Prologo
El miedo puede tener ciertas consecuencias, algunas de ellas, son pequeñas, y otras tan grandes que pueden llegar a ser irremediables.
En una ciudad, construida en medio de cinturones de pequeñas colinas, con la naturaleza a su alcance, las personas vivían tranquilas, en paz, con todas las comodidades, sin embargo, no se percataron que habían invadido el territorio de alguien más.
En una noche en la que el sonido de las cigarras estaba presente y en el que la luna iluminaba cada uno de los techos de las viviendas, algo se acerco, la mayor parte de los habitantes dormían, pero unos pocos lograron verlo, su pelaje resaltaba con la luz nocturna, iluminándolo de blanco y esas rayas oscuras de color negro, sus brillantes ojos en un intenso color turquesa daban a entender que estaba esperando a que alguien se acercará, muchos no hubieran corrido, pues estaban cerca de las tierras en las que gobernaban los tigres, pero este tigre... era distinto a los demás.
Un tigre normal no tenía porque verse tan imponente, un tigre no tenía ese tamaño tan bestial, era grande, fornido y gruñía por lo bajo, apenas y se podían alcanzar a ver esos blancos dientes afilados brillantes, el miedo recorrió a más de una persona, las cuales sigilosamente habían ido a avisar a los guardias para que pudieran hacer algo, ya fuese expulsar o matar a aquella bestia que había logrado infiltrarse en la ciudad.
La alerta no se hizo esperar más, pronto se escucho sonar un fuerte grito proveniente de la torre principal del palacio en donde descansaba su gobernante, avisando sobre la bestia, los guardias buscaron entre las calles, sus trotes se escuchaban claramente bajo el silencio nocturno, y cuando dieron con la bestia, se petrificaron, porque era verdad, aquel tigre no era uno como los demás, era enorme, la bestia al sentirse amenazada no dudo en soltar un potente rugido de advertencia, no quería que se le acercarán, pero tampoco quería que se le acercarán a alguien más.
Bajo las ordenes del capitán, los guardias atacaron, y la bestia no dudo en hacerlo de igual manera, y a pesar de que la sangre, los gritos, los gruñidos, los golpes y soldados caídos estuvieron presentes, lograron darle el golpe final a aquella bestia justo en su corazón, el animal imponente se desplomo en el suelo, y con las pocas fuerzas y el poco aliento que le quedaba, suspiraba en lamentos para que se alejarán de ella, todos estaban asustados, sintiendo sus corazones latir en demasía, sus ojos casi se les salieron de sus orbitas, cuando poco a poco aquella bestia ante sus ojos se iba transformando.
El pelo abundante iba desapareciendo, y el tamaño de la bestia se reducía, las grandes patas blancas de sus cuatro extremidades poco a poco iban quedando pequeñas, hasta que en un parpadeo, una mujer completamente desnuda apareció ante sus ojos, sus cabellos eran grises con pequeños mechones ocultos de color negro, pero había una gran diferencia, y esa era que aquella mujer portaba un par de orejas afelpadas y una cola revestida de pelaje blanco con esas rayas tan características de un tigre.
En aquel momento muchos recordaron las viejas historias de sus bisabuelos, las que les decían que por el bosque siempre deambulaba una mujer demonio que podía convertirse en tigre, y que le gustaba atacar a los niños en las noches si es que sabía que no se encontraban dormidos, muchos temieron por esas historias, pero solo eran eso, viejas historias que podían contarse alrededor de la fogata, o inclusive para atemorizar a los pequeños más traviesos, pero ahora, ante sus ojos se encontraba una leyenda viva.
La mujer soltó un quejido, su pecho había sido atravesado por una enorme lanza, el dolor era insoportable, y en lo único que podía pensar era en su hijo, su pequeño Jimin, solamente le dijo que iría a investigar que eran esas maravillosas luces que tanto intrigaban a su hijo, y ahora... ahora la habían atacado, necesitaba ayuda, quería ver a su hijo, intento hablar, pero no podía, y cuando intento hacer otro movimiento, no tardo en sentir una nueva lanza encima de su cuerpo, solamente la punta se encontraba en su cabeza, afilado y frío metal.
Los guardias confiados de que la bestia demoniaca no se escaparía, fueron a darle aviso al general de que habían terminado con la vida de un demonio tigre, dejando a la mujer sola, desangrándose poco a poco.
—¿Mami?
Eso fue lo único que escucho ella antes de mirar a su pequeño hijo que se encontraba oculto entre algunos arbustos, observando, ella le regalo una sonrisa antes de caer en un profundo sueño del cual jamás despertaría.
De ahora en adelante, Jimin estaría solo y aprendería que, los humanos son crueles, aprendería a repudiarlos con toda su alma, porque ellos le arrebataron lo que más amaba en este mundo, a su madre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top