Capítulo 15. Entre sorpresas y sorprendidos.
Dedicado a:
OtakuPrinces, VarelaDCampbell, natsumidragonil, Susuya98, DarKiara, Camill1218, Hidamarilossi15, Alinino, yulsmurano, AlemanyReyna, EvelynJoanyMendez, CarolinaAlfaro024, NelsyDzul, MarycieloAsenciosCar, AlmaVargas4, ArtandNice, Chema_D_Lois, Anabell_Martinez, Naomi_Martinez16, jithomi, ralexa810, LuzMireyaMujicaNaupa, Yuukeito_Tyrell, BaKandaYuu19, BaidOved, IraFlores681, Inufan4rever, Misaa-chan y DemonTaisho.
La confusión era lo que invadía de cabeza del oji menta en esos momentos, ¿había oído bien? hablaban de un bebé y de su maestro, pero se referían al pequeño bulto en su estómago, que a sus ojos no sería más que la consecuencia de una sobre alimentación de la cual ya había sido testigo. Mientras que Lavi trataba de recuperarse de la paliza recién recibida, Anel se aventuró a disipar sus dudas.
-Disculpen, pero sigo sin entender que sucede, ¿acaso insinúan... que Allen-sama... que 'él'... está en cinta?- dijo haciendo un clara referencia en que hablaban de un hombre.
-Es una historia un poco larga de contar Anel-kun- respondió entre risas nerviosas el albino -pero estás en lo correcto y solo te diré por ahora que, en lo posible, te abstengas de entrar a el laboratorio privado de Komui-san...
-... Lo tendré en mente- dijo aún con los ojos como platos -esto... ¿Allen-sama?
-¿Sí?
-¿Puedo tocarla?
-¿Heh?
-Si puedo tocar su... bueno, ya sabe.- dijo algo avergonzado señalando el vientre de su general.
-Pues... eh, claro, no veo porqué no...- dijo el albino algo nervioso y aún indeciso sobre si sería correcto pero aprovechando que Lavi y Kanda seguían haciendo un alboroto y él había dejado de ser el centro de atención por un momento, lo cual fue muy factible para el otro, permitió que posara una de sus manos sobre el pequeño vientre.
-¿D-de cuánto está?- preguntó algo anonadado, nunca antes había tenido la oportunidad de tocar el vientre de una embarazada ya que en su familia la única mujer en edad de concebir era su prima quien aún no se casaba y no era muy bien visto que un desconocido tocará el vientre de una embarazada con quien no tenía un lazo en común, no podía pedírselo a una desconocida. Pero era más sorprendente por el hecho de tratarse, en este caso, de un hombre.
-Tres meses y medio, la próxima semana ya serán cuatro.
-¡Woah! ¡s-se... se movió!- Anel abrió sus ojos con más asombro y todos detuvieron sus acciones de inmediato, buscando a lo que hacía referencia el chico, el albino estaba casi tieso de la impresión y llevó su propia mano para 'palpar' sus movimientos por sí mismo, porque aunque los sentía no podía creerlo.
-Es... increíble... Yu...- el albino derramó un par de lágrimas de pura felicidad acompañadas de una apacible sonrisa, ni siquiera pensó en llamar a Kanda por su apellido como siempre lo hacía en público, y dada la emoción muy, muy interna del azabache, este tampoco se lo refutó, se hizo a su lado con prisa removiendo en su andar al oji menta y buscando percibir con sus manos aquello que sorprendía al albino, sin encontrar aquel leve movimiento que mencionaron ambos segundos atrás.
-Tsk, no siento nada moyashi.- dijo frunciendo el entrecejo levemente.
-Ya no lo siento tampoco, pero es la primera vez que se mueve... te lo perdiste por estar haciendo tanto ajetreo con Lavi.
-Moo~, que no es mi culpa moyashi-chan.
-Sí que lo es- fue la respuesta a coros que obtuvo de los demás presentes.
-Ustedes están imaginando cosas, es demasiado pequeño para moverse- opinó el azabache con un deje de decepción y a la vez enojo a la vez que fruncía aún más el entrecejo, pensar que no había podido percibir el primer movimiento tangible del pequeño ser que crece dentro de su moyashi lo irritaba y mucho, y que haya sido el odioso chico nuevo el primero en sentir esa sensación, lo cabreaba, en serio que le cabreaba y ahora soportaba al chico menos que antes.
-La verdad Kanda-kun, es que el bebé comienza a moverse desde la semana 7, cuando sólo es un embrión y la madre puede comenzar a sentirlo dentro de ella desde la semana 14 a la 22, también depende del grosor de la pared uterina, las madres más gorditas tienen como un 'colchoncito' que amortigua mucho la sensación de los movimientos, que en este caso deben ser mucho más vigorosos para ser percibidos. Pero como Allen es tan delgado que es más fácil que a estas alturas perciba sus movimiento aunque aún no sean visibles y el ya está en la semana 15.- intervino el jefe de rama, ignorando los movimientos exagerados de manos que hacían Lavi, Lenalee y Allen fuera del radio de visión de Kanda, suplicando que guardara silencio, pero ya era demasiado tarde, su lengua fue más rápida para cavar su tumba.
El aura oscura del japonés inundó la habitación haciendo que inclusive Allen quisiera abandonar esta, las ganas de matar a alguien se podían oler en el aire, Kanda trataba en voz alta de autoconvencerse de que aún podía ser el primero en captar los movimientos de su bebé y no ese recién llegado, pero sale Komui y le explica la enormidad de las posibilidades rompiendo su 'burbuja' en el proceso, de un momento a otro solo quedaban el azabache, el albino y el jefe de rama dentro de la oficina, y el albino sigilosamente trataba de escabullirse al no poder moverse muy rápido por miedo a caerse en su proceso de huída.
-Allen...- su nombre en los labios del azabache alertaron al albino de que algo necesitaban hablar y de inmediato.
-Komui-san... sé que es su oficina pero ¿nos puede dejar a solas?
-C-claro pero... ¿tú estarás bien?- preguntó en un susurró y ya a su lado padeciendo aún del miedo que provocaba el azabache en ese momento.
-Seguro- con la aseveración y agradeciendo que este le 'salvará' de una posible muerte inmediata, desapareció dejando una estela de humo blanco y cerrando la puerta tras de sí -Yu ¿qué ocurre?
-...
-Estás actuando como un niño- y era cierto, el azabache lo sabía, pero jamás admitiría públicamente que sentía celos por culpa de aquel chiquillo al que solo le llevaba escasos 5 años más, uno más que a su albino. -sabes que eso fue una casualidad.
-No quiero que nadie te vuelva a poner un dedo encima.
-No exageres, son nuestros amigos, mis amigos, y quiero compartir la felicidad que siento con todos los que nos han apoyado. No salgas de aquí hasta que te hayas calmado, y procura no destruir la oficina de Komui-san, no sería prudente con la visita que se aproxima.- sin más que decir al respecto, el albino se retiró cerrando tras de sí como lo había hecho antes Komui, dejando en un estado dubitativo al mayor.
Se preguntaba si en verdad estaba siendo muy mezquino en querer apartar a todos del albino, después de todo era su deber proteger al albino siendo que ahora formarían una familia, ¿estaba mal molestarse por perderse una sensación como esa primera vez? ¿estaba mal estar... celoso? no lo comprendía, no era capaz de comprender esos sentimientos porque nunca los había experimentado. Tal vez el moyashi tenía la razón, salió de la oficina ya más calmado, fue por un cambio de ropa, se puso el uniforme de entrenamiento y se fue a una de las salas a meditar y luego desquitar su ira con las inocentes bolsas de boxeo y otros elementos dentro del lugar, pero la suerte no iba de su lado aquel día, al llegar a la sala y empezar su meditación antes de entrenar, fue interrumpido por el bullicio que hacía un intruso en su llegada.
-Esta sala está ocupada, buscate otra- dijo sin siquiera moverse de su lugar o abrir los ojos para ver quién era.
-Me gustaría verte entrenar, Yu~- la clara voz del oji menta lo sacó de sus casillas, con Mugen en mano se puso en pie dispuesto a atacar sin previo aviso, a lo que el chico apenas si reaccionó a tiempo para esquivar lo que pudo ser un corte limpio
-No me llames por mi nombre, nunca, o te degollaré a ti y junto al conejo.
-¿Hablas de Lavi no? veo que sueles ponerle apodos a la gente, tigre.
-¿¡Qué dijiste inútil!?
-Lo que oyó, Yu ¿o prefieres tigre-san?
-Estás muerto.
-No lo creo.
El general empezó a atacar al chico al principio utilizando la misma fuerza que usaría con el conejo, pero a medida que el chico abría la boca para decir algo, más ganas de picarlo en trozos tenía, el chico parecía ser tanto o más suicida que el conejo, aunque le costaba esquivar los golpes y de vez en cuando recibía alguno, parecía disfrutar de alguna manera ver enojado al japonés, lo cual lo terminó de sacar de sus casillas, lastimando al chico en el proceso; casualmente una cabellera albina merodeaba por los alrededores buscando de sala en sala de las cuatro existentes en la nueva sede, al azabache, sintiéndose algo culpable por no entender antes al azabache y que luego de meditarlo mejor, no le desagradaba del todo que éste sienta celos por él, después de todo era su manera de demostrar que le importaba a pesar de su fría coraza para con los demás. Pero la imagen que encontró al llegar al salón de entrenamientos no fue para nada esperada ni agradable, la mejilla derecha del moreno sangraba en una fina linea.
-¿¡PERO QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!?- gritó exasperado el albino, creyendo a Kanda capaz de lo peor para con su alumno.
-'Él empezó'- dijeron los dos a la vez.
-Ustedes...- el aura siempre alegre del albino desapareció como si de explotar un globo se tratará, rápido y sin dar tiempo a detenerlo, su poker face hizo aparición y un aura similar o peor a la que presentó el azabache en la mañana hizo acto de presencia -¡¡¡HAGAN 500 LAGARTIJAS, AHORA!!!
-¿Hah?- el moreno obedeció sin preguntar, pero el azabache estaba algo confundido, él no recibía órdenes de nadie si no era tema de misiones.
-Yu Kanda ¿tengo que repetirlo de nuevo?
La mirada entre pasiva y aterradora del albino sin duda causó efecto en Kanda, claro que por orgullo no lo admitiría, y eso solo traería más problemas.
-¿Así que no lo harás? bien, busca donde dormir esta noche y las que siguen después de esta.
-Moyash...
-¡Que es Allen! ¡Bakanda!- el albino se retiró hecho una fiera ante el asombro del azabache, el moreno por su parte permaneció en silencio haciendo sus lagartijas hasta que no se oyeron más sus pasos para reincorporarse.
-Fiu~ entonces es cierto.
-¿El qué?
-Que los cambios de humor durante el embarazo puede hacer parecer a la mujer, hombre en este caso, el mismísimo demonio cuando se enoja, prometo no molestar a Allen-sama nunca. Bueno, yo me pinto, que aquí ya sobro.
-Tú...- dijo con esa aura demoníaca aún mayor que las demás -esto es tu culpa, así que dormiré en tu habitación esta noche, y si te opones te rebanaré en dos.
-S-sí, entendí.
Un moreno de mirada menta meditaba caminando de un lado a otro del pasillo, pensando que haría para pasar la noche, dormir en su habitación no era una opción evidentemente, fue con la primera persona que se le ocurrió. Tocó a la puerta y esperó a recibir una respuesta, la puerta se abrió lentamente dejando ver al ocupante de aquella habitación.
-B-buenas noches...
-¿Ocurre algo Anel-kun?
-Bueno sí, etto, me da verguenza pero no se a quien más acudir, Kanda me ha echado de mi habitación ya que al parecer Allen-sama lo echó a él por un problema del cual al parecer tengo la culpa, s-sé que no es lo más correcto p-pero...- el chico enrojeció de vergüenza al instante de pensar lo que estaba por decir -Lenalee-chan ¿puedo dormir aquí? ¡te juro que no intentaré nada! ¡lo prometo!
-¿Heh? y-yo no estoy muy segura de esto... verás, quiero ayudarte pero, si alguien te ve salir de aquí lo más probable es que nii-chan te haga algo y no quisiera que algo te pase Anel-kun.
-Seré sigiloso también, por favor, tengo mucho sueño Lenalee-chan~- dijo con una voz cantarina en tono suplicante y haciendo ojitos de perro.
-B-bueno está bien, pero que esto quede entre nosotros por tu propio bien ¿sí?
-Sí.
Dos días, dos jodidos días llevaba durmiendo fuera de su alcoba y lejos del calor de su moyashi, todo por culpa de las provocaciones del gaijin* ese, no valieron todos los dangos del mundo para que el albino perdonara al japonés por ser tan 'inmaduro'. Incluso tuvo la idea de recurrir al conejo idiota para que hiciera de mediador con el moyashi, o más bien lo amenazó con mugen para que fuera a darle un mensaje al moyashi, a lo que el pobre pelirrojo no tuvo de otra que aceptar bajo la acusación de haber influenciado al gaijin a molestarlo con su nombre y quien sabe que otras cosas más. Y ahí estaba él, parado afuera de la nueva alcoba del albino, en la cual pasaba mayor parte del tiempo encerrado por su pelea con el japonés, solo dejaba entrar a Road, Lenalee, Miranda, él mismo y Tyki que se metía a su antojo, el pelirrojo toco la puerta nervioso, no recibió respuesta, y decidió girar la perilla que estaba extrañamente abierta.
Entró, inspeccionó con la mirada la habitación, la pequeña sala estaba despejada pero se mantenían un par de tazas de té que por lo tibias que estaban, demostraban que hasta hacía poco había alguien bebiendo de ellas, se aventuró a entrar un poco más hasta la alcoba del albino, al ingresar su cabeza primero y en absoluto silencio, pudo oír un leve gimoteo, ahí, sobre la cama hecho un ovillo, estaba el albino sollozando abrazándose a sí mismo por la cintura lo cual asustó al parchado.
-¡Allen-chan!
-¿L-Lavi? ¿cómo es que...? ah, seguro Lenalee dejo abierto.
-Eso no importa, ¿qué te pasa?
-No lo sé, me siento triste, pienso en todo lo que está pasando y solo... yo s-solo... me pongo así- dijo mientras de sus ojos se asomaban gruesas lágrimas involuntarias -me siento como un idiota.
-Tal vez solo extrañas a Yu ¿no crees?
-Sí lo extraño pero estoy muy enojado con él.
-Sabes, Yu me estuvo pidiendo que hablara contigo, no quiere estar peleados.
-¿Yu te pidió eso? Lavi por favor, dime que te puso a Mugen al cuello pero no mientas.
-He he... he... tal vez un poquis, pero tú sabes que yo analizo todo lo que veo, y vi en sus ojos que en verdad te extraña moyashi-chan, y no solo a ti- dijo señalando con su índice en dirección a su vientre.
-T-tal vez tengas razón, pero quiero que se arrepienta sinceramente, para saber que no lo hará.
-Creo que estás pidiendo peras al olmo*, Allen-chan~
-¡Allen-kun ya volví! ¿heh? ¿Lavi?- la peli verde había regresado con una bandeja en mano, la cual contenía un plato de soba.
-Hola, Lenalee-chan.
-¿Cómo es que...?
"General Allen Walker, reportese a la oficina del supervisor; repito, General Allen Walker, reportese a la oficina del supervisor"
El alto parlante resonó por todos los pasillos, obviamente esto no le dió buena espina a ninguno de los integrantes dentro de la alcoba de Allen, y mucho menos a cierto azabache que esperaba noticias del parchado desde los pasillos de las habitaciones comunes, el albino se dirigió en silencio al lugar donde era citado, seguido muy de cerca por la china y el parchado, se imaginaba lo que sucedía, y quiso dar la menor cantidad posible de vueltas al asunto, sin duda, Malcolm C. Leverrier debía haber arribado a la Orden Oscura.
Ya afuera de la oficina del supervisor, el albino se preparaba para ingresar, con él se encontraban Lavi, Lenalee y los que recién llegaban, Mariko y Anel, todos dando el apoyo a Allen, indicandole que solo debía llamarlos y todos entrarían a ayudar. El albino suspiró, giró la perilla y entro, tan pronto como lo divisaron, dos cuervos salieron a custodiar la entrada, preocupando más a los amigos del albino.
-Aquí estoy...
-Vaya, ¡pero si es mi Walker-kun!- dijo Leverrier desde un sofá dejando su taza de café sobre la mesa junto a un montón de dulces y una tarta preparada por el mismo.
-Leverrier-san.
-No tienes porque ser tan áspero, tú no eres así, estás a la defensiva, no te he llamado por nada malo- de alguna manera, antes podía creer en el hombre frente a él, pero ahora, en su estado y con sus pensamiento enfocados en su bebé, no sentía ni una pizca de confianza hacia este.
-¿Qué lo trae por aquí? creí que estaría muy ocupado dirigiendo el vaticano.
-He dejado a alguien de mi confianza esta tarea, de momento quiero enfocarme en ti, ya me enteré de que tu eres ni más ni menos que el proyecto hermafrodita, no sabes la sorpresa que me lleve cuando lo descubrí, pero te lo tenías muy callado, ¿quién es el otro sujeto de pruebas?
-No tal sujeto de pruebas, solo yo.
-Vaya, me engañaste por completo, a pesar de que te insistí tanto en que participaras y por el cariño que te tengo, además de que te conté mi deseo de tener nietos y que te veo como a un hijo.
-Todos los exorcistas deberían ser vistos con los mismos ojos, lo he visto hacer cosas horrendas con algunos de ellos y conmigo mismo.
-Creí que ya habíamos saldado esas deudas del pasado, Link, ven.- el rubio apareció por la puerta detrás del albino, a quien abrazó tan pronto se cerró la puerta dándoles privacidad a los tres.
-¡Walker-kun!
-¡Link!
-Que bueno que estes bien, ¿y tú bebé? no se te ve la panza.
-Etto, Link, cálmate.
-Cierto Link, tomen asiento, ¡mira Walker! te hice una tarta de fresa, tu favorita, no te preocupes, Link estuvo conmigo todo el tiempo.- el albino aún con desconfianza se sentó, recibió una porción y una taza de té, igual los demás se sirvieron por igual, el ambiente seguía tenso, no era lo mismo enfrentarlos solo ahora que estaba con Kanda, faltaba él ¿dónde estaría?
-Arigato.
-Por cierto, Allen-chan~, ¿quién es el padre?
Llevaba prisa, corría a todo lo que le daban sus piernas, estaba a solo dos pasillos por curvar para llegar a su destino, cuando un grupo de cuervos, cuatro en total, aparecieron frente a él impidiéndole el paso.
-Tsk, ¡apartad estorbos!
-General Yu Kanda, tenemos órdenes de no dejar pasar a ningún general a esta sección a excepción del General Allen Walker.
-Me importa un comino sus órdenes, voy a pasar aunque deba quitarlos a la fuerza.- dijo empuñando a Mugen al tiempo que se preparaba para atacar.
Entre ataques y talismanes, habían hecho del pasillo un desastre, habían pasado escasos 5 minutos así, pero para el azabache se sintieron como horas, y así mismo se sentía el albino al que deseaba ver, con un poco más de esfuerzo y haciendo uso de su poca paciencia, logró derrotar a tres de los cuatro cuervos, el último lo hizo correr tras él, ya había perdido mucho tiempo, en algún momento del camino se encontró con el noah del placer y la noah de los sueños, y estos al notar el aprieto en que se hallaba obviamente, le ayudaron, Road sumergió en sus sueños al tercer exorcista dando paso libre al japonés, este último seguía corriendo seguido de Tyki, al llegar a la puerta estaban sus amigos, sellados con talismanes para que no se entrometieran en la oficina frente a ellos, Tyki se adelantó derribando a los dos guardias que custodiaban la puerta y a la vez liberando a los demás, por su parte, Kanda entró de un portazo a la oficina, sin esperarse lo que acababa de encontrar.
-¡Moyashi!
Glosario
Gaijin*: término japonés que se refiere a los extranjeros, y que algunos (extranjeros o japoneses) consideran insultante o irrespetuoso. Se aplica a las personas de todas las razas. Muchos japoneses, sobre todo los que viven fuera de Tokio y Osaka, no saben que gaijin es considerado ofensivo. Siendo así que, en otros contextos, gaijin puede ser utilizado para la condición de extranjería y de no pertenencia, y es este uso el que le ha dado la connotación racista.
Kanda hace referencia en este caso, al uso del término gaijin para referirse a Anel, ya que lo considera no perteneciente a su familia y a su circulo social, no tanto como un insulto, aunque se denota que si Anel le pregunta a Mariko el significado del término, esta le dará a entender lo que es ya que ella procede de las zonas más distantes de Hirashiba en la prefectura de Nagano, bastante distante de Tokyo y Osaka, por lo cual ella no sabe que se considera un insulto en algunos casos.
Olmo*: plantas de flores perteneciente a la familia Ulmaceae. Son árboles caducifolios o semicaducos que se extienden por el hemisferio norte, desde Siberia a México a Japón. Muchas especies son de cultivo y se han propagado por el hemisferio sur, especialmente en Australia e Indonesia.
Por obvias razones un árbol solo de flores no produce fruto, así que no es posible pedir que un olmo produzca peras.
Holis holis mis bellos exorcistas. ¿Estuvo bueno el capítulo? todo se está poniendo interesante, ¿se enterara Komui del visitante nocturno de Lenalee? ¿pasará a mayores la visita dormir? ¿Allen perdonará al fin a Kanda? ¿qué pasará con Allen ahora que llegó Leverrier?
Muchas preguntas y todas tendrán respuesta... en su debido momento *se va corriendo antes que le tiren chancletazos*
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