¿Dónde Está Ella?

Sé que para mí fue como si no hubiera pasado apenas un instante antes de que volvieran, pero para ellos quizá habían sido horas o, quien sabe, días. La única certeza que tenía, era que, al contarlos a la vuelta, advertí que algo no estaba bien, que faltaba alguien.

Todos llevaban el mismo traje, por lo que me tuve que apresurar por las escaleras para verles a todos bajo el casco, idéntico al de Scott -con su cristal protector al frente y el resto de este de un material blanco-. Conté a Steve, aliviada al ver a mi hermano a salvo, Tony, Rockett, Bruce, Clint, Scott, Nébula, Rhodes...

—¿Dónde está Nat?— me acerqué a Clint, mirándole seria, temiendo lo peor.

Y, cuando se limitó a apartar la mirada a un lado, acompañando el gesto con el rostro, mis sospechas se confirmaron.

Di un paso atrás, negando con la cabeza, notando una presión en el pecho, amenazando con apretar alrededor del corazón hasta hacerlo estallar. No quería aceptar que ella... Que Natasha nos hubiera...

Sin decir nada más, apreté los puños, usando mi singularidad para desaparecer de allí sin dejar rastro, dejándome caer de rodillas sobre el muelle del lago junto al complejo. Aunque, ahora que echo la vista atrás, realmente caí al suelo, sin fuerzas.

Noté un sabor salado en los labios tras sentir el cálido baile de una lágrima sobre la piel del rostro, después de esta le siguieron más y más, al principio con timidez, para empezar a resbalar sobre las mejillas hacia mi boca cerrada, apretada mientras trataba de contener el llanto, cada vez haciendo más presión en mi pecho.

Aún no puedo describir el dolor que causó el sacrificio de mi compañera, aunque, más que compañera, era una amiga, una confidente, una hermana.

Yo nunca había tenido una hermana, es cierto que Clara había sido mi mejor amiga en mis primeros años de vida, desde muy pequeñas nos habíamos contado todo y éramos inseparables. Pero, Clara conocía a aquella Kira que soñaba todos los días con salir de Brooklyn y vivir en uno de los edificios de Central Park, el piso más bonito con vistas al pequeño pedazo de naturaleza en una metrópoli tan grande como lo era Nueva York ya en mi época, que solo deseaba casarse y hacer feliz a una familia. Esos sueños de cuento  quedaron atrás cuando mi vida quiso cambiar de rumbo, cuando mi vida romántica pasó a un segundo plano y lo básico, era sobrevivir, era obedecer, servir, ser un buen soldado.

Por eso mismo no podía tener un confidente cualquiera, necesitaba a alguien que conociera el mismo mundo que yo, el mismo dolor, la misma soledad y desesperación.

Y cuando encontré la amistad en Natasha, la pequeña familia que estaba formando por mi cuenta se amplió. Una hermana, una hermana con una experiencia similar, ella también había sido un arma, un mero peón en una guerra mucho más grande que ella. Un juego que nos había dejado una profunda marca a ambas, una marca que ni los años ni las personas podrían borrar de nuestros cuerpos o mentes.

Y me sentí vacía.

De nuevo.

Cinco años desde la última vez y dolía aún como el mismísimo infierno. El dolor me atravesaba el pecho, privándome del aire que necesitaba para respirar, cada bocanada me provocaba punzadas, como agujas amenazando mi alma.

¿Sería que había alguna clase de ser superior que disfrutaba con arrebatarme a aquellos que amaba?

No, simplemente no quería creerlo, allí, tirada de rodillas sobre el embarcadero, el agua meciendo de forma suave la madera bajo mis rodillas, sabía que estaría patética, llorando en silencio con la mirada perdida hacia el horizonte.

Apenas fui consciente del banco siendo lanzado con ira hacia el lago, cayendo con un sonoro estruendo.

—Podíamos haber hecho algo, podíamos haberla salvado.— escuché a Bruce tras de mí.

—Tenía que haber saltado yo, tenía que haber luchado con más fuerza contra ella...— me giré al escuchar las palabras de Clint, poniéndome en pie, ahora furiosa.

La mirada del hombre se detuvo en mí al ver como me aproximaba amenazadora refulgiendo en mis pupilas -al menos es como Steve describe mi estado en aquel momento-. Ignoré a Steve, a Tony, a Bruce y a Thor, poco me importaba lo que pudieran decirme, era Clint quien había estado con ella en todo momento y quien no había conseguido salvarla.

—¿Que podías que?— mi voz sonó demasiado serena para la forma en la que me encontraba, todos, absolutamente todos los que allí se encontraban, sabían que esa calma, precedía a una tormenta de furia.

—Saltó, ella saltó y se sacrificó para conseguir la gema, para ser una heroína, Kira, pero podía haberlo evitado, ella estaría aquí, con nosotros, pero no fui lo suficientemente fuerte.— su voz... Sonaba tan quebrada, tan roto al ver a su mejor amiga...

Y no pude contenerme ni un segundo más ante aquel "podría", quizá podríamos haber evitado que Thanos se hiciera con las gemas e hiciera desaparecer a nuestros seres queridos, quizá podría haber evitado que James partiera a la guerra y que acabara convertido en un soldado, quizá podríamos haber evitado la derrota si nos hubiéramos mantenido unidos.

—¡Clint, hay muchas cosas que podrían haber pasado! Hay mucho que podríamos haber evitado, mucha gente a la que podríamos haber salvado, pero somos héroes, no podemos plantear un podría, porque en ese caso, podríamos volver atrás en el tiempo y salvar a esas personas que nos ha arrebatado el tiempo, ser egoístas, y robar a otra realidad a esa persona que tanto aman. Pero somos héroes, los héroes actúan antes de ese podría. Y si no pueden actuar, se enfrentan a las consecuencias. Porque, Clint, todos aquí hemos cometido errores, fatales, pero hemos seguido y no hemos dejado que los errores fueran en vano.

Noté que había estado hablando en un tono mucho más alto que el que acostumbraba, que había acompañado mis palabras con exagerados gestos, que acababa de gritarle todo lo que me había hecho sentir culpable durante años.

Pero no flaqueé, mantuve el mentón alto sin apartar la mirada de él, usando por segunda vez mi poder para aparecer en mi cuarto en el complejo, tomando el diario de cuero para empezar a escribir con aquella pluma de cuervo.

Tenía que contar la historia de una mártir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top