Capítulo 03

Los rayos de sol se colaban levemente por las gruesas cortinas negras de la habitación. En el centro de esta, se encontraba un joven durmiendo plácidamente entre las sábanas oscuras de la cama, la blanca piel del chico se iluminaba como porcelana por la tenue luz, dándole una expresión angelical.

Poco a poco Jisung empezó a abrir los ojos, un poco confundido. Su cuerpo se sentía totalmente satisfecho, como si todo el estrés y las preocupaciones que había tenido en los últimos días se hubieran esfumado de un momento a otro. Una tonta sonrisa no se pudo evitar formar en sus labios apenas recordó los sucesos que habían pasado esa noche. Tal y como un niño pequeño, empezó a patalear al aire por la emoción; cosa que tuvo repercusión casi al instante, ya que un potente dolor se instaló en su cadera haciendo que de su garganta saliera un quejido.

Con un poco de dificultad, se levantó de la cama y fue directo al baño a pasos lentos. Ya ahí, no pudo evitar mirar su reflejo en el espejo del lavamanos. Su cabello se encontraba desordenado, sus labios aun hinchados por la intensa sesión de besos de la noche anterior, y en su torso se encontraban varios chupetones morados, como si Minho hubiera intentado jugar a "Une los puntos" en su pecho. Pero a pesar de esa imagen tan desordenada, se podía decir que se encontraba radiante; sus ojos tenían un brillo tan especial que no había visto jamás reflejados en ellos y una típica sonrisa boba adornaba sus labios.

Finalmente, decidió meterse en la ducha. Su cuerpo adolorido era relajado por las gotas calientes que salían de la regadera, todo el baño olía al característico aroma a menta que desprendía Minho, y eso por alguna razón lograba calmarlo aún más.

Siempre que había visto al chico caminar por los pasillos de la escuela se le podía ver con un aura relajada y despreocupada, nunca importándole lo que dijeran los demás de él y simplemente seguía su camino. Jisung nunca experimentó sentimientos hacia él castaño como los que estaba sintiendo en ese momento. Había sentido admiración, pero jamás cariño o afecto. Era muy pronto para decir que estaba enamorado, pero definitivamente si sentía algo por el dulce y sexy joven.

A penas hubo acabado, cerró el grifo de la regadera y se secó con una de las toallas que Minho tenía en su baño, salió del pequeño cuarto y se dirigió automáticamente al armario que se encontraba en la habitación del castaño. Al parecer a ninguno de los dos se les había ocurrido pensar en que vestiría Jisung después de haberlo hecho; así que con un poco de vergüenza, buscó donde tenía su ropa interior Minho, agarro unos boxers y se los puso, que le quedaban tan largos como un short, agarro los mismos jeans que había usado la noche anterior, los cuales eran lo único "limpio" que quedaban de toda su ropa, finalmente buscó entre las camisas del chico alguna que no le quedara tan grande. No pudo evitar sonreír cuando vio una que se le hacía realmente conocida. Era una camisa que le había visto muy pocas veces puesta, pero la amó desde la primera vez que la vio. Era de un color azul en la parte inferior hasta el pecho y de rosa en la parte superior, Jisung siempre había pensado que contrastaba bastante con la personalidad del castaño, que ese chico se volvía adorable cuando la traía puesta.

Sin dudarlo ni un poco, la descolgó y se la puso. La camisa era bastante grande y ancha, tanto así, que le quedaba hasta los muslos y la manga corta le quedaba hasta los codos. Se miró en el espejo del armario de Minho y empezó a acomodar sus desordenados cabellos azules.

En ese momento escuchó que la puerta de la habitación se abría y Minho entraba con una charola de comida en las manos. Cuando el chico lo vio, una hermosa sonrisa fue pintada en su rostro. El castaño dejó la charola en su mesa de noche y fue hasta Jisung envolviendo sus brazos en su cintura dejando un dulce beso en su cuello.

— Te vez precioso con mi ropa puesta.

Jisung no pudo evitar reír. Levantó su mirada hasta el espejo del armario, viéndose a él y a Minho abrazados; estando de esa manera, parecían una pareja que llevaban varios años juntos. Pero no era así.

Podía sentirse muy feliz en ese momento, pero al final de cuentas solo había tenido sexo con el castaño. No eran una pareja. Y también dudaba que el chico quisiera serlo. Minho era dulce y cariñoso, había actuado como un verdadero caballero la noche anterior; pero Jisung sabía que su relación no pasaría a más que a una atracción física, solo sexo. Si es que lo volvían a tener.

Sintió como los brazos de Minho lo volteaban, haciendo que quedara frente a él. El chico acarició su mejilla con dulzura y tomó posesión de sus labios, uniéndolos en un suave y tierno beso. Sabía que no tenía que ilusionarse, pero con cada acción del castaño, lo sentía cada vez más imposible.

Minho se separó de él con una sonrisa y lo tomo de la mano para guiarlo hasta la orilla de la cama donde colocó la charola de comida en sus piernas.

— Te preparé el desayuno. No es la gran cosa, pero supongo que es suficiente.

Jisung vio lo que Minho había preparado. Había puesto fruta picada, en el centro había un plato de Pan Cakes recién hechos y un vaso de jugo, que sospechaba que era de botella. Lo que más le llamo la atención fue su celular en la esquina de la charola; con el ceño fruncido lo tomó para encenderlo, pero la voz de Minho lo interrumpió.

— Cierto, Seungmin no paraba de llamarte — el chico se paró de la cama y le quitó con cuidado el aparato de las manos — No te preocupes por eso. Llamaré enseguida a Bangchan. Tú come.

Minho dejo un último beso en sus labios y salió de la habitación. Jisung intento no darle importancia y empezó a comer lo que el chico le había hecho. Ahora que estaba totalmente en sus cinco sentidos, podía ver a la perfección el cuarto en el que se encontraba. La habitación estaba totalmente pintada de gris, la cama en la que se encontraba sentado estaba en medio cubierta de sábanas blancas, aun lado, una pequeña mesa de noche y el armario donde había sacado la ropa anteriormente. Del otro lado había un enorme ventanal con gruesas cortinas negras y a un lado, había un escritorio donde se encontraban todas las libretas de la escuela del chico.

Jisung pensó que a pesar de que la mayoría de las cosas del chico eran de un color oscuro, él en verdad era alguien muy dulce. Y es que, ahora que lo meditaba un poco más; no recordaba ni un solo día en el que Minho no hubiera actuado de manera gentil con él o le sonriera, aunque solo se hubieran visto entre los pasillos ese día. Aunque realmente no sabía si esa actitud era solo con él o algo común en su forma de ser.

Apenas hubo acabado la comida, se levantó de la cama y salió del cuarto con la charola en las manos. Ahora se daba cuenta que el departamento era de dos pisos, y eso le hacía preguntarse ¿cómo Minho había subido las escaleras cargándolo a él?, y por supuesto, ¿cómo es que no se había dado cuenta? Intentó no pensar en lo que la excitación le había hecho en la cabeza y simplemente bajó las escaleras.

La planta baja de la casa era igual de simple que la de arriba. En la estancia solo se encontraba un sillón en forma de L de color negro, enfrente una televisión de pantalla plana, a sus lados varios libreros totalmente repletos de diferentes tipos de libros. Tantos, que se preguntaba si Minho ya los había leído todos. Del otro lado de la estancia se encontraba el comedor, donde se había una mesa circular de caoba con seis sillas del mismo material; y tan solo separados por una barra, se encontraba una cocina integral, donde la mayoría del inmueble era de color negro. Y justo ahí, recargado en la barra, se encontraba un dulce chico hablando por su celular, sin que lo hubiera visto aún.

— Si... Ajá... Ya entendí, ya entendí. No tienes que reclamarme...

Jisung entró a la cocina captando la atención del castaño; Minho simplemente le sonrió y posicionó su teléfono celular entre su hombro y la oreja, mientras que tomaba la charola de las manos del peliazul y gesticulaba un "Yo lo hago".

— Si, okey... entonces los esperamos... Ajá... Si, adiós.

— ¿Estabas hablando con Bangchan?

— Si, le avisé que estabas conmigo y que no se preocupara, también me reclamó porque no me quedé a ayudarle a limpiar su casa — dijo mientras dejaba la charola con los platos sucios en el lavaplatos de la cocina — Me dijo que Seungmin va a pasar por ti como por las 4:00 PM. Así que aún quedan unas cuantas horas para que llegue, ¿Quieres hacer algo mientras tanto?

Jisung lo pensó un poco, ¿Sería muy mala idea decir que prefería volver a la cama con él? En definitiva sí, era muy mala idea.

— ¿Tal vez una película? — dijo algo dudoso.

—Okey, creo que tengo algunas películas por la televisión, busca alguna que te guste mientras yo preparo algo para los dos ¿sí?

El por su parte solo pudo asentir rápidamente y salir de la cocina para ir directamente a la estancia. Abrió el centro de entretenimiento de Minho encontrando varias películas, tomó la que más le llamaba la atención y la puso, mientras que el castaño llegaba con un bowl de palomitas y lo ponía en el centro de mesa. Jisung se fue a sentar al sofá mientras que esperaba que Minho reprodujera la película. Apenas las escenas se empezaron a ver en la enorme pantalla, el castaño se fue a sentar en el mismo sofá, lo bastante cerca de Jisung que le fuera posible.

Estaba de más decir que la atención por la película no había durado ni los quince minutos por parte de ambos chicos. Y es que no sabía si era esa necesidad de romper el silencio o simplemente la potente curiosidad sobre el chico que albergaba en su interior desde que había entrado a ese departamento lo que le hizo hablar.

No supo exactamente de donde sacó la valentía suficiente para iniciar una conversación con el castaño. Pero descubrió que Minho no solo era sexy como el infierno e increíblemente dulce; si no también una persona bastante agradable y divertida, jugueteando constantemente y mostrando esa blanca sonrisa, que cada día atrapaba más a Jisung.

— Minho — lo llamó.

— ¿Qué pasa?

— ¿Por qué casi todo en este departamento es negro?

Escuchó como el chico reía y despegaba sus ojos de la pantalla para verlo a él.

— Cuando mis padres compraron el departamento venía con este color. Ellos nunca se molestaron en cambiarlo, y la verdad, yo tampoco.

Jisung frunció el ceño. Ahora que lo pensaba, no había visto a los padres de Minho en toda su estadía ahí. Lo cual era raro, ya que en algún momento se los debió haber encontrado.

— ¿Y tus padres?

— En alguna parte del mundo supongo — el castaño se encogió de hombros — No los suelo ver mucho. Ellos simplemente compraron el departamento para que pudiera acabar mis estudios en un lugar fijo y que ya no tuviera que cambiar tanto de escuela por sus constantes viajes de trabajo. Vienen muy pocas veces al año, ya es normal.

Jisung no pudo evitar que una pizca de culpabilidad se instalara en su interior por haberle hecho esa pregunta a Minho, y es que él no podía pensar como seria sobrevivir totalmente en su cuenta, sin su mamá junto a él. Probablemente no lo resistiría.

— Oh, lo siento.

— No tienes por qué sentirlo. Está bien, ya es una costumbre para mí — dijo el chico mientras se acercaba más a él — Además, si no hubiera sido por eso, no te habría conocido.

Jisung sintió como la sangre empezaba a subir a sus mejillas, pintándolas de un suave color carmín. Minho lo tomó del mentón haciendo que subiera la mirada hasta sus ojos avellana. Los labios del castaño se pegaron a los suyos de forma dulce, moviéndose en una sincronía perfecta, como si se hubieran hecho a la medida. La mano del chico bajo hasta su cintura y lo acercó más a él, Jisung por su parte, solo subió sus brazos al cuello de Minho, enredando sus finos dedos en las hebras castañas del chico.

Sintió como una lengua invasora empezaba a lamer sus labios para pedir permiso para entrar a su boca, el peliazul la abrió recibiendo la sinhueso de su compañero con gusto. Minho empezó a empujar su cuerpo hasta dejarlo recostado en el sofá con él encima. Jisung sentía que, igual que la noche anterior, toda su cabeza se vaciaba completamente con cada roce que le proporcionaba el chico en sus labios, con cada recorrido que sus manos daban en su cuerpo. Todas y cada una de esas acciones lo hacían caer en un profundo abismo del que no estaba muy seguro de querer salir.

Ambos chicos tuvieron que separarse cuando la campana del timbre del departamento sonó. Minho se levantó de mala gana de encima de él y le ayudó a pararse del sofá a Jisung también.

— Creo que ya llegó Seungmin — dijo el castaño — Es mejor que vayamos.

— V-vale.

Jisung no estaba seguro de algo. Si quería matar a Seungmin o agradecerle.

Minho lo llevó hasta la puerta; sin embargo, antes de abrirla, lo tomó de la mano en un rápido movimiento y volvió a dejar un casto beso en sus labios.

— Te veo en la escuela — susurró el chico aun cerca de sus labios.

— Sí.

Jisung abrió la puerta con rapidez encontrándose con Seungmin con el puño levantado, como si hubiera querido tocar nuevamente la puerta. Su amigo lo analizó completamente con la mirada y finalmente lo jalo del brazo hasta sacarlo completamente del departamento.

— Gracias por cuidarlo, Minho.

Dicho esto, su amigo empezó a caminar rápidamente hasta el ascensor, mientras que él iba guiado por el fuerte agarre de Seungmin en su brazo. El chico regordete se mantuvo en silencio todo el camino del departamento a su auto. Ya adentro azotó la puerta del vehículo y lo miró con el ceño fruncido.

— ¿¡En que rayos estabas pensando?! — le gritó su amigo.

— ¿D-de qué? — intento hacerse el desentendido.

— ¿¡Como que "De qué"?! — Lo imitó — teníamos un plan, se supone que anoche ibas a perder tu virginidad. ¡Pero no! ¡Te hiciste el cobarde y decidiste salirte de la fiesta junto a Minho!

Jisung lo miro un momento intentando analizar un poco sus palabras. ¿Le estaba reclamando porque según él no se había acostado con nadie en toda la noche?

— No es exactamente eso — dijo un poco avergonzado.

— ¿¡Entonces que es?! Porque si no me dices que aunque sea te acostaste con Minho, entonces estoy a todo mi derecho de gritarte — Jisung sintió como sus mejillas se sonrojaban cuando recordó levemente los sucesos de la noche anterior. Cosa que Seungmin por supuesto que notó — Espera un segundo ¿¡Tuviste sexo con Minho?!

— ¡Grítalo más fuerte si quieres, creo que no te escucharon en el último piso! — le dijo sarcásticamente Jisung a su amigo.

— Perdón, perdón — se disculpó Seungmin — Entonces ¿Cómo lo hace?

Jisung lamentó no tener a la mano en ese momento alguno de sus libros para pegarle a su entrometido amigo.

— N-no voy a hablar de eso contigo.

— ¿Tan mal lo hace?

— ¡Por supuesto que no! Lo hizo maravillosamente — Jisung se quiso golpear cuando se dio cuenta que al final su amigo le había logrado sacar la verdad. Maldecía a Seungmin y su talento para manipularlo.

—Aunque si te soy honesto, me sorprende bastante que lo hayas hecho con Minho. En todo el tiempo que lo conozco jamás lo había visto intentar algo con alguien — dijo su amigo mientras prendía el motor del auto — Ten cuidado Sung. Puede parecer muy lindo, pero no sabemos si te puede llegar a romper el corazón.

Jisung miró a su amigo con el ceño fruncido. ¿Qué es lo que Seungmin le estaba intentando decir?

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