11. Diego y Klaus

— No vas a ir sola — dijo Diego.

— Mírame.

— Pero...

— Ni un pero — interrumpió ella — Estás herido, te quedas. Klaus vigílalo para que no haga estupideces. Me llevo tu coche.

Cuando la chica se fue, Klaus no tardó ni dos segundos en hablar.

— Ya entiendo porqué te gusta.

— Cállate.

— Es verdad no te gusta, te encanta. Se sabe con solo mirarte. Deberías decírselo.

— Que te calles te he dicho.

— Vale, vale.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top