Miedo de que sea tarde

Cuando Kira volvió a casa, había pasado un mes desde había ido a vivir con Clara. Steve era consciente de la situación de su hermana, por eso mismo los hermanos se habían reunido de vez en cuando para hablar sobre lo que había ocurrido. Si bien las intenciones del mayor habían sido buenas, no había conseguido hacer que Kira volviera hasta un mes después, cuando la tensión se había calmado, además de que había tenido una charla con su mejor amigo antes de que ella volviera. Quería que ambos entendieran la situación.

Lo más duro para Kira había sido hablar con Dominic. Ambos habían quedado en un bar, donde mantuvieron una larga conversación sobre la situación en la que su relación se encontraba. Al contrario de reaccionar a la ruptura que le propuso Kira, ella pensaba que su novio se enfadaría por el hecho de que quisiera dejarlo por alguien, Dominic asintió lentamente y dejó un billete en la mesa.

–Espero que vaya bien.– sonrió de forma muy leve y se alejó sin añadir nada más.

. . .

Eran las siete de la mañana cuando la rubia entró en el apartamento y dejó las llaves en la mesa del salón. Se restregó los ojos y caminó directa a su habitación, queriendo quitarse aquella ropa que tantas veces había tenido que usar en el último mes por no querer usar la ropa de su mejor amiga. Además, las prendas que llevaba le daban cierto calor, puesto que la primavera había empezado y, aunque no hacía todavía un tiempo de verano, su ropa le agobiaba un poco. Arrastrando los pies, llegó a su habitación, estaba algo adormilada porque no acostumbraba a despertar temprano, así que no se fijó en la forma que ocupaba su cama.

Se sacó la chaqueta y la blusa, dejándolas en la cama, para después dejar caer la falda al suelo y quitarse las largas medias que llevaba, al igual que los zapatos. Se sentó en la cama, dejándose caer con un largo suspiro cansado. En ese momento lo único que quería hacer era descansar y olvidarse de lo que había ocurrido esos pocos días. Se dejó caer y se tumbó, sin notar la forma que dormía a su lado, ya que , estando de espaldas no había logrado verlo. Se quedó dormida enseguida, la suavidad de las sábanas y suave olor a ropa limpia contribuyeron a esto.

. . .

Lo primero que notó al despertar, fue un brazo rodeando su cintura y la calidez de un cuerpo en su espalda, cuya respiración era lenta y tranquila, pero ella sabía que eso no significaba que siguiera dormido.

Buenos días– susurró, aún con los ojos cerrados.

Buenos días– la voz del joven estaba algo ronca por toda la noche, pero eso no evitó que la rubia se estremeciera– Me sorprendió que quisieras dormir conmigo.

No te vi, tenía sueño– contestó ella con voz neutral.

Hm... ¿Sí?– enterró el rostro entre el cabello rubio de Kira– Pues ha sido bueno que no me vieras, tu cuerpo es cálido.

¿Tan cálido como para pegarte tanto a mí?– susurró, mientras sentía como la mano del chico subía hasta su cintura, haciendo unas caricias que hicieron que su piel se erizara.

¿Tanto te gusta que te toque que tu piel reacciona así?– susurró en su oído, la voz ronca ahora le estaba siendo un punto a favor.

Kira se giró hacia él, ahora sus miradas estaban enfrentadas, sus rostros apenas a centímetros.

Kira...-colocó un mechón de pelo rebelde con cuidado– He sido un idiota... Debería haber hecho algo antes de que Dominic llegara... Yo... Mi maldito ego no me dejó ver la maravillosa mujer que tenía ante mis ojos. ¿Por qué no te di todas mis horas antes...? ¿Por qué me di cuenta de que te había perdido demasiado tarde? Debería haber recordado todo lo que amas hacer... Tratarte como debería... He sido un maldito egoísta.

Ella le puso un dedo en los labios, acallándolo:

¿Sabes cuánto tiempo he estado esperando a poder dar un paso adelante? ¿El tiempo que he estado esperándote...? ¿Cuánto hemos estado esperando para poder decirnos la verdad? Para dejar de ser unos cobardes y confesar lo que realmente sentimos el un por el otro. Cada día... Cada día hemos estado esperando a que alguien diera un paso adelante... Esperando algo que no llega si ninguno lo dejamos surgir...

Él juntó sus frentes, tomando su mano con cuidado, entrelazándolas con cuidado, como si temiera las siguientes palabras que iba a pronunciar:

Tengo miedo, Kira, de que ya sea demasiado tarde. De que ya no quieras estar aquí. Todo lo que siempre he querido ha estado delante de mí, pero no he sido capaz de verlo. Y ahora que soy capaz el tiempo se acaba.

¿El tiempo...?

Kira... Lo dije hace meses... Voy a alistarme en el ejército.

P-pensaba que... Que al estar borracho... Solo bromeabas...

Es la única opción que tengo para conseguir dinero. Para Steve, para Becca, para ti.

¿También vas a dejar a tu hermana atrás?– se sentó, mirándolo con cierto escepticismo.

No os voy a dejar, solo voy a traer mucho más dinero para poder tener una vida digna y que cuando todo acabe podamos estar bien todos.

¿Y qué pasará si no vuelves?

Seré una boca menos que alimentar en esta casa.– dijo con voz neutral.

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