Capítulo 6: Confesiones

Tumbado en la camilla, Shoto intentaba relajarse todo lo posible para que su mejor amigo, pudiera terminar el tatuaje que la última vez dejó a medias. Poco a poco, en unas cuantas sesiones, el tatuaje por fin iba tomando forma. Era demasiado grande y complejo como para hacerlo de una sentada y por eso mismo, allí se encontraba Shoto, en lo que debería ser la última sesión para ese tatuaje de su espalda.

‒ No te vi ayer en la fiesta – susurró Shoto que parecía que intentaba quedarse dormido aunque no lo conseguiría por el dolor de la aguja. Izuku sonrió, al parecer, prefería hablar para intentar mantener su mente distraía.

‒ Es que no fui – sonrió Izuku – ya sabes que no me gusta involucrarme demasiado en los negocios de mi padre. A ser posible, me alejo todo lo que puedo.

‒ Lo sé, pero habiendo fallecido su mano derecha recientemente, creí que te obligaría a ti a asistir.

‒ Por suerte no. Debió pedírselo a su nueva mano derecha – comentó Izuku.

‒ Oh, sí, lo vi en la fiesta. Es diferente a tu ex esposo, aunque vete a saber... también él era diferente de cara al público y en casa era otra cosa.

‒ Sí. Tienes razón. La gente muchas veces no es lo que aparenta. Aunque debo admitir que por ahora, la nueva mano derecha de mi padre me ha sorprendido.

‒ ¿Sorprendido? ¿Para bien o para mal?

‒ Para bien, supongo. Tampoco es que haya hablado demasiado con él. Vino a darme el pésame.

‒ Oh, bueno eso es normal, creo – comentó Shoto – aunque no creo que muchos haya ido a darte el pésame a ti precisamente.

‒ La verdad es que no. Me sorprendió bastante. Desayuné con él.

Aquello sí sorprendió más a Shoto que al ver que Izuku desviaba la aguja, hizo el amago de incorporarse levemente, poniendo sus codos y antebrazos sobre la camilla para poder mirar hacia el tatuador.

‒ ¿Desayunar?

‒ Te he dicho que no te muevas.

‒ Ya... pero es que eso sí es raro. Izuku... no te metas en ese terreno.

‒ Lo sé. Negocios de mi padre, ya sabes que yo intento alejarme todo lo que puedo.

‒ Y pocas veces lo consigues. Tu padre no es trigo limpio, ni siquiera entre las familias de la Yakuza. Sus negocios son... muy turbios.

‒ Lo sé.

‒ No, creo que no te haces una idea de hasta qué punto. Me refiero a que si tu padre tiene esos negocios tan turbios y desde luego, no es él quien se ensucia las manos, ¿quién crees que es el que hace el trabajo sucio?

‒ ¿Su mano derecha?

Shoto ladeó la cabeza como dándole la razón. Por un segundo, Izuku pensó en esa opción. Estaba claro que Shoto sabía mucho más sobre ese mundo que él, al fin y al cabo, Shoto había crecido en ese ambiente, él mismo dirigía junto a su padre y sus hermanos la organización de la familia Todoroki y pese a que no se dedicasen a negocios tan turbios, tenían sus relaciones con otras familias de la Yakuza, unos más peligrosos que otros, pero al final... todos eran peligrosos a su manera.

‒ ¿Qué sabes sobre los negocios de mi padre? – preguntó Izuku algo preocupado.

Shoto pensó si eso debía decirlo o no. En realidad... no, no debía decir nada, pero Izuku era su mejor amigo y quisiera o no, estaba metido en todo ese lío.

‒ Sus negocios están en la parte oeste de la ciudad – comentó Todoroki, Izuku pensó un poco en los barrios de esa zona.

‒ ¿Droga? – preguntó al reconocer la zona. Shoto hizo un gesto con sus ojos, como si le diera la razón sin decir nada abiertamente.

‒ Se rumorea que últimamente a parte de su cargamento habitual, está metiendo algunas armas en el país.

¡Peligroso! Sí, eso es lo que era su padre, al menos es lo que le quedó claro a Izuku. Drogas y armas, eso lo ponía de los primeros en la lista negra contra la Yakuza. Si los Todoroki eran lo más "legal" y los que menos sospechas o los menos problemáticos para la policía, su familia sin duda, era de los más preocupantes.

‒ Genial. ¿Hay alguna otra familia que sea más peligrosa que la mía? – preguntó Izuku esta vez con una sonrisa casi irónica creyendo que le diría que no.

‒ Los Yoarashi. No te acerques a ellos a ser posible. Si vienen a tu tienda, yo intentaría no enfrentarme ni molestarles – comentó Todoroki.

‒ ¿De qué me suena ese apellido? – preguntó Izuku.

‒ De Inasa Yoarashi, ex compañero nuestro en el instituto.

‒ Cierto... un chico muy animado, siempre estaba alegre. ‒ ¿Tú te mantienes alejado de esa familia?

‒ No tanto como me gustaría – se quejó casi en un susurro Shoto, lo cual levantó la ceja de Izuku.

¡Intriga! Eso es lo que había causado en Izuku esa respuesta y si algo era Shoto... era sincero. Él no sabía mentir o disimular, la sociabilidad no era lo suyo. Era directo como nadie. Shoto suspiró. Era algo que había ocultado a todo el mundo pero Izuku era su mejor amigo, en él confiaba más que en nadie.

‒ Me... acosté con él, hace unas semanas – dijo tras mirar que sus guardaespaldas estaban a bastante distancia. Izuku enarcó una ceja a modo de sorpresa.

‒ Wow, eso no lo esperaba de ti.

‒ Ya... ni yo.

‒ Sabes que... te has metido en una buena, ¿no?

‒ ¡No me digas! Si se entera mi familia de esto... o la suya, será la guerra y no querrás ver cómo acabará la ciudad si dos familias importantes entran en una guerra, menos contra los Yoarashi. Son terroríficos.

‒ ¿A qué dedican sus negocios?

‒ Tráfico de órganos y trata de blanca.

‒ ¿Y te acostaste con él? – preguntó Izuku susurrando al enterarse de eso – Dios, Shoto... que podía haber sido una trampa para quitarte los órganos, joder.

‒ No creo que llegase a tanto conmigo – dijo Shoto – sabía que mi familia podría destruir la suya, a un alto coste pero... no, dudo que fueran a por mi, pero aún así, sí podría chantajearme con algo o yo que sé. No es bueno, desde luego. Estoy intentando alejarme de él.

‒ ¿Intentando? Eso es que no lo has conseguido.

‒ Me lo encontré en la fiesta. De hecho tuve que usar a la mano derecha de tu padre para fingir que ligaba conmigo y que Inasa no se acercase.

‒ Un truco sucio – sonrió Izuku – pero si te funcionó, no puedo quejarme.

‒ No se acercó de nuevo en la fiesta, algo es algo.

Izuku que aún tenía la aguja en su mano la dejó encima de la pequeña bandeja de metal. Ese gesto hizo que Shoto diera la vuelta en la silla y se sentase mejor sin apoyar la espalda contra el respaldo. Sin duda era un momento de reposo antes de continuar el tatuaje.

‒ Ey – agarró los guantes de Izuku con las manos para apartar un poco la tela hasta ver la cicatriz. La acarició con suavidad - ¿Estás bien?

‒ Sí. Es sólo... que no quiero volver a pasar por esto y... me preocupa. Tú mismo lo has dicho que...

‒ Que es la mano derecha sí, que limpiará los trapos sucios de la organización, pues sí, pero eso no tiene nada que ver a cómo él se comporte contigo. También tenemos nosotros a gente que limpia nuestros trapos sucios y muchos de ellos están felices con sus esposas e hijos. A veces, su trabajo no influye en qué clase de persona es, pero es algo que tienes que averiguar por ti mismo.

‒ No estoy preparado para iniciar una relación ni nada así y...

‒ Yo jamás te pediría que iniciaras nada. ¿Te lo ha pedido tu padre o algo? – preguntó Shoto.

‒ No, no... por ahora, pero Bakugo me dijo muy abiertamente que está enamorado de mí, que lo estaba desde hace unos años. Él viene a la tienda a que le haga los pircingis y ahora los tatuajes. No sé, Shoto... tengo dudas.

‒ No te apresures entonces. Tú no has tenido novios ni nada así, de golpe te viste envuelto en un matrimonio... en uno de los malos y esa es tu única experiencia con chicos en la vida. Así que mi consejo, es que si ese chico te llama la atención, te atrae algo o te gusta, que lo tomes con calma. Conócelo primero pero también te advierto que tengas cuidado. Quizá tu padre tenga otros planes para ti y no sea estar con su mano derecha.

‒ Lo sé. Eso me da mucho miedo, porque incluso siendo la mano derecha, él tendría que proteger antes a mi padre que a mí.

‒ Bueno... eso ya se verá con el tiempo, depende lo importante que tú seas también para él. No te apresures, Izuku. Tómate tu tiempo y trata de sanar primero. Aunque... no parece un mal chico, teniendo en cuenta que me ayudó con el tema de Inasa en la fiesta arriesgándose a la furia de los Yoarashi y eso ya es mucho sabiendo a qué se dedican.

‒ Si que es mucho porque posiblemente, si Inasa piensa que estaba ligando contigo, si le importase mucho, podría intentar quitarse del medio a Bakugo. Aunque me pregunto por qué haría algo así, es decir... ayudarte.

‒ Estaba muy interesado en saber sobre nuestra relación. No entendía el motivo por el que nos conocíamos o yo venía a tu tienda cuando nuestras familias no se llevan demasiado bien.

‒ ¿Y qué le dijiste? – se alertó Izuku algo sonrojado.

‒ Que éramos amigos de la infancia. Estudiamos juntos y eso. Teniendo en cuenta que no te involucras en los asuntos de tu familia, no hay motivo para llevarnos mal. Supongo que lo intuyó.

‒ Ya veo – susurró Izuku algo más calmado –. ¿Y tú qué? ¿Cómo narices has acabado con Inasa si lo odiabas? Siempre decías que era un engreído, que iba rodeado de chicas y te alejabas todo lo posible de él.

‒ Eso... fue una maldita locura momentánea que espero no se repita – dijo Shoto con una sonrisa melancólica en su rostro.

Izuku le miró extrañado como si quisiera saber más sobre el asunto.

‒ Estaba un poco cabreado con unos temas, fui a la sauna y a las termas, creo que bebí un poco de más... no sé. Inasa estaba allí con sus guardaespaldas también. Fue raro. Creo que los dos nos equivocamos. No volverá a pasar, fue solo cosa de un momento inoportuno para los dos. Tampoco creo que él quiera repetir nada así y yo desde luego tampoco.

‒ ¿Enserio? Porque te has sonrojado – sonrió Izuku conociendo bien a su amigo. Shoto ladeó la cabeza como si pensase.

‒ Bueno... quizá porque el sexo fue bueno, fue muy bueno la verdad – sonrió Shoto – pero no se repetirá. Te lo aseguro. Nuestras familias ya se odian bastante. No creemos una guerra entre familias. La frágil paz que reina es mejor mantenerla todo lo posible.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top