Capítulo 13. El dios del viento.
Dedicado a:
IraFlores681, VarelaDCampbell, Alinino, ArtandNice, natsumidragonil, DarKiara, LadyZero16, MarycieloAsenciosCar, AlmaVargas4, jithomi, Anabell_Martinez, AlemanyReyna, Naomi_Martinez16, CarolinaAlfaro024, LuzMireyaMujicaNaupa, DemonTaisho, ZedkaKine y Inufan4rever.
Salieron del arca y al tocar suelo lo primero que notaron era que bajo sus botas había arena, suave, blanca y brillante arena, a sus espaldas no había otra cosa más que agua en kilómetros hasta donde la vista alcanza a ver, y al frente vegetación, inmensa y tropical, se podía escuchar el cantar de aves y otros sonidos de animales que seguramente ahí habitaban.
-¿Dónde estamos Allen-sama?
-No lo sé- respondió totalmente sereno y con una expresión que demostraba que se hacía el desentendido, o más bien lo estaba.
-Moyashi... Estás diciendo que... ¿¡no sabes dónde #€$¥# nos metiste!?
-Eso digo- dijo tranquilo y con neutralidad -de todas maneras nunca he estado en la isla a la que queremos llegar, no puedo estar cien por ciento seguro de haber llegado ahí.
-Bueno en eso Allen-sama tiene razón, es un lugar desconocido a sus ojos.
-Tsk, tú te callas kobito, y tú moyashi, si no sabías a donde íbamos ¿para que nos trajiste?
-Sé que es cerca de aquí por el arca, lo demás depende de nosotros.
-Haberlo dicho antes, caminen de una vez.
Se adentraron entre la vegetación detrás de Kanda, quien con su Mugen en mano empezó a abrirse paso, seguido de Mariko y luego de Allen, no pasó mucho más de media hora cuando salieron a campo abierto y se encontraron con una carretera de tierra bastante lisa, dando a entender que era muy utilizada. Meditaron unos minutos que camino debían tomar, solo era una carretera pero no sabían cual ruta los llevaría a su destino, ¿hacía donde ir? era cuestión de izquierda o derecha.
-Tsk, vamos por este lado- indicó el azabache girando a su derecha.
-No espera, creo que deberíamos ir por la izquierda- espetó el albino.
-Tú no opines, tú sentido de la orientación es un fiasco.
-Y tu intuición es pésima. Siempre vas directo a los problemas.
-Pues al menos con mi 'intuición' no me pasa lo que a tu orientación que te pierdes para llegar a cualquier lugar dentro de la misma orden donde llevas casi tres años- dijo con total tono de sarcasmo y burla.
-Etto, creo que tengo una mejor sugerencia.
-¡No te metas!- dijeron ambos a la vez mientras mantenían un choque de miradas de la cual se apreciaban los rayos eléctricos que prácticamente salían volando contra el adversario.
-¿Pueden dejar de pelear como tontos enamorados y ponerme atención?- grito Mariko-chan perdiendo los estribos de su paciencia que se había ido a pique haciéndola actuar sin pensar en sus actos -viene una carreta- ambos generales que parecían un par de niños mimados peleando por un juguete se habían quedado de piedra con la aseveración de la castaña y a la vez le miraron con furia, y pero dejaron pasar por ahora esa interrupción para seguirle el juego.
-Etto, gomenasai, ¿nos podría ayudar?- dijo Allen al hombre que venía en la carreta, un hombre algo mayor pero sin llegar a verse viejo, de piel morena, la piel más oscura que cualquiera de los tres haya visto antes, sus ojos cafés parecían claros ante la oscuridad de su piel, el hombre que transportaba paja seca en grandes cantidades se detuvo y miró con duda al albino que le había hablado, observó a sus acompañantes notando sus rasgos asiáticos y supuso que el único capaz de comunicarse con él o por lo menos entenderlo sería el albino.
-Eh... hello, ustedes no de aquí, right?
-Eh... no, ¿nos puedes entender?
-Yo hablo english and... un poco spanish, I'm Ali Sheedy, mucho gusto. ¿Ustedes clérigos?
-Hai. Yo soy Allen Walker, ella es Mariko Fujiwara y Yu Kanda, pero solo dile Kanda o se molestará- dijo esto último en un susurro a lo que el hombre solo río disimuladamente -¿podría decirnos en dónde estamos?
-Estamos... in Haití.
-Bueno entonces no llegamos al lugar indicado- suspiró el albino entristecido, se había equivocado de lugar.
-¿A dónde ir?
-Dominicana ¿hay algún modo de llegar?
-Yes, no muy lejos, estamos casi in frontera, cerca, cerca.
-¿En serio?
-Yes, suban clérigos.
-No estoy entendiendo nada- Mariko miraba con algo de confusión la conversación al igual que el azabache, que más que estar molesto por no entender, era por la confianza con la que parecían hablarse su albino y el moreno.
-Dijo que subamos, al parecer no estamos tan perdidos, estamos algo cerca y nos llevará hasta la frontera.
-Ahh... ¿cómo lo entiendes Allen-sama?
-Bueno, el habla inglés y un poco de español, y pues yo soy inglés.
-Vaya, no sabía eso, que interesante es Allen-sama.
-Arigato, Mariko-chan- los tres iban en la parte de atrás de la carreta, Allen estaba sentado con su espalda apoyada en los bordes de la carreta, Mariko estaba sentada con los pies colgando de la parte de atrás de la carreta y Kanda estaba acostado sobre el heno en el centro de con sus ojos cerrados.
-Bueno, creo que iré a tratar de hablar con Ali-san, de todas maneras en el puerto de mi pueblo llegaban muchos barcos pesqueros y llegaban muchos extranjeros, así puede que aprenda algo, nos vemos luego- dijo la castaña mientras escalaba por la montaña de heno hasta llegar al frente y hacerle compañía al conductor y sus burros, quienes llevaban la carga.
-Está bien.- luego de perderle de vista y escuchar a duras penas su voz mientras intentaba saludar a Ali, se dispuso a imitar la acción de Kanda, quiso acostarse en el mismo lugar donde se encontraba pero fue jalado de imprevisto -¡uwaah!
-Shh, no hagas ruido moyashi.
-Me asustaste- dijo liberando un suspiro -y no es moyashi es Allen.
-Tsk, déjame ser
Lo siguiente fue algo muy sorprendente para el albino, Kanda se había acostado un poco más abajo, a la altura de su abdomen, llevó su cabeza hasta este y se acuno ahí, como si así pudiera escuchar algo de lo que pasaba ahí dentro, tan solo en cuestión de semanas el albino tendría ya los tres meses y poco a poco se empezaba a abultar más el espacio que resguardaba a su primogénito, el albino se enterneció con el acto y lo dejo ser, acariciando sus cabellos azabaches hasta caer dormido, de algún modo, esas caricias lograron dormir al azabache a su lado, por suerte a pesar del sol, los árboles de alrededor del camino les proporcionaban suficiente sombra para no ser molesta la luz solar.
-¡Arigato Ali-san!- gritaba eufóricamente la castaña haciendo un gesto casi exagerado con su mano para despedir al haitiano que los ayudo a llegar a la frontera de su destino.
-Tsk, que escandalosa eres, es como viajar con el conejo.
-Kanda-sensei ¿usted tiene un conejo?
-Hahaha, algo así Mariko-chan- rió Allen muy entretenido pensando en como reaccionaría si supiera que no es a la única a la que le ponen motes.
-¿En serio? ¡me encantan los animales! ya quiero verlo cuando vayamos a la orden.
-Concéntrate en lo que vinimos a hacer kobito, debes aprender antes que nada a no dejar que te pesque el trasero un akuma, no te voy a estar salvando cada vez que una horda de ellos nos ataque.
-Ya lo sé, ya lo sé, "si me estorbas, te dejaré atrás", me quedó muy claro Kanda-sensei.- dijo la castaña levantando su indice y repitiendo con sus ojos cerrados las palabras dadas a su persona por su amargado mentor.
-Bien, pongámonos en marcha de una vez.
Comenzaron a caminar tierras adentro, en la dirección en la que les indico el haitiano antes de irse, que debían tomar para llegar al pueblo más cercano, pronto se vieron rodeados de casa de madera y gente sonriente, a saber a quien o porque sonreían 'de manera estúpida' según Kanda, o de forma alegre según Allen y Mariko. Pasaron frente a un edificio pequeño de color blanco y verde, en este había una letrero que en letras en español decía "Comisaria de San Juan de la Maguana" y seguido en un pequeño letrero cercano a la puerta citaba: 'Bienvenido/a a la República Dominicana'.
-Que alivio, al fin llegamos a nuestro destino, aunque a mi parecer para ser una isla es bastante amplia.- suspiró el albino cansado pero aliviado de estar en el lugar correcto.
-¿¡Verdad que sí!?
-¡Hiieh!- exclamó asustado el albino a ver que de repente un desconocido se le aparecía de la nada exclamando aquello muy sonriente, mucho más que el resto de los pueblerinos. Era un chico un poco más alto que Allen, incluso más que Kanda, era de tez trigueña, sus ojos eran un balance de verde agua y su cabello castaño mucho más oscuro que el de Mariko y rayando con el violeta, tanto que a Allen le recordaba a Neah.
-¡Oh! ¡lo lamento mucho! no quise asustarte. Es que noté que no son de por aquí y no pude evitar acercarme, me ganó la curiosidad. Por cierto, soy Anel De La Cruz, ¿de dónde vienen?
-¿A qué viene la confianza?- dijo el japonés frunciendo el ceño y empuñando su katana.
-Kanda, cálmate, solo está siendo amable- refutó el albino notando por dónde iba su pareja con el tema del saludo repentino y las preguntas de su acompañante que seguía sonriendo pero con algo de extrañeza por la reacción brusca del azabache -disculpa lo, él es así, bueno, nosotros venimos de muy lejos por...
-Son clérigos ¿no?
-¿Cómo es que...?
-Sus ropas, la he visto antes, aunque algo diferentes y yo era muy pequeño.
-Ya veo, disculpa que te pregunte esto tan de repente pero ¿has visto que pasen cosas extrañas últimamente? ¿cómo desapariciones o algo así?- indagó el albino absorto en su curiosidad.
-Mmm pues la verdad- dijo mirando a todos lados para cerciorarse de que nadie lo viera u oyera -sí, pero este no es lugar para hablar de eso, vengan, vamos a un lugar más seguro.
-Bien.
-Espera, ¿le crees?- preguntó molesto el azabache.
-No es un akuma, sabes que lo puedo ver, así que sí, confió en el. Iremos con él.
Sin poder objetar no le quedó otra que guardar silencio y seguir al chico hasta llegar a un carruaje algo modesto a simple vista, el chico abrió la puerta y estos entraron con él, por dentro el carruaje no era nada comparado a la parte externa, era lujoso por así decirlo, los asientos de un color rojo en terciopelo, con cortinas blancas en las ventanas y bastante espacioso para exactamente los cuatro.
-Verán, hace algunos años hubo un ataque en el pueblo donde yo vivo, está algo lejos a pie, unas doce horas, el punto es que aparecieron una especie de máquinas extrañas y además feas, en aquel entonces vino un clérigo como ustedes, como les decía antes el uniforme es algo distinto pero reconocería esa insignia en donde la viera, volviendo a lo sucedido, el clérigo acabo con esas máquinas que estaban matando a las personas del pueblo y luego se fue, dijo que lo que buscaba no estaba dispuesto a marcharse con él.
-¿Lo que buscaba? ¿recuerdas su nombre o como lucía esa persona?
-Pues tenía el cabello más rojo que he visto y era bastante largo... ¡ah! y usaba una máscara que solo cubría la mitad de su rostro, y tenía nombre de chica, he he. ¿hay algo más en lo que pueda ayudarlos... ehm...?
-¡Cierto! pensarás que somos unos mal educados, soy Allen Walker, ella es Mariko Fujiwara y el es Kanda.
-Allen, ¿no creerás que...?- dijo el azabache que seguía analizando todo lo dicho hasta ahora por el moreno.
-Sí, creo que fue mi maestro, pero debió ser antes de entrenarme. Nunca me trajo a este lugar.
-¿Por qué está tan seguro Allen-sama?- la castaña miraba con duda al menor de los generales.
-El moyashi recuerda a la perfección cada lugar donde tiene una deuda gracias a su maestro- exclamó el japonés con burla recordando como se lo mencionó Johnny en algún momento cuando lo buscaban usando como guía la libreta de deudas de Cross.
-Bueno cambiando el tema- interrumpió el chico de vista acuarela -yo debo volver a la ciudad, si quieren pueden venir conmigo, lo puedo llevar a donde necesiten ir.
-Pues ya que lo mencionas, dijiste que si estaban sucediendo cosas extrañas ¿no?
-Así es, en la ciudad donde vivo, Santiago de los Caballeros, han estado pasando cosas raras desde que esa cosa que dejo su maestro empezó a actuar raro.
-Espera, antes dijiste que había una 'cosa' que el vino a buscar y que no estaba dispuesta a marcharse y ahora dices que eso actúa raro, de casualidad ¿tienes tú eso que el maestro dejó?
-Sí, aunque ya no luce igual.
-Explícate- pidió el azabache con seriedad mientras meditaba toda la información.
-Por favor, ¿si les digo prometen no reírse y tomarme por loco?
-Claro- exclamó la castaña quien no había hablado desde que se encontraron al chico y escuchaba todo lo que decía con total devoción y atención.
-No nos vamos a reír- dijo Allen tornando su rostro serio.
-Tsk, habla de una vez.
-Bien, eso que él dejó, era como una linterna, brillaba con una luz verde muy hermosa, cuando él se fue, dejó de brillar, pero siempre lo cuide, por si el hombre venía, pasaron los años y no volvió, hace casi un mes, después de mi cumpleaños eso volvió a brillar, pero en cuanto lo tome en mis manos salió volando a mi pecho y me atravesó y no sé que más sucedió, luego solo apareció ese extraño tatuaje en mi pecho.
-¿Tatuaje?- preguntó con duda la castaña.
-Es inocencia- sentenciaron ambos generales.
-Creó que escuche al tipo pelirrojo mencionar algo parecido, pero no me quiso dar detalle de nada.
-Anel-kun, llévanos contigo a tu pueblo, por favor- suplicó el albino con una expresión seria pero que a la vez le parecía tentadora a su azabache y no era el único.
-C-claro- respondió mientras sus mejillas se coloreaban suavemente y desviaba la mirada, una media hora después, luego de comer algo y abordar con el chico al carruaje se encontraban de camino a la ciudad donde habitaba el objeto de su búsqueda.
Luego de poco más de ocho horas en carruaje llegaron a la ciudad del moreno, la gente era un poco menos empalagosa que donde lo conocieron pero al igual algo alegre. Los edificios tenían una arquitectura que te hacía pensar que no habías salido de Inglaterra, y la gente vestía con ropas un poco diferentes, eran más adaptadas al calor para ser precisos, ya que allí era pleno verano y la isla era de un ambiente tropical templado, el carruaje se detuvo cerca de una casa de color gris con ventanas de marcos blancos y puerta de roble oscuro, dos pisos, el chico los invitó a pasar, dejando a los exorcistas absortos (menos al azabache) con lo bello y acogedor del interior, bastante más modesto que el exterior, todo lo contrario a la carroza.
-Bienvenidos al hogar de mi familia, siéntanse cómodos.
-Etto, Anel-kun- dijo la castaña algo apenada -¿tu familia no se molestará si traes a unos desconocidos a la casa?
-Bueno, no y no, primero, ustedes no son unos desconocidos, son Kanda, Mariko y Allen, y son mis invitados además, mi familia se reduce a un par de empleados que ya ni trabajan para mi y que viven aquí ya que se los pedí, y mi prima que pronto se casará y se irá de casa, aunque yo insisto en que debería quedarse aquí, esta casa es muy grande solo para mi.
-¿Para ti solo? Anel-kun...- pronunció su nombre con algo de temor el albino del grupo -¿acaso tu familia...?
-Murieron, casi todos en esa ocasión en la que conocí a tu maestro, pero no niego que he vivido bien hasta ahora, el mayordomo y la ama de llaves de mis padres se quedaron conmigo y mi prima, herede una fortuna y de ahí vivimos hasta ahora, mi único tío maneja el negocio familiar y nos ayuda en lo posible.
-Lamento haber preguntado, no debe ser fácil recordar eso.
-No se preocupen, ya lo he superado- dijo detrás de una sonrisa que parecía iluminar todo a su alrededor.
-Está bien entonces, gracias por...- el albino quien había estado casi de vocero en la mayoría del tiempo detuvo abrupta mente sus palabras y borró su sonrisa por un gesto de desagrado que ya era conocido por sus demás compañeros -chicos, vienen akumas, y son muchos, creo que nos detectaron- dijo antes de salir corriendo hacía la salida de la casa detrás de sus dos acompañantes y antes de perderse de la vista del moreno se giró a darle unas palabras más -por favor, pase lo que pase, no salgan de aquí y escondánse.
No sabían hacía cuanto tiempo habían abandonado el hogar de los De La Cruz, ni a cuantos akumas ya habían derrotado, pero no dejaban de aparecer por todos lados, y aunque todos eran nivel dos se estaban cansando poco a poco, hasta tal grado en que Mariko tuvo que materializar su inocencia para auto defenderse y a la vez ayudar, pero se estaba cansando muy rápido al no tener una forma física estable de su inocencia.
-Son... demasiados...- exclamó entre jadeos el albino.
-Tsk, moyashi, no pelees más, toma a la kobito y escapen, yo los distraeré.
-Ni se te ocurra, no te voy a dejar aquí aunque me lo rogarás.
-¡Yo tampoco lo abandonaré Kanda-sensei! Lucharé... hasta... caer...- dijo también jadeando y respirando con dificultad, ya empezaba a ver borroso.
-¡Que necios! deberían escuchar al espadachín-kun~- una voz juguetona y hasta algo infantil resonó en sus oídos pero no se veía a nadie en ninguna parte, eso solo podía significar una cosa, un akuma nivel cuatro.
-Tsk, muéstrate cobarde.
-No soy cobarde, solo me estoy divirtiendo, aunque sería más divertido ver sus tripas regadas por el suelo...- dijo apareciendo detrás de Allen de pronto y pasando su mano por su vientre en el aire pero sin tocarlo a la vez que los demás akumas desaparecían -lastima que a ti no te puedo tocar... aún.
-¡Allen!- otra voz se escuchó y todos miraron a el lugar, el moreno estaba ahí, un poco agitado por haber corrido hasta ahí.
-¡No! ¡vete Anel-kun!- le gritaron Allen y Mariko pero el no se inmutó y pronto el akuma se movió a su lado.
-Vaya~ pero si aquí está lo que estoy buscando, tú posees el poder del dios del viento.
-No sé de que hablas- dijo en un tono neutral que sorprendió a los tres exorcistas, estaba demasiado calmado.
-Claro que lo sabes, hace mucho tiempo le diste muchos problemas al Conde-sama, y por eso el te busca, exorcista de viento~
-Aleja tus asquerosas manos de mi- seguía aparentemente tranquilo y ocultaba su vista detrás del flequillo de su cabello.
-¿O qué~? ¿que harás dios del viento?- una corriente de aire se arremolino entorno al akuma y el muchacho delante de este, el chico apuñaba sus manos y parecía apacible, no quedaba duda, el poseía inocencia.
El aire a su alrededor domino al akuma que flotaba por el aire desde un principio, haciendo que se retorciera mientras el akuma reía cínica mente extasiado por el dolor, y de un momento a otro se liberó y se distancio riendo estrepitosamente. Una brisa levanto al chico del suelo quien con una sonrisa en sus labios se vio rodeado de un brillo verde y una corriente de aire que se disperso mientras sus ropas tomaban un resplandor dorado y se convertían en otra ropa, además del cambio en su semblante y actitud.
-Te diré lo que haré, te haré pedazos como lo hicieron ustedes con mi familia cuando era un niño puro e inocente.
Lo demás pasó muy rápido, de un momento a otro, el akuma nivel cuatro que tantos problemas le dio alguna vez a Kanda y Allen para exterminarlo años atrás, había explotado en pedazos en el aire frente a sus ojos incrédulos, luego la extraña vestimenta algo 'reveladora' del moreno desapareció y volvió a sus antiguas ropas y este último cayó al suelo inconsciente por el uso excesivo de la inocencia que al parecer poseía.
-¿Haz visto... lo mismo que yo, Kanda?
-Tsk, sí moyashi, significa que el boca floja se tendrá que ir con nosotros...
Holis holis mis bellos exorcistas, ¿les gusto el invitado especial que hizo aparición el día de hoy? un nuevo personaje que se integra a la historia, las imágenes de referencia del personaje son de Uta no Prince, pero tiene otro nombre ya que no es exactamente el mismo, solo me gusto el personaje para dar la descripción física de Anel.
P.D. El nombre Anel se considera un nombre común de las regiones de República Dominicana, que significa "flor de viento o dios de viento" siendo el nombre el que inspira a su inocencia, sobre su inocencia y la de Mariko hablaré en el próximo capítulo, lo cual significa y les adelanto como un mini, insignificante spoiler, que nuestros exorcistas pronto volverán a la Orden Oscura, y por último, las ubicaciones descritas son reales.
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