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Cuando iban en cuarto año se esparció el rumor de que una chica mayor estaba enamorada de Albus. Era una rubia, alta, de ojos color marrón oscuro y labios rosados; considerada bonita por buena parte de la población masculina, y alguna que otra chica. Por lo que fue una verdadera sorpresa para el azabache que ella pudiese fijarse en él, era casi ridículo desde su punto de vista.

¿Por qué alguien mayor, tan atractiva y demás querría salir con un chico como él, que siquiera había tenido su estirón de pubertad aún? Ella era como ocho centímetros más alta, y Albus se sentía tonto al imaginarse de puntillas para intentar darle un beso en la mejilla.

—Por favor, solo quiere ir a la dulcería contigo, no te ha pedido matrimonio —le dijo Rose, un poco cansada de escuchar a su primo dándole vueltas a la cartita que Jules Stephen le envió por medio de una amiga.

A mitad de tercer año ella se volvió más cercana al par, y ahora era amiga de Scorpius, además de haber recuperado su buena relación con su primo. Al principio había sido incómodo, pero con el pasar del tiempo Rose notó que Scorpius no era alguien malvado, malintencionado o interesado por la reputación de su familia; nada más era él, Scorpius, y le agradaba por ello, ignorando el hecho de que era un Malfoy.

—No tengo ni idea de lo que debería hacer en una cita —Albus admitió en voz baja.

—Lo mismo que haces con nosotros, hablar y esas cosas... ¿Acaso nunca leíste un libro donde el protagonista tenía una cita?

Scorpius sonaba desinteresado, mientras caminaba con una mano dentro del bolsillo de su pantalón y la otra sosteniendo una paletita de fresa. En esos momentos se veía como un completo Slytherin altanero, aunque Rose pudo percibir cierta molestia en su voz, y sonrió de lado.

—No creo que eso me ayude mucho, agh —Potter suspira, pasando una mano por su cabello—. Debo ir a la clase de pociones ahora, nos vemos después.

Se aleja de ellos antes de que siquiera puedan despedirse. El rostro de Scorpius se transforma  mientras no aparta la vista de su amigo, su nariz se arrugaba un poco y apretaba los labios.

En unos minutos tenía DCAO con Gryffindor, por lo que Rose seguía caminando junto a él. La pelirroja seguía sonriendo como una sabelotodo.

—Estás celoso.

Al escuchar canturrear aquello a su amiga paró en seco, girándose a verla fingiendo ignorancia.

— ¿De qué? ¿De que las chicas sí se le acerquen a Albus, pero no a mí? Tengo otras cosas por las que interesarme —bufa.

Rose rueda los ojos ante ese tonito.

—No hablamos de las chicas, tu ego se mantiene muy bien respecto a eso, y lo sabemos —le murmura, haciendo un gesto hacia las niñas que pasaban a un lado, cuchicheando y mirando intensamente al rubio.

Él solo volvió a meter el dulce entre sus dientes, observando expectante a su amiga.

—No te gusta la idea de que ellos salgan, y no por Jules, sino por Albus.

Casi se atragantó con su dulce, pero fingió indiferencia. No podía perder la compostura mientras Rose le miraba de una manera tan atenta.

— ¿Y eso qué significaría...?

—Anda, Scorpius —exclama golpeándole el brazo—. Tú has sido el primer puesto en todo durante cuatro años, Albus te pone por encima de su familia incluso. Odias la idea de pasar a segundo puesto ahora.

Por alguna razón Scorpius se sintió aliviado con esa deducción. Mordisqueó la paleta, y la masticó lentamente mientras le sonreía a la pelirroja.

—Bien, lo admito, es un poco molesto. Pero he notado que no debería preocuparme demasiado, Jules no es tan encantadora como yo, así que... El primer puesto permanecerá implacable.

Se aleja jugueteando con el palito del dulce, dejando a Rose en medio del pasillo. Ella se rió con diversión, dejándole creerse su propio engaño. Además de notar que Scorpius podía ser un buen amigo, también percibió el cariño con el que observaba a Albus. Ese cariño que el Malfoy aún no podía comprender, o que tal vez aún no quería aceptar.

Más tarde, ellos habían quedado en ir a caminar por los terrenos alrededor del lago para tomar aire. Rose aún no llegaba, por lo que ambos chicos quedaron solos, charlando sobre cualquier tema trivial. En algún punto terminaron recostándose en el pasto, junto a un árbol, para descansar hasta que ella llegara.

Albus no había vuelto a mencionar lo de Jules, y a pesar de que Scorpius agradecía aquello, a la vez deseaba tocar el tema para calmar lo que afloraba en su pecho.

—Albus —lo llamó mientras ambos miraban al cielo lleno de nubes blancas, el azabache a su lado hizo un sonidito para darle a entender que siguiera—, no quiero que salgas con Jules.

Estaba un poco avergonzado luego de decirlo, ni siquiera había meditado mejor sus palabras. Solo dijo lo que estaba sintiendo, y ahora hasta tenía miedo de voltear a ver a Albus, solo para encontrarlo mirándole molesto.

—Está bien.

¿Qué fue esa respuesta? ¿Realmente dijo eso? Para cerciorarse de ello, Scorpius giro la cabeza para observar con incredulidad a su amigo.

—Oye, sé que no debería meterme, lo siento, solo...

—Está bien.

Albus seguía mirando el cielo, pero había un atisbo de sonrisa en sus labios.

— ¿Está bien que no quiera que tengas tu primera cita con una chica mayor tan guapa?

—Está bien porque no voy a salir con ella.

El corazón de Scorpius pegó un salto cuando escucho eso, y volvió a recostarse, sonriendo lo menos que podía. Aunque por dentro brincaba de júbilo.

—Está bien —repite cantarín.

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