Capítulo 11. La nueva aprendiz.
Dedicado a:
ArtandNice, VarelaDCampbell, IraFlores681, Anabell_Martinez, EvelynJoanyMendez,
MarycieloAsenciosCar, Hidamarilossi15, AlmaVargas4, Yuukeito_Tyrell, Alinino,
pricesarous, LuzMireyaMujicaNaupa, CarolinaAlfaro024, NinoskaEspinoza1, BaKandaYuu19,
DarKiara, tlizzt, Chema_D_Lois, anakaren0500 y AlbitaJuanes.
El sol había salido hacía varios minutos, pero la blanca cabellera del exorcista se mantenía pegada a la cama, conteniendo los deseos de su estómago por correr a un baño a despojarse de la cena, a su lado, el espacio vacío de su cama mostraba señales de haber albergado otro cuerpo sobre esta, siendo el del azabache, que como cada día se levantaba antes del amanecer para meditar y practicar. No tardo en volver a la habitación, debían ser cerca de las seis y un cuarto cuando fue a despertar al albino para que se pusieran en marcha con su misión, tan pronto las orbes grises divisaron los zafiros al frente suyo, se levantó casi corriendo para buscar el espacio destinado al baño, siendo detenido de golpe por el otro, quien lo cubrió con su propio saco que al ser más grande le cubría completo y luego lo dejo ser, después de devolver todo como cada mañana, notó el motivo que llevó al azabache a detener sus pasos antes, estaba por demás desnudo, completamente, sus cabellos estaban mojados por lo que al parecer era sudor y él no recordaba como quedó en ese estado, regreso a la habitación para enfrentar al azabache.
-Pero se puede saber ¿qué pasó anoche?
-Ohayou, moyashi maleducado.
-No me vengas con eso ahora ¿qué pasó? ¿por qué estoy desnudo y sudoroso?
-No te hice nada si es lo que imaginas, no soy un pervertido como tú.
-¡Yo no soy ningún pervertido!- exclamó lo más bajo posible sin dejar de acentuar lo que hubiera sido un grito en otro lugar.
-Tuviste fiebre otra vez. No dejabas de temblar y tu cuerpo ardía por el calor de la fiebre, es peor si estás demasiado arropado, te sube más la temperatura y debía enfriarte sin llamar la atención de los ancianos, así que te quite todo y te desarrope para que tu cuerpo se enfriara, recién te arrope cuando me levante. Toda la noche fue un caos.
-¿En serio? Y dices que tú... ¿estuviste despierto toda la noche?
-¿Y qué esperabas que hiciera? ¿el de la vista gorda? si igual tengo que cuidarte no veo que te molesta de eso.
-Gomenasai Kanda, no quise hacerte un escándalo.
-Ya lo hiciste, es tarde. Aseate pronto que vamos a salir para empezar con lo que vinimos a hacer.
-Hai. Pero ¿si vamos a desayunar antes de irnos no?
-Tsk.
El paisaje brindaba una vista hermosa, y las casas de la zona eran todas de el mismo porte conservador y diseño estético propio de Japón, empezaron por preguntar por la chica con el nombre que conocían, como les había indicado la anciana, Fujiwara Mariko, algunos decían que sí, que era una vagabunda que deambulaba por las noches pidiendo limosna a los hombres fuera de los bares, otros que era una pobre huérfana que había desaparecido hace tiempo, entre una y otra cosa, casi nada era tan bueno como lo que oyeron de los Sawada. Siguieron su recorrido hasta que el albino se detuvo, su ojo se activó.
-Akumas, cinco de nivel dos, están cerca.
-Vamos, quédate detrás de mí y no pelees.
-Pero...
-Komui dijo nada de esfuerzo o lo perderás ¿eso es lo que quieres?
-No, gomen.
-Guíame.
Caminaron hasta cerca de unos callejones, el área se notaba más oscura por lo estrecho del pasillo, un callejón sin salida, había una puerta y se oían voces detrás de esta. Kanda no dudo un segundo antes de tirar abajo la puerta y encontrar a un grupo de cinco personas, cuatro hombres y una mujer, rodeando a una joven sentada en una silla atada.
-¡Es un exorcista! ¡Hay que matarlo!
-Mugen, hatsudou.
-¡Es un general! ¡ataquemos juntos y lo venceremos!- el azabache bufo por el comentario y antes de que siguieran balbuceando sus planes para 'enfrentarlo' inició su ataque él.
-¡Primera ilusión: insectos del infierno!- de un solo ataque acabo con tres de los akumas.
-¡Ki-kiwotsukero!/¡Cu-cuidado!- una voz aguda le alertó de uno que intentaba atacar a sus espaldas y con un corte de su espada este explotó.
-Tsk, no me hicieron ni sudar, que aburrido- se dispuso a liberar a la joven cautiva y fue el momento prefecto en que el quinto akuma aprovechó para atacar, de no ser porque una garra afilada como cuchillos de color plata le atravesó y lo destruyó en el instante en el que estaba por atacar al azabache, seguro le habría tomado por sorpresa.
-Parece que ya no sabes contar Kanda, dije cinco, no cuatro.
-Tsk. Lo tenía controlado, no tienes porque quitarme la diversión y creí haberte dicho que no pelearas.
-No iba a dejar que salieras herido.
-Eso no iba a pasar de todas maneras.
-Etto...- la joven llamó su atención, ambos parecían haber olvidado su presencia, la miraron, un poco desaliñada, de cabello castaño largo pero desarreglado, tez muy clara y sus ojos más que parecidos a los del albino eran idénticos, entre plateados y violeta.
-¿Daejobu desu ka?- el albino preguntó con lo poco que conocía de japonés en el modo más claro posible como se encontraba la chica.
-Genkidesu, arigato./Estoy bien, gracias.
-Eh...¿?
-Dijo que está bien moyashi.
-Ustedes, no de aquí- dijo la chica en un intento de español que resultó en un conjunto algo machucado de palabras.
-¿Nos entiendes?- la chica asintió a la pregunta del albino -¿hablas español entonces?
-Hai, no estoy acostumbrada mucho.
-Que bien, soy Allen Walker y él es Yu Kanda, pero no le gusta que lo llamen Yu.
- Fujiwara Mariko watashi no namae, shite kudasai dake Mariko/Me llamo Mariko Fujiwara, por favor solo Mariko.
-¿Mariko-chan?
-Hai.
-Oe, ¿sabes por que te tenían ellos aquí?
-Īe/No sé.
-Mariko-chan ¿tienes algo especial que tal vez ellos querían que les dieras?
-Hai.- la chica sacó desde los harapos de sus ropas y guindando en su cuello lo que parecía bien ser un relicario de plata, también conocido de dónde viene el albino como un guarda-pelo, tenía el dibujo de una flor de cerezo sobre este, por lo demás no parecía ser especial.
-¿Estás segura de que eso es lo que querían?
-Es lo único de valor para mí.
-No significa que sea lo que ellos buscaban.
-¿Qué es lo que tienes adentro de eso Mariko-chan?
-¿Esto?- la chica abrió el relicario saliendo una luz verde de este que deslumbro los ojos de ambos exorcistas -hace unos meses tengo esto, no deja de brillar, a veces siento que me llama. ¿Parece de locos no?
-Ya veo- a pesar de hablar poco español lo entendía muy bien, lo suficiente para dar a entender que aquello que era valioso, sin ella saberlo custodiaba una inocencia. -¿sabes lo que es?
-Īe/No sé.
-Es inocencia- interrumpió el azabache -es lo que ellos buscan y nosotros también- la chica se tenso.
-Espera Mariko-chan, somos diferentes, verás, lo akumas buscan la inocencia para destruirla, nosotros para salvaguardarla y encontrar a personas compatibles con la inocencia para que sincronicen con ella y se conviertan en exorcistas como nosotros, nuestro objetivo es acabar la guerra con el Conde del Milenio.
-Ella es la indicada moyashi.
-¿Moyashi?- la chica se sorprendió por la palabra y luego miró al albino analizándolo, cabello blanco y largo, como el brote de una haba, luego de desternillo a reír -hahaha...
-¡Kanda!
-¡Anata no gārufurendo wa omoshiroi desu!/¡Tu novia es graciosa!
El azabache bufó por lo bajo, cosa que no paso desapercibido por el albino, y la chica seguía riendo un tanto descontrolada mente ante la comparación de Kanda, lo que Allen no sabía aún era que volvía a ser confundido con una chica.
-¿Por qué se ríen? no me entero...
-Ha dicho que "mi novia es muy graciosa"
-¿Novia? ¿¡novia!?
-¿Ustedes no son pareja?
-B-bueno- el albino se puso de mil y un colores -eso c-creo...
-Mejor déjalo así por ahora moyashi.
-Que me llamó Allen, Bakanda.
-Hahaha ambos son graciosos.
-¿Kanda gracioso? ahora sí lo he oído todo.
-Tsk. Vamos al grano, niña, te gustaría convertirte en exorcista?
-¿Yo?
-No veo a nadie más por aquí.- y así retorna a su personalidad estoica y amargada mientras la chica analizaba las opciones: no tiene familia, no tiene un hogar ni nada que perder además de su vida, y le gustaba las emociones fuertes, pensó ¿por qué no?
-Está bien, iré con ustedes.
-Tengo una duda- exclamó el albino del grupo -¿quién de los dos la va a instruir? ¿tú o yo?
-Luego veremos eso, por ahora lo que tiene que saber la niña salvaje es que somos Generales, a partir de ahora estás bajo nuestra tutela y serás nuestra aprendiz hasta que decidamos quien de los dos te va a entrenar.
-Yo ya sé quien quiero que me entrene.
-¿Heh?- el albino se sorprendió de lo fácil que la chica asimilaba las cosas y aparte como tomaba por su cuenta a quien sería su maestro. -¿quién?
-Kanda-sama, mm no, Kanda-sensei, ¡por favor cuide de mi!
-Tsk, como quieras, te advierto que yo no cuido a nadie, si te retrasas te dejó, si me estorbas te quito, no me gustan los débiles, hasta el moyashi sabe cuidarse con lo torpe que es.
-¿'El' moyashi? ¿Allen-sama es un chico?
-H-hai...- la chica abrió los ojos de sorpresa, se llevo una mano a los labios para tapar la gran 'O' que se había formado en sus labios y posteriormente se había convertido en una risa comparable a una pequeña 'u' al igual que sus ojos se tornaron afilados imaginándose un montón de cosas que solo pasaban en su cabeza... o no.
-Fu fu, ya veo, ahora todo tiene más sentido.
-¿Qué cosa?
-Nani mo~/Nada~
-Basta de juegos, terminamos en esta ciudad, es hora de irnos.
-Etto... Kanda ¿no crees que Mariko-chan... va a necesitar otras ropas?- el azabache miró a la castaña y reparó en su fachada, nada propio de un exorcista o por lo menos de una persona decente, chasqueo la lengua molesto y comenzó a caminar.
-Que use tu viejo uniforme, sé que te trajiste tu antiguo saco entre tus cosas.
-¿¡Revisaste mi equipaje!?
-Lo dejas todo tirado, no es necesario hurgar lo que está a simple vista.
El trió se puso en marcha de vuelta a la casa de los Sawada, la señora Airi se sorprendió de ver el estado de la chica, le ofreció un baño y algo de ropa que tenía de una nieta que hace un tiempo no veía y que seguramente no le volvería a quedar o a hacer falta.
-Bien, es hora de partir.- el azabache tomo sus maletas dispuesto a iniciar la marcha.
-Domo arigato Airi-obasan, por permitirnos permanecer en su hogar- el albino se despedía del par de ancianos haciendo numerosas reverencias.
-Cuiden mucho a Mariko-chan, es una buena chica, tengan buen viaje- espetó la mujer mayor.
-Sayonara/Adiós- dijo seguidamente el anciano mientras ambos despedían con movimientos leves de sus manos al trío de jóvenes que veían embarcarse en una nueva aventura.
-Niisan, te traje tu café.
-Oh Lenalee~ gracias mi querida hermana.
-¿Haz sabido algo de los chicos?
-Nada de momento, pero no debes preocuparte mi preciosa Lenalee~ son generales después de todo, pueden manejar cualquier situación, ya verás que pronto sabremos de...- el sonido del teléfono interrumpió al científico de ojos violeta y este contesto con una postura seria -moshi, moshi.... ¿Allen-kun? ¿cómo están? ¿qué tal les está yendo?
-<Komui-san, hemos terminado la misión en Japón con éxito...>
-¡Que bien! ¿y recuperaron alguna inocencia?
-<Más que eso, encontramos un usuario compatible...>
-¡Maravilloso!
-<Kanda la tomó como aprendiz, se llama Mariko Fujiwara, lo más seguro es que gracias a eso podremos volver en unos meses más, justo a tiempo para lo que ya sabes...>
-¡Excelentes noticias! Los felicito chicos, suerte con la nueva exorcista y con el viaje, sigan en contacto.
-<Hai, adiós.>
-¿Qué dijo niisan?
-Encontraron la inocencia y a su portadora, ya salieron de Japón, volverán a reportarse cuando haya alguna novedad seguramente, y por lo mismo tienen una buena excusa para volver a tiempo para revisar a Allen y al bebé.
-Que buena noticia, le avisaré a los demás- la china salió emocionada para dar a conocer las buenas noticias a Road, Lavi, Tyki y Johnny.
El movimiento del barco sobre las olas mantenía aturdida a la pequeña castaña, al ser la primera vez que abordaba semejante transporte. Tenían poco más de tres días de haber salido de Japón y el par de japoneses junto al inglés se dirigían al continente americano por el océano Pacífico norte, estaban a un día de tocar tierra a la altura de los Estados Unidos de América para luego moverse por tren hasta la cintura del continente, en un lugar conocido como Tierra Firme que era dominado por españoles.
El propio estado de la nueva aprendiz la distraía de sus entrenamientos y de las acciones de los generales que le acompañaban en aquel barco comercial que casualmente estaba emparentado a los negocios dejados por Anita años atrás y que aún le guardaban fidelidad a la orden oscura como lo hubiera deseado la difunta de largos cabellos azabache y despampanante belleza. El albino por su parte trataba de controlar sus propios mareos, no le agradaba ni un poco que su estado le causara tales efectos cuando antes viajaba por el mismo medio sin problema alguno. A su lado el azabache acariciaba su espalda para ayudarlo a retirar los espasmos restantes en su cuerpo después de vomitar por trigésima vez desde que habían emprendido el viaje, siempre procurando que nadie más lo notará aunque tenían la excusa de que a los primerizos los marea el viaje.
Pero esa noche no fue algo que pudiera entrar en lo 'común', era lo que se dice 'un jodido mal momento' según Kanda, para que al inglés le atacará era fiebre que según Komui eran algo que se haría normal por los cambios en el organismo del albino, pero esta vez el azabache tenía una creciente preocupación que llegó a reflejarse en su semblante y que no pasó desapercibido por la nueva acompañante, ya que al ser una embarcación comercial, solo les pudieron ofrecer una habitación a los tres para descansar durante el viaje.
-Kanda-sensei, ¿le pasa algo malo a Allen-sama?
-Tsk, no es tu problema.
-Demo... parece que está sufriendo mucho- dijo la chica observando su semblante teñido por el carmín que era provocado por la creciente fiebre y el esfuerzo que realizaba al respirar bañado en su propio sudor -no soy una experta pero deberíamos bajar su fiebre o podría pasar algo malo.
-Tsk, eso lo sé... ¡rata!- llamó y el pequeño ser dorado salió de entre las maletas donde hace días se mantenía en reposo por órdenes de su amo -contacta con el cuatro ojos, rápido- el pequeño asintió frenéticamente y pronto indicó que ya tenía conectada la línea. -¡Oe! ¡cuatro ojos responde!
-<¿Eh...? ¿qué hora es...? ¿quién me despierta de mis cinco minutos de descanso...?>- contesto adormilado del otro lado de la línea.
-Tsk.
-<¿Kanda-kun? ¿le pasó algo a Allen?>- el chico de gafas entendió de inmediato que si Kanda era quien le llamaba en lugar de Allen que llamaba para saludar, era que algo debía estar pasando.
-Busca a Komui, rápido.
-<¡Hai!>- se podía escuchar los sonidos de pasos corriendo, tropezando con uno que otro buscador en su torpe andar, luego el sonido del abrir de una puerta y la voz del implicado llamando al supervisor de la orden, quien como siempre dormía profundamente sobre una cama de documentos esperando a ser firmados -<¡Komui-san! ¡Komui-san! Despierte por favor... etto... Lenalee se consiguió un novio...- dijo en un susurro audible por el golem -¡noo! ¡mi Lenalee noo!...>- a Kanda y Mariko del otro lado de la línea les resbalaba una gota por la nuca.
-¿Siempre es así?- le pregunto la castaña a su maestro en un susurro.
-Desgraciadamente. Tsk ¡Despierta de una vez maldito científico loco!
-<¿Kanda-kun?... ¿qué sucede?- dijo volviendo su tono de voz serio -¿es Allen?...>
-Lo es. Esta vez es peor que antes, nunca se había puesto así.
-<Mariko-chan está escuchando ¿no? descríbeme como se ve Allen, por favor...>
-¿Y-yo? b-bueno, él ha tenido fiebre desde esta mañana y ya es muy metida la noche, no se ha levantado de la cama y no ha querido comer, su fiebre es muy alta y además por su cara puedo asegurar que está sufriendo mucho.
-<Gracias Mariko-chan, eres muy observadora, me ha servido de mucho lo que me dices, Kanda-kun no es muy bueno expresándose. Bueno, volviendo a lo de Allen, es necesario que encuentren la manera de bajar su fiebre antes de que empiece a delirar o peor, que convulsione. Y Kanda-kun, necesito que entiendas la gravedad de lo que esto último conllevaría, 'lo puede perder' ¿entiendes? Y hagan que coma algo caliente...>
-Entendido.
-A-arigato... ¿por cierto como sabe de mi... etto...?
-<Ah, soy Komui Lee, el supervisor de la Orden Oscura, lo que pasa es que Allen me ha hablado de ti en sus informes, pero luego hablaremos de eso, por ahora concéntrense en Allen, llámenme de nuevo en la mañana o si pasa algo más.>
-Wakarimashita/Entendido- la chica fue la primera en ponerse en movimiento mientras la conversación siguió entre el azabache y el chino.
-Komui, ¿que tan probable es que algo le pase a 'ellos'?
-<Si no bajan su fiebre antes del amanecer, alta. Pero estoy seguro de que Mariko-chan sabrá que hacer para ayudarte.>
-Bien- la comunicación se cortó, y a los pocos segundos entró la castaña corriendo con un balde de agua fresca y un paño que solo Kami-sama sabe de dónde salió.
-Le pondré paños de agua para ayudar a bajar su fiebre, Kanda-sensei traiga algo de comer para el, recuerde, algo caliente.
-Tsk- normalmente habría protestado por que una 'mocosa' y aparte aprendiz le estuviera dando lo que se oí como una orden, pero es ese momento la preocupación creciente en su pecho era más grande que su orgullo, nunca tuvo tanto miedo de perder a alguien como ahora, en realidad nunca le importo.
Mientras la castaña atendía al albino este al sentir el paño fresco sobre sus sienes empezó a removerse inquieto, adolorido, entreabrió sus ojos un poco y vio todo borroso, se distinguía a duras penas la vela que alumbraba el interior de la habitación y la silueta de alguien frente a él, se dispuso a intercambiar palabras que salieron atropelladas y entre gemidos, preocupando a la chica que no entendía ya que nada de lo que pronunciaba era coherente hasta poco después del tercer intento.
-Yu... mgh... Yu...
-Allen-sama tranquilícese, tiene mucha fiebre y le puede hacer daño si no la hacemos bajar.
-¿Fie... bre...? ¿daño?... no... eso no... no quiero...
-Tranquilo, Kanda-sama ya fue por algo para que coma, sea paciente ¿sí? no tiene de que preocuparse- en realidad si lo tenía, podía estar un poco desconectado de la realidad pero era consciente de lo que estaba ocurriendo.
-No... Mariko... chan...- el albino por impulso de su cuerpo al sentir como el paño se tornaba para él algo helado intento removerlo.
-Hágame caso, si no bajamos la fiebre puede convulsionar- el chico se volvió a remover adolorido y soltando unos pocos alaridos que preocuparon a la chica -¿qué le pasa Allen-sama?
-Mi... b-bebé... que no le... pase nada...
Fue lo último que pronuncio antes de volver a quedar inconsciente y dejar perpleja a la castaña quien lo miraba consternada y asustaba -¿acaso había dicho 'bebé'? ¿como sería eso posible? ¿Kanda-sensei sabrá de qué habla?- fue lo que pasó por la mente de la chica que volvía a cambiar el paño en la frente del albino, luego destapó la ropa de exorcista del más joven general y comprobó'dos cosas con sus propios ojos, la primera es que Allen debía ser un chico por la clara inexistencia de pechos como los suyos, y la segunda, que estando acostado boca arriba, se podía notar un pequeño y casi imperceptible bulto en el estómago del albino, lo punzó delicadamente con su dedo y pudo sentir la firmeza de aquello, comprobando así que lo que el albino decía no era ninguna incoherencia producto de su fiebre, y en eso, llegó Kanda.
-¿Se puede saber que le haces?
-¡Kyaa! ¡Kanda-sensei! no me de esos sustos.
-Pregunte algo, kobito* (enana)
-¿¡K-kobito!?
-Me estoy empezando a cabrear- dijo el recién llegado dejando salir esa aura maligna que lo caracterizaba y que ya extrañaba dejar libre de atropellar a cualquier alma desamparada de los brazos de Dios que osará atravesarse en su camino.
-¡E-es que él... él dijo que no dejará que le pasará nada a su...!
-¿Su... qué?
-B-bebé. Debe estar alucinando, aunque quise comprobar y como noté que si es un chico me parece muy extraño que se le sienta una protuberancia como esta... he he... ¿debo estar loca para creer que algo así es posible, no Kanda-sensei?
-Sí es posible.
-¿Heh? ¿Eh? ¿¡¡¡Nani!!!?
-Cállate. Eres una kobito ruidosa. Sal- le indicó mientras se dirigía al mismo lugar por donde le dijo a la chica que saliera.
Mientras afuera Kanda se tomaba la molestia de explicarle a su ruidosa aprendiz la situación, en la cama de aquella pieza descansaba entre jadeos el albino inconsciente con el pequeño golem sobre sus blancos cabellos, de un momento a otro el chico despertó, parecía más calmado y se sentó en la cama con la pequeña bola dorada entre sus manos antes de hablarle.
-Cuanto tiempo sin verte, Timcampy...
Holis holis mis bellos exorcistas, ¿se asustaron? ¿pensaron que no iba a haber capítulo? Pues no, aquí está.
Una nueva exorcista ha aparecido y eso atraerá problemas para Kanda... (los dejo con la duda)
Allen despertó pero ¿estará alucinando? ¿a qué se refiere con eso del tiempo sin ver a Tim?
Esto y mucho más en el capítulo del próximo viernes, no olviden votar, comentar y añadir a la biblioteca si les esta gustando, siganme para ver mis demás fics y ver los datos curiosos que dejo por ahí en mi perfil (pueden preguntar lo que sea por ahí y les contesto)
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