Ludicrum

—Mamá, ha sido un día duro sin ti.

Kira se dejó caer al otro lado, llevándose las manos a la boca por la sorpresa. Un terremoto habría sido pequeño en comparación con la forma en la que su corazón había empezado a latir. No podía siquiera creer que ellos estuvieran al otro lado, esperando a que ella contestara, a escuchar su voz.

Y, por supuesto, en ese otro lado, su familia esperaba ansiosa la respuesta a aquella declaración. Cuatro años echándole de menos, sin saber que había sido de ella, sin tener una sola noticia sobre su estado, si había empezado una nueva vida.

Kira se armó de valor finalmente, y apoyó las manos en la mesa, más tranquila, sus puños se habían hecho hierro por la emoción, por la forma en la que la voz de su hija había cambiado en cuatro años.

—Aquí también ha sido un día duro sin vosotros, cariño.— no pudo evitar una sonrisa al decir esta última palabra, llevaba tanto tiempo sin pronunciarla... Prácticamente su significado había desaparecido en los labios de Kira, sentía como si se hubiera perdido en aquel beso que había compartido con Nate.

Padre e hija se miraron, sin poder contener la emoción, sus ojos -de un matiz zarco idéntico- brillaban con un fulgor que rara vez se les había visto en aquellos años.

Lara contuvo las lágrimas, tomando a su padre de la mano -no estaba segura de si esto era para no romper en llanto o para apoyar a su padre, quizá ambas-, quien apretó con suavidad su palma contra la de la adolescente.

—¿Estás bien, Kira? No has estado sola, ¿verdad? Más vale que Steve no te haya dejado irte muy lejos o tendremos un problema cuando volvamos.— Bucky usó una voz seria y grave, como quien habla de un asesinato.

Esto hizo reír a las otras dos, ambas apartando unas lágrimas, sus voces sonando cortadas por el llanto contenido. Kira no pudo sino negar con la cabeza con una pequeña sonrisa en los labios, un atisbo de lo que había sido hacía años.

—Estoy bien, Steve es un buen hermano y me ha visitado de vez en cuando en casa. No he estado sola, además, tenía a Nakama y a... A Nate.

¿Era cosa suya o la voz de su esposa había sonado diferente al mencionar aquel nombre? Su tono de voz había sonado más suave y dulce, no habría sabido explicarlo, pero sabía que lo había dicho de otra forma. Aunque probablemente era su imaginación y Kira estaba hablando así por la emoción.

Lara, sin embargo, era tan curiosa -o incluso más- como su madre, así que no dudó un segundo en preguntar. Quería saber, cualquier información, por muy poca que fuera, sobre su madre, su vida, sus amistades... Era como un mundo para ella.

—Mamá... ¿Quién es Nate?

La mujer tomó unos segundos antes de contestar, respirando hondo, tampoco tenía clara su relación con Nate. ¿Eran amigos? ¿Compañeros de piso? Después de lo que había pasado apenas tenía claro su lugar en aquella casa a la que durante tanto tiempo había llamado hogar.

—Es un amigo, es nieto de un... De un novio que tuve en los años cuarenta. Creo que tu padre se acuerda de él, Dominic fue, al fin y al cabo, una de las causas por las que acabamos juntos.

—¿Dominic? ¿Dominic Fowler? Lo recuerdo, ¿así que conociste a su nieto, eh?— su gesto se suavizó mientras pasaba la mano por el cabello de Lara— Trató bien a tu madre, tampoco puedo quejarme de él. ¿Pero puedo quejarme de su nieto?

Kira tragó saliva, era complicado, se podía decir que sí, al fin y al cabo se había acostado con Nate, eso era algo que pudiera negar, quisiera o no. Pero no sabía si aquel era un buen momento para decírselo, puesto que ni siquiera estaban cara a cara.

Si le iba a decir que se había entregado durante la noche a otro hombre prefería decírselo en persona y, preferiblemente, no delante de su hija.

—No aún, Jem.— bromeó como respuesta para salir del paso.— Creo que es algo que deberéis decidir vosotros, sé que vosotros sois los antisociales de esta familia.

Lara se sentó con las piernas cruzadas sobre la mesa, riendo entre dientes, atenta al aparato de Strange. La voz de su madre tenía un efecto sedante en ella, se sentía tranquila, como si todos sus problemas hubieran desaparecido, aunque tan sólo fuera durante esos instantes.

Sabía que esa paz no duraría siempre, que tendrían que volver a ese mundo que se había convertido en su hogar y seguir adelante con su vida, pero mientras pudiera aprovecharlo... Se sinceraría con su madre.

—Mamá, yo... Los dos, te echamos mucho de menos.— se aventuró a decir, su voz sonaba temblorosa y agitada, signo de que, por segunda vez durante aquella ocasión, estaba conteniendo el llanto— No ha habido una noche que no haya soñado contigo, con nuestra familia...— los sollozos habían comenzado, aún con la voz de Kira tan cerca, se encontraban muy lejos la una de la otra, y eso le dolía a la muchacha, sintiéndose impotente al no poder hacer nada al respecto— No puedo creer que haya llegado a la adolescencia y no estés aquí para verlo, mamá... Daría lo que fuera por tenerte aquí, me da igual que sea esta...— sabía que a sus padres no le gustaba que usara malas palabras, pero no se iba a contener, no mientras estuviera hablando con el corazón— mierda de mundo. Tenerte aquí sería suficiente.

Bucky frunció el ceño y, en silencio, abrazó a la joven, apretándola con cuidado para calmar su llanto, acariciando su cabello aúreo con ternura. No era la primera vez que esto pasaba, y estaba seguro de que tampoco sería la última.

Su hija había experimentado demasiadas atrocidades a lo largo de su corta vida. En catorce años había conocido el dolor, el abandono, la falta de cariño... Sabía que lo que más deseaba sobre todas las cosas era una vida normal, una vida lejos del peligro, alejada del asesinato y la sangre.

Lara no quería ser más un arma.

—Cariño, yo también os echo de menos...— Kira estaba llorando al otro lado, dejando salir las lágrimas acumuladas durante años de soledad y desamparo, sintiendo que había traicionado a las dos personas que más amaba en el mundo al acostarse con Nate— Cada día pienso en vosotros... En sí estáis bien o si realmente os había perdido.— se escuchó la forma en la hipaba, Kira se estaba rompiendo de nuevo.— No sabía si estabáis vivos, si tan siquiera volvería a veros, simplemente me quedé aquí sin-

La conexión se cortó en aquel momento, separando de nuevo a la familia, dividiéndola una vez más, alejando los corazones que latían como uno solo.

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