Capítulo 1: «La proclama de la perdición»

10 años después.

En la Isla de los Perdidos –un pedazo de tierra en el medio del mar, donde no había wifi ni oportunidad de escapar debido al puente roto y a la cúpula mágica que mantenía a sus habitantes encerrados para siempre– vivían todos los villanos y secuaces junto a sus descendientes para castigarlos por todas las maldades que los primeros les habían hecho a sus vecinos: los príncipes, princesas, reyes y reinas de Auradon.

  En esa prisión existía el odio, el resentimiento, la locura y la venganza. Sobrevivían con las pocas sobras que sus enemigos les enviaban.

Una chica de cabello morado se encontraba dando los detalles finales a su graffiti en una de las paredes de aquel lugar, sonrió victoriosa al terminar su dibujo, que consistía en la silueta de la temible Maléfica y en su interior había escrito “Long live evil”.

—They say I'm trouble, they say I’m bad. —Exclamó la ojiverde. — They say I'm evil, and that makes me glad. —Añadió, guardando las latas de spray en su mochila morada antes de colgársela en el hombro y empezar a avanzar por la calle.

—A dirty no-good, down to the bone. —El descendiente de Jafar caminó por uno de los techos para luego bajar por unas escaleras. —Your worst nightmare, can't take me home. —Les guiñó el ojo a unas chicas que pasaban por allí, entonces empezó a correr hacia el mercado, ya que era la hora perfecta para robar.

—So I've got some mischief, in my blood. —La princesa de la isla se subió a una mesa llena de comida y pateó algunos platos antes de bajarse de la misma con una sonrisa seductora. —Can you blame me? I never got no love.

—They think I'm callous, a low-life hood. —Un joven pecoso de cabello blanco y negro salió por una ventana abierta para acto seguido arrebatarle un pañuelo del cuello a un pirata que se encontraba por allí y empezó a correr rápidamente. —I feel so useless, misunderstood. —Gritó cuando llegó a la calle y le robó una manzana a una rubia con mechones rosados, sin percatarse de quien era, le dio un mordisco antes de arrojársela nuevamente. Se retiró sin siquiera mirar atrás.

—Mirror, mirror on the wall, who’s the baddest of them all? —Prosiguieron las chicas, caminando por las calles como si fueran las dueñas del universo. Vieron que Jay hacía piruetas por los techos para llegar a su destino antes que ellas, mientras que el pecoso despertaba a aquellos que dormían en las calles y corría lejos antes de que pudiera meterse en problemas. —Welcome to my wicked world, wicked world.

—I'm rotten to the core, core. Rotten to the core. I'm rotten to the core, core. —Los cuatro se encontraron en la parte trasera del mercado y el menor del grupo abrió la reja para dejarlos pasar. Inmediatamente, empezaron a desordenar las mercancías de todos los puestos que había, ya que eso les divertía. —Who could ask for more? I'm nothing like the kid next, like the kid next door. —Ellos observaron más allá de la cúpula mágica que los mantenía encerrados, a lo lejos se veía el reino de princesitas primorosas y príncipes encantadores a los que todos los villanos odiaban.

—I'm rotten to the, I'm rotten to the…—Tomaron unos palos y empezaron a golpearlos contra unas ollas para finalmente salir de allí por un atajo que ellos conocían perfectamente. —I'm rotten to the core. —Intercambiaron miradas antes de  golpear unas tuberías y separarse.

Carlos corrió por las calles, estaba tan distraído pensando en varias cosas que no se dio cuenta de que chocó con una rubia, ella cayó encima del cuerpo del chico.

— ¡Oye, rata callejera! Fíjate por dónde vas o te juro que…—Masculló ella, hasta que se percató de a quien le estaba hablando y sonrió. — ¡De Vil! Si tú me robas una manzana, entonces yo puedo hacer esto. —Dicho esto, la joven unió sus labios con los del chico de cabello blanco y negro, pero no fue correspondida; él la apartó rápidamente y se incorporó.

— ¿¡Qué mierda haces, loca!? ¡No puedes ir por las calles besuqueándote con todo el mundo! —Le recriminó para luego limpiarse los labios con asco. Estaba harto de que la pesada Sabrina –como él y sus amigos la apodaban– lo persiguiera todo el tiempo, ya que la chica tenía una gran obsesión con él. —Pero lo haces porque eres una zorra, aunque eso no te hará salir de aquí para que puedas apoderarte de un imperio. —Añadió, deseando que eso lograra ofender a la hija de Yzma para que se largara y lo dejara en paz.

—No te hagas el difícil, los dos sabemos que te encanta que lo haga. —La rubia se apresuró a rodearle el cuello con los brazos, sonriéndole. — El destino quiere que estemos juntos, tú y yo, dominando el mundo. ¡Seremos los reyes de esta isla! Me comprarás un castillo enorme…—Añadió, haciéndole señas a una de las villanas que se encontraba cerca de ambos para que la ayudara. La última corrió hacia ellos con sigilo y estuvo a punto de arrebatarle el pañuelo que Carlos sostenía en su mano justo cuando el descendiente de Jafar vio la escena desde uno de los techos así que bajó del mismo rápidamente y se colocó detrás de la chica que trataba de hurtarle a su mejor amigo.

—Me parece que tienes que ser más como tu hermanita y empezar a robarme besos a mí, ¿no lo crees, gatita? —Susurró en su oído, logrando que la última se sobresaltara. Con un rápido movimiento, la hizo darse vuelta y la tomó de la cintura con firmeza, acortando la distancia que los separaba. —Podría olvidarme de esto si me convences…—Sugirió, encogiéndose de hombros. La descendiente mayor de Yzma le sonrió y le miró los labios con deseo.

— ¡Jay! ¿¡Qué carajo haces tratando de intercambiar saliva con ésta perra!? —Alzó la voz la chica de cabello azul, acercándose a toda velocidad junto a la descendiente de Maléfica, entonces separó a su amigo de su archienemiga. — ¿Por qué no le sacas algo, como la virginidad...? Ah no, es verdad, esa ya no la tienes hace rato. —Se burló, mientras su mejor amiga empujaba a la chica que estaba obsesionada con el menor del grupo.

—A ver, pequeña descerebrada, ¿qué parte de no toques a De Vil no entendiste? —Le gruñó la chica de cabello morado. —Nunca le interesaste y voy a lograr que nadie se vuelva a fijar en ti después de que te rompa la cara. —Le advirtió, apretando los puños.

— ¿Nunca te cansas de hablar de mí? A eso se le llama no tener vida propia. —Le contestó la mayor de las hermanas, cruzándose de brazos.  —A ver, tú no tienes virginidad, dignidad; buen gusto, sentido de la moda... ni padre, y ahora tampoco tienes corona. —Valentina empezó a enumerar para luego tomar la tiara de Evie y reírse, alejándola de su alcance.

—Anda, haz lo que quieras, no te tengo miedo. —La provocó la rubia que se había atrevido a molestar al menor del grupo. —Puedes golpearme todo lo que quieras pero eso no logrará que tu padre recuerde tu patética existencia. —Exclamó, logrando que los ojos de Mal empezaran a brillar.

—Y tú puedes acosar a cualquier chico de la isla pero eso no hará que tu progenitor deje de ser un viejo loco…—Replicó la última. —Nadie me habla del incompetente de mi padre sin que le de su merecido. —Dicho esto, la empujó y Carlos se apartó rápidamente ya que no tenía intenciones de cargarla, logrando que los cuatro amigos se rieran cuando Sabrina cayó al suelo.

La líder del grupo se colocó encima de su víctima para ahora empezar a golpearla, rápidamente la rubia mayor le entregó su cartera al chico de cabello largo para que se la sostuviera y se metió en la pelea para defender a su hermana. La descendiente de Grimhilde aprovechó la oportunidad para sacar el maquillaje de la cartera de Valentina y se lo guardó en su bolso, ya que una dama elegante como ella jamás pelearía pues era una princesa.

  Pero la diversión no les duró mucho ya que unos minutos más tarde, oyeron unos gritos que se acercaban hacia ellos y las hermanas visualizaron a los duendes mientras que la gente corría para alejarse de su camino.

Las hijas de Yzma dejaron de pelear y se retiraron rápidamente como si su vida dependiera de ello, pues ambas sabían que no les convenía estar cerca cuando la peor villana de todas llegaba.

— ¡Huyan, cobardes! ¡No vuelvan a meterse con nosotros o las mataré! —Gritó la líder del grupo, antes de entregarle la corona que Valentina le había robado a Evie.

— ¿Otra vez peleando, Mal? Que decepción. —La emperatriz del mal, que acababa de aparecer, negó con la cabeza.

La ojiverde se volteó, acomodó su cabello y sonrió victoriosa.

—Hola mamá. —Dijo la chica de cabello morado. —Esas perras se lo merecían. —Se defendió, mientras sus tres amigos retrocedían un poco pues le temían a la gobernante autoproclamada de la isla.

Los hijos de villanos se percataron de que la mujer parecía estar de buen humor, eso jamás era una buena señal.

  Mientras tanto, en el patio delantero de la preparatoria Auradon, la banda escolar ensayaba un tema de bienvenida mientras que tres estudiantes hablaban sobre el evento más importante del reino.

— ¡Ni por todas las varitas mágicas del mundo me perdería esta coronación! —Chilló emocionada la descendiente del hada madrina, observando a sus amigas. —Aunque todavía no he encontrado un vestido para usar ese día.

—Yo puedo ayudarte a elegir uno, o si quieres podemos ir de compras. —Sugirió Lonnie, sonriéndole. —Yo necesito zapatos nuevos.

— ¿¡Cómo puede ser que aún les falten esas cosas!? No puedo creerlo. —Habló la castaña, negando con la cabeza. —A diferencia de ustedes, yo ya he elegido todo, de hecho hoy tengo mi quinta prueba de vestido luego de la escuela. —Alardeó antes de acomodar su cabello, entonces su novio apareció detrás de ella.

—Hola mi amor. —Murmuró el hijo de Bella y Bestia, sorprendiéndola. Audrey se volteó para besarlo apasionadamente.

— ¡Hola Ben! —Gritaron al unísono Jane y la descendiente de Mulán, logrando que la parejita se separara.

—Hey, chicas. —El futuro rey les sonrió con amabilidad antes de mirar nuevamente a la hija de Aurora y Felipe. —Cariño, ¿recuerdas que te conté que había algo muy importante que quería contarles a mis padres?

—No, creo que olvidaste mencionarme eso. —Respondió la hija de Aurora, quien parecía bastante desinteresada en todo lo que se relacionaba con él.

—Yo me acuerdo de eso, él lo dijo cuando salimos a festejar porque el equipo de Tourney ganó el partido de ayer, pero estabas muy ocupada maquillándote como para prestarle atención. —Comentó la chica de ojos azules, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de la castaña. — ¿Dije algo malo? Perdón. —Se disculpó apenada y bajó la mirada antes de retroceder un poco.

—Bueno, ¿qué pasa con eso? —Dudó Lonnie, curiosa.

—Les dije que era mi primera proclama y la aceptaron... —Contestó el chico, que lucía muy feliz.

— ¿Ah si? ¿Y cuál es? ¿Nombrarme reina antes de que nos casemos? —Sugirió Audrey, mirándolo de reojo y sonriéndole con emoción.

—No. —Él negó con la cabeza y observó a las tres chicas, esperó unos segundos antes de hablar. —Algunos hijos de villanos vendrán a vivir aquí, son los descendientes de Cruella De Vil, Jafar; la reina malvada y Maléfica. —Informó, algo nervioso. La primera que reaccionó fue su novia, quien le dio una cachetada.

— ¿¡Qué!? —Gritó la última, indignada. — ¿¡Te volviste completamente loco!? ¿¡Cómo puedes hacer algo tan cínico!? —Le recriminó, con los ojos llenos de lágrimas, pues sabía todo lo que esa bruja le había hecho a su familia.

—Pero todos merecemos una oportuni... —Empezó a hablar el hijo de Bella y Bestia.

— ¡No puedo creer que creas en eso! ¡Son villanos, Ben! —Lo interrumpió Audrey, negando con la cabeza. —Espero que cuando te des cuenta de este error no sea demasiado tarde. —Añadió antes de retirarse rápidamente con elegancia, pues no dejaba de ser una princesa y debía lucir elegante todo el tiempo.

—Preciosa, no te vayas, hablemos de esto…—Suplicó él, empezó a avanzar dispuesto a seguirla pero las chicas lo tomaron del brazo para evitar que lo hiciera. — ¿Qué piensan de esto? —Preguntó, deseando obtener una respuesta positiva por parte de sus amigas.

—Me parece que es una buena idea. —Dijo Jane con una sonrisa, pues su madre le había inculcado que siempre había que darles oportunidades a todas las personas.

—No me gusta darle la razón a Audrey pero esto no me da buena espina…—Murmuró la descendiente de la mujer que había salvado China, haciendo una mueca. —Aún así, espero que ellos no intenten hacernos nada malo.

—Ben... —Lo llamó la chica de ojos azules, él la miró. —Deja que Audrey se calme antes de tratar de hablar con ella.

—Si vas a perseguirla ahora, te arrojará algo. —Añadió su mejor amiga.

—Sí, tienen razón, supongo que debí haber sido más delicado... —El príncipe les dio la razón. —Sí que me dolió ese golpe. —Susurró, tocándose la mejilla que aún le dolía pues esa princesita primorosa sí que tenía fuerza, pero sonrió cuando vio que el vehículo real estacionó.

  Esto será emocionante, pensó Ben, tratando de ocultar sus nervios.

Pero su sonrisa se transformó en una mueca cuando oyó pasos y miró a su costado solo para percatarse de que la castaña había regresado.

—A pesar de que sigo enojada contigo y no voy a perdonarte por esto, Bennyboo, quiero que sepas que por nada del mundo me perdería la oportunidad de conocer a estas parias…—Mencionó la descendiente de Aurora, el príncipe la miró extrañado. —Digo, a los nuevos estudiantes de intercambio. — Se corrigió antes de arreglar su cabello y tomar su mano, entrelazando sus dedos.

La banda escolar empezó a tocar cuando la puerta de la limusina se abrió y la primera que descendió fue una chica de cabello azul, que parecía una princesa dark. La joven empezó a dar un par de vueltas con elegancia, observando el lugar con fascinación, con una sonrisa enorme en su rostro. Pero la misma desapareció al ver a las personas que estaban paradas frente a ella y se cruzó de brazos.

  Mal empujó a sus amigos fuera del auto, quienes se estaban peleando por dulces, antes de descender del mismo. La música se detuvo y todos observaron a los chicos que no dejaban de discutir, aún estando en el suelo.

—Ay, que inmaduros son. —Masculló la chica de cabello morado, se cruzó de brazos y finalmente pateó a los hijos de villanos. — ¿Pueden dejar de ser animales por cinco minutos? —Gruñó.

—No. —Se opuso el chico de cabello largo, mientras despeinaba el cabello de su mejor amigo y se comía varios dulces que habían caído al suelo. La líder del grupo los miró con seriedad, sus ojos empezaron a brillar y los chicos se separaron.

—M, tenemos público... —Susurró Evie, dándole un codazo a su mejor amiga, quien suspiró y cerró los ojos para luego abrirlos cuando logró tranquilizarse; entonces les mostró su mejor sonrisa falsa a toda la gente que había venido a darles una bienvenida.

—Hola, bonita…—Jay le mostró su mejor sonrisa coqueta a la chica que no había soltado la mano de su novio en ningún momento. Ella se rió como una tonta enamorada y empezó a avanzar hacia el joven ladrón, con la intención de poner celoso al príncipe de Auradon.

—Aléjate de mi hermano, princesita primorosa con obsesión con el rosa. —Le advirtió la ojiverde, interponiéndose en su camino. —Sé que los villanos rompemos las reglas y todo lo que aquí supongo que se dice pero valoramos mucho nuestro espacio personal, así que no te nos acerques a menos que quieras terminar en un…

— ¿Y tus modales, querida? Estamos en un reino, así que yo como el príncipe de Agrabah que debí haber sido me presentaré primero. —La interrumpió el chico de cabello largo. —Mi nombre es Jay, hijo de Jafar y el dueño de tu corazón. —Comentó antes de arrojarle un beso a Audrey, mientras que el menor del grupo los observaba con seriedad.

  La chica de ojos azules se adelantó con timidez para ahora observar a los recién llegados.

—Bienvenidos a la preparatoria, yo soy Jane, la descendiente del hada madrina que también es la directora de esta institución. —Se presentó ella.

— ¿El hada madrina? ¿La del bibidi babidi bú? —Dudó Mal, alzando una ceja.

— Sí, esa misma, aunque ya no usa su magia pero eso no es importante. —Afirmó Jane, encogiéndose de hombros.

— ¿Qué habrá pensado Cenicienta cuando ella apareció con su varita brillante y una sonrisa y esa varita brillante? —Inquirió la chica de cabello morado, sonriendo.

—Eso fue hace bastante tiempo, mi mamá lamentablemente no pudo venir a recibirlos pero me ha pedido que sepan disculparla porque es una mujer muy ocupada, pero estamos a su servicio. Si necesitan algo, pueden contar con todos nosotros. —Aclaró, señalando a todos los que habían venido a recibirlos. —La que está ahí atrás es Lonnie, hija de Mulán, nuestras habitaciones en la residencia están muy cerca así que si quieren venir a charlar pueden hacerlo. Pero no salgan de sus cuartos después de las 10:00, porque empieza el toque de queda y mi mamá es algo estricta con los horarios. —Dijo, señalando a su mejor amiga rápidamente.

—Gracias, Jane. —El castaño le sonrió a su amiga. — ¡Es un gusto conocerlos, chicos! Soy Ben.

—Príncipe Benjamín, futuro rey de Auradon. —Habló rápidamente la descendiente de Aurora. —Así que ¿que están esperando para hacer una reverencia? Están ante la realeza.

— ¿Príncipe? ¡Amo a los príncipes! — La chica de cabello azul se apresuró a adelantarse hacia donde estaba la pareja al oír aquello. —Mi mamá es una reina así que eso me convierte en la princesa Evie, tengo tanto linaje real como ésta chica que tiene una horrible obsesión con el rosa. —Exclamó antes de inclinarse ante ambos, recibiendo una sonrisa por parte del hijo de Bella y Bestia.

—La reina malvada no tiene ningún título aquí, así que tú tampoco. —La corrigió Audrey, sonriendo falsamente, Evie la observó con seriedad y odio. Deseó tener una manzana envenenada para poner a dormir a esta princesita para siempre.

—Ella es Audrey. —Dijo el castaño rápidamente, con amabilidad.

—Princesa Audrey, su novia, ¿cierto, Bennyboo? —Ella lo observó antes de unir sus labios en un apasionado beso.

—Ugh, me dan asco. —Susurró la descendiente de Maléfica, haciendo una mueca.

—Si vas a vomitar, no lo hagas sobre las flores, vomita sobre su horrenda ropa; le harás un favor al mundo. —Murmuró el pecoso antes de adelantarse y limpiarse el chocolate de la boca con su mano. —Yo soy Carlos De Vil, futuro diseñador famoso en la Isla y en este reino, bisexual; amante de la moda, las manchas, la ciencia y todo lo que tenga que ver con varitas mágicas. —Dijo antes de guiñarle el ojo a la chica de ojos azules.

—Pienso que te gustan más las cobras, ya sabes de qué hablo. —Sugirió el chico de cabello largo, que no perdía la oportunidad de coquetear con su mejor amigo… ni con nadie en el mundo.

—Jay, no es momento para tus comentarios con doble sentido ahora. —Le advirtió la ojiverde. —Yo soy Mal, la hija de Maléfica, amante de la magia. —Se presentó, jugando con su cabello.

— ¿Sabes qué? No te culpo porque tu madre trató de matar a mis padres. —Mintió rápidamente la castaña, observándola con odio. —Oh, mi mamá es Aurora, la Bella…

—Durmiente, sí, he oído sobre ella durante unos 16 larguísimos años…—La interrumpió su archienemiga, mirándola con resentimiento. —Yo tampoco quiero culpar a tus abuelos por invitar a todo el reino, excepto a la gran emperatriz del mal, a esa estúpida fiesta.

—Dejemos el pasado atrás. —Sugirió Audrey.

— ¡Claro! —Accedió Mal, ambas se rieron falsamente.

—Ok, que interesante charla sobre magia, animalitos y fiestas. Pero lamentablemente tenemos que irnos porque tenemos un horario escolar que cumplir, aunque ustedes empezarán sus clases mañana y hay una obligatoria que es dictada por mi mamá, es a las 7 así que no lleguen tarde. —Exclamó la descendiente del hada madrina, sonriendo con amabilidad. —Que tengan buenos días, Ben y Audrey van a mostrarles el lugar, así que adiós. —Se despidió con un gesto de su mano antes de retirarse junto a su mejor amiga y la banda escolar hacia el interior del edificio.

  Cuando las dos chicas empezaron a caminar por el pasillo para dirigirse hacia sus casilleros, Lonnie suspiró hondo.

—Eso salió bien, supongo. —Dijo ella, rompiendo con el silencio incómodo que se había creado entre ambas. — Tu mamá estará orgullosa de ti cuando le cuentes que la bienvenida fue perfecta.

—Sí, espero que ella lo esté, siempre me alienta a que sea la mejor versión de mí misma. Pero hay algo que me preocupa… —Empezó la chica de ojos azules. — ¿No crees que los chicos nuevos están un poco bastante interesantes en el artefacto más poderoso del reino?

—Jane, cálmate, ellos vienen de un lugar en el que no pueden tener ningún tipo de acceso a la magia; es normal que tengan curiosidad. —La tranquilizó su mejor amiga antes de sonreírle cuando llegaron a sus casilleros y tomaron sus cosas para ahora guardarlas en sus bolsos.  —Vamos, no hay que llegar tarde a clase.

Lo que las chicas ignoraban era que los hijos de villanos tenían una misión que cumplir.

  Auradon caería esa misma noche.

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