08. Waylon Forge

Una patrulla se detuvo a mi lado, obligándome a detenerme, y bajó la ventanilla.

León: ¿Samantha, qué haces tan tarde afuera?

Al darme cuenta de que era León, un compañero de mi padre, me acerqué a la patrulla.

Samantha: Solo dando un paseo.

León: No deberías... Solo te digo esto porque eres la hija de Charlie, pero hubo otro asesinato.

Samantha: ¿Mi padre está bien? —Pregunté preocupada—

León: Sí, pero creo que ahora mismo te necesita. ¿Te llevo?

Samantha: Por favor.

Subí a la parte trasera de la patrulla y León comenzó a conducir.

Samantha: ¿A quién asesinaron, León?

León me miró por el retrovisor; ahora que lo veía mejor, se le notaba cansado y deprimido.

El viaje fue silencioso hasta llegar a la estación, donde vi cómo varias patrullas encendían sus luces y sirenas antes de marcharse.

León me dejó frente a la estación y me sonrió un poco triste.

León: Me tengo que ir, pero nos vemos luego, Samantha.

Samantha: Cuídate, León, por favor.

Él asintió y se fue. Me di la vuelta y me acerqué a la entrada, donde estaban Edward, Rosalie, Bella y el Doctor Cullen. Me acerqué a ellos preocupada.

Samantha: ¿Qué sucede? ¿Papá está bien?

Carlisle: Charlie está bien, pero encontraron a Waylon Forge en su bote cerca de su casa.

Sentí que me mareaba y mis piernas se debilitaron. Estaba a punto de caer, pero unos brazos rodearon mi cintura.

Samantha: ¿Él murió? —Mi voz se quebró al hablar—

Carlisle: Sí... Acabo de examinar su cadáver.

Samantha: Mierda... —susurré—

Carlisle: Un animal lo atacó.

Mi cuerpo comenzó a temblar y a calentarse, mis ojos tomaron un color rojo sangre y mis colmillos comenzaron a crecer.

Rosalie: Samantha, mírame. —Puso una mano en mi mejilla—

Samantha: Él era como familia...

Comencé a gruñir y a temblar más, mis garras comenzaron a salir.

Rosalie: ¡Samantha, mírame! —Me ordenó, agarrándome del rostro y obligándome a verla— Tienes que calmarte.

La miré a los ojos; en su mirada podía ver la preocupación y algo más que no sabía qué era.

Rosalie: Tranquila. —Acarició mis mejillas y sonrió—

Su olor a flores y vainilla me fue tranquilizando poco a poco, y cerré los ojos, volviendo a la normalidad.

Samantha: Gracias... —Le sonreí un poco apenada— Casi sucede algo terrible.

Rosalie solo me sonrió y me soltó.

Bella: ¿Estás bien?

Asentí y me acerqué a ella.

Carlisle: Deberían entrar y ver a Charlie.

Bella: Sí... Nos vemos luego.

Se despidió de Edward y me tomó de la mano, llevándome adentro hasta donde estaba nuestro padre, sentado en su escritorio en la oscuridad.

Bella: Hola. —Saludó a Charlie—

Charlie: Hola.

Samantha: Papá...

Él se levantó de su escritorio y me abrazó.

Bella: Lo siento mucho.

Charlie: —Me soltó y volvió a sentarse— Hacía casi treinta años que nos conocíamos.

Bella puso su mano en el hombro de Charlie, y él la agarró mientras tomaba una fotografía en la que estábamos Waylon, él y yo, de unos 12 años, con un pez en las manos.

Samantha: —Apunté a la foto— Fue la primera vez que atrapé un pez. Aún recuerdo cómo Waylon me tiró del bote para enseñarme a nadar.

Charlie: —Sonrió y se rio al recordar— Cuando te sacamos del agua, tenías ese pez en los shorts.

Samantha: —Me reí y limpié una lágrima de mi mejilla— Waylon estaba tan orgulloso que casi lloraba.

Mi padre y yo reímos un poco y luego todo quedó en silencio mientras mirábamos la foto.

Samantha: No te preocupes, papá, encontrarán a ese animal... Y me aseguraré de que sufran, lo juro. —Susurré lo último—

Charlie: Lo atraparemos, pero por ahora... —Abrió un cajón y sacó dos sprays de pimienta— Quiero que lleven esto con ustedes. —Entregó uno a Bella y el otro a mí—

Bella: No sé si...

Estaba a punto de quejarse, pero Charlie la interrumpió.

Charlie: Le dará a su padre un poco de paz.

Bella y yo tomamos los sprays y los guardamos en nuestros bolsillos.

Charlie: Vamos a casa.

Papá tomó su chaqueta y salimos de la estación de policía justo a tiempo para ver el cadáver de Waylon ser llevado a una camioneta.

Lo mataré, lo juro, aquel que te hizo esto sufrirá, Waylon.

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No podía dormir y solo daba vueltas en la cama, pensando en el cadáver de Waylon.

Mi teléfono sonó y, al ver quién llamaba, contesté sin pensarlo.

Samantha: Hola, tío Billy, ¿sucede algo?

Billy: Samantha, necesito que vengas.

Se escuchaba agitado y asustado. Me levanté rápidamente de la cama y me puse los tenis.

Samantha: Voy para allá.

Colgué la llamada y abrí mi ventana; de un salto caí al suelo, comenzando a correr a toda velocidad hacia la reserva. Apenas me tomó unos minutos llegar a la casa de los Black, donde Billy ya me esperaba.

Samantha: ¿Qué sucede?

Billy: ¡Ven rápido!

Billy me llevó a una casa donde se encontraban hombres preocupados y un Sam llorando y temblando en el suelo, pidiendo perdón.

Sam: Y-yo no quería...

Samantha: ¡Sam! —Lo agarré de los hombros e hice que me viera— Mírame, tienes que respirar.

Sam: P-pero yo...

Samantha: inhala y exhala.

El chico comenzó a respirar lento, unos minutos después, ya estaba un poco más tranquilo.

Sam: Yo le hice daño, perdí el control. Yo le hice daño, Samantha.

El chico se levantó del suelo y salió corriendo al bosque.

Harry: Sam perdió el control y atacó a Emily... Ella salió muy herida. No creemos que sobreviva, por eso te llamamos.

Samantha: ¿Dónde está?

Harry me llevó a la habitación donde se encontraba la chica. Se veía mal, tenía un gran rasguño en el rostro que no dejaba de sangrar.

Billy: Samantha.

Billy me ofreció un cuchillo; él ya sabía lo que estaba por hacer. Acepté el cuchillo y lo pasé por la palma de mi mano, cortándola. Me acerqué a la chica y con cuidado le abrí la boca, dejando que la sangre entrara en ella.

Samantha: Debes tomar... —Le susurré—

Ella se quejaba del dolor y poco a poco fue tomando mi sangre, hasta que vi cómo las heridas desaparecían, menos las de su rostro que apenas y habían cicatrizado.

Samantha: Ella estará bien, pero le quedarán algunas cicatrices. Lo siento.

Billy: Hiciste lo que pudiste. Vamos, debemos dejarla descansar.

Asentí y salimos de la casa, yendo a la casa de Billy.

Billy: Sam se transformó hace unos días. Emily es su impronta, ya te puedes imaginar el drama que hay.

Samantha: ¿Cómo está Leah?

Billy: Mal, pero algún día lo superará... Ahora lo que hay que hacer es ayudar a Sam para que se controle.

Samantha: Es normal, pero tiene que controlar al lobo.

Billy asintió y se quitó el sombrero, sonriéndome.

Billy: ¿Recuerdas cómo te enojaste con Jacob y lanzaste el televisor por la ventana?

Gruñí al recordar cómo Billy descubrió la verdad.

Flashback

Apenas habían pasado unos meses desde que me mordieron. Pensé que tenía el control, pero cuando Jacob se burló más de lo debido al ganarme en un videojuego, agarré el televisor como si no pesara y lo lancé por la ventana como si fuera nada.

Billy: ¿Qué diablos fue eso?

Salió de la cocina y vi cómo mis ojos brillaban.

Billy: Tú. —Me apuntó— Vamos afuera ahora.

Salí de la casa cerrando la puerta de un portazo. Pasaron unos minutos y Billy salió, llevándome al bosque.

Billy: ¿Qué te sucede?

No sabía qué decir, solo miré el suelo, incómoda y preocupada.

Billy: Mírame, Samantha. —Puso una mano en mi brazo y me sonrió como si nada— Puedes confiar en mí, dime cómo te sucedió esto.

Samantha: Yo no puedo. —Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro—

Billy: Vi tus ojos volverse azules, Samantha.

Sorprendida y asustada por su reacción, me alejé de él, pero Billy me seguía viendo con ternura y tranquilidad.

Billy: Recuerdas las historias que les contaba de niños, a ti y a Jacob.

Asentí y me senté en el suelo enfrente de él.

Billy: Taha Aki fue un guerrero legendario de nuestra tribu, hace mucho tiempo. Cuenta la leyenda que él fue el primer hombre lobo, un protector de nuestro pueblo. —Se acercó y con un poco de dificultad se logró poner a mi lado— Él se transformaba en un lobo gigante para enfrentar a las amenazas que acechaban a nuestra tribu, pero un día hubo una batalla. Taha Aki luchó con valentía, pero al final, fue traicionado. —Me sonrió y me acarició la cabeza— Aunque murió, su espíritu se unió a los lobos. Desde entonces, sus descendientes han heredado su don, y así nació la manada de hombres lobo de la tribu Quileute.

Samantha: Pensé que era solo una leyenda... —Susurré y limpié mis lágrimas—

Billy: —Negó— No lo es, pero es mejor que la gente crea eso. Solo unos pocos saben la verdad.

Samantha: Entonces, ¿tú eres...?

Billy: No lo soy, pero tú, por otro lado...

Samantha: —Abracé mis rodillas y miré al cielo— Unos amigos y yo pensamos que sería divertido escaparnos del internado y celebrar que los exámenes habían terminado.

Miré mis manos, recordando lo emocionada que estaba en ese entonces.

Samantha: Acampamos en un bosque cercano, compramos comida y cosas para la fogata. Un amigo tenía una identificación falsa y compró unas cervezas.

Las imágenes pasaron por mi mente otra vez

Todo el mundo corriendo, lobos gigantes, huesos rompiéndose, sangre por todos lados y esos ojos rojos que me perseguían hasta que me atraparon.

Samantha: La medianoche llegó, era luna llena y... —Las lágrimas volvieron a salir, pasé mis manos por mi cabello largo, desesperada— Los lobos llegaron, mataron a la mayoría. Algunos pudieron escapar, yo lo hice, pero no sin que me dejaran un "regalito". —Reí sin gracia— Soy un monstruo, yo... —Limpié mis lágrimas y miré a Billy— Yo maté a alguien, soy una asesina. Yo maté a Zoe, yo maté a la chica que ame.

Billy me abrazó, haciéndome sentir protegida, y comencé a llorar otra vez, pero esta vez en su hombro.

Fin Flashback

Billy me ayudó a controlarme, con la ayuda de Harry, que sabía la verdad. Con el tiempo, me aceptaron como uno de ellos, hasta que Hope me encontró.

Billy: Eras una llorona. —Se rió—

Samantha: Tenía quince años, por Dios.

Nos quedamos en un cómodo silencio hasta que Billy habló.

Billy: ¿Ayudarás a Sam, verdad?

Samantha: Por supuesto, al final, soy de la manada.

Billy: No solo con eso... Eres la única que entendería cómo se siente en estos momentos.

Samantha: —Negué— No dejaré que él pase por lo que yo pasé, lo juro.

Billy me sonrió y me abrazó, poniéndome su sombrero.

Billy: Debes de estar cansada. ¿Qué tal si te doy algo para cenar y duermes en el sofá?

Samantha: Bien, pero tú le explicarás a mi padre dónde estaba.

Billy: Trato.

Ayudé al tío Billy empujando su silla y entramos a la casa para que me preparara la cena.

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