05. Mysteries. On. Mornings.

. . .

La otra persona levantó el teléfono.

-¿Bueno?

Eh... Definitivamente esa voz no era la de Pam, esa voz era mucho más juvenil, dulce, incluso más femenina que la de la mujer. Inconscientemente comenzó a ponerse paranoico.

-Eh... Hola, ¿quién habla?

La suave voz repitió mientras el hombre buscaba la forma de descifrar de quién era aquella voz.

-Ajhem, hola, soy Byron Wayne, ¿con quién me comunico?

-¡Oh! ¿¡Señor Byron!? ¿Don serpiente?

Debía ser alguien que ya conocía, pero debió haberle cambiado la voz al paso de los años.

-¡Es un gusto volver a hablar con usted! ¿Qué se le ofrece?

Pensó, y pensó, y pensó...

Hasta que su cansado cerebro se prendió... Claro, Pam tenía una hija, Jessie. Había convivido mucho con ella durante los últimos días en... Ese lugar, y el hospital.

Claro, por eso le hablaba con toda confianza, para Jessie, Byron era un amigo más. Recordaba incluso ese apodo, "Don Serpiente", siempre fue muy agradable.

-Hola querida Jessie... Por un momento no te reconocí, has crecido bastante.

La otra rió al otro lado de la línea, respondiendo de forma tímida ante el halago.

-Una disculpa de por hablarles tan tarde pero, ¿no sabes si ha habido actividad? Edgar recientemente tuvo una sensación mientras dormía... Y tú sabes que él no puede soñar.

El buen humor de la muchacha pareció caer en picada apenas Byron mencionó aquello. Mantuvo un silencio incómodo, soltando pequeños murmuros diciendo cosas como "¿dónde está el radar?", mientras que de fondo se oía como movía cosas.

De fondo entonces escuchó a alguien hablar... Un idioma que no podía hablar, pero que reconocía muy bien.

"Jessie, kon'nani osoku nanishiteruno?"

Se quedó viendo al cuadro que había frente al teléfono fijo de la casa, confundido. Un chico le había hablado al fondo de la habitación, Jessie por su parte seguía buscando algo.

La chica entonces respondió.

-Sumimasen, watashi ga yakei na no wa gozonji desu yo ne.

Byron entrecerró los ojos, apenas había entendido un "lo siento".

-Lo lamento señor Byron. Estaba buscando algo... Hace poco el sensor de movimiento detectó actividad dentro del parque; sabemos que aún había algo ahí dentro, pero no había hecho nada hasta entonces. Todos los supervivientes ya fueron sacados de ahí, incluso los que salieron después de nosotros.

-¿Aún hay gente desaparecida?

La chica volvió a murmurar, buscando entre las piezas viejas que tenía, para ponerla en otro lugar.

-Sí. Quedaron pendientes los perfiles de algunas porristas y gente que trabajaba en botargas. De paso, el cuerpo de Stephen Robinson, el señor motociclista, desapareció poco después de que nos salvaran a nosotros.

Silencio...

-Edgar dijo que lo había visto morir...

Y Jessie no tardó en responder.

-Y por eso sabemos que cuando nosotros escapamos, al rededor de ese tiempo su cuerpo desapareció.

Se sentó en su gran silla, cruzando una pierna y usando su mano para recargar su cabeza.

Mirando en dirección a la fogata falsa, y luego en dirección a su escritorio. Había estado en su oficina desde que llegó del trabajo, eran las ocho de la tarde... Y seguía sin entender cómo funcionaba todo el asunto de la cabeza de Edgar.

Suspiró bastante nervioso.

-¿Crees que haya alguien ahí adentro?

-Lo veo probable. Desde ayer activamos las cámaras apenas vimos el sensor activarse. También, creo que usted debe saber esto, y es que hace muy poco encontramos a una niña cerca del parque mientras que aparentemente su hermano quedó desaparecido, creemos que son hijos de uno de los ex-brawlers.

¿Una niña? ¿Habrá sido ella la causante?

Pero, todos habían prometido no meter a sus familias en eso... Todos prometieron no volver a acercarse a Japón jamás, solo Pam y Jessie estaban dispuestas a vigilar el lugar.

Frunció el seño removiendo sus papeles y se mantuvo en silencio un rato. Esperaba que la otra preguntara por su silencio, pero para su sorpresa solo fue acompañado en este. Ambos, desde diferentes partes del mundo, revisaban las cosas para averiguar que había sucedido.

Después de un rato de pensar, finalmente se decidió a preguntar.

-... ¿Alguien más vive en Japón?

Preguntó el hombre con la voz medio quebrada. Comenzaba a sentir una sensación horrible, la atmósfera parecía estar empeorando. De alguna forma había comenzado a sentirse vigilado.

La chica hizo un gesto de negación que tiró toda esperanza de Byron de saber qué estaba sucediendo y como dos niños entraron al parque. Temía que la seguridad de Edgar estuviese en juego, y que otra vez no pudiera dormir solo porque cuando lo hacía terminaba viajando a ese lugar que todos conocían como Brawltopia.

Ahora de paso, su hijo estaba empezando a tener una crisis existencial que no le permitía pensar en lo que hacía, actuando por mero instinto.

Apenas tenía siete años, por dios.

Soltó un largo suspiro y cerró los ojos...

Se quedó pensando un rato. Ojalá esa niña que encontraron no terminará saliendo con reacciones radioactivas como todos los rescatados de ahí.

Ojalá su hijo nunca llegue a ese lugar.

-¿Señor Byron? ¿Está usted bien?

La chica habló. Desde niña siempre ha sido así de atenta y dulce, no sabía cómo lo hacía, pero siempre le pareció tan dulce. Recordó aquel último día en ese lugar... La niña le ofrecía agua cuando se veía cansado de caminar mientras cargaba a Piper, una dulzura de niña.

Y muy seguramente su hija tendría su misma edad para entonces, la extrañaba.

-Sí, sí, solo estoy un poco estresado. Mi hijo se está metiendo en problemas por saber quién es su madre y ahora mi esposo está asustado de volver a ese lugar. Desearía saber qué hacer para ayudarlos.

La chica suspiró.

-Tal vez podría empezar por ayudarse a usted mismo, Don Serpiente.

. . .

-... Hola...

El niño habló una vez estuvo sentado en aquel sillón frente a la mujer. Se sentía nervioso, no sabía qué era lo que estaba haciendo, y tampoco cómo se supone que preguntaría si ella era si madre como si nada.

Tal vez estaba yendo demasiado lejos, pero... Se sentía en la necesidad de saber quién era su madre, para poder decir en la escuela mínimamente que una madre si tenía, y que lo quería igual que a un hijo.

Estaba agotado de que siempre lo atacaran por tener dos padres. Greg no podía evitar tenerles odio solo por decidir tener un hijo siendo gays.

Pero a la vez, sabía que ellos eran mucho mejores padres que cualquiera que fuese una "pareja normal"...

-¿... Hola?

Gregory tragó saliva...

-Es... ¿Es usted... Isla? ¿Isla Graham?

La mujer soltó una risilla, por alguna razón, y en seguida afirmó, con una sonrisa en el rostro.

-¿Acaso tú eres Gregory?

El niño se escondió de alguna forma detrás de la mesa en la que estaba sentado. No estaba realmente lejos de casa, pero sabía que la mujer lo regañaría por estar ahí.

Tal vez lo regañaría de una forma burlona, viendo cómo era hasta ahora.

-Ok, cariño, mira. Ya empiezo a entender qué me citaste aquí, pero no entiendo, ¿por qué tus padres no vinieron contigo?

El pequeño niño desvió la mirada. Efectivamente, lo estaba reprendiendo.

-... Mentiste, ¿verdad?

Y cada vez se hizo más pequeño... Hasta que escuchó la risa tranquilizadora de la otra.

Levantó la mirada un segundo solo para poder verla sonriendo, viendo por la ventana de aquel restaurante, afuera, hacia el claro cielo azul... Ella era realmente bonita, ya entendía de dónde había sacado su cabello rizado, y porqué no era tan pálido como sus padres.

Se reincorporó de a poco, se sentía un poco más seguro que antes todo gracias al buen humor constante de la mujer.

Se veía fiestera, muy alegre y bromista. Un enorme contraste con sus dos padres.

Se preguntaba, ¿sería como ella cuando fuese grande? ¿Divertido y fiestero? Sonaba una propuesta interesante, aunque no sabía si siquiera podría encajar entre la gente de su edad.

Respiró profundo, mirando a la mujer fijamente...

Entonces, se atrevió a preguntar directamente.

-Es... ¿Es usted mi madre?

La mujer se tomó su tiempo en responder, manteniéndose tranquila ante la pregunta del pequeño. Con una sonrisa, dejó ir su respuesta...

-No.

... Que dejó bastante quebrado y confundido a Gregory.

-Solo te tuve, más sin embargo tú no tienes una madre.

El niño frunció el seño y se cruzó de brazos hasta recargarse con el respaldo del asiento. La gente iba y venía a su lado, gente que venía, era atendida por el restaurante de comida rápida, y en seguida se iba. Él solo las veía... Extrañamente molesto.

Se sentía bastante ofendido, obviamente no era eso a lo que se refería, él quería saber quién fue que le dió a luz y cómo sucedió, más sin embargo, la mujer parecía estar burlándose de él.

Aunque... Técnicamente sí recibió la respuesta que esperaba.

-Sé que estás molesto, lo entiendo. No es la primera vez que un niño me pregunta si soy su madre... Pero realmente solo ayudo a parejas que son incapaces de tener un hijo para que lo tengan de forma segura, ¿lo sabías?

El gesto fruncido del niño comenzó a calmarse de a poco... Pero aún se sentía atacado.

La mujer le sonrió amablemente, y se acercó un poco a él, tomándolo de las manos.

Puso sus manos y las de Gregory sobre la mesa, solo para que le prestara atención.

-Soy tu madre biológica, si es lo que quieres saber... Pero quiero que sepas, cariño, que tus papis también lo son. Ellos lucharon mucho para poder tenerte en sus brazos y que fueras realmente su hijo, fue realmente muy difícil para ellos tener que lidiar con todos los problemas de planeación, pero lo hicieron, porque te amaban, incluso si aún no nacías.

Inconscientemente los pequeños ojos azules verdosos comenzaron a llenarse de lágrimas.

-Entiendo que te sientas confundido, pero tienes que entender que yo no soy tu madre. Yo solo ayudé a tus padres a tenerte, pero ellos fueron quienes te criaron, ellos fueron quienes te dieron amor, ellos fueron quienes te trajeron tan lejos.

Y eso era verdad.

Aunque seguía sintiéntose raro, triste, enojado, confundido, a la vez se sentía aliviado de que alguien le hiciera ver la verdad.

Porque todos esos días había pasado ocultándose la verdad a sí mismo, negándose a ver lo que era obvio.

Estaba desesperado por tener una razón para que dejarán de molestarlo en la escuela.

Pero tal vez su única razón sería demostrar que era alguien agradable con quién pasar el rato, y portar con orgullo la bandera de sus padres.

Bajó la mirada, y comenzó a llorar en silencio.

Esa mujer era realmente dulce, parecía tener un gran corazón... Siempre capaz de ayudar.

Quería...

Quería ser como ella cuando fuese grande, ayudar a alguien de cualquier forma.

Comenzó a sollozar contra la mesa mientras la mujer acariciaba sus manos con gentileza. No tardó mucho en sentir como una de sus manos se posaban sobre su cabello rizado... Comenzaba a sentirse más tranquilo... Ya no se sentía atacado.

Pasó un rato en silencio. Todo había pasado tan rápido para apenas haber preguntado sobre su descendencia, pero no le molestaba. Se sentía aliviado de saber que al menos no tenía una verdadera madre, y que esta no la abandonó como dicen sus compañeros de clase.

Soltó un largo suspiro y volvió a levantar la cabeza.

Isla entonces le sonrió.

-¿Te gustarían unas papitas para sentirte mejor? En lo que llamo a tus padres para que vengan por tí.

Era igual de atenta que su papá Edgar. Sentía que quería llorar de nuevo.

Gregory asintió y se reincorporó en su asiento limpiando las lágrimas que querían seguir saliendo, mientras que Isla se dignaba a pedir una orden de papas fritas sacando su teléfono al momento... Toda esa información lo habría abrumado para entonces, tal vez su padre tenía razón, tal vez debió esperar hasta ser más grande para que se le haya explicado la situación, tal vez no estaría tan confundido como ahora. Su impaciencia hizo sentir mal a sus padres semanas atrás.

Tal vez desató un trauma de la infancia de su padre Byron... Había sido demasiado rudo, ¿verdad?

Mientras que él pensaba en sus adentros cosas que niños de su edad no pensarían, la mujer se preocupó por marcar un número viejo que normalmente no solía marcar.

Pasó el rato. Gregory comía papas fritas con ketchup y mostaza mientras pasaba sus mangas sobre su nariz debido al llanto de hace unos minutos. De repente se ponían a platicar sobre cosas, Isla recalcó la increíble inteligencia del nene, haciendo a Gregory sentirse más seguro.

La mujer no lo trataba como un niño con retraso, como gran mayoría de los adultos hacían. Ella lo trataba como una persona, con cariño y paciencia. Preguntó si había algún problema en clases, y ella se enteró rápidamente de esto.

Solían golpearlo, solo porque "era gay" y sus papás también.

Pasaron las horas y su papá llegó al restaurante en completo pánico. Apenas encontró a Gregory lo primero que hizo fue abrazarlo con todas sus fuerzas y limpiar sus lágrimas. Con paciencia, intentó darle el reconforte que le faltaba.

Isla le sonrió, y le explicó la situación.

La gran mayoría de personas habría esperado un regaño por escaparse de clases y llegar a un restaurante por su cuenta, sin embargo, como ya sabemos, Edgar en realidad abrazó a su muchacho diciéndole lo feliz que estaba de saber que estaba sano y salvo, para después pedirle de favor que no se volviese a repetir.

Pasó solo un par de minutos en lo que Gregory se acababa sus papitas en lo que Isla y Edgar hablaban con la mayor confianza del mundo. Se notaba que habían pasado meses juntos debido a la planeación de Gregory, se habían vuelto buenos amigos.

Isla entonces mencionó... Que en la escuela nunca dejaban de molestarlo, y que Gregory no respondía porque no quería ser mandado a dirección de nuevo.

Edgar prometió tomar cartas en el asunto... Y así se despidió de la mujer, tomando a su hijo de la mano, listos para ir al coche que los esperaba afuera.

Se despidieron de la mujer, y ella dejó ir a ambos pelinegros con una gran sonrisa en el rostro...

El día era agradable, el sol brillaba con fuerza y las aves iban de un lado a otro, mientras las familias disfrutaban de comer al aire libre.

Oía risas de fondo. Al igual que música.

Ambos llegaron al coche para entonces. Gregory entró tímidamente debido a que sabía que su padre Byron estaba esperando dentro... No sabía porqué, si siempre estaba dispuesto a acompañar a su esposo con orgullo, temía que se debiera a qué había hecho algo mal.

Se sentó en el asiento trasero, y su papá Edgar tomó el lugar del piloto.

... Su padre Byron miraba distintos papeles... Si no lo conociera pensaría que solo estaba trabajando, pero Gregory notaba cuando estaba nervioso, pues un pequeño tick hacía acto de presencia al tocar a un ritmo acelerado la hoja de papel.

Edgar miró a Byron, y después a Gregory, diciéndole con la mirada que le debía una disculpa a su padre.

Bajó la mirada y inhaló ansioso.

-... Lo siento...

El tick ansioso de Byron se detuvo, y lentamente dejó los papeles que estaba viendo de lado, para voltear a ver a su hijo.

Esperaba un regaño después del "dame el brazo" de hace unas semanas, más sin embargo, el hombre solo lo veía con ojos lloroso.

Se acercó como pudo al asiento trasero y tomó a su hijo con los brazos bien abiertos, abrazándolo con fuerza. Gregory se notaba confundido pero no dijo nada al respecto, solo correspondió el abrazo de su padre.

Pasados los segundos... El hombre soltó un suspiro nervioso.

-No vuelvas a hacer eso... Jamás...

. . .

"ビクトリア、私の娘...私はそれが二度と起こらないようにしたい..."

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top