Capítulo 12: La propuesta

¡Dos familias importantes unidas! No era nada bueno para sus negocios. El líder de los Yamaguchi pensaba en las consecuencias que eso podría suponer. No tenía aún todas consigo de que dos familias que se odiaban desde tiempos inmemoriales, pudieran unirse pero... ¿y si lo hacían? Tendrían un poder y una influencia demasiado grande como para que cualquier otra familia pudiera hacerles frente. Liderarían toda la Yakuza, las tomas de decisiones acabarían siempre en su bando porque el resto de familias no querrían oponerse. No era bueno.

‒ Hay que buscar una solución a todo esto antes de que suceda – susurró el líder sentado sobre su cojín frente a la mesilla donde el té verde le aguardaba humeante.

Bakugo, sentado frente a él, esperó a que la mujer, en completo silencio, le sirviera a él la taza y se marchase.

‒ No hay mucho que podamos hacer ahora mismo, es posible que los Todoroki no acepten algo así. Inasa va por libre, puede que tampoco le guste a su propia familia lo que va a hacer. Odian a los Todoroki, ayudarles con algo no es...

‒ Precisamente por eso. Los Todoroki son leales y saben devolver bien los favores, incluso si es un enemigo. Ellos nunca cruzan las líneas con el resto de familias, son muy diplomáticos y no se meten en jaleos de otras familias pero... si Inasa hace algo por ellos, le devolverán el favor, eso seguro.

‒ Devolver el favor es muy diferente a permitir que se case con el hijo pequeño de la familia. Devuelven favores pero no hacen milagros. Shoto es muy importante para ellos, de hecho se rumorea que es el favorito de su padre, no lo entregaría así como así.

‒ Es posible pero... quiere decir que esas dos familias tendrán un cierto acercamiento que no nos podemos permitir.

‒ Los Todoroki no se meterían en nada turbio, no quieren ponerse en el punto de mira de la policía. Los Yoarashi son los primeros en la lista negra de la policía, siempre les están observando, intentan pillarles, sería un riesgo demasiado grande para los Todoroki.

‒ Eso es cierto. No aceptarían en su familia a un Yoarashi, a menos... que éste dejase esos negocios turbios.

‒ Los Yoarashi no los dejarían, es su modo de vida.

‒ Ellos no, pero Inasa... aún tiene un hermano que puede ocuparse de los negocios de su familia y él, podría dedicarse a hacer otros negocios más legales para poder mantener esa alianza con los Todoroki.

Bakugo pensó en aquello y era cierto, posiblemente Inasa estaba pensando en algo semejante. Aún había negocios en su familia que llamaban mucho menos la atención y podría venirles bien a los Todoroki. Quizá un trato entre esas dos familias no estaba tan lejos de la realidad como él creía en un principio.

¡Prostitución de lujo!, fue lo primero que pensó Bakugo al venirle a la mente los negocios de los Yoarashi. Claro que tenían trata de blancas, y trata de órganos, pero también controlaban la prostitución de alto estanding para figuras públicas relevantes, como políticos, altos cargos empresariales, etc... esas muchachas no estaban coaccionadas ni nada por el estilo, era bastante legal y los Todoroki tenían los mejores hoteles de la ciudad. El negocio podría estar ahí precisamente.

Bakugo sonrió al darse cuenta de algo tan básico: Los Todoroki sólo tendrían que dejar a los Yoarashi ir a sus hoteles para que esos altos cargos disfrutasen de sus veladas. Ninguno de ellos denunciaría, eran clientes satisfechos y la confidencialidad de los clientes era lo primero para esa familia. Desde luego, los Todoroki siempre podrían decir que no sabían nada, sólo gente que reservaba hoteles, altas figuras públicas, nada sospechoso.

Por algún motivo, pese a que sabía que tenía que decirlo, ese pensamiento no salió de su boca y menos, cuando escuchó la última frase de su jefe.

‒ Podríamos intentar casar a Izuku con Shoto antes de que sea tarde, eso afianzaría nuestra posición y...

A Bakugo se le abrieron los ojos ante aquello. Evidentemente era una gran idea, pero a él no le gustaba. Perder a Izuku ahora que lo tenía tan cerca no era algo que estuviera dispuesto a hacer.

‒ No creo que sea una buena idea, Shoto no aceptaría. Son amigos de toda la vida, no lo ve como...

‒ No tiene que verlo como nada, sólo es un matrimonio a conveniencia. ¿O crees que a Shoto podría gustarle Inasa? ¡Claro que no! Son negocios. Se venderán al mejor postor.

‒ Pero nosotros no tenemos ningún negocio que a ellos les convenga. No dejarán pasar los cargamentos de armas por sus territorios, eso les pone en riesgo casi tanto como que los Yoarashi hicieran negocios sucios en sus dominios.

‒ Puede que no nos dejen pasar los cargamentos, pero al menos, los tendríamos de nuestra parte en las sombras, en las reuniones y tendríamos sus influencias, pero sobre todo, no tendríamos que preocuparnos de que se aliasen las dos familias más poderosas de la Yakuza.

¡No podía negarle que era cierto! Pero no sabía como quitarle esa idea de la cabeza, posiblemente no podría.

‒ Si Enji Todoroki sabe que a su hijo pequeño le puede gustar un mínimo Inasa, acabaría aceptando si es un buen negocio – dijo Bakugo.

‒ Entonces habrá que jugar con la baza de Izuku y de que son amigos. Shoto no dejaría que volviera a meterse en un mal matrimonio ¿no crees? Él sería capaz de aceptar un matrimonio con Izuku sólo para ayudarle, eso podría convenirnos. Sólo hay que buscarle entonces a Izuku un muy mal candidato.

¡No lo negaba! Las ideas estaban bien pensadas y fundamentadas por poco que le gustase cada una de ellas. Como mano derecha, podía dar su opinión pero tampoco podía hacer demasiado evidente su aprecio por Izuku, eso sólo haría que le matasen a él. Llegados a este punto, Bakugo debía recular aunque odiase esas ideas.

‒ Son buenas ideas – dijo finalmente, porque lo eran, tan buenas que él no sabía cómo cambiar a otra más favorable para él o para Izuku.

***

Las noticias sobre la tortura que había sufrido el hijo de los Inagawa corrió como la pólvora entre las familias de la Yakuza. Desde la más influyente a la menos y todos supieron una cosa: ese chico se había metido en algún problema grave y todos allí sabían, que no debería haber faltado al respeto a los Yoarashi.

Sentado en las escaleras del pasillo de madera que daba al patio interior de la casa tradicional japonesa, Shoto miraba el gran árbol de cerezo que se encontraba al otro lado del puente que cruzaba el estanque de peces Koi. Entre sus dedos, jugaba con un pétalo rosado de flor de cerezo mientras pensaba en si había sido lo más adecuado. Posiblemente no, a él siempre le enseñaron que no debía hacer daño a la gente a menos que fuera completamente necesario y ahora se preguntaba... ¿aquello era necesario? Él se lo había pedido a Inasa. Algo cabizbajo y pensativo, sintió que alguien se sentaba a su lado, y al segundo siguiente, otra persona a su otro lado: su padre y su hermano mayor.

‒ ¿Te has enterado de las últimas noticias? – preguntó Enji al ver que su hijo había dejado el portátil a un lado. No estaba trabajando.

‒ ¿Lo de los Yoarashi? Sí – dijo Shoto - ¿Sigue vivo?

‒ Sí, Inasa no se lo ha cargado pero... dudo que tenga ganas de meterse de nuevo con ellos ¿Qué creéis que ha hecho ese chico a su familia? Hay que ser idiota para meterse con los Yoarashi, todo el mundo sabe que no hay que engañarles ni...

‒ No le hizo nada a los Yoarashi – dijo Shoto abiertamente, lo cual captó la atención tanto de Enji como de Touya.

‒ ¿A qué te refieres, Sho? – preguntó su hermano de forma cariñosa, lo cual era extraño en él, todos allí sabían que Touya se ocupaba de "quitar de en medio la mala hierba que obstaculizaba a los Todoroki", en pocas palabras, él hacía el trabajo sucio, sin embargo, con Shoto siempre había sido ese hermano cariñoso y protector.

‒ Que no se metió en asuntos de los Yoarashi.

‒ Entonces, ¿Por qué Inasa iría a por él? – preguntó Touya más confuso todavía.

Touya, como "solventador de problemas" al igual que lo era Inasa, sabía muy bien que debían actuar sólo en casos en los que se requiriera algo drástico, normalmente se hacía por la familia.

‒ Me lo hizo a mí – dijo abiertamente, lo cual aún confundió más a Touya y esta vez, a Enji.

‒ No nos dijiste nada.

‒ Pasó hace mucho tiempo, estaba casi olvidado y solventé el problema pero... no era algo que quisiera contaros – dijo Shoto – sé como funcionas Touya.

Touya no pudo negarlo. Era cierto que ese cabrón seguía vivo y si él hubiera sabido que le había hecho algo a su hermanito, no lo estaría ahora mismo.

‒ Puedo terminar la faena – dijo Touya como si esa fuera la solución.

‒ Yo le pedí que no lo matase – dijo Shoto abiertamente hacia su hermano.

‒ ¿Tú se lo pediste a Inasa? – preguntó su padre desconcertado, más sabiendo que Touya podía haberse ocupado de todo el asunto y se hubieran quedado los trapos sucios dentro de la familia.

‒ Algo así. Él descubrió lo que ocultaba, no es que se lo contase. Su red de espionaje es buena, es muy buena. Y no sólo eso, tengo que admitir que me acosté con él una vez, hace unos meses.

‒ ¡Shoto! – se quejó Touya como si fuera el peor de los crímenes – son la familia rival, nos odian.

‒ Lo sé, fue un error, pero un error que me gustó, no te lo voy a negar. No volví a hacerlo ¿vale? No me mires con esa cara inquisitoria. Me he intentado alejar de Inasa pero... quiere que formalicemos una relación romántica.

Aquello pareció pillar por sorpresa a ambos.

‒ No creo que sea buena idea – dijo Touya – hablamos de los Yoarashi, sus negocios son...

‒ Sé cómo son sus negocios. Le he dicho muchas veces a Inasa que es imposible algo entre nuestras familias pero... dice que tiene una oferta que no podréis rechazar.

‒ ¿Una oferta? – sonrió Touya como si eso no le hubiera gustado - ¿Y qué eres ahora? ¿Una mercancía? Te vendemos al mejor postor – se quejó.

‒ Touya... - se quejó Shoto – me gusta ese chico y quiero pensar que le gusto, casi tanto como para meterse con otra familia para solventar un problema que es mío y que él no ha dicho a nadie. Todos creen que esos desgraciados se metieron con su familia, nadie sabe que fue conmigo porque él lo ha mantenido en secreto para no fastidiar mi reputación ni la de vosotros.

‒ ¿Qué clase de oferta? – preguntó esta vez Enji con seriedad tras haber escuchado a su hijo pequeño.

‒ No me habló de ella, pero supongo ya que le pedí que no queríamos negocios turbios metidos en los nuestros, que será la parte de prostitución de alto estanding – comentó Shoto, lo cual hizo sonreír a Enji y a Touya, era la parte menos mala de su negocio.

‒ No negaré que no hay problema con ese negocio, nosotros tenemos los hoteles, podría ser beneficioso para ambas familias y es medianamente legal.

‒ Completamente legal – dijo Touya – las chicas están ahí voluntariamente, cobran bien, tienen sus clientes, no tienen nada que ver a la parte turbia de los negocios que llevan tras esa tapadera. No pinta mal.

‒ No sé si será eso – dijo Shoto – no lo he hablado con él, sólo le dije que me lo pensaría lo de la relación y evidentemente, tendría que hablarlo con vosotros. Él me dijo que ya os daría una oferta. No sé más. Quiero suponer que es eso.

‒ Eres inteligente Shoto – confirmó Touya – si tú crees que será eso, yo confío en ti. Es muy posible que vayan por ahí los tiros. Pero la próxima vez que te metas en un lío, hazmelo saber, yo puedo ocuparme.

‒ También Inasa si se casase conmigo – sonrió Shoto – os dedicáis a lo mismo al fin y al cabo.

Touya sonrió y luego, revolvió el cabello de su hermanito como si fuera un niño pequeño.

‒ Házmelo saber primero a mí, que por algo soy tu hermanito mayor – sonrió – me gusta saber donde te metes. Yo siempre estaré ahí para cubrirte y lo sabes.

‒ Sí. Lo sé, Touya. Gracias por entenderlo.

‒ Ya... ahora déjame que vaya a hacer mi trabajo. Tengo que hablar con Inasa del tema.

‒ No le...

‒ No le haré daño, no soy tan idiota como para meterme con su familia. Hay límites que no cruzamos, ni ellos ni nosotros – se refirió a ambas familias – estate tranquilo. Sólo hablaré con él.

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