4. Diego

— ¿Estás bien? — me preguntó rompiendo de una vez el silencio que había caído en el coche desde que nos habíamos subido.

— No.

— ¿Quieres hablar de ello?

— No.

— Bueno, si luego cambias de idea sabes que puedes contar conmigo, para lo que necesites.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top