Capítulo 8: Avisos

Desde el colegio, Shoto siempre fue el brillante alumno que sacaba todo sobresalientes. A él se le daba bien la mayoría de las cosas. Era un gran deportista, un gran estudiante, todo lo que hacía o a lo que se dedicaba lo hacía bien y eso, fue una de las cosas que más rabia le dio siempre a Inasa. Por mucho que él estudiase, o que se esforzase en superar las marcas deportivas de Shoto, siempre quedaba el segundo.

Sólo había una cosa donde él era mejor que Shoto pero que nadie jamás, tendría en consideración: ligando. Sí, Shoto era esa clase de chicos inocentes y además, su familia lo tenía tan controlado, que ni siquiera le permitían salir con nadie, apenas tenía amigos excepto Izuku Midoriya. Eso le hizo quedarse demasiado retraído a la hora de tratar con la gente, o eso pensaba Inasa. Siempre vio eso como un defecto pero ahora... por algún motivo inexplicable, esa inocencia suya le atraía demasiado.

Acarició su mejilla con su dedo índice viendo entonces el sonrojo en las mejillas de Shoto. Ese chico siempre fue demasiado exótico, con ese tono de cabello inusual y una heterocromía todavía más atípica.

‒ ¡No me fastidies! – susurró entonces Inasa ante ese sonrojo.

La primera vez que tuvieron sexo, pensó que Shoto estaba bastante borracho, tanto, como para estar sonrojado pero hoy no parecía haber bebido ni una gota y sin embargo, ahí estaba ese rubor en las mejillas que indicaba una inocencia que hacía años no veía en nadie con el que hubiera tenido una relación amorosa ni sexual.

‒ ¿Qué? – preguntó Shoto algo enfadado.

‒ ¿No me digas que eras virgen? Tienes ese rubor de chico avergonzado que...

‒ ¡Cállate y apártate de mí!

De un arrebato, Shoto apartó de un manotazo la mano de Inasa de su rostro y se levantó con rapidez para alejarse de Inasa. ¡Era lo que le faltaba por escuchar de él! ¡Burlas!

‒ Ya recuerdo porque no te aguantaba en el instituto.

‒ ¿Me observabas? Parecías no prestar atención a nadie, ¡espera, no! Sí prestabas atención a alguien, a Izuku Midoriya, quitándole a él, no te acercabas a nadie más, no solías hablar con nadie. Te dedicabas a tus estudios y...

‒ Siempre quedabas por detrás de mí en las calificaciones – recordó Shoto.

‒ Así que sí te fijabas – sonrió Inasa.

‒ ¿Cómo olvidarlo? Mi padre no paraba de recordarme que era una deshonra quedar segundo. No podía permitirme el gusto de dejar de estudiar ni un maldito día por tu culpa. Toda mi familia te odia, saber encima que hubiera quedado por debajo de ti habría sido peor todavía en casa. Tú tenías la culpa de que tuviera que esforzarme tanto en ser perfecto para mi familia.

‒ Si te sirve de consuelo, vivía lo mismo en mi casa, odiaban que tú fueras el primero y yo siempre quedase el segundo. Me hiciste la vida un infierno.

‒ No lo creo, tú tenías tiempo para salir por ahí a ligar.

‒ ¿Celoso?

‒ Para nada. Me dabas asco, tú, tus negocios, tu forma de comportarte, esa manera en que tratas a todo el mundo como si fueran un trapo usado que tiras en cuanto ya lo has utilizado.

‒ Tú precisamente no tienes el derecho a decirme algo así, no te he utilizado ni tirado...

‒ Porque te gustó el sexo, no te importo yo, sólo sentirte bien tú. Y no, no era virgen, no te des tantos aires conmigo – se quejó Shoto – pero tampoco creo que sea de tu incumbencia lo que hice o no hice en el pasado.

¡Sonaba mal! Casi como una reprimenda cuando él no había hecho nada. Por un momento, Inasa pensó que ese chico ocultaba algo y había saltado a la mínima de cambio sólo por algún recuerdo que había tenido sobre el tema, y lo reafirmó más por la cara de enfado que puso Shoto al decir aquello. Inasa no supo muy bien si hablaba por él o por alguna vieja experiencia que no le había gustado. Quizá su primera vez no fue buena o puede que sí y él lo estuviera malinterpretando.

Tienes razón en que el sexo contigo fue estupendo – dijo Inasa esta vez algo molesto – pero no vuelvas a decir que no me importa la persona detrás del sexo.

‒ ¿Enserio? Perdona... ¿a qué se dedica tu familia?

Inasa se sintió pillado de golpe. Sí, su familia negociaba con el sexo, tenían la mayor red de prostitución de la ciudad, sus negocios eran de lo más turbios en la sociedad y Shoto lo sabía bien.

‒ No tiene nada que ver los negocios con mi vida privada.

‒ ¿De verdad? Porque siempre vas rodeado de chicas y chicos con los que estoy convencido no es precisamente para charlar. Yo no seré otro de tus ligues, Inasa. Aléjate de mí.

‒ Oh, ya veo, ¿esto es por ese chico de la fiesta?

Con la mano en la manivela para irse y la toalla anudada en su cintura, Shoto se detuvo un momento. Tuvo que pensar en esa frase y sobre todo... en el chico. No sabía muy bien de lo que hablaba pero entonces, cayó en algo. La mano derecha de los Yamaguchi, ni siquiera recordaba su nombre ahora mismo, sólo que habían compartido un cigarrillo y que le había ayudado a que Inasa no entrase en esa terraza a seguir molestándole.

‒ ¿De quién hablas?

‒ Del chico rubio ese, el que hablaba muy acarameladamente contigo el día de la fiesta.

‒ ¿El del cigarrillo? – sonrió Shoto – ni siquiera sé quién es.

‒ ¿Ligas con cualquiera por un cigarrillo?

‒ ¿Por qué no? Tú ligas con cualquiera por cualquier cosa. Pero no es mi tipo y dudo que yo sea el suyo, sólo vino buscando información sobre otra persona que conozco – dijo Shoto y aunque no le debía explicaciones, pensó que era mejor decirlo para evitar que fueran a atacar a ese chico. Ya conocía bien a la familia de Inasa como para saber que por cualquier chorrada montaban un alboroto.

***

La puerta de la tienda se abrió y la campanilla le indicó a Izuku un nuevo cliente. Alzó la vista un segundo para ver a Shoto quitándose la chaqueta para dejarla sobre la percha. Venía con sus guardaespaldas, todos ellos trajeados a diferencia de él que llevaba su habitual kimono tradicional tal y como le gustaba a su familia.

Los Todoroki eran tachados muchas veces de ser un poco intransigentes con la cultura occidental, pero Izuku no lo veía de esa forma, simplemente, les veía tradicionales y les gustaba serlo. A Shoto le habían inculcado así desde niño y rara vez se le veía con traje a menos que fuera algo obligatorio en alguna fiesta para la Yakuza o empresas extranjeras con las que mantenían negocios.

Al notar que Izuku había detenido la aguja, Bakugo observó también hacia la entrada para ver a los Todoroki. Tal y como le avisó Izuku, sería normal ver a su banda por esa tienda pero seguía siendo un lugar neutral para todos. Agachó de nuevo la cabeza y trató de relajarse una vez más a espera de que Izuku continuase con el tatuaje. No tardó apenas unos segundos en hacerlo en cuanto vio, que Shoto tomaba asiento pacientemente.

Tardó aproximadamente media hora más para finalizar el tatuaje y ponerle el apósito para evitar infecciones. Bakugo aprovechó el momento en que Izuku retiraba y ordenaba el instrumental en silencio para volver a ponerse la camiseta.

‒ Que alegría verte, Shoto – sonrió Izuku a su mejor amigo – aunque creo que no teníamos ningún tatuaje pendiente, ¿no? ¿O es que vienes a elegir otro?

‒ No por ahora, primero tienen que cicatrizar bien los últimos que hicimos. Sólo pasaba por aquí y me preguntaba si tenías tiempo para ir a desayunar... o comer por la hora que ya es.

‒ Pues, acabo de terminar, así que sí, estoy libre para ir a comer.

¡Algo intuía Izuku! Shoto no era de los chicos que venían sin ningún motivo y decía cosas como ir a comer así de repente. Él era de esos chicos que siempre tenían todo planificado y más, porque Shoto nunca dejaba de trabajar excepto cuando venía a tatuarse o cosas así que ya estaban apuntadas en su calendario previamente.

‒ Dile a tu amigo que puede venir si quiere – comentó Shoto mirando fijamente a Bakugo que terminaba de vestirse.

¡Raro! Sí, porque no había sonado como un "Si quiere", sino más bien, como una orden camuflada.

‒ Se lo diré – comentó Izuku – o mejor se lo digo ahora mismo – resaltó al ver como Shoto no dejaba de observarle, lo cual significaba claramente que quería hablar con él sobre algo y no tenía intención de mostrar esa faceta a su guardia personal.

Shoto observó cómo Izuku se dirigía a la mano derecha de una de sus familias rivales y le explicaba algo. Bakugo le observó entonces algo extrañado por la invitación a comer. No era típico en los Todoroki hacer algo así con familias rivales, pese a ello, Bakugo confiaba en Izuku y supuso que no habría ninguna trampa tras ello, así que decidió acompañarles.

Su duda fue resuelta con rapidez en cuanto Shoto, habló sobre el tema que le preocupaba: Inasa. Desde aquella fiesta donde ese chico les vio "coquetear", Bakugo supuso que tendría alguna repercusión, aunque no esperó que Shoto tratase de desviar su atención de Bakugo haciéndole creer que en realidad entre ellos no había nada, cosa totalmente cierta, sólo habían compartido un cigarrillo en una terraza, pero Bakugo sabía mejor que nadie cómo era Inasa y su familia.

‒ Por mucho que digas las cosas, esa familia es peligrosa de por si, dudo que se lo vayan a creer y no sé muy bien cómo has terminado en el centro de los pensamientos de alguien de esa familia, de hecho... del sucesor ni más ni menos. Dicen que él no se contenta nunca con nadie – remarcó Bakugo.

‒ Ya... si soy sincero, yo tampoco lo entiendo. Puede tener a quien quiera a sus pies pero... no deja de seguirme.

‒ Quizá es precisamente por eso, porque eres el único que no va tras él. De todas formas, gracias por el aviso, tendré cuidado y sobre todo, me aseguraré de ir acompañado estos días, por si acaso quisiera "charlar conmigo" – dijo Bakugo entre comillas a lo de charlar, porque seguramente haría cualquier cosa menor hablar del tema.

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