- ¿Se pondrá bien? - pregunté en un susurro.

- Sí, ahora solo necesita descasar - me respondió su madre - Le has salvado la vida trayéndole a tiempo. Gracias.

- Es lo mínimo que podía hacer.

Cogí mi chaqueta del suelo y me dirigí a la puerta.

- ¿Por qué no te quedas a dormir aquí? Tenemos habitaciones de sobra.

- No sé. Puede que no sea la mejor idea.

- ¿Por qué?

- Las cosas han estado un poco tensas entre nosotros últimamente, creo que he hecho algo que le ha molestado.

- Pues yo no.

- ¿A qué se refiere? Le cuesta hasta mirarme a los ojos.

- Cinco es un chico muy reservado con sus sentimientos por eso teme que puedan ver a través de él, pero sé muy bien lo mucho que le importas y lo que te aprecia.

Sonreí.

- ¿Lo de pasar la noche aquí sigue en pie?

- Por supuesto. Sígueme.

Le eché un último vistazo a Cinco que descansaba en su cama antes de seguir a la mujer por los pasillos de la mansión.