Capítulo 13: «Propuestas y citas»

 La descendiente de Mulán comenzó a revisar las pertenencias de su compañera de habitación con el objetivo de encontrar algo que le diera más pistas sobre cómo es que Jane planeaba vengarse de tanta gente, además de que necesitaba saber cuáles eran sus razones para hacer tal atrocidad.

  Así que la joven guerrera deshizo la cama de su mejor amiga, se fijó si había algo importante debajo de la misma –no había nada más que algo de suciedad– y revisó dentro de su ropero, también desordenó el escritorio de la chica de ojos azules y demás cosas; hasta que media hora más tarde la puerta del cuarto se abrió de repente.

— ¿Se puede saber por qué demonios estás revisando mis cosas? —Cuestionó la recién llegada, frunciendo su ceño, mirando a su mejor amiga que le estaba dando la espalda en ese preciso momento. Pasaron unos minutos en los que la pequeña hada esperó a que Lonnie contestara, pero su paciencia se acabó. — ¡Respóndeme, no te hagas la mosquita muerta!

—Y-yo... estaba...—Tartamudeó la joven guerrera, nerviosa, entonces se volteó lentamente y observó sus pies ya que no se atrevía a mirar a la cara a la chica que había sido hechizada. —Yo... Estaba... Buscando la blusa que te presté y nunca me devolviste.

—Eres terrible engañando, ¿sabes? —Replicó Jane, cerrando la puerta y cruzándose de brazos. —Dime la verdad, porque estoy harta de que todos me mientan en la cara.

—Tengo que confesarte algo. —Murmuró Lonnie, insegura. —Uso tu perfume en secreto. —Admitió entonces.

—Eso es raro, sueles pedirme las cosas... —Exclamó su mejor amiga, arrugando su nariz, luego miró a su alrededor y bufó. —Pero como sea, estoy segura de que yo no dejé mi cuaderno ahí. —Dijo antes de agacharse en el suelo para tomarlo, lo volvió a guardar en uno de los cajones de su escritorio y cerró el mismo con una pequeña llave.

— ¿Y se puede saber a dónde fuiste? —Dudó la hija de Mulán, curiosa.

—Evie se ofreció a hacerme mi vestido para la coronación así que fui a la prueba de vestuario, aún no está listo según ella. —Mintió la chica de ojos azules antes de guardarse la llave en el bolsillo de su chaqueta de cuero celeste.

—Oh, ok, ¿y Jay estaba ahí? —Preguntó la joven guerrera, alzando una ceja.

—Claro que no, era una prueba de vestuario solo para chicas, además sé que Carlos se encargará de hacerle su traje. —Se opuso su compañera de cuarto, negando con la cabeza.

—No puedes dejar de pensar en ese chico, ¡es tan lindo que estés tan enamorada de alguien como él! —Chilló Lonnie, emocionada.

—Ay, no exageres, no se me nota tanto... ¿o sí? —Exclamó la descendiente del hada madrina. —Además, suponiendo que él gustara de mí, lo nuestro no duraría. Él es un villano, ya sabes, con miles de secretos...

—Tú también los tienes. —Masculló su mejor amiga.

— ¿Qué dijiste? —Gruñó la pequeña hada, mirándola con seriedad.

—Que tú también los tienes, pero eso es normal, todo el mundo tiene secretos. —Se excusó la hija de Mulán, encogiéndose de hombros.

—Sí, en eso tienes razón, incluso la familia real debe esconder muchísimos. —Dijo Jane, intentando no pensar en la satisfacción que le daría separar a Ben de sus padres, porque ella sabía que era capaz de hacerlo en ese preciso momento.

— ¿Por qué lo dices? —Cuestionó la joven guerrera, confundida.

—Porque en todas las películas que veo sucede eso, duh. —Habló rápidamente su mejor amiga.

—Sí tú lo dices... —Murmuró Lonnie, se quedó callada durante unos segundos hasta que entonces recordó algo muy importante. —Ah, mamá te manda saludos y quiere que te diga que si decides empezar una carrera solista ella será la primera persona que comprará tu álbum debut.

— ¿Me estás diciendo que la misma mujer que salvó China es mi fan? Wow, nunca creí que llegaría tan lejos, pero no quiero decepcionarla así que no le digas que tengo otros planes para mi futuro. —Exclamó la menor, algo sorprendida.

—Ok, no lo diré porque ella te adora. Y como te conozco, sé que con esfuerzo y perseverancia lograrás conseguir cualquier cosa que te propongas. —Dicho esto, se acercó a ella para entonces rodearla con sus brazos, pero entonces se percató de que los planes de los que hablaba su mejor amiga podían ser malvados y la observó con atención. —Tengo que decirte algo muy importante y delicado.

— ¿Y no puedes decírmelo mañana? Ha sido un día agotador, arruinar eventos realmente me cansa. —Susurró la chica de ojos azules.

—Es que es sobre... —Prosiguió la descendiente de Mulán.

—Me lo dirás mañana, ¿sí? —La interrumpió Jane antes de separarse de ella y acostarse en su cama, se cubrió con las sábanas. —Buenas noches, Lo.

—Son las seis de la tarde. —Le recriminó su mejor amiga, desviando la mirada hacia el reloj que se encontraba en una de las paredes.

—Dije buenas noches. —Insistió la pequeña hada. — ¿Puedes apagar la luz, por favor? Sabes que no puedo descansar con la luz encendida.

—No, tienes que escucharme. —Suplicó Lonnie.

—No me obligues a ponerme mis auriculares para dormirme escuchando a Shawn Mendes solo para no escucharte. —Le advirtió la menor.

—Eso sería muy irrespetuoso de tu parte, además ¡no te cuesta nada escucharme! ¡Solo te estoy pidiendo que me prestes atención por un minuto! —Habló la joven guerrera, vio como su compañera de habitación sacaba el celular de su bolsillo y conectaba los auriculares para luego colocárselos. —Que odiosa. —Bufó, indignada.

[...]

 Al día siguiente, todo el reino estaba reunido en las calles, ya que uno de los eventos más esperados por los habitantes había llegado: el día del desfile de la independencia de Auradon.

  Había muchísimos paparazzis por todos lados, que entrevistaban al público y les sacaban fotos a las enormes carrozas en las que paseaba la gente de la realeza.

 Todos se emocionaron cuando apareció el transporte en el que iba Ben junto con Mal, ambos saludaban con amabilidad aunque la chica se veía algo cansada.

— ¿Siempre es tan agotador ser el centro de atención? —Susurró la chica de cabello morado, quien lucía un bonito vestido violeta junto con una tiara, y ya estaba harta de tener que saludar a tanta gente. —En la isla yo era el centro de atención y no era tan agobiante, ¿sabes?

—No lo es, preciosa, pero tú crees eso porque no estás acostumbrada. Pero esa es una de las muchas ventajas que tiene ser la novia del futuro rey. —Murmuró el descendiente de Bella y Bestia. —No sé si habían desfiles como éste en tu viejo hogar pero esto no es la Isla de los Perdidos, Mal.

—Tú has sido preparado para esto, en cambio yo he sido educada para dominar el mun... Digo, para otras cosas que no tienen nada que ver contigo. —Replicó la ojiverde, mientras dirigía su mirada hacia la gente que los rodeaba. — ¿Dónde están, chicos? —Susurró, pensando en voz alta.

— ¿A quiénes estás buscando, querida? —Cuestionó el castaño, frunciendo su ceño.

—A mis amigos, no los he visto desde esta mañana. —Respondió Mal, como si fuera lo más obvio del mundo. Habían estado paseando en carroza durante toda la tarde, ya que el reino era enorme. Cuando ella los divisó en primera fila, les sonrió y les arrojó besos. Definitivamente había extrañado muchísimo a su princesa malvada durante las horas en las que no había podido verla.

  El chico Bestia les sonrió a los hijos de villanos para luego volver a mirar a su chica.

—Estás más hermosa de lo normal, ¿sabes? —La halagó él antes de acariciar su mejilla, siendo consciente de que los amigos de la hija de la emperatriz del mal les estaban prestando atención debido a lo cerca que estaban del carruaje.

—Lo sé, Evie me hizo este vestido hermoso, y estaba pensando que cuando sea reina le daré todo el reconocimiento que ella se merece. —Habló la ojiverde, sonriendo mientras miraba de reojo a su novia. —Hasta le compraré su propio castillo, además de que...

— ¿Acabas de decir indirectamente que te quieres casar conmigo? —La interrumpió el príncipe, sorprendido.

—Sí... —Afirmó la archienemiga de Audrey, quien estaba distraída admirando la belleza de la descendiente de Grimhilde, luego de unos segundos reaccionó y lo miró frunciendo su ceño. —Espera, ¿¡qué!?

 Al escuchar las primeras palabras de Mal, el corazón de la chica de cabello largo se rompió en mil pedazos.

— ¿Ella acaba de confirmar que va a comprometerse con ése idiota? —Susurró la última, sintiendo como el mundo se le caía a pedazos.

—Ahora sí lo voy a matar. —Gruñó el joven ladrón, apretando los puños, De Vil lo tomó del brazo para evitar que armara un escándalo. —Lo hizo a propósito, E.

—Jay, estamos en público. —Le recordó el chico de cabello blanco y negro, sin soltar a su compañero de habitación. —Mañana todo cambiará.

—No puedo seguir soportando esto. —Se opuso la princesa malvada, negando con la cabeza, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos; finalmente salió corriendo de la multitud sin siquiera mirar atrás.

— ¡Evs, espera! ¡No te vayas! —Suplicó el menor de los hijos de villanos, se dispuso a seguirla pero en medio de la gente chocó con la chica de ojos azules. —Perdón, hermosa...

— ¿Ibas a alguna parte? —Dudó la mejor amiga de Lonnie, curiosa.

—Yo... no... Es decir, sí, no, digo... —Exclamó Carlos, nervioso. —Te ves magnífica, Jane.

  El descendiente de Jafar también tuvo la intención de ir a buscar a su amiga, pero apenas vio a la hija de Mulán le sonrió antes de acercarse hacia ella.

—La ley Auradiana establece que debo casarme con alguna chica y luego ella será coronada como reina. —Le explicó Ben a su novia, mientras la carroza avanzaba.

—Eso es demasiado compromiso para mí. —Dijo la líder de los hijos de villanos, nerviosa. El chico que la acompañaba besó su mano para calmarla.

—Tranquila bonita, no quiero que te sientas presionada, ¿ok? Aún somos jóvenes, así que no debemos apresurarnos... —Replicó el castaño, sonriéndole. —Al menos no hasta que mis padres empiecen a presionarnos.

— ¿Pueden hacer eso? —Preguntó la descendiente de Maléfica.

—Claro que sí, ellos son los reyes. —Afirmó el castaño.

—Tú serás rey mañana. —Le recordó Mal, alzando una ceja.

—La corona no te hace rey. —Se opuso el chico Bestia, logrando que su chica se riera.

—Claro que sí. —Afirmó ella.

 Mientras tanto, Lonnie y Jay caminaban juntos tomados de la mano, abriéndose paso entre la multitud.

— ¿Alguna vez fuiste a un desfile, antes de venir aquí? —Dudó la joven guerrera, curiosa.

—En casa no tenemos ninguno, pero hay un festival anual del mal. —Respondió el chico de cabello largo, encogiéndose de hombros.

— ¿Ah sí? ¿Y qué es eso, exactamente? —Inquirió la mejor amiga de Jane, alzando una ceja.

—Es una celebración que dura una semana entera, en ese tiempo todos los descendientes de villanos hacen más maldades que el resto del año solo para demostrar que son mejores que los demás. —Explicó el ladrón. —La isla entera es un lugar más peligroso en el festival del mal, pero eso hace que todo sea más divertido. Desearía que pudieras venir, te divertirías demasiado. —Añadió, sonriendo.

—Eso no suena para nada divertido, no deberían tener que probarle nada a nadie, y mucho menos fomentando la discriminación y el odio. —Exclamó Lonnie, horrorizada por oír aquello. —Tú y yo tenemos conceptos muy diferentes de lo que es la diversión, no me imagino cómo sería mi vida si tuviera que sobrevivir de la manera en la que tú y los demás villanos lo hacen.

—Es divertido para mí, Lo, fui criado para demostrarle a mi padre que puedo ser peor de lo que él fue en sus días de gloria y aprovecharé cada oportunidad que tenga para recibir su aprobación... aunque la mayoría de las veces eso parece imposible. —Dijo el chico de cabello largo, bajó la mirada. —Claro que no tienes que imaginar cómo sería tu vida si tuvieras que sobrevivir, tú nunca pondrás un pie en esa prisión a la que llamo hogar. Tienes tu vida perfecta aquí, no necesitas nada más.

  Así que este chico incomprendido hace todo esto solo por Jafar, pensó la adolescente, si tan solo supiera que sí iré a la isla solo para salvar a dos de las personas más importantes en mi vida.

—No tienes que seguir sus pasos, no debes probarle nada a ese hombre, fue por su culpa que los dos terminaron encerrados en la isla. —Replicó la hija de Mulán, deteniéndose inmediatamente. Jay levantó la mirada para observarla. —Necesito amor, y no ese tipo de amor que cualquier príncipe puede darme. Yo no soy como cualquier princesa de este reino, yo necesito a alguien especial a mi lado. —Dicho esto, lo tomó de las mejillas para acto seguido unir sus labios con los de él.

 El descendiente de Jafar tardó unos segundos en reaccionar pero cuando lo hizo le correspondió, transformando aquel beso en uno apasionado y salvaje que duró varios minutos que parecieron eternos, pero ambos tuvieron que separarse por la falta de aire.

—Besas bien para ser una princesita de Auradon. —La halagó él, sonriéndole.

—Y tú eres un buen ladrón, quiero decir, robaste mi corazón. —Murmuró la mejor amiga de Jane, sonriendo. —Tal vez no pueda ir al festival anual del mal, pero sí puedo invitarte a que seas mi cita para la coronación de mañana.

—Esto es raro, es decir, yo creía que en este reino los chicos invitaban a las chicas cuando se trata de salidas. —Habló Jay, alzando una ceja.

—Normalmente sí, eso es lo que sucede con todos, pero yo no soy como las demás princesas; yo no quiero esperar hasta que un príncipe se digne a rescatarme si es que estoy en problemas, yo puedo salvarme a mí misma. —Exclamó la adolescente.

—Wow, tus padres sí que deben estar orgullosos de ti. —Susurró el chico de cabello largo, mientras pensaba en que ella tenía todo lo necesario para ser una villana de corazón, entonces se le ocurrió una idea. Sacó una manzana del bolsillo de su pantalón y se la ofreció. — ¿Quieres una? Debes estar hambrienta por haber caminado por las calles durante todo el día.

  Lonnie recordó lo que él y sus amigos le hicieron a la chica de ojos azules, pensó en como De Vil le había cocinado un desayuno a su mejor amiga y luego él le había afirmado que Jane podía asegurarle que sus comidas eran deliciosas. Finalmente pensó en que no era la primera vez en que el villano le ofrecía aquella fruta y entonces se dio cuenta de que las manzanas estaban hechizadas.

—No, gracias, no tengo hambre. —Se opuso la descendiente de Mulán. — ¿Quieres ir a la coronación conmigo?

—Si tú lo dices...—Musitó Jay, guardándose la manzana en el bolsillo nuevamente, suspiró. —Sí, quiero ir contigo a esa coronación. Tengo un presentimiento de que lo que sucederá mañana será inolvidable. —Afirmó antes de besarle la mano.

 Por otro lado, el menor de los hijos de villanos conversaba con la chica a la que habían hechizado, aunque no se sentía tan cómodo al estar rodeado de los habitantes del reino.

— ¿Quieres ir a un lugar donde no haya tanta gente? Es agobiante estar rodeado de tantas personas, ¿no lo crees? —Sugirió él.

—Sí, larguémonos de aquí. Sígueme. —Accedió la descendiente del hada madrina, se mordió el labio inferior y lo tomó de la mano para ahora empezar a correr junto a De Vil.

  Un rato más tarde, ambos llegaron a su destino.

— ¿Qué hacemos aquí? —Preguntó el chico de cabello blanco y negro, observando el lugar en el que se encontraban: estaba lleno de árboles y todo tipo de vegetación, ese terreno realmente parecía mágico.

— ¡Bienvenido al bosque escondido! —Exclamó la menor con una sonrisa. —Este es mi lugar secreto, aquí vengo cuando siento que no puedo manejar ciertas situaciones. Solo hay tres personas que conocen este lugar, obviamente nosotros somos dos de ellas.

— ¿Y quién es la otra persona? —Dudó Carlos, intrigado.

—Mi padre, pero ahora que él no está supongo que este podría ser nuestro lugar, ¿no lo crees?—Sugirió, jugando con su cabello.

—Sí, sí lo creo. —Afirmó el villano, mirándola atentamente. Ella se veía feliz, y él deseaba verla así durante toda la eternidad, pero sabía que mañana todo cambiaría para ellos. — ¿Así que me trajiste a una cita?

—Digamos que sí, ¿y sabes qué es lo mejor? Que aquí puedo hacer cualquier cosa, puedo ser totalmente libre. —Habló la chica de ojos azules antes de empezar a correr por todo el lugar.

 El chico de cabello blanco y negro la observó, ella se veía tan feliz pero él sabía que eso no duraría ya que mañana todo cambiaría para los dos: luego de la coronación debería asesinarla.

  No puedo hacerle eso, pensó el descendiente de Cruella, al menos no si Jane sigue estando hechizada. Si voy a arruinar todo entre nosotros, entonces primero la dejaré ser ella misma.

 Cuando salió de sus pensamientos se dio cuenta de que la pequeña hada había dejado de correr y ahora estaba sentada en el suelo, admirando el hermoso paisaje que los rodeaba, así que él imitó su acción.

— ¿Por qué decidiste compartir este lugar tan especial para ti con una persona como yo? —Dudó el pecoso.

—Esa es una pregunta fácil de responder, ¿sabes? —Habló la mejor amiga de Lonnie, mirándolo a los ojos, tomó sus manos y entrelazó sus dedos. —Lo hice porque tú fuiste la única persona que me vio cuando era invisible, tú me mostraste que debo ser yo misma, gracias a ti soy una persona completamente diferente a la que era hace unos años. Tú mejoraste mi vida desde que llegaste al reino. —Respondió ella.

  Y estoy a punto de arruinártela, pensó el villano.

—Tú lograste que sintiera algo que no había sentido antes por ninguna chica. —Dijo Carlos.

—Pero sí lo sentías por Jay. —Replicó la chica a la que habían hechizado, alzando una ceja.

— ¿¡Y tú cómo te diste cuenta de eso!? —Preguntó él, confundido y sorprendido por la astucia de Jane.

—Oh, vamos, ¿crees que soy estúpida? —Le recriminó la pequeña hada. —Ambos eran muy obvios con todas esas indirectas, esas miradas, los abrazos; los celos de él...

—Supongo que sí fuimos muy obvios. —Admitió De Vil, haciendo una mueca.

—Sí pero eso ya no importa porque cuando te veo a los ojos sé que sientes algo mucho más fuerte por mí. —Exclamó Jane con seguridad.

— ¿Eso es un sexto sentido de hada? —Cuestionó el pecoso, intrigado.

—Tal vez sí, o tal vez no. —Respondió la joven de ojos azules, encogiéndose de hombros.

—Así que te haces la misteriosa. —Dijo el chico de cabello blanco y negro, divertido.

—Todo el mundo tiene secretos, De Vil. —Masculló la mejor amiga de Lonnie para luego guiñarle el ojo.

—Yo no. —Se opuso el pecoso, aunque ambos sabían que ése era uno más de sus engaños.

—No me mientas a mí. —Le recriminó la descendiente del hada madrina, que no había olvidado el momento en el que había hablado con Mal y Evie y ellas se habían negado a contarle algo que había sucedido entre el pecoso y una villana que se creía princesa.

—Yo no tengo razones para engañarte. —Aseguró Carlos, tomándola de las mejillas y acercando su rostro al de ella.

—Entonces pruébalo. —Lo desafió Jane, aproximándose aún más a él y mirándole los labios con deseo.

 Mientras tanto, la chica de cabello azul se abrió paso entre la multitud mientras las lágrimas caían por sus ojos, su corazón estaba roto y lo único que deseaba era estar completamente sola para poder desahogarse hasta que su corazón sanara... o hasta que los villanos dominaran el mundo y ella pudiera asesinar al chico Bestia.

— ¡Evie! —La llamó el hijo de Tontín al verla a lo lejos, la princesa malvada simplemente lo ignoró y aceleró para poder marcharse pero el chico de lentes fue más rápido y llegó hasta donde estaba para entonces tomarla del brazo. — ¿No escuchaste que te estaba gritando? —Le recriminó a la joven que le estaba dando la espalda.

—Sí pero necesito irme de aquí. —Respondió la descendiente de Grimhilde, con la voz quebrada por el llanto.

— ¿Qué te pasa, bonita? —Preguntó el enano, preocupado. — ¿Quieres que te acompañe?

—No te interesa lo que me pasa, quiero estar sola. —Masculló la villana.

—Claro que sí me interesa, tú me importas, preciosa. —Afirmó Doug.

—Pues aunque te importe sé que me lastimarás, todos lo hacen así que me iré. —Dijo la chica de cabello azul.

— ¿De qué estás hablando? Yo jamás haría tal cosa, Evie. —Aseguró el chico de lentes, la princesa malvada bufó antes de darse la vuelta para enfrentarlo de una vez por todas.

—Basta, no insistas más, no quiero estar en este estúpido desfile y no hay nada que puedas hacer o decir para impedir que me marche. —Gruñó la descendiente de Grimhilde, ya harta de él, volvió a voltearse con la intención de irse.

— ¡No puedes hacer eso! —Se opuso el enano, volviendo a tomarla del brazo con fuerza, no iba a dejar que ella lo rechazara. —Sé lo que tú y los demás le hicieron a Jane.

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