Capítulo 13

.:: The Sweetest Thing ::.

#13

—¡¡Levántate, Xiao-Lang!!

Suspiro y ¡a la mierda! La cabeza me duele. Hace siglos que no tomaba whisky, mucho menos una rara combinación con cerveza y RedBull. Te odio Mei-Ling.

—¡Xiao-Lang! ¡Son las diez de la mañana! —Escucho correr las cortinas de mi dormitorio y al segundo siguiente una luz azota mi vista.

—Demonios, Mei-Ling, ¡¿qué pasa contigo?! —le grito. Cuando por fin abro mis ojos, la veo parada a un costado de mi cama con sus manos en la cintura, totalmente ceñuda.

—Ya es tarde y tenemos que salir.

—¿Qué? ¡No! No voy, quiero dormir. —Y coloco la cabeza debajo de la almohada. Tengo que huir de la luz.

—Hace un hermoso día y ¡ayer lo prometiste, Xiao-Lang! —Su voz chillona resuena en mi habitación y me satura los oídos. Dios, trágame tierra y escúpeme en Londres.

Cuando siento su peso sobre el colchón, sé lo que hará, y antes de que se atreva utilizo mis reflejos para sostenerle la mano:

—Ni siquiera lo intentes, Mei.

—Oh, el niño no puede soportar una broma, ¿no? —responde con tono burlón.

Aprieto con fuerza el puente de mi nariz y sopesando los pros y los contras de complacerla, porque estoy seguro de que si no me muevo de allí, ella es capaz de convertir una ventisca en un tornado, opto por tomar una ducha fría no sin antes devolverle el «detalle» que tuvo conmigo.

—¡Largo, Dájǐ-Xin!!

Ella sonríe, pero a la vez me asesina con la mirada. Sus rubíes brillan con malicia, con el reflejo de una daga de acero vivo.

Sí, cosita malévola, enójate.

Odia que la llame así, lo detesta.

—¡Aish! ¡Estúpido lobo!

Enojada me propina una patada. Mierda. Olvidé que ella es experta en artes marciales y que obtuvo su cinturón negro a los trece años al igual que Fuutie, mi hermana mayor, nada extraño para el Clan Li, linaje que proviene de la dinastía Tang.

La escucho abrir la puerta y cuando creo que ya se irá, me lanza un libro, el que seguro encontró en mi mesa de noche, maldita sea, ¡pesa! Es el de Lord Byron.

—¡Y cúbrete! —vuelve a lanzar una cosa hacía mí, esta vez es un cojín. Recién me doy cuenta de que estoy en bóxer.

Demonios. Nunca más, de los jamases confiaré en lo que Mei-Ling me dé para beber.

Diez o quince minutos después, cuando aparezco en la cocina, Eriol ya está listo con un buzo deportivo azul oscuro. Me extiende un plato con dos pastillas y una taza de café, bien cargado.

Ahora ya recuerdo por qué soy su amigo.

—Mira lo que tengo aquí. —Su voz confiada, me hace levantar la vista y descubrir a qué se debe tanta seguridad.

Él sostiene mi mirada y tuerce los labios con una media sonrisa. Está haciendo girar un balón de basketball sólo con su dedo índice:

—¿Listo para perder, Xiao?

—Hablas de ti seguro.

—Me encanta ese espíritu competitivo, chicos, ¡andando!

Nos montamos en el auto de Eriol y nos dirigimos al complejo deportivo de Shibuya. Es un espacio a cielo abierto que cuenta con canchas de tenis, basketball y football, a su costado hay un parque de considerable tamaño que tiene como atracción principal una laguna artificial con pequeños botes de madera. Cada domingo o cuando tengo tiempo, vengo a dar una vuelta por aquí. Sus extensas áreas me permiten correr lo equivalente a ocho kilómetros diarios y eso es muy bueno para mi presión arterial.

—Okay —dice Mei-Ling mirándonos por encima del hombro—, ¿verdad o reto?

Entorno los ojos, ¿eso no es de colegiales?

—¿Ah?

—Quien gana, decide qué hará el otro competidor. ¿Qué les parece?

—Ni mierda hago eso —respondo de inmediato. ¿Cómo voy a jugar algo así? Con la mala suerte que traigo, tendré que realizar cualquier estúpida idea que venga de esas dos mentes maquiavélicas.

—¡Por Dios, Li! ¿Tienes miedo? —pregunta Eriol, un poco asombrado. Pedante—. O quizá ya te resignaste a perder como pasó con la anterior apuesta. —Arquea una ceja.

¡Ja! El lentudo cree que le tengo miedo, sin embargo, al retarme así, despierta al animal competitivo que llevo dentro.

El primer enfrentamiento es entre Mei-Ling y Eriol. Mi prima es rápida y menuda y eso hace que el súper-poderoso-Hiragisawa esté a punto de perder. Lo único que nadie sabe, excepto yo, es la capacidad que tiene Eriol para desenvolverse en la pista sin tener que preocuparse por el balón, su estrategia es generar confianza en el oponente para luego, ganar tiempo con un rebote ofensivo hasta confundirlo con un dribbling de ataque. Y eso es lo que hizo, obtuvo su segunda oportunidad para tirar.

—¡Eso es trampa!

Son tres puntos más y Mei-Ling quiere matarlo.

En el segundo round, es mi turno de hacer leña a mi prima. Oh sí, nunca he disfrutado tanto el ganarle a esa pequeña demonio. De alguna manera tengo que cobrar mis horas de sueño perdido.

La tercera es entre el lentudo y yo. De nuestros ojos salen chispas. Estamos frente a frente.

—Más te vale ganar, Xiao-Lang porque aquí en el parque hay chicas bonitas y cualquier de ellas podría ser mi apuesta.

—¿Me obligarían a salir con una de ellas?

—Quizá —hace una pausa—, sólo que ese look...

Ladea la cabeza con desaprobación mientras sus ojos carmesíes van de Eriol hacía mi roída figura. ¡Me han levantado de la cama con jaqueca! ¿Qué más esperaba?

—De todos modos, lo haremos socializar hoy, Mei.

La azabache asiente. Casi me atoro con el agua.

—¿Podrían hablar de otra cosa?

—Vamos, Xiao, sabes que me preocupo por ti.

—Siempre es lo mismo —Suspiro con fastidio.

—Yo sólo soy otra víctima más de tus hermanas, Xiao. Transmito su desesperación —me responde con cara de corderito. Ruedo los ojos.

Sí, claro, esos ojitos acuosos ya los he visto, me martirizan en la oficina y ahora acá, pero ni la practicante-tesista ni mi prima podrán convencerme.

Es mi turno.

Eriol toma la delantera, quitándome el balón por la izquierda; pero falla y no anota. Aprovecho su desconcierto y voy por la pelota que aún gira sobre el aro para hacer mi alley-oop. ¿Quién es el perdedor ahora? ¡Ja! Sí así de fácil ganaré, debo ir pensando en su castigo. Quizá sea buen momento para obligarlo a decir la verdad sobre su repentino gusto por la decoración de interiores.

El juego se pone interesante. Ambos tenemos la misma cantidad de puntos y sólo nos quedan dos minutos. Mei-Ling nos mira asustada y yo, con confianza. Tengo una táctica que difícilmente alguien pueda superarme.

Encestando desde aquí, me aseguraré tres puntos más.

—Si sólo pudieras pensar con calma por una vez en tu vida, podrías lograr más cosas, amigo.

No le hago caso... ¿Qué debo pensar con más calma? No me dejo engañar y logro zafarme de su jugada. Tomo firmemente el balón con las dos manos formando una W y lo coloco a la altura del mentón. Observo mi objetivo, me elevo unos centímetros y lanzo...

¡No! No lanzo, Hiragisawa me quita la bola, da una vuelta y encesta de espaldas.

Maldito cuatro ojos.

—Entonces, ¿Qué decides, Eriol? —le pregunta Mei-Ling—. ¿Verdad o reto?

Esboza una sonrisa que ahora sí me hace sudar frío. Una combinación juguetona y maliciosa se asoma por sus orbes azules:

—Reto.

.

.

.

Notas:

Por aquí reportándome. ^-^ 

Me encanta el capítulo de SCC en la que Eriol y Shaoran juegan básket *-* Así que no pude negarme a hacer una escena así, además, nuestro gruñón es competitivo.

El siguiente capítulo lo subiré más tardecito. Ando del celular. 

Gracias por sus comentarios, ¡me encantan!

Besos, Lu.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top