomodó el cabello y chasqueó los dedos para hacer desaparecer la escalera, guardó la lata de aerosol en su mochila y se la colocó.
—Listo, ahora entremos antes de que alguien nos vea. —Habló la chica rápidamente, empezando a caminar hacia el interior del edificio, siendo seguida por el villano. Observó el reloj que llevaba en la muñeca y suspiró. —Hemos perdido media hora de clase, afortunadamente. Te acompañaré hasta Bondad Correctiva, así no te perderás. A mi mamá no le agradará que hayas llegado tarde, pero estas conmigo así que te dejará pasar.
— ¿Bondad Correctiva? ¿Así se llama la clase a la que mis amigos y yo debemos asistir obligatoriamente? —Preguntó el pecoso, Jane asintió con la cabeza. — ¿Y de qué se trata?
—No lo sé, es una clase nueva. Mi madre y los reyes piensan que es una buena decisión que ustedes sean los únicos que asistan a esa clase, al menos por ahora. —Respondió la descendiente del hada madrina, encogiéndose de hombros. —Tendrás que estar encerrado en ese salón con mamá y los demás durante una hora y media más, así que trata de obedecerla... Aunque a veces ella puede ser algo fastidiosa, pero no le digas que yo te dije eso. —Dijo, se detuvo en la puerta del salón y el chico golpeó la puerta.
El hada con magia blanca más poderosa de todo el reino se apresuró a abrir, se cruzó de brazos al verlo.
—Joven De Vil, llega tarde. Eso no da una muy buena primera impresión de usted, así que lo lamento pero no puedo dejarlo pasar, eso va en contra de mis principios. —Le recriminó la mujer. — ¿Se puede saber qué es más importante para usted que su educación?
La moda, la maldad, tu varita mágica; tu hija, las pieles de dálmatas, la ciencia; Jay, mis amigas, pensó él.
—Lo lamento, hada madrina, me he quedado dormido. —Se excusó el villano, encogiéndose de hombros. —Nada es más importante que mi educación. —Mintió.
—Mamá, déjalo pasar, por favor. Ha sido su primera falta pero sé que no cometerá otra, además no ha sido su culpa quedarse dormido. —Habló la chica de ojos azules. —Él merece que le des una segunda oportunidad, ¿no es eso lo que me dices siempre?
— ¿Por qué estás con éste chico? ¿Acaso han dormido juntos? ¿¡Qué haces fuera de tu clase, hija!? —Preguntó la madre de Jane, seria.
— ¿¡Qué cosas dice!? ¿¡Usted está loca!? ¿¡Por qué yo dejaría que Carlitos durmiera con alguien como ella!? —Se quejó el chico de cabello largo, que estaba dentro del aula junto a las hijas de villanas. — ¡No sea ridícula! ¡Él ha estado durmiendo en su cama en nuestra habitación, lo he visto durante la noche!
— ¡Jay, cállate! —Gruñó la ojiverde, mirándolo con seriedad.
—Yo no tolero esa falta de respeto en mi clase. —Exclamó la directora de la institución, indignada.
—Discúlpelo, él es solo un inadaptado que no sabe cuando cerrar la boca. —Se apresuró a aclarar la descendiente de Grimhilde, que estaba sentada al lado de su mejor amiga.
—Porque he salido de mi clase para ir al baño y me lo he encontrado en el pasillo, lo he acompañado hasta aquí para que no se perdiera. —Mintió la chica de ojos azules. —Por favor, déjalo entrar, no me iré de aquí hasta que lo hagas.
—Está bien, puede pasar señor De Vil, pero no seré tan generosa con usted si esto se repite; ¿ha comprendido? —Accedió la mujer, el pecoso asintió y el hada madrina se hizo a un lado para dejarlo pasar. La profesora observó de reojo a su descendiente y suspiró hondo. —Pero Jane no pertenece a esta clase así que debe irse a la suya porque es realmente tarde, yo... ¡Bibidi babidi! ¿Qué es esa ropa? ¿Y ese cabello? Tú y yo vamos a hablar cuando salgas de clase, señorita.
La menor se dio la vuelta y empezó a caminar por el pasillo, ignorando a aquella mujer.
Ya veremos a donde pertenezco, madre, pensó ella.
La chica de ojos azules se dirigió hacia el aula –a la que debería haber entrado hace media hora– y golpeó la puerta, cuando la reina Ariel le abrió, la joven le sonrió.
—Señorita Jane, no sé por qué ha llegado a esta hora, pero como es su primera falta la dejaré entrar. —Dijo la pelirroja antes de apartarse para dejarla ingresar.
La recién llegada inspeccionó con la mirada hacia los asientos vacíos y notó que la hija de Aurora no se encontraba allí, además de que el asiento de Chad también estaba vacío.
Deben estar juntos, pensó ella, sintiendo un poco de pena por el pobre príncipe Ben que estaba tan solo a unos metros de la descendiente del hada madrina ya que compartían la clase de Biología Marina.
Jane se apresuró a sentarse al lado de su mejor amiga, justo detrás del futuro rey de Auradon.
— ¿Se puede saber por qué tardaste tanto en llegar? —Cuestionó la hija de la mujer que había salvado China, alzando una ceja.
—Te contaré más tarde. —Se excusó Jane, haciendo un gesto con su mano para restarle importancia al asunto, aunque ella no tenía intenciones de comunicarle los verdaderos motivos por los que se había ausentado durante media hora de clase.
—Bien, pero ¿puedes decirme por qué no contestaste el mensaje que te envié? Siempre los respondes. —Preguntó su compañera de habitación, intrigada. —A propósito, ¡me encanta tu nuevo look! Es... extraño, pero cool. ¿Cuándo te lo hiciste? ¿Por qué te lo cambiaste? O sea, no me malinterpretes, siempre me fascina tu estilo cuando se trata de moda pero me sorprendió esto ya que es muy repentino y...
— ¿Ya terminaste con tu interrogatorio? —Intervino la menor, mientras sacaba su cuaderno de su bolso junto a su cartuchera.
—No, ¿vas a explicarme qué pasó ayer? ¿Por qué no me abriste la puerta? ¿Hoy te levantaste de mal humor?—Prosiguió Lonnie, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de la recién llegada. —Oh, ok, me callaré; pero luego tendrás que contarme.
La descendiente del hada madrina tomó un bolígrafo para ahora empezar a escribir lo siguiente en una hoja de su cuaderno: "Hay algo que tienes que saber, nos vemos en el receso. –Jane", luego arrancó la misma y la dobló para acto seguido tocar la espalda de Ben, él se volteó y ella le entregó la nota.
El castaño se apresuró a leerla e inmediatamente la curiosidad lo invadió, pero tendría que esperar para hablar con la joven.
[...]
Finalmente el timbre del receso sonó y todos los estudiantes se apresuraron a guardar sus cosas.
—Hey, ¿nos vamos? —Sugirió la hija de Mulán, mirando a su mejor amiga, mientras tomaba su bolso.
—Será mejor que no, yo tengo que hablar con el futuro rey. —Se excusó la menor, encogiéndose de hombros. —Pero te veré más tarde, supongo. —Añadió antes de dirigirse hacia la puerta del salón, en donde Ben la estaba esperando.
Ambos comenzaron a caminar por el pasillo, que cada vez estaba más lleno de gente, sin emitir palabra alguna.
— ¿Qué era eso tan importante que me tenías que decir? —Cuestionó el príncipe, rompiendo el silencio.
—Audrey te está engañando con Chad. —Informó la chica de ojos azules, seria. El chico se quedó callado durante unos cuantos segundos, observándola atentamente, antes de empezar a reírse. —Esto no es gracioso.
—Vamos Jane, no bromees con eso, Audrey me ama y por eso sé que es incapaz de hacer tal cosa; estamos en Auradon en donde nadie sería capaz de hacer algo como eso...—Dijo el castaño, una vez que paró de reír.
—Ben, esa chica no te ama, lo único que ella ama es tu corona y la del idiota de tu amigo; está jugando con los dos. Además, aquí nadie es perfecto. —Replicó la descendiente del hada madrina. —Tengo pruebas por si no me crees. —Añadió, si quería exponer a esos malditos entonces tendría que usar su magia, arriesgándose totalmente.
Pero justo antes de que se inclinara para sacar su varita mágica de su bota, la descendiente de Aurora apareció y frunció su ceño al verlos juntos.
— ¿Se puede saber que estás haciendo con mi novio? —Cuestionó la recién llegada, entrelazando su brazo con el del joven.
—Hablando con mí amigo, ¿o me lo vas a prohibir? —Replicó la chica de ojos azules, seria.
—Aléjate de él o voy a hablar con el hada madrina. —Le advirtió la castaña, señalándola con el dedo.
— ¿Y qué le dirás? ¿Que tiene que prohibirme hablar con Ben? —Sugirió la menor, antes de reírse. —Qué patética.
—Chicas, cálmense, ¿qué les pasa? —Intervino el príncipe.
—Lo que sucede es que no quiero que estés cerca de ella, ¿no ves que es demasiado rara? Ni siquiera es popular como nosotros. —Habló rápidamente su novia, mirando con desprecio a la chica que sabía uno de sus más oscuros secretos.
—Prefiero ser rara antes que ser una princesita primorosa insoportable con demasiado maquillaje que solo está con Ben por poder cuando la verdad es que lo estás engañando con Chad. —Alzó la voz Jane, cruzándose de brazos y esbozando una sonrisa llena de malicia, porque no iba a soportar que nadie se metiera con ella.
Todos los estudiantes que estaban en el pasillo dejaron de hablar al escuchar aquel grito.
Ahora entiendo todo, pensó el chico de cabello blanco y negro que se encontraba en el lugar, guardando sus cosas en su casillero junto a sus amigos.
— ¿¡Demasiado maquillaje!? ¿¡Infidelidad!? ¿¡Yo!? ¿¡Cómo te atreves a difamar mi nombre!? ¡Bennyboo, yo te amo, yo jamás haría algo así; me conoces! —Mintió la hija de Aurora para luego besar apasionadamente los labios del futuro rey de Auradon, luego se giró con el objetivo de abrir su casillero pues tenía que arreglar su maquillaje pero gruñó al verlo escrito. — ¿¡Quién demonios se atrevió a hacer esto!? ¡Ah, ya sé! ¡Debe haber sido ella! — Gritó, señalando esta vez a Mal.
— ¿Yo? ¿Cómo pude haber sido yo si acabo de salir de clase? —Preguntó la ojiverde, acercándose hacia su archienemiga. —Además, ¿por qué gastaría mi tiempo en hacer algo tan aburrido como pintar tu casillero? —Añadió, arrugando la nariz.
—Porque hiciste lo mismo en el tuyo, y en los de los demás hijos de villanos. —Dijo la castaña, el chico Bestia y la descendiente del hada madrina miraron hacia los casilleros de los nuevos solo para verificar que estaban dibujados con las sombras de sus padres y en el interior de cada graffiti se leía: "Long live evil".
—Si yo quisiera arruinar tu vida, haría algo mucho peor que eso. —Aseguró Mal.
— ¿Me estás amenazando? —La encaró la princesita primorosa, alzando una ceja.
—No, te está poniendo en tu lugar. —Exclamó la mejor amiga de Lonnie. —Vas a caer, perra insoportable. —Aseguró.
—Sé reconocer a una falsa cuando la miro a los ojos. —Habló la chica de cabello azul, acercándose hacia donde estaba su mejor amiga. Sacó su espejo mágico de su bolso y sonrió. —Espejito espejito en mi mano, muéstranos si el futuro rey está siendo engañado. —Ordenó, entonces en el objeto se reflejó la imagen de Audrey besando al rubio en el baño de chicas y se lo mostró a Ben.
— ¿¡Qué significa esto!? —Gritó el castaño, mirando a la chica de la que estaba enamorado. La furia recorrió cada centímetro de su cuerpo pero era parte de la realeza así que debía comportarse como tal. — ¿¡Cómo pudiste engañarme con mi amigo!?
— ¡Bennyboo, esto no es lo que parece! ¡Ellas editaron todo para separarnos! —Se excusó la hija de Aurora. — ¡Yo te amo, estamos destinados a estar juntos! ¿¡Qué dirán nuestros padres de esto!?
—La magia no se puede manipular, ¿cómo pudiste enamorarte de una princesita descerebrada como esta chica? —Replicó la chica de ojos azules, observando de reojo al príncipe de Auradon. —Deja de fingir, lo único que amas es su corona.
—Tus padres dirían que eres una zorra interesada. —La provocó el menor de los hijos de villanos. —Y que tienes un horrible gusto en moda. —Añadió, inspeccionándola de arriba hacia abajo con desprecio.
— ¡Todos ustedes son unos mentirosos! —Chilló la archienemiga de Mal, indignada. Parecía una niña caprichosa que hacía un escándalo cada vez que no conseguía lo que quería. — ¡Bennyboo, no puedes creerles a estos inadaptados!
— ¡No los llames así! —Gruñó el hijo de Bella y Bestia, apretando los puños. —Si tú no les quieres dar una oportunidad a ellos, entonces yo tampoco te daré una chance de arreglar nuestra relación.
—Te estas equivocando, Benjamín. —Aseguró Audrey, miró su mano en la que llevaba el anillo que el chico le había obsequiado y se lo quitó para ahora arrojárselo. —Y todos, especialmente tú, me las van a pagar. —Advirtió, observando con odio a Jane antes de acomodarse el cabello y marcharse.
— ¡Nunca subestimes a un hada! —Le gritó la mejor amiga de Lonnie, sonriendo con orgullo. —Es hora de que haya un poco de justicia en este reino. —Añadió antes de retirarse, siendo seguida por los hijos de villanos.
[...]
Luego de un día largo de escuela, las compañeras de habitación estaban acostadas en sus camas.
—Ya sabes que los rumores corren rápido por Auradon, ¿tú realmente te atreviste a exponer a esa princesita primorosa? —Inquirió la descendiente de la mujer que había salvado China. —Sinceramente el futuro rey se merece algo mejor que ella.
—Sí, es que no soporto a la gente que engaña. —Respondió la menor, mientras escribía en una hoja el nombre de la hija de Aurora con un bolígrafo rojo y luego lo tachaba con satisfacción. Debajo escribió "Chad Charming", pues no lo dejaría afuera de su lista de enemigos. —Lamentablemente no pudiste ver la escena que armó Audrey cuando le dije la verdad a Ben. —Añadió, haciendo una mueca. Había dejado su mochila abierta en el suelo, ya que estaba pensando en la posibilidad de cambiar un poco su lado del cuarto pintándolo con la lata de aerosol que había usado esa misma mañana para escribir en los casilleros de sus nuevos enemigos.
—Es una lástima, pero al menos pude comer algo en la cafetería. —Exclamó Lonnie, mirándola con atención. En ese momento alguien golpeó la puerta. — ¡Pase! —Gritó ella, se sorprendió un poco cuando la madre de Jane ingresó ya que ella casi nunca venía a visitarlas.
—Cariño, ¿podemos hablar? —Suplicó la directora de la preparatoria, observando a su descendiente con el semblante serio.
—Yo las dejaré solas, estaré en la biblioteca haciendo tarea si me necesitan. —Se excusó la hija de Mulán para ahora levantarse de su cama, tomar su mochila y retirarse cerrando la puerta detrás de ella.
—Hija, necesitamos hablar de tu nuevo look, es demasiado extraño y repentino. —Dijo la mujer.
— ¿Extraño? —Repitió la adolescente, alzando una ceja. — ¿Me estas diciendo fea?
— ¡No, tesoro, no! —El hada madrina se apresuró a negar con la cabeza. —Quise decir que es demasiado extravagante. —Aclaró entonces.
—Pero hiciste lo mismo con Cenicienta y a ella jamás le reclamaste por nada. —Le recriminó Jane, dejando de escribir en la hoja y sentándose en la cama, cruzándose de brazos.
—Eso es diferente porque ella estaba sufriendo y además en ese tiempo yo podía usar mi magia. —Replicó la mujer.
— ¿Y qué hay de mí? ¿Crees que a mi no me afecta que no pueda usar mi magia, o el asunto de papá, o que no me dejes hacer nada? —Se quejó la chica de ojos azules, empezando a enojarse.
—Preciosa, ya hemos hablado de lo de tu padre, además de que ya sabes que las reglas nos protegen a todos... —Se justificó el hada con magia blanca más poderosa. —Pero tú las estas rompiendo y eso no puedo tolerarlo, ¿cómo puedes llegar tarde a clase? O peor aún, ¿cómo explicas que Chad me haya dado esto? —Dudó, mostrándole una fotografía en la que aparecía ella escribiendo en los casilleros junto al hijo de Cruella.
— ¿¡Qué!? —Alzó la voz la menor, incorporándose de la cama rápidamente. Estaba furiosa, y el rubio se las iba a pagar por haberla delatado. —Ese bastardo es príncipe muerto.
— ¡Jane! —La regañó la mujer, acercándose a ella y tomándola de los hombros para impedir que hiciera algo malo, dirigió su mirada hacia su mochila abierta que estaba en el suelo y al ver la lata de spray ella comprendió que había sido su descendiente quien había pintado la estatua del rey Bestia hace tan solo unas horas. —Te vas a alejar de ese chico nuevo, no es una buena influencia para ti. —Ordenó.
— ¿Y tú qué sabes lo que es bueno o malo para mí? —Replicó la adolescente, soltándose bruscamente de su agarre.
—Soy tu mamá, por eso lo sé. —Exclamó la directora de la preparatoria.
—Ah, claro, por eso desde que sucedió lo de papá no me prestas nada de atención; que gran madre eres. —Mencionó la chica de ojos azules.
—No uses ese tono conmigo, jovencita. —Le advirtió el hada madrina, quien ya estaba harta de su conducta. —No volverás a ver a De Vil y es mi última palabra. —Sentenció.
Pero la pequeña hada, aquella que no desobedecía ni una sola orden, se había ido para siempre.
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