Como todo en lo que Stark se veía implicado, la fiesta había perdido su rumbo a velocidades impredecibles. Y eso que había sido una idea inocente del bueno del asgardiano. Si la idea hubiera partido del propio millonario... No quería ni imaginarlo.
No era como si nunca me hubiera visto en medio de una fiesta sin sentido con un grupo de soldados totalmente ebrio. Cada una de las misiones victoriosas desarrolladas en mi época terminaban con una descontrolada celebración de los Comandos Aulladores. Fue en esos tiempo que adquirí mi gusto por la cerveza. Pese a que no podía emborracharme, el sabor me recordaba esos momentos de relajada diversión y camaradería. Cada una de esas reuniones, ¿había sido ruidosa? Sí. ¿Habían terminado con algún que otro mueble roto? También. ¿Habían destrozado los oídos de todas las personas ubicadas a una milla a la redonda con canciones de bar totalmente desafinadas? Siempre.
Sin embargo, jamás me habían sacado a bailar y llevado de un lado a otro de la pista como si fuera un peluche. Ni dos compañeros del comando se habían besado para seguir la broma. El baile, aunque aún me sentía avergonzado, podía reconocer que había sido gracioso, o que podría serlo visto desde fuera. Prueba de ello eran las ganas de reír que había sentido al ver como Thor llevaba de un lado para otro al pobre Clint, haciéndolo girar y brincar por medio salón. Por empatía me contuve, a diferencia de Romanoff, que bailaba conmigo. Ella se rió descaradamente. Era divertido. Totalmente distinto a lo que mi mente recordaba como celebración, pero divertido al fin y al cabo.
Pero, ¿el beso entre Stark y Banner? ¿No eran los besos únicamente para las parejas, con el fin de expresar amor mutuo? Les había escuchado referirse a ellos mismos como hermanos de ciencia, pero, ¿y si había algo más escondido?
Un doloroso pinchazo me punzó las costillas, tensándome los músculos y limitándome la respiración. Era doloroso e incómodo. Aunque, ¿por qué me molestaba? Era verdad que, al empezar a adaptarme a ese nuevo tiempo, me había sorprendido ver la aceptación que tenía algo que en mi época había sido completamente imposible. Me había asombrado, sí, pero me había alegrado a partes iguales. Había dado mi vida por un país que sentía arraigado en lo más profundo de mi alma, deseando que siguiera siendo un lugar libre y feliz para sus ciudadanos. ¿Y qué había más libre y feliz que poder escoger, guiándote por el corazón, a la persona con la que pasarías el resto de tu vida?
El amor de verdad era demasiado difícil de encontrar como para desperdiciar la oportunidad por los estereotipos y los convencionalismos sociales.
Saber que yo había perdido el amor de mi vida congelado en el hielo me consolidaba esa idea.
Entonces, ¿por qué me molestaba tanto ver al ingeniero y al doctor besándose? ¿Era porque se lo tomaban a broma? ¿Porque no sabían valorar la seriedad que había tras un beso?
Sin darme cuenta, mi ceño se fue frunciendo, adquiriendo mi rostro un carácter discordante al de la fiesta. Tony pareció darse cuenta porque, tras los silbidos y aplausos de los demás, me lanzó un beso volado. Tan coqueto como solo el millonario, y por lo que sabía la estirpe Stark, podría ser. En lugar de relajarme, eso solo logró ponerme de peor humor.
Y lo que había comenzado con un baile —lo admito, podía convertirse en una divertida anécdota..., en el futuro— en una fiesta de disfraces totalmente inocente perdió totalmente el norte. Concretamente cuando a Clint no se le pasó otra cosa por la mente que mencionar el juego de la botella... Tenía justo que coincidir con el día en que, parecía, Natasha había decidido tomar los licores más fuertes de la bodega de Tony. La espía, siempre con su permanente cara de poker, se mostraba más cercana y espontánea que de costumbre. Seguía sin revelar mucho de ella misma, pero escucharla reír con fuerza era toda una novedad. Estaba demasiado acostumbrado a sus sonrisas astutas.
Al final, fue ella la que nos obligó a todos a sentarnos en el suelo de la sala, pese a que la idea original había sido, en realidad, de Clint.
— ¡Romanoff! —la llamó Clint, quejándose—. No voy a ponerme a jugar a verdad o atrevimiento, ¡no tenemos quince años!
—¿Verdad o atrevimiento? —preguntó Thor, confundido.
—Es un juego de flirteo adolescente —aclaró Bruce, haciendo a Clint refunfuñar.
—Lo haces sonar como un simple juego, hermano mío —comenzó a decirle Tony a Bruce, sobreexagerando sus movimientos tambaleantes al girarse a él. Siempre tan teatrero—. No es un juego de flirteo, es EL JUEGO DE FLIRTEO. No hay nada mejor para deshacerse de las inhibiciones y entrar en confianza.
—Tony, tú no tienes inhibiciones —corrigió Bruce, riendo.
—Yo no, pero vosotros sí.
—¿Y crees que el juego de la botella nos servirá para unir lazos? —pregunté, enarcando una ceja con humor, sin creerme lo que estaba pasando.
—Exactamente —afirmó el millonario—, quizás deberíamos decirle al pirata que lo incluya en la lista de actividades de la iniciativa Vengadores. Nos podría ahorrar muchos problemas de comunicación.
—También sirve para saber quien miente mejor —añadió Clint, lanzando una elocuente mirada a Natasha.
Clint, Bruce y yo intentamos disuadirles, pero Tony y Natasha estaban particularmente interesados en jugar, y Thor estaba intrigado tras tanto revuelo. Clint intentó huir, pero recibió rápidamente fue bloqueado por Natasha y obligado a sentarse a su lado. Incluso borracha seguía teniendo una tenacidad sorprendente. Su acto fue suficiente para que todos nos sentáramos dócilmente.
—Que la botella de ron nos guíe —bromeó Tony, colocando la botella vacía de cristal en el suelo con un gesto solemne y haciéndola girar.
La boquilla de la botella se detuvo frente a Clint, determinando a la primera víctima. Porque, si Tony era el retador, iba a ser una víctima.
—¿Verdad o reto, Montana(1)?
—Verdad —pidió Clint, rápidamente—. No quiero ni pensar en la clase de retos que se te pueden ocurrir.
— ¡Qué agravio más insolente! —exclamó Tony, llevándose una mano al pecho, falsamente afligido. Definitivamente estaba metido en su papel, aunque aún no me quedaba del todo claro de qué iba vestido—. Solo por esa afrenta te preguntaré: ¿le has colado un poco de la ambrosía mágica de Thor a las bebidas de Romanoff?
Todos, a la vez, clavamos la mirada sobre el arquero.
—Y recuerda no mentir, Jimmy (2). No por el juego, sino por lo que te puede hacer Romanoff.
Natasha nunca antes me había parecido tanto una viuda negra como hasta ese momento, con los ojos penetrantemente clavados en los de Clint.
—Solo quería que se relajara un poco —comenzó a explicar Clint, con la risa nerviosa.
Por la expresión de Natasha, obviamente no le creyó.
—Thor dijo que un par de gotas de su bebida mágica no matarían a ningún mortal, pero sí lograría "nublar sus sentidos". Nat es a prueba de todo tipo de sustancias. Me daba curiosidad saber si algo extraterrestre le afectaría.
—Eso ha sido completamente irresponsable —lo regañó Bruce, mirándole con el ceño fruncido.
Antes de que ninguno tuviera tiempo a decir nada más, y por el rabillo del ojo me parecía que Bruce iba a hacerlo, Nat actuó. Aprovechando que estaba sentada a su lado, saltó sobre él y le hizo una rápida llave que parecía una variante de la Stepover Toehold Sleeper (3). En lugar de agarrar el cuello de Clint, lo tenía aprisionado por la barbilla, pero la forma en la que sus piernas se enroscaron en la rodilla de Clint era exactamente igual.
Clint palmeó el suelo, intentando liberarse, pero fue inútil. Parte del velo de Natasha se deslizó por su cabeza, cayendo sobre sus rostros. La tela ocultó como la cara de Clint enrojecía.
Miré la escena, sin saber qué hacer. Barton había actuado como un niño travieso e increíblemente inconsciente. Sin embargo, Romanoff iba a acabar asfixiándole si seguía.
Miré a Thor, que estaba sentado a mi lado, y a Tony, que estaba frente a mí. Ellos se limitaban a reír y silbar, animando a Natasha. Fijé mi vista en Bruce, que lucía preocupado entre los dos desvergonzados borrachos. El científico me miró y asintió.
Justo cuando íbamos a acercarnos, Clint susurró un ahogado "lo siento" que valió para que Natasha lo soltara. Clint tosió sin parar mientras Natasha regresaba a su lugar.
Clint agarró el botellín de cerveza que había a su lado, aún en pie milagrosamente, y tragó rápidamente. Tenía la mandíbula enrojecida y los ojos llorosos, aunque no había derramado ninguna lágrima.
—Joder Nat —se quejó Clint, haciéndome fruncir el ceño—, no sabes aceptar una broma.
—Teniendo en cuenta que podrías haberla envenenado, no sé de qué te sorprende —le reprendí.
— ¡Oh, vamos, Capitán! —se quejó nuevamente Clint, resoplando—. La última vez que Nat y yo jugamos a algo en una fiesta post misión fue a la ruleta rusa. No es para tanto.
—Ambas conductas son peligrosas e irresponsables —se alarmó Bruce.
— ¿Cuántas gotas echaste? —preguntó Thor, recuperando la tranquilidad tras su ataque de risa, sin perder la sonrisa jovial. Las bromas venenosas debían ser habituales en Asgard para que estuviera tan tranquilo.
—Tres —afirmó Clint, reacomodándose en su asiento.
Thor silbó.
— ¿Qué? —preguntó Natasha, enarcando una ceja.
— ¿Se nos muere? —bromeó Tony.
— ¡Tony! —le reclamó Bruce.
— ¡Vamos! —bufó Tony, quitándole hierro al asunto—. Solo está igual de activa que un adolescente después de haberse metido... —hizo una pausa, mirándome y haciendo nota de mi expresión. Eso le hizo sonreír burlón—, alegría para aguantar toda la noche. Solo está alegre, ¿no es así, vikingo?
—Bueno, un mortal normal estaría corriendo desnudo en dirección a los bosques con solo tres gotas, pero nuestra fuerte amiga ha demostrado una vez más ser una auténtica valkiria de Midgard.
— ¡Por la valkiria de Midgard! —exclamó Tony, alzando una pequeña botella de cristal llena de licor y que había sacado de uno de sus bolsillos.
— ¡Por la valkiria de Midgard! —repitieron Clint y Thor, alzando su botellín y su cuerno.
Natasha, Bruce y yo acabamos siguiéndoles la corriente con sonrisas de resignación en los labios.
— ¿Cómo supiste que se la estaba colando a Nat? —preguntó Clint tras el brindis.
—Me lo chivó J.A.R.V.I.S. —confesó Tony, encogiéndose de hombros.
— ¿Y no pensaste en decir nada? —interrogué.
— ¿Por qué? —cuestionó con una fingida expresión ingenua—. Clint se lo estaba currando mucho intentando que Nat no lo descubriera, y cuando J.A.R.V.I.S. me lo dijo, pensé que le estaba echando un laxante o algo. No fue hasta que Thor te sacó a bailar que me di cuenta que sacaba las gotas del cuerno de Thor.
Natasha, aprovechando que estaba sentada a su lado, le dio un codazo en la nuca al ingeniero.
— ¡¿Y eso a qué viene?!
—Por ser cómplice —justificó ella mientras Tony se sobaba el cuello—. Sigamos.
Clint giró la botella, evitando que volviéramos al tema, la que acabó apuntando a Tony. Clint sonrió como si fuera un gato que acabara de comerse un canario.
—Bien, bien, Stark. ¿Verdad o atrevimiento?
—Atrevimiento, hay que caldear el ambiente.
— ¿Más? —preguntó Bruce con burla.
—Ya que hablamos de calentar..., empecemos por la cara de poca vergüenza que tienes. Tienes que recibir una bofetada de cada jugador a tu lado.
—¡Nat ya me ha pegado!
— ¡Yo no quiero pegarle! —exclamó Bruce a su vez.
—Nat no te pegó en la cara, y siempre puede pegarte más de una vez. Y si Bruce no lo hace, lo hará el jugador a su lado —explicó Clint con una sonrisa ladina, mirando fugazmente a Thor.
Automáticamente, Tony tomó por los hombros a Bruce.
—Hazlo tú.
Bruce no se veía muy convencido, pero acabó dándole una cachetada en la mejilla izquierda. Era obvio que apenas había usado fuerza y que había sonado más de lo que había dolido. Sin embargo, la mejilla se le enrojeció levemente.
—Menos más que estoy jugando con el Dr. Banner y no con Mr. Hulk (4) —dijo Tony, girándose hacia Natasha—. Vamos a ello, valkiria.
Ni hizo falta más para que Natasha golpeara la otra mejilla. El chasquido resonó y el impacto fue lo suficientemente fuerte para hacer a Tony girar la cara. La piel rápidamente enrojeció.
— Te viniste un poco arriba, ¿verdad? —le preguntó, sobándose la piel inflamada.
Era curiosamente chistoso ver como la sorpresa y el malhumor se apreciaban de igual manera en la expresión facial del ingeniero.
—Tómalo como la venganza volumen II —dijo Natasha, relajando su expresión—. Gira la botella.
Un nuevo giro y fue el turno de Thor. Por un momento temí que la botella se detuviera frente a mí. Inconscientemente, agradecí haber esquivado esa bala. Bastante malo era estar jugando ese juego puberto como para caer en las garras de Tony.
—Muy bien, dios del trueno, ¿te decantas por el camino de la verdad o te atreves a vivir la aventura? —El aspecto solemne de su pregunta tenía ese toque burlón picaresco que solo podía mostrar Stark. Para colmo, le guiñó uno de su maquillados ojos a Thor, invitándole a seguirle el juego.
Algo dentro de mí se removió, haciéndome sentir incómodo. ¿Stark siempre tenía que mostrar ese..., desparpajo tan irritante? Tenía una habilidad única para desquiciarme.
—La aventura es mi vida, mi amigo de metal —respondió con humor el asgardiano.
—Muy bien —dijo Tony, satisfecho—. Me dijiste que Darcy te había estado enseñando..., "las costumbres danzatorias" de Midgard...
Thor asintió y Clint y yo cruzamos miradas. Si lo había hecho, o se estaba riendo del asgardiano o lo hacía pésimamente.
—Tienes que bailar la última canción que te enseñó, en ropa interior.
El guerrero, ni corto ni perezoso, comenzó a desnudarse.
— ¿Por qué desnudo? —preguntó Banner, sin entender.
—¿No lo viste bailar antes? Hay que añadir algo para que sea un verdadero reto.
—Tampoco hace falta que baile la canción entera —musitó Clint mientras Thor le susurraba algo al oído al ingeniero.
— ¿Miedo a que te saquen a bailar, Corleone (5)? —preguntó Tony con una sonrisa ladina, sacando su pantalla táctil y tecleando algo.
—Francamente, sí —respondió Clint, mirando con desconfianza al rubio, ya vestido únicamente con la ropa interior.
—Vale, con un cachito de la canción bastará. J.A.R.V.I.S., pon el fragmento más jugoso.
Well I can dance with you honey
(Bien, puedo bailar contigo cariño)
If you think it's funny
(Si crees que es divertido)
Does your mother know that you're out?
(¿Sabe tu madre que has salido?)
And I can chat with you baby
(Y puedo charlar contigo bebé)
Flirt a little maybe
(Tal vez coquetear un poco)
Does your mother know that you're out?
(¿Sabe tu madre que has salido?) (6)
Y ahí estaba, a ritmo de ABBA, un grupo que había escuchado en ocasiones por la radio en mi apartamento, bailando el asgardiano con más ímpetu que Fred Astaire(7) en cualquiera de sus películas. Se deslizaba por el suelo y movía las caderas sin ninguna vergüenza.
Como buenos hijos de los ochenta que eran todos, enseguida comenzaron a cantar y a aplaudir al ritmo de la música.
Esta vez fue el turno de Tony de ser arrastrado al baile, pero a diferencia de nosotros, Tony rápidamente le pilló el ritmo a los pasos de Thor y bailaron al mismo son. En realidad, era difícil saber quién se lo estaba pasando mejor de los dos.
Al final, lo que iba a ser un pedazo de la canción se convirtió en tres minutos de baile con coros de vengadores incluidos.
La música cesó y, siguiendo la guía de Tony, ambos bailarines se inclinaron ante los aplausos. Tony tenía una graciosa y honesta sonrisa que le hacía brillar los ojos.
—Si al final he acabado en medio del reto —rezongó Tony, aunque realmente no parecía molesto.
—Si te has divertido más que el propio Thor —dije, sin poder contener mis palabras al igual que la sonrisa que adornaba mis labios.
—Tengo el gen del baile en la sangre, vaquero, ¿qué esperabas?
—No será por tu padre —murmuré, sin darme cuenta.
— ¿A qué te refieres? —preguntó Tony, interesado.
—Tu padre siempre fue muy hábil con la oratoria, también con las manos —expliqué, recordando sus liantes y ocurrentes conversaciones frente a su mesa de trabajo—, pero tenía dos pies izquierdos.
—Si no bailaba, ¿cómo se fijó mi madre en él? —preguntó Tony, sacando otra botellita del bolsillo.
Su expresión, sus preguntas, el brillo de sus ojos, comenzaban a mostrarse extrañamente honestas, casi cándidas. ¿Tony era de esos borrachos que bajaba las defensas y su arrogancia cuando el alcohol comenzaba a pegarle fuerte?
—Mi madre amaba bailar —recordó Tony, aún extrañado.
—Ahí tienes tu gen —dijo Bruce, dándole un empujón amistoso.
No pude evitar preguntarme si ella había sido quien le había enseñado a bailar de verdad.
—Y supongo que por eso se complementaban —sugerí, con la duda de cómo había sido realmente ese encuentro.
— ¿Tengo que..., girar esto? —preguntó Thor, en dirección a la botella. Sus ojos se veían realmente vidriosos, borrachamente vidriosos.
—Adelante —dijo Natasha.
Y como si fuera por golpe de suerte, después de dar un par de vueltas, la botella paró justo frente a Romanoff.
—Eso te pasa por hablar —la pinchó Clint, haciendo eco de mis pensamientos.
—¿Deseas verdad o un reto, mi bella amiga valkiria?
—Verdad.
Todos, incluido Clint, la observamos sorprendidos.
—Es un dios borracho. Es capaz de hacerme saltar por la ventana —explicó, leyendo rápidamente nuestras caras, encogiéndose de hombros.
—¿Estás enamorada de Barton? —preguntó Thor, de sopetón.
Nos quedamos mirando fijamente al asgardiano, como si una horda de chitauris hubiera salido al galope justo sobre su cabeza, pero él se mantuvo imperturbable; tanto como Natasha.
—Joder con la pregunta... —musitó Tony—. Las matas callando, vikingo.
—Tony —le chisté en voz baja. Era increíble la facilidad que tenía para soltar improperios por su boca.
—No —respondió Natasha, tajante y centrada únicamente en Thor—. Sería casi..., incesto.
Natasha mantuvo cara de poker, pero Clint si encogió la nariz en señal de desagrado.
—Genial, ahora tengo esa imagen en la cabeza, ¡aj!
Natasha le dio a la botella, deteniéndose directamente frente a..., mí.
— ¿Verdad o atrevimiento, Steve?
—Atrevimiento —pedí rápidamente.
— ¿Y esa ansiedad, Rogers? —preguntó Tony con una sonrisa lobuna.
Le habría fulminado con la mirada de no ser porque mirarle, de alguna extraña forma, me enternecía. Al menos en ese momento. No se tambaleaba ni titubieaba al hablar, pero podía ver en sus ojos, al igual que en Clint y en Thor, que la abusiva ingesta de alcohol finalmente empezaba a pesarles. Quizás porque lo veía débil que mi instinto insistía en protegerle. ¿De qué? Ni idea. Ese pensamiento se coló en mi mente, sin que pudiera atraparlo y analizarlo.
—Natasha ya sabe todo lo que se puede saber sobre mí, puede que sepa incluso más que yo mismo. Si me preguntara algo, sería para que los demás también lo sepan, no porque a ella le plantee dudas.
Una enigmática y sutil sonrisa de Monalisa comenzó a adueñarse de los labios de la pelirroja.
—Atrevimiento, entonces. Hasta tu próximo turno, tienes que sentar en tu regazo al jugador sentado frente a ti.
— ¡¿Cómo?! —preguntamos Tony y yo a la vez, viéndonos frente a frente.
—Ese es mi reto —dijo Natasha, encogiéndose de hombros.
— ¿Por qué me metéis a mí en todos los retos? Sé lo deseable que soy, pero... —rezongó Tony.
Natasha no le respondió, pero su mirada penetrante parecía estar taladrándome mientras su sonrisa se expandía. Estaba poniéndome a prueba. ¿Por qué? Ni idea. ¿De qué? Menos aún...
Tony intentó levantarse, refunfuñando, pero debió marearse por el movimiento porque se detuvo. Farfullando, acabó atravesando el espacio entre nosotros prácticamente a gatas. Se quedó frente a mí, mirándome expectante.
— ¿Me vas a hacer sitio, abuelo? —preguntó, malhumorado.
Un momento, ¿de verdad estaba pasando?
¡Hola a todos, lindas flores!
Sé que se me está yendo un poco la pinza con lo que sucede en este fic, pero lo que me reído..., ha merecido totalmente la pena. Y lo que nos queda por contar 7u7...
Os añado la lista de aclaraciones que fui marcando numéricamente a lo largo del capítulo:
1. Tony Montana, personaje mafioso de la película Scarface.
2. Jimmy Conway, personaje mafioso de la película Uno de los nuestros.
3. Hace referencia a la variante de John Cena de la llave Stepover Toehold Sleeper (STS), convirtiéndose en Stepover Toehold Facelock (STF).
4. Dr. Jenkins y Mr. Hyde.
5. Hace referencia al apellido Corleone, familia mafiosa de la saga cinematográfica El Padrino.
6. Fragmento de la canción Does your mother know? del grupo musical ᗅᗺᗷᗅ.
7. Fred Astaire fue un bailarín destacado en el cine estadounidense de los años 30 y 40.
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos en el próximo capítulo!
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