Capítulo 11: «Ella ya no es la misma»

 La chica de ojos azules bajó del escenario y la primera persona que corrió a abrazarla fue su mejor amiga, luego se le unieron Carlos y Evie.

— ¡Estoy tan orgullosa de ti! —Dijo la hija de Mulán, sonriendo. —Lo hiciste realmente perfecto.

—No sabía que tenías tanto talento. —La halagó la princesa malvada.

—Tienes una voz angelical, estoy orgulloso de ti y sé que tu padre también lo está, en donde sea que esté. —Habló el chico de cabello blanco y negro.

—Yo no puedo ir a felicitarla porque la detesto y mentirle en la cara diciéndole que estoy feliz porque ella pudo cantar no es mi estilo, pero Jane cree que eres su amiga así que deberías ir a demostrarle tu apoyo. —Murmuró el chico de cabello largo en el oído de Mal. —No nos iremos de aquí hasta que la abraces.

—Te odio. —Gruñó la descendiente de Maléfica, mirándolo con desprecio, luego sonrió falsamente y empezó a caminar hacia donde estaba la pequeña hada.

—Hola a todos, espero que estén teniendo una magnífica tarde y les agradezco por venir como lo hacen cada año, hoy tengo un anuncio importante que hacerles así que le voy a pedir a una chica especial que me acompañe. —Anunció el futuro rey de Auradon desde el escenario, observó de reojo a la chica de cabello morado y ella apretó los labios antes de subir y colocarse a su lado con una sonrisa falsa. —Ella es Mal, es una chica maravillosa.

— ¿¡Quién te crees que eres!? —Gritó Audrey, desde el público.—¡Eres una copia de tu madre!

—Ella es mi novia. —Aclaró el castaño, dirigiéndole una mirada de desaprobación a la hija de Aurora.

—Perdiste el buen gusto en mujeres cuando me cambiaste por esa villana peligrosa y malvada. —Replicó la princesa de vestido rosado antes de acomodar su cabello.

—No le digas así, ella no es como su madre. —Dijo el descendiente de Bella y Bestia.

— ¿Y cómo estás tan seguro de eso? —Intervino Chad, cruzándose de brazos.

—Porque en sus ojos hay bondad y cariño, ustedes no la entienden como yo lo hago, chicos. —Explicó el futuro rey, sin perder la paciencia.

—Hay algo en lo que ellos tienen razón, Bennyboo. —Replicó la ojiverde para luego bajar del escenario y acortar la distancia que la separaba de la pareja que la había insultado. —Soy una villana, ¿y quieren saber de qué soy capaz de hacer? Permítanme demostrárselos. —Prosiguió con una sonrisa malvada.

  Evie, Jay y Carlos intercambiaron miradas.

—Intervención. —Susurraron los tres a coro, ya que tenían códigos para todo tipo de situaciones.

—Oh no, no se entrometan, no me arruinen la diversión. —Pidió Jane, haciendo pucheros.

—Algo me dice que esto no va a salir bien. —Se lamentó la joven guerrera, negando con la cabeza.

 La líder de los hijos de villanos sacó su libro de hechizos de su chaqueta y lo abrió, empezando a buscar un encantamiento.

— ¡Intervención! —Repitieron sus mejores amigos antes de acercarse rápidamente.

—M, no pierdas tu valioso tiempo con estos dos estúpidos, tenemos cosas más importantes que hacer. —Dijo la hija de Grimhilde, tomando su mano.

—Ella tiene razón. —Exclamó el descendiente de Jafar, tratando de hacer entrar en razón a la villana.

—Larguémonos de esta fiestecita. —Habló De Vil.

—Ay, que miedo, tus amiguitos vinieron a defenderte. —Masculló el príncipe rubio, sarcástico.

—Adelante, váyanse como los cobardes que son, después de todo no pertenecen aquí. Este es un evento familiar, y sus padres no están aquí así que vuelvan al agujero del que salieron. —Gruñó la ex novia de Ben. —Pero antes de que se marchen, tengo una pregunta para Mal: ¿tú y tu madre ya aceptaron que no son bienvenidas en ninguna fiesta?

—No, porque vamos a interrumpir cada fiesta que organicen. —Aseguró su archienemiga. —Dime, ¿tú y Aurora ya asimilaron que las dos están condenadas a dormir eternamente? — Cuestionó y miró de reojo a la rubia que se encontraba detrás de la castaña, le sonrió falsamente pero justo antes de que pudiera hacer algún hechizo, la chica de ojos azules se interpuso.

—Disculpen, antes de que se empiecen a maldecir entre ustedes, quiero decir algo muy importante. —Murmuró la mejor amiga de Lonnie, quien lucía bastante calmada, acomodó su cabello. —Tú dijiste que todos los que no teníamos padres debíamos marcharnos, así que lo haré porque en este reino siempre se cumplen todos los caprichos de una princesita primorosa presumida como tú, pero antes haré algo que siempre he deseado hacer: darte tu maldito merecido. —Advirtió, pero antes de que pudiera tocar a Audrey los hijos de villanos la sostuvieron para tratar de alejarla de la hija de Aurora.

— ¡No hagas esto! —Pidió el chico de cabello blanco y negro, que estaba usando toda su fuerza para evitar que la chica a la que habían hechizado golpeara a la princesa de vestido rosa.

— ¡Suéltenme, le voy a arreglar esa nariz operada! —Gritó la descendiente del hada madrina, forcejeando con sus amigos para poder ser libre.

—Si lo hago estaría acabando con tres de mis problemas al mismo tiempo pero eso sería demasiado fácil. —Replicó Jay, refiriéndose a la pequeña hada, a la castaña y a Chad.

— ¡Esta perra es demasiado fácil! —Alzó la voz Jane, sin dejar de forcejear, furiosa.

—Bueno, por fin alguien lo dijo. —Susurró Evie para luego reírse.

—Carlos, déjame. —Suplicó la chica de ojos azules.

—Si lo hago, sé que te vas a meter en problemas, así que la respuesta es no. —Se opuso el menor de los descendientes de villanos.

—Ya tengo bastantes. —Replicó Jane, como si estuviera orgullosa de eso.

—Y vas a tener más, hija. —Sentenció la directora de Auradon Prep, cruzándose de brazos y observándola con decepción y enojo.

—Ahora sí quieres irte, ¿no? —Murmuró la chica de cabello morado en el oído de la pequeña hada, quien asintió con la cabeza y entonces sus amigos la soltaron.

—La próxima vez que te metas conmigo, te mandaré a dormir en un sueño eterno pero ningún príncipe va a poder rescatarte. —Amenazó la mejor amiga de Lonnie, señalando con el dedo a la descendiente de Aurora. — ¡Odio este lugar! —Gritó antes de marcharse corriendo sin siquiera mirar atrás.

  Los hijos de villanos intercambiaron miradas y también se retiraron antes de que alguien los reprendiera.

 El futuro heredero al trono bajó del escenario para ahora acercarse hacia donde estaban sus padres.

—Temía que algo como esto sucediera. —Se lamentó Bestia, negando con la cabeza.

— ¡Esto no es culpa de ellos! —Habló el príncipe castaño rápidamente.

—No, hijo. —Mencionó el rey. —Es tuya.

— ¿Qué? —Susurró Ben, algo shockeado, sus padres lo miraron y empezaron a alejarse de él. —Mamá...—La llamó, pero ella no volteó a observarlo.

—Te advertí que esto era una pésima idea, pero nunca me escuchas. —Le recriminó Audrey, molesta.

—Si algo le sucede a mi novia por culpa de esas parias indeseables, te las vas a ver conmigo, Beast. —Le advirtió el hijo de Cenicienta, luego ambos se alejaron del futuro heredero al trono.

—Genial, ahora mi mejor amiga tiene más motivos para odiar este día. —Dijo la descendiente de Mulán, suspiró. —Será mejor que vaya a calmarla. —Añadió antes de empezar a caminar hacia el interior de la residencia.

  Unos minutos más tarde, abrió la puerta de la habitación que compartía con Jane y se sorprendió un poco al ver a la chica de ojos azules mirándose en el espejo.

 Al menos no ha roto nada esta vez, pensó la mayor.

— ¿Jane? —La llamó mientras se acercaba hacia ella, que estaba sentada en el suelo, así que imitó su acción. — ¿Crees que el comentario de Audrey haya sido un motivo suficiente para tratar de golpearla?

—No me gustó que esa princesita primorosa se metiera con los chicos y tenía que hacer algo, supongo... —Murmuró la pequeña hada, encogiéndose de hombros.

—Sé que tus intenciones fueron buenas, pero ¿tenías que gritarle que es una chica fácil y que su nariz está operada? —Le recriminó su mejor amiga, alzando una ceja.

—Solo fui sincera, eso no es un crimen. —Se defendió la hija de la directora.

—No hiciste lo correcto. —Comentó Lonnie, seria.

— ¿Y ella sí lo hizo? ¿Acaso tener una corona le da el derecho de insultar a Mal, Evie, Jay y Carlos? ¿O le da el derecho de hablar sobre mi padre? —Replicó la chica de ojos azules, observándola con atención.

—Todo esto es por él, ¿verdad? —Dudó la joven guerrera, pues conocía perfectamente a su compañera de habitación. Inmediatamente la rodeó con sus brazos. —Aún te duele que se haya ido. —Afirmó, mientras acariciaba su cabello lentamente.

—Papá se fue por mi culpa. —Se lamentó Jane. — ¡Es mi culpa! ¡Todo es mi culpa!

  En el mismo edificio, los cuatro hijos de villanos ingresaron a la habitación de Jay y Carlos y la descendiente de Maléfica cerró la puerta para acto seguido empezar a caminar de un lado hacia otro, evidentemente nerviosa; mientras los demás la miraban confundidos.

—M, ¿qué pasa? —La princesa malvada fue la primera que se atrevió a romper el incómodo silencio que se había formado.

—Habla, cuéntales lo que hiciste, De Vil. —Gruñó su novia, observando al menor del grupo con desaprobación.

—Lo único que hice fue cocinar ese desayuno para Jane, no entiendo que hay de malo en eso. —Exclamó el pecoso, dejándose caer en su cama.

—El enano tiene razón, M. —Habló el chico de cabello largo.

— ¡Este idiota es un irresponsable! —Insistió la ojiverde, furiosa.

—Ay mi vida, no seas tan dura con él. —Pidió Evie, acercándose hacia la chica de cabello morado y tomando sus manos.

— ¡Le preparó esa comida con la manzana entera! —Informó la líder de los hijos de los villanos, entonces los cuatro intercambiaron miradas y nadie dijo nada por unos cuantos minutos.

—No veo que hay de malo en eso. —Dijo finalmente el descendiente de Jafar, sentándose en su cama.

—Espera, recuerdo que nos dijiste que un solo mordisco o una sola porción de esa fruta sería suficiente para que ella se convirtiera en una de nosotros, entonces... —Empezó la chica de cabello azul.

—No entiendo. —La interrumpió Carlos, haciendo una mueca.

—Yo tampoco. —Bufó el ladrón del grupo.

— ¡Le diste la maldita manzana entera, entonces el hechizo que pusimos en esas frutas la va a afectar muchísimo! —Explicó Mal, tratando de no perder el control.

—No comprendo. —Habló el chico de cabello blanco y negro, frustrado.

—Yo tampoco. —Repitió Jay, luego rascó su nuca. La descendiente de Maléfica le arrojó una almohada, que él atrapó antes de que lo golpeara en la cara, pero su compañero de habitación no tuvo tanta suerte cuando la chica le arrojó otra almohada pues el objeto sí le dio en la cara.

—No perdamos la calma, chicos. —Intervino la hija de Grimhilde. —La magia negra puede correr por sus venas, pero aún así podremos controlar a Jane.

—Ése es el problema: Si hay tanta maldad corriendo por sus venas, ni siquiera nosotros podremos manipularla. —Musitó la chica de cabello morado.

— ¡Oh, ya entendí! —Exclamó De Vil, sonriendo victorioso al comprender la gravedad de la situación, pero luego su expresión se tornó seria. —Uhm, esto es malo, es terrible; es horrendo, ¿¡acabo de condenarla a una muerte segura!? —Cuestionó con preocupación.

— ¡Claro que no, tarado! —Se opuso Mal.

— ¡Qué bueno! —Intervino el pecoso, aliviado. —Por un momento creí que me convertiría en un asesino.

— ¡Hiciste algo mucho peor! —Prosiguió la líder de los descendientes de villanos, que odiaba que la interrumpieran. — ¡Acabas de darle la oportunidad de hacernos caer uno por uno!

—Uh... Eso no suena nada bien. —Se lamentó Carlos, bajó la mirada. —Supongo que debería decir que lo lamento.

— ¡Eso no soluciona nada, grandísimo idiota! —Le recriminó la hija de Maléfica, sus ojos volvieron a brillar y el menor tragó saliva con dificultad. Ella se acercó hacia la cama de él para ahora volver a golpearlo en la cabeza. — ¡Más te vale que se te ocurra algo para arreglar el desastre que tú mismo causaste!

—Uhm, déjame pensar...—Susurró el pecoso, tomando su computadora portátil de la mesa de luz y encendiéndola. — ¿Crees que Google tenga una solución para esto?

— ¡Ya sé qué podemos hacer! —Gritó la princesa malvada, sonriendo. — ¡Le arruinaremos el cabello!

— ¿Y eso de qué nos serviría? —Preguntó su novia, cruzándose de brazos.

—Nos serviría para ganar tiempo. —Explicó Evie. —Ningún villano va a querer dominar el mundo luciendo horrible.

—Te estas olvidando de un pequeño e insignificante detalle, E. —Habló el descendiente de Cruella, mientras tecleaba en su computadora portátil. —Ella no es como nosotros, no tiene sangre villana.

—Oh...—Susurró la hija de Grimhilde, jugando con su cabello. —Pero vive aquí, en donde las apariencias importan, así que es un buen plan.

—Cariño, yo te amo...—Comenzó la chica de cabello morado, haciendo sonreír a su novia. —Pero ése plan es el peor del mundo.

—Oye, eso es muy ofensivo. —Se quejó la princesa malvada, arrugando su nariz.

—Solo estoy siendo sincera, E. —Replicó Mal, encogiéndose de hombros. —Ahora ¿por qué no volvemos a hechizar a esa hadita y le borramos la memoria?

— ¡No! —Se opuso el menor del grupo, los demás lo observaron. —Ella no ha tratado de detenernos, así que no tenemos que dañarla.

—No la defiendas. —Gruñó el chico de cabello largo. — ¡Será mejor que la encerremos en una lámpara! —Sugirió con una sonrisa malvada.

— ¡No! —Alzó la voz el pecoso, luego bufó. — ¿¡Qué tal si ella es claustrofóbica!?

—Podemos hacerle algo mucho peor, ¡le ensuciaremos la ropa! —Musitó la chica de cabello azul.

— ¡No te atrevas a hacer tal atrocidad, maldita! ¿¡Acaso no tienes corazón!? —Gritó De Vil, observándola con desaprobación.

—Claro que sí, pero no tengo piedad ni los demás sentimientos estúpidos que hay en este reino. —Se defendió la villana. —Soy la más hermosa de Auradon, no necesito nada más que eso para conseguir cualquier cosa. —Afirmó para luego guiñarle el ojo.

—Definitivamente tengo a la mejor amiga más presumida de todo el universo. —Dijo el pecoso, negando con la cabeza. —Pero lamento decirte que la belleza no dura para siempre, sabes que para dominar el mundo necesitas tener la oportunidad perfecta. Y si hacemos algo mal terminaremos muertos, por eso pensé que sería mejor renunciar a esto, dejar en paz a Jane y quedarnos aquí... donde hay más posibilidades de vivir mejor. —Murmuró e inmediatamente bajó la mirada, porque sabía que la respuesta de los demás probablemente no sería la que él esperaba.

— ¿¡Te volviste loco, De Vil!? —Le recriminaron sus mejores amigos, indignados ante semejante propuesta.

—Chicos, piénsenlo de esta manera. En casa luchábamos para sobrevivir, pero aquí podemos vivir... no como reyes y reinas, pero al menos estaríamos lejos de nuestros padres. —Insistió el chico de cabello blanco y negro, tratando de convencerlos.

—Yo merezco ser reina, y no voy a descansar hasta lograrlo, así que olvida esa estúpida idea. —Mencionó Evie, cuya ambición era más grande que su deseo de seguir sus sueños que no tenían nada que ver con la maldad.

—De ninguna manera vamos a traicionar a nuestra gente, así que nuestra prioridad es vigilar muy de cerca de esa pequeña hada para que no trate de quedarse con todo lo que debe ser nuestro. Es nuestra venganza, no la de ella. —Sentenció la descendiente de Maléfica. —Vamos a robarnos esa varita, regresar a casa y deshacernos de esa entrometida pero hasta entonces debemos seguir manipulándola.

— ¡Yo tengo la solución! —Dijo el ladrón del grupo, que había estado perdido en sus pensamientos, sus compañeros de aventuras lo observaron con impaciencia. —Jane no va a poder ponerse en nuestra contra si la destruyo ahora mismo. —Explicó para acto seguido abrir la puerta de la habitación y salir de la misma para buscarla, sin siquiera esperar una respuesta de sus amigos.

— ¿¡Qué!? ¡Jay, regresa! ¡Estamos en Auradon! —Lo llamó la princesa malvada, pero fue en vano ya que él ya estaba lejos, bufó. —Agh, iré a detenerlo antes de que arruine todo. —Informó antes de retirarse rápidamente del cuarto, dejando la puerta entreabierta.

 Mientras tanto, en la habitación de Jane y Lonnie, reinaba el silencio.

— ¿Por qué? —Dudó la joven guerrera, que no había dejado de acariciar el cabello de su mejor amiga porque sabía lo mucho que la necesitaba.

—Porque...—Empezó la descendiente del hada madrina, observando hacia el suelo, sus ojos brillaron por unos segundos y cuando aquel brillo desapareció ella apretó sus puños con fuerza. — ¿Qué te importa? Si te lo digo, vas a ir a contárselo a todos. —Gruñó, poniéndose a la defensiva.

—Pero ¿qué estás diciendo? —Preguntó Lonnie, frunciendo su ceño ante el repentino cambio de actitud de su compañera de cuarto. —Solo quiero ayudarte. —Aseguró.

—No quiero tu ayuda, tú ni siquiera me entiendes. —Masculló la chica de ojos azules, molesta. — ¡Tú siempre tuviste la familia perfecta así que lárgate! —Exigió, llena de celos y rencor.

— ¿Qué? —Murmuró la hija de Mulán, algo shockeada, cuando reaccionó se separó de ella para acto seguido incorporarse. —He estado aquí para ti siempre que me necesitaste, he intentado apoyarte y hacerte entrar en razón cuando te equivocaste pero no comprendo qué demonios te pasa, ¿y ahora quieres que me vaya? Está bien, lo haré, te dejaré sola ¿y sabes por qué? Porque esta nueva Jane no me gusta nada. —Añadió antes de retirarse, cerrando la puerta de un portazo.

  Justo en ese momento, la chica de cabello azul y el joven ladrón aparecieron rápidamente.

— ¡Jay, te dije que de ninguna manera puedes ir a last...! —Se quejó Evie, quien seguía a su mejor amigo e intentaba detenerlo antes de que cometiera una locura, pero ella se calló al percatarse de que su "amiga" acababa de salir al pasillo. — ¿Lonnie? ¿Qué haces aquí? —Inquirió, confundida.

—Comparto habitación con esa chica que ya no quiere ni tenerme cerca. —Exclamó la mejor amiga de Jane, furiosa. Los descendientes de villanos se sorprendieron un poco ya que nunca la habían visto así.

—Wow, alguien está de mal humor... —Susurró el chico de cabello largo.

—Tú estás empeorando mi día. —Le recriminó Lonnie, cruzándose de brazos.

—Uuuh, eso debió dolerle a tu ego, Jay. —Se burló la princesa malvada para luego reírse.

—Cállate. —Masculló el descendiente de Jafar, fulminando con la mirada a su compañera de crímenes.

—Fuera de mi camino, inútiles. —Gruñó la joven guerrera antes de empujarlos y alejarse de ambos mientras maldecía entre dientes.

—Wow, eso sí que no me lo esperaba. —Exclamó la villana más hermosa del reino, sorprendida.

 Al darse cuenta de que la chica de cabello azul estaba distraída, el ladrón se apresuró a ingresar al cuarto de Jane y la hija de Mulán sin siquiera golpear la puerta.

— ¡Lonnie, te dije que no quería verte! ¡Si vuelves a entrar así te juro que te vas a arrepentir! —Alzó la voz la pequeña hada, que estaba de espaldas, le arrojó un almohadón que el chico supo esquivar, entonces la dueña de la habitación se volteó rápidamente. — ¿Qué carajo quieres, Jay? ¿No ves que estoy ocupada odiando a mi mejor amiga?

—Entonces hagamos esto rápido. —Dijo el chico de cabello largo antes de acortar la distancia que los separaba. —Aléjate de Carlos.

— ¿Por qué seguiría el consejo de un ladrón? —Dudó la chica de ojos azules, alzando una ceja.

—No fue un consejo, fue una advertencia. —Replicó el villano. —Si no lo haces, te destruiré. —Amenazó, observándola con un semblante serio que podía intimidar a cualquiera.

— ¿Y crees que yo te tengo miedo? ¿A ti? —Prosiguió Jane, mirándolo de arriba hacia abajo para luego negar con la cabeza. — ¿Por qué me rebajaría a seguir las órdenes de una rata callejera?

—Escúchame bien, chiquita: ¿Crees que puedes insultarme y salir ilesa? Oh no, de ninguna manera lo permitiré. —Musitó el chico de cabello largo antes de empujarla de forma bruta, colocándola entre la pared y su cuerpo. —Te he soportado bastante pero ya me hartaste.

— ¿Ah si? Dime, ¿qué se siente saber que Carlos me desea más a mí que a ti? —Dudó la descendiente del hada madrina, sin siquiera mostrar ni un poco de temor.

—Dime, ¿qué se siente saber que puedo asesinarte con solo negar tu insignificante existencia? —Replicó el ladrón, alzando una ceja. —No existen las ha...

—Jay, basta, déjala en paz. —Lo interrumpió Evie, que acababa de entrar a la habitación, se acercó hacia ambos velozmente y colocó una mano en el hombro de su amigo. —Todos hemos tenido un día de mierda pero no por eso vamos a desquitarnos entre nosotros.

  Por otro lado, en el cuarto de los villanos, la tensión que había se podía cortar con una espada.

— ¿Qué crees que somos Jane y yo? —El pecoso rompió el silencio incómodo que se había formado entre ambos. — ¿Amigos? —Sugirió, arrugando la nariz.

—Enemigos, obviamente. —Respondió la descendiente de Maléfica, como si fuera lo más obvio del mundo.

—Ok, no puedo buscar eso en Google. —Exclamó el menor, frustrado. —A ver, ¿cómo salir de la friendzone? —Habló mientras tecleaba en su computadora portátil.

— ¿¡Crees que esto es tan fácil!? —Le recriminó la ojiverde, indignada. — ¿¡Que puedes ignorar que tienes que odiarla, tal y como detestas a cada persona que vive en este reino!?

— ¡No puedo hacer eso, M! —Se opuso Carlos. — ¡Siento otras cosas por esa chica, no lo puedo controlar! ¡Ahora que ella es mala gracias a lo que le hicimos, sé que tenemos que estar juntos!

 Al escuchar aquellas palabras, la líder de los hijos de villanos lo observó con seriedad antes de acercarse rápidamente hacia donde él estaba.

— ¿¡Perdiste la cabeza!? ¡Esa hadita es una de las buenas, tú eres un villano! ¡Reacciona, imbécil! —Masculló la villana para luego darle una bofetada. —Escúchame bien, el día de la coronación regresaremos a casa con la varita mágica te guste o no y vas a matarla. —Sentenció mientras sus ojos verdes brillaban con intensidad, así que el menor no tuvo más opción que asentir con la cabeza mientras tragaba saliva con dificultad.

  Lo que ambos ignoraban era que alguien se encontraba detrás de la puerta entreabierta y había oído aquella conversación.

—Ellos son los culpables de esto, por eso ella ya no es la misma. —Susurró la hija de Mulán, mientras pensaba en que ahora todo tenía sentido: por eso el descendiente de Cruella se había ofrecido a prepararle un desayuno a su mejor amiga, por eso Jane había cambiado radicalmente. Mal, Evie, Jay y Carlos estaban detrás de toda esa farsa. — Y yo... la dejé sola con esos dos, oh no. —Murmuró al percatarse del gran error que había cometido, negó con la cabeza y se alejó de la puerta para ahora empezar a correr.

 No te preocupes Jane, pensó Lonnie, voy a salvarte antes de que sea demasiado tarde. 

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