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Hoseok había visto las señales, pero no podía creer en ellas.

Él, desde hace más de seis años atrás, había encerrado sus más oscuros y profundos deseos dentro de su cabeza. En el mar que era su mente escondía todos aquellos deseos, pensamientos e impulsos que la mayoría de las culturas creían que estaba mal, pero de vez en cuando todo aquello flotaba en la superficie como el petróleo, pudriendo las aguas, cuando algo sucedía y lo agarraba con la guardia baja.

Si alguien supiera y le preguntase cuándo empezó, realmente no sabría decirlo con certeza.

Sólo podía recordar la primera vez que fue consciente de sus sentimientos, hace más de siete años, en que esos pensamientos atacaron, tomando la forma de una nube roja y azul envolviéndolo todo, desde lo más profundo de su alma hasta el calor en sus mejillas, en su risa nerviosa o en su ceño fruncido.

Podía recordar perfectamente las palabras tan burlonas como inconscientes de Jimin diciendo: <<Hoseok hyung y Taehyung-ssi hacen una linda pareja, mírenlos>> y todos esos par de ojos mirándoles como si supieran algo que ellos dos no.

Pero en ese momento, Hoseok lo supo.

Lo tomó con humor, claro, en ese entonces faltaban días para el debut y solían hablar de varios temas referente al ojo público y ser un artista, además dormían en la misma habitación, se habían vuelto cercanos por los años que fueron entrenados juntos y su relación era normal, o tal vez, había sido demasiado notoria su cercanía. La química entre ellos era indudable. Había bastado realmente poco tiempo para que él se encariñara con todos.

Taehyung, antes de esa frase, no era especial.

¿Qué fue lo que pasó que cambió todo? Él nunca estuvo seguro. Sólo que, supo entonces, que Taehyung ya no era simplemente Taehyung.

Si algo podía decir antes del debut, era que se habían preparado mentalmente para todo gracias a todas las charlas con sus managers y con Bang PD-nim, el odio de los Haters, sasaengs, agendas apretadas, especulaciones sobre las relaciones entre los miembros que quedaban sólo en boca de los fans... todo lo que podía salir mal, incluso de sus propios pensamientos pesimistas. Creía que estaba preparado.

Pero si había algo de lo que no había estado preparado jamás, era de sus pensamientos sobre Taehyung. Eso lo sobrepasó.

Fue la primera vez que dudó sobre todo en su vida, aquellos pensamientos habían tomado la forma de una mano que terminó empujándolo a un interminable abismo, porque, ¿Cómo podría debutar en un grupo teniendo aquellos pensamientos y sentimientos sobre un miembro?, ¿Por qué Taehyung le había hecho cambiar?

Pero no sólo era eso, habían sido muchas más razones por las cuales quería tirar la toalla; porque así se sentía antes del debut, cada vez que miraba a otros amigos de su profesión debutando o siendo bailarines de apoyo de grandes artistas, viajando por el mundo, y su familia preguntándole cuándo iba a lograr que nacieran los frutos de todos sus esfuerzos o incluso comentarios en susurros de que él no era lo suficientemente bueno.

Desde antes de todo ese cambio en él, se aferraba a una sola frase que se había dicho así mismo para protegerse contra todas las inseguridades << Quiero ser bailarín, no importa qué tenga que hacer para lograrlo >>, y lo había hecho.

Había entrado a BigHit después de haber sido rechazado, una compañía pequeña, cálida y tan amable como exigente. Aunque las esperanzas de lograr debutar eran pocas, él se había aferrado a ellas.

Se había aferrado a la esperanza de su nombre artístico y había tomado lo que el mundo le había ofrecido a pesar de todo. Pero aquellos pensamientos, aquel deseo prendido como fuego dentro de sus entrañas hizo que todo lo que tenía claro empezase a caer como una pared frágil en un terremoto.

Todas sus inseguridades volvieron porque ya no sabía quién era él, porque estaba enfocado en sus deseos y pensamientos más primitivos en vez del futuro que le ofrecían.

Había descubierto algo que desconocía de sí mismo.

Sin embargo, había olvidado que sin importar lo que él deseara o de sus impulsos, estaban sus miembros. Y en aquella pequeña habitación con camas de litera que compartían, en la que Jungkook lloró, Namjoon corrió para hablar con los directores, Yoongi dio sus sinceras opiniones, Seokjin se quedó callado, Jimin se enojó y Taehyung lo miró como si fuera la idea más descabellada del mundo, se dio cuenta que él podría lidiar con eso. Que podía sacarlo de su sistema.

Porque los tenía a ellos.

Y se habían vuelto mucho más importantes que un deseo que le quemaba la piel cada vez que lo imaginaba. Un deseo fugaz como una vela prendida en la lluvia... y que no estaba bien, porque si lo estuviera, ¿Entonces por qué le provocaba tanto miedo?

Así que se quedó. Volvió a coger la toalla que había tirado, se había vuelto agarrar con fuerzas de las ramas de un árbol gigante que tendría que trepar y había vuelto a confiar en su nombre artístico. Si tenía a sus miembros, como chicos a prueba de balas, entonces no vacilaria. Se concentraría con todas sus fuerzas en lograr todas sus metas, porque no estaba solo. Tenía gente que lo apoyaba. Era parte de una familia.

Y así que enterró sus deseos.

Pero siempre ocurrían cosas, como aquel beso forzado en Rookie King después del debut. Los miembros se lo habían hecho fácil, tonteando y riéndose a sus cuestas, todos creyendo en aquella fachada que había formado de que sólo sentía afecto de hermano por el segundo maknae. Que él seguía siendo el Hoseok que conocieron, serio y divertido a la vez, y que aún seguía pensando en aquella novia en la escuela que lo abandonó por otro. Nadie podía imaginarse, ni siquiera él mismo, cuánto había disfrutado ese castigo.

Actuar le había sido fácil. Hacer como que no le gustaba o no le importaba, Hoseok era realmente bueno para actuar, porque para mentir era un desastre. Podía actuar como un hermano mayor, como un mejor amigo o un artista profesional, pero no podía mentirse así mismo ni a nadie más. El hecho de que quisiera a todos los miembros y no tuviera notorios favoritismos entre los cuatro tres menores que él lo había hecho fácil. Era fácil actuar como si sus ojos no se desviaran hacia Taehyung o, si lo hacían, era porque es su dongsaeng y todos lo encontraban condenadamente adorable y encantador.

Hoseok no era el único que había caído por él de cualquier forma, atraídos por esa singular manera de actuar, queriendo entrar en él para conocer el mundo a través de sus ojos. Se mantenía fuerte ante las tentaciones, había llegado demasiado lejos por sus sueños y no iba a dejar que nada ni nadie se interpusiera.

Mucho menos él mismo. Hoseok no tenía impulsos. Él sabía las consecuencias. Tal vez por eso tenía miedo.

Con los años se había tornado tan fácil como difícil, de extremo a extremo; fácil porque tenían agendas apretadas y en su tiempo libre apenas se veían, tenía su propio estudio, sus propios trabajos en solitario, y la mente de Hoseok se había ampliado lo suficiente para que sus deseos sobre Taehyung se vieran tapados por otros deseos, otras cosas.

Finalmente, aquel deseo se había debilitado con los años.

Lo había ocultado tan bien que a veces ni siquiera sabía si seguía existiendo.

Pero a veces venían a su mente las sensaciones, la tentación, y esos eran los momentos difíciles, en donde se acercaba inconscientemente, más de lo permitido, o estaba demasiado consciente sobre él que todo su cuerpo se crispaba.

Le gustaba, lo había aceptado. Le gustaba Kim Taehyung, pero aquel gustar siempre se vio minimizado por el amor sincero que le tenía como persona. Taehyung era su amigo, su compañero, su hermano.

Era mil cosas y nada a la vez.

Taehyung era un chico.

Hoseok se había prometido no perder la cabeza por algo como eso después de haber pasado su tiempo pre-debut asimilando, incluso cuando a veces la urgencia de tenerlo se volvía demasiado dolorosa, o cuando no existía en absoluto creyendo que lo había superado.

A veces creía que ya no tenía esos deseos, pero luego volvían solo con un pequeño acto de Taehyung, una mirada, un gesto o un toque que lo arruinaba todo y él tenía que volver a empezar de nuevo. Volver alejarse, a enfocarse en otra cosa, a la idea de que Taehyung no podía ser visto de esa forma o incluso si lo veía así, no podía hacer nada para cambiarlo.

- Hyung, ¿En qué estás pensando? -preguntó su dulce voz.

Se hizo esa pregunta un millón de veces antes <<¿En qué estoy pensando? >>, pero ninguna se parecía al timbre melodioso de Taehyung. Pero todas las respuestas siempre llevaban a él.












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