꒰ Tres.
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— ¡ESTOY BIEN, JODER! —gritó Doyoung haciendo que su esposa diera un brinco en su lugar— ¡Llevas preguntando lo mismo desde ayer! —exclamó frustrado.
Con la respiración errática y el corazón palpitándole desbocadamente, Doyoung dejó caer los cubiertos sobre el plato creado un estruendoso sonido que volvió a sobresaltar a la mujer quien no daba crédito ante el comportamiento de su esposo. Únicamente deseaba saber su estado de ánimo, pero sus intenciones no fueron recibidas.
— Cálmate, cariño. Yo solo deseaba saber que estás bien, pues desde ayer estás un poco extraño, pareces ausente —explicó la mujer con calma— No es algo por lo que debas alterarte.
En cierta forma su esposa tenía razón, pero Doyoung se negaba a aceptarlo en voz alta. Se negaba a aceptar varios hechos y entre ellos estaba todas las sensaciones placenteras que el día anterior experimentó en su consulta. Y era ello lo que lo mantenía ausente de la realidad. Soltando un pequeño profundo suspiro, Doyoung se levantó de la mesa y disculpándose con su esposa se encaminó hasta el pequeño despacho del departamento donde se encerró.
En la soledad de su despacho, Doyoung se atrevió a recrear las sensaciones del día anterior. Cerrando los ojos le dio libre albedrío a sus recuerdos, aquellos recuerdos que había suprimido durante tantas horas.
El recuerdo de la gruesa voz del doctor Jung cerca de su oído le envió un escalofrío que le recorrió por todo el cuerpo, haciéndolo suspirar. Sin embargo cuando el recuerdo de aquellos largos dedos completamente lubricados introduciéndose en su entrada anal, Doyoung tuvo que contener el gemido que se había formado en su garganta.
Las duras penetraciones que aquellos dedos le brindaban había llevado a Kim a una molesta erección, obligándolo casi por inercia a comenzar a tocarse para liberar la frustración que se había acumulado en su entrepierna. Las leves caricias a su polla sobre la tela de su pantalón iban acompañadas de los recuerdos y fantasías con el doctor Jung. Conforme iban pasando los segundos las leves caricias comenzaron a no ser suficiente así que sin pudor alguno y completamente sesegado por su fantasía, Doyoung aumentó la presión de sus caricias, pero no eran suficientes.
Completamente desesperado por satisfacer su necesidad, Doyoung desabrochó y bajó la cremallera de su pantalón de vestir, y posteriormente bajar un poco la tela de su ropa interior, dejando al aire libre su gruesa y erecta polla, entre jadeos Doyoung la tomó entre sus manos y sin perder tiempo comenzó un trabajo manual rudo y lento que solo le recordaba a la actitud del Doctor Jung.
Jadeos y sonidos lascivos provocados por su movimiento sobre su polla inundaban el despacho de Kim a tal forma que solo lograban excitar más al hombre. Cuando los espasmos que anunciaban un potente orgasmo comenzaron a formarse en él, la puerta del despacho fue absurdamente abierta, provocando que Doyoung diera un salto en su lugar y dejara su trabajo manual. Con el corazón latiéndole desbocadamente, Doyoung llevó su vista hasta la puerta donde se encontraba su esposa.
Cuando sus ojos fueron testigo de los pasos que Yaning había dado para acercarse, fue consciente de se había excitado con el recuerdo del doctor, pero sobretodo se había masturbado pensando en él, lo había hecho como lo haría cualquier niño de doce años que acaba de ver su primer video porno o por que había visto más arriba de la falda a la niña que le gustaba. Él, un adulto completamente casado y con una vida sexual muy activa hasta hace unos días, se había masturbado.
— Yaning, yo...—intentó hablar cuando su esposa se encontraba parada frente a él— Esto...
Pero todos sus intentos fueron callados por el fino dedo índice de la mujer.
— ¡Shhh! —Gesticuló la mujer— No te preocupes, sé que ha sido mi culpa por amenazarte con falta de sexo, así que voy a liberarte.
Dichas aquellas palabras, Doyoung fue testigo de cómo su esposa comenzaba a desnudarse, lentamente casi queriendo que este se excitara, lo cual no sucedió, Doyoung miraba las curvas de su esposa, esas curvas que días antes lo excitaban hasta locura. Cerrando levemente los ojos, Doyoung se dijo a sí mismo que una buena ronda de sexo con su esposa lo llevaría de nuevo a la realidad y fuera de las estúpidas fantasías con el doctor.
Entre besos largos y pocos profundos Doyoung logró subir a su esposa sobre el escritorio, donde se dedicó a acariciar el cuerpo de Yaning sin delicadeza alguna, Sin embargo, Doyoung había perdido la erección en su miembro lo cual lo llevó a separar su boca de su esposa.
— Lo siento, yo no me siento bien —dijo mirando su flácido miembro.
— ¿Qué pasa, amor? —preguntó ella recomponiéndose en su lugar.
Doyoung no sabía cómo decirle que ella ya no le excitaba, que el deseo que anteriormente sentía por ella, se había marchado y que ahora un hombre se ocupaba de excitarlo como nadie. Doyoung no sabía con que cara mirarla. Estaba muerto de vergüenza por la situación en la que se encontraba y con pocas salidas para él, Doyoung se miraba obligado a decir la verdad, de confesar algo completamente humillante tanto para ella como para él. El incómodo silencio que se había formado fue cortado por el estrepitoso sonido del teléfono celular de Doyoung sonar, captando la atención de ambos.
Doyoung al escuchar su celular sonar, soltó un suspiro de alivio antes de tomarlo y contestar, mientras se arreglaba su pantalón.
ꕤ
Con una toalla alrededor de su cintura y otra sobre su castaña cabellera, Jung Jaehyun salió de su cuarto de baño para encaminarse hasta su armario donde sacó un pijama a rayas. Una vez estuvo vestido se encaminó hasta su escritorio el cual tenía sobre si, las diferentes carpetas de trabajo, unas era los expedientes de sus paciente y otros casos médicos del hospital donde laboraba como médico de medicina general y no como especialista.
En la necesidad de liberar un poco su carga laboral, Jung se dedicó a leer los casos médicos y así escribir observaciones y soluciones. Completamente concentrado en la elaboración de observaciones, Jaehyun se perdió en el tiempo, terminando dos horas después. Soltó un suspiro y estiró los músculos de su cuerpo para dedicarse a revisar los expedientes de sus paciente uno a uno, tomando primero los de sus antiguos pacientes debido que eran los más fáciles de estudiar, debido que conocían su récord médico y la forma en la cual tratarlos.
Cuando llegó a los expedientes nuevos, se dio cuenta que únicamente había uno y una sonrisa lasciva se formó en su rostro al recordar quien era. Así que movió su cuerpo hasta el otro extremo del escritorio para tomar su laptop e ingresar el código para poder acceder al sistema de vigilancia de su consultorio. Donde buscó el video de la cámara de seguridad de la hora y fecha en la que Doyoung había estado dentro del consultorio.
Cuando el video apareció en la pantalla de la laptop, Jaehyun no dudó en darle play, para poder ver la imagen de su paciente, con los segundos y minutos corriendo en la grabación, Jung esperó a que la imagen donde Kim Doyoung era sometido a sus acciones; cuando el minuto veintitrés llegó, la imagen de Doyoung saliendo del pequeño vestidor apareció en la pantalla y Jung comprendió que después de esa grabación necesitaría un poco de trabajo manual en su entrepierna.
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