El cumpleaños de John era en abril. Mes donde se cumplían cuatro meses desde que nos habíamos dejado y mes donde había decidido hacer algo para recuperarlo.

Becky me había insistido que debía ir lo más elegante posible, que debía llevar galletas hechas por Chris y flores. Pero la pareja de esposos insistió que no, declarando que solo luciría como un perrito faldero que había vuelto a casa con el rabo entre las patas (aunque eso era exactamente lo que era).

Preferí vestirme como siempre lo hacía en sus cumpleaños y rentar Máxima Velocidad, porqué John y yo amábamos esa película y siempre la veíamos juntos en su cumpleaños. Y sí quise llevar flores, pero no las típicas rosas que Becky me había dicho que llevara, o los girasoles que Allen siempre le regalaba a Chris cuando lo hacía enojar.

Lleve tulipanes. Porqué John siempre decoraban el centro de la mesa con tulipanes. Siempre. Fueran del color que fueran, eran tulipanes.

Cuando llegué a la que solía ser mi casa y estuve a punto de tocar la puerta, la voz de Dolph y la risa escandalosa de Zack fue lo primero que oí.

Me recosté de la puerta, tratando de oír lo más que pudiera.

— ¿En serio has pensado en perdonarlo? —Se quejó Dolph, notoriamente enojodo.

John y él eran mejores amigos desde que podía recordar. Dolph había sido el padrino de nuestra boda y nosotros de su boda, donde contrajo matrimonio con su novia, que conoció gracias a nosotros, Nicole. Era, al igual que Colt, un buen amigo del matrimonio.

Y luego estaba Zack, el alegre y sonriente hombre que vivía al lado y que cuando nos habíamos mudados nos había traído galletas que Chris había considerado desastrosas. Era un buen muchacho que tenía un perro gigante de raza Golden Retriver y una esposa de baja estatura llamada April.

—Pues… Sí, él ha hecho muchas cosas buenas como para dejar que esto nos separe. —dijo John— Además... Se ve que lo lamenta.

— ¿En serio crees qué lo hace? —Intervinó Zack— Yo soy partidario de que vuelvan a estar juntos, pero muchas veces los infieles solo vuelven porqué se han dado un golpe duro con la realidad, no porqué verdaderamente quieran volver.

—Además que, ¿cómo van a susperar eso? A pesar de todo, probablemente sigas dudando de él, preguntándote que hace, revisando su celular… Se perdió la confianza.

Las palabras de Dolph tocaron lo más profundo en mi cabeza. Terminé dejando los tulipanes y la película rentada en la entrada de la puerta y decidí irme por donde vine.

Dolph estaba equivocado. Pero al mismo tiempo, no lo estaba del todo. John había dejado de confiar en mí, pero no por mi infidelidad, sino desde hace mucho antes.

Estoy casi seguro de que antes de descubrirlo, ya dudaba de mí. Ya se preguntaba donde estaba todo el tiempo, ya se preguntaba que hacía y si hacía algo que pudiera herirlo. Y yo también lo hacía, me preguntaba si John me hacía lo mismo a mí a cada paso que daba, aunque eso fuera egoísta.

Cuando llegué a casa, o al menos a la casa donde empezaba a quedarme, me acosté en la cama después de escribir "confianza" en mi libreta.

Mi celular sonó, anunciando la llegada de un mensaje.

« Gracias por los tulipanes. Son mis favoritos. »

Sonreí, al menos había hecho algo bien. Empecé a teclear mi respuesta.

« No sé por qué te gustan tanto. Yo prefiero las rosas. »

La respuesta tardó en llegar. Pero llegó, justo cuando pensé que no pasaría.

« Es por ti. Hace unos años leí que los tulipanes eran muestra de sencillez, color y calma. Y desde ese momeno, siempre que los veo, pienso en ti. »

« ¿En serio? »

« Eres el ser humano más sencillo que conozco, podrías dormir en una roca y estaría bien con eso. Cada vez que veo tus tatuajes y tus ojos color aceituna, pienso que eres el más lindo de los arcoiris. Y con tu simple compañía, siento que el mundo es un lugar mejor. Es por eso que me enamoré de ti. »

Empecé a teclear una respuesta, sintiendo el corazón en mi garganta mientras lo hacía. Pero John volvió a escribirme otro mensaje.

« Pero ahora que veo los tulipanes, ya no pienso en ti. Porqué tú ya no eres ese hombre del que me enamoré. »